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113: Capítulo 113.
El material de ciber anzuelo 113: Capítulo 113.
El material de ciber anzuelo Editor: Nyoi-Bo Studio Las otras chicas en la oficina de secretarias tenían los ojos abiertos como una luna llena.
La conversación era peculiar y peligrosa.
Lu era la fría y rígida secretaria en jefe, y la hermana del presidente, y Lin le estaba hablaba de manera muy casual, ¿en su primer día de trabajo?
Eso era audaz, muy audaz.
—¡No seas tonta!
¡La tienda de ropa, por supuesto!
Necesito nuevas cosas para usar en la temporada entrante, sabes.
A veces deberías apreciar otros estilos de moda, quiero decir, estos conjuntos de oficina tuyos se ven maravillosos pero somos mujeres y las mujeres son los seres más increíbles y coloridos.
¡Te sentirás como una persona completamente diferente una vez que te cambies!¡Vamos!¡Vamos!—dijo Lin a la vez que jalaba de la manga de Lu, mientras le echaba un vistazo a su cuerpo—.
Hmm, aquí tenemos una hermosa modelo, ¡esta noche será una noche de moda!
Lu estaba indecisa ya que acababa de llegar de un gran drama que podía aplastar su compañía.
No podía dejar a Huo para irse de compras con la nueva de la empresa.
¿O sí?
¿Estaría bien Huo?
Fue entonces cuando Huo corrió, orgulloso, por la oficina.
Se iba a casa.
«A mí me parece que está bien», pensó Lu aliviada.
—Entonces vamos.
—Lin envolvió sus brazos alrededor suyo y se dirigió hacia el corredor—.
Oh mis hermanas, la señorita Lu y yo nos estamos yendo ahora, ¡lo siento pero podemos salir algún otro día!
Llegaron alegremente a la Plaza Festiva y fueron directamente a una tienda de ropa.
Bajo la fría luz y la música casual que sonaba de fondo, la chica nueva escogió una prenda al azar del perchero y la puso frente a Lu.
—No, no, no.
Tú eres la que está de compras, no yo.
—¡Bueno, tú también puedes ser mi espejo!¡Te había prometido darte una noche de moda!¡Debo conseguirte por lo menos una prenda hermosa!
Lin tomó una sudadera ancha con capucha y asintió a modo de aprobación.
—Confía en mi sentido de la moda.
Esto está destinado a ser tuyo.
Ve a probártelo, sin falda.
Lu quería rechazar su oferta amablemente pero la diseñadora de moda estaba tan determinada con su ideología sobre la moda que Lu finalmente cooperó y se cambió.
—Oh mi Lu —murmuró Lin mientras miraba las pálidas y largas piernas que se asomaban por debajo de la sudadera—, tienes unas piernas largas tan hermosas.
¡Qué proporción!
Era una prenda que le provocaba bastante vergüenza, su rostro se enrojeció y se volteó rápidamente.—Me lo voy a sacar.
—¡No lo hagas!
Es casual y a la moda, también es bastante refrescante.
¡Te queda bien!
Lin la empujó de vuelta hacia el espejo.
Ahí fue cuando Lu se percató de las letras que estaban cosidas en la sudadera.
H.
«¿Huo?».
La letra le hizo acordar a su diabólico esposo.
«¡Por Dios, NO!».
—Lo siento, Lin.
Este no es mi estilo.
Voy a pasar.
Ve a escoger algunas prendas.
Voy a ser tu espejo, aquí mismo.—Lu logró soltarse del agarre de Lin y se escabulló hacia el cambiador para cambiarse.
—Oh…—Lin no quería forzar a su nueva amiga así que la dejó ir.
Eventualmente escogió un par de pantalones—.
¡Vamos a otro lugar!
—dijo ella luego de pasar su tarjeta de crédito a la cajera.
Agarró la bolsa y salió rápidamente de la tienda con Lu.
Pasó por algunas otras tiendas, y Lu se dio cuenta de que Lin era una derrochadora.
La mayoría de las marcas que visitó eran bastante exclusivas y cada pieza podía costar fácilmente un ojo de la cara.
Ninguna persona recién graduada de la universidad podría haber costeado todas estas cosas.
Lu estaba bastante segura de que Lin había nacido en una cuna de plata, o por lo menos de bronce… Una hora más tarde, la chica de las compras, con 10 bolsas grandes en las manos, se autocoronó como la reina de las compras.
Comieron un bocado rápido en el centro comercial y pasaron las siguientes dos horas haciendo más compras.
La diseñadora de modas no se rindió con su extraordinaria modelo.
Le seguía arrojando algunas piezas para que se pruebe y,finalmente, pudo convencer a Lu para que se comprara una.
—¡Gracias por esta noche!
—sonrió Lin mientras le daba una palmadita a Lu en la espalda—.
¡Recuerda usar esto en la oficina mañana!
¡Debes hacerlo!
«Oh Dios…es posible que a mis piernas rotas no le quepan mis tacones, incluso menos una pieza nueva…».
El camino a casa fue largo sin las recomendaciones de moda de Lin.
Al llegar a la mansión, Lu se arrastró hasta la cama y colapsó.
Espera, algo parecía raro.
«¿Dónde está Huo?».
La habitación estaba callada mientras ella esperaba somnolientamente en su cama.
Se quedó dormida.
Y luego, al llegar la media noche, sintió una gran presión en su espalda.
No podía respirar.
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