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116: Capítulo 116.
Ven a mí y te lo diré 116: Capítulo 116.
Ven a mí y te lo diré Editor: Nyoi-Bo Studio —¡Le estoy diciendo la verdad!
No sé nada de esto, soy solo una entidad legal nominal.
Fue idea de mi hermano, me pidió que enviara la propuesta, ¡en realidad nunca acorde a hacerlo!
Me dijo que lo intentara, ¡que a lo mejor podríamos obtener ese proyecto para pedir un préstamo, y así expandir nuestra compañía!
SunYan probablemente nunca esperó que la propuesta involucrara al caballero oscuro del mercado.
Hablando con lógica, de haber sabido que la propuesta era de Thunderbolt Corp., él la hubiese enviado al basurero, lo hubiera vaciado y hubiera prendido fuego su computadora.
—Te puedes ir ahora —murmuró Huo Li con la computadora bajo su brazo mientras se iba de la sala de reuniones.
—Bueno, tu hermano sonaba más ambicioso que tú—dijo Lu, quien permanecía sentada.
—Él solo piensa cosas salvajes.
Nunca cosas prácticas.
Se pide días en el trabajo a su antojo.
Ni siquiera tenemos una oficina adecuada para nuestra compañía.
Ahora que lo pienso, ¡ni siquiera es una compañía oficial en primer lugar!
La creamos hace un tiempo y las cosas se fueron dando.
Por favor señorita secretaria, ayúdeme a decirle algunas palabras amables al presidente Huo.
Todavía tengo una hija en la escuela, y ella necesita ser alimentada.
¡No puedo ir a prisión!
SunYan rogó de manera penosa, probablemente estaba de duelo por su mala suerte.
—Te puedes ir.
Lu no podía prometer nada ya que pedirle al presidente Huo que le tenga consideración a un enemigo podría costarle la vida.
SunYan no se sentía tranquilo al dejar la oficina sin que la señorita secretaria le confirmara que todo estaría bien, pero la linda muchacha ya había abandonado la escena.
Lu fue a la oficina del presidente y, al entrar, la voz de este sonó maliciosamente.
—Y yo que pensé que tú estarías de acuerdo en implorar por él.
—No soy tan tonta como para ayudar a un completo extraño en tu contra.
Huo Li no se hallaba en la oficina del presidente.
Probablemente el Cerberus[1]del diablo ya se haya ido a cazar al hermanito de SunYan.
El correo electrónico había sido enviado desde un cibercafé.
Sería difícil saber quién había sido el verdadero emisor, es más, el correo podría haber sido enviado desde una cuenta falsa o incluso haber sido programado para que se envíe con un temporizador.
En otras palabras, Huo podría no descubrir nada, incluso si iba al cibercafé para fijarse en las cámaras de seguridad.
Si lograba atrapar a alguien, existía también la posibilidad de que ellos no hubieran sido los verdaderos culpables.
Sin embargo, Lu podía sentir que eran o Huang Dong o Mo Shan.
Después de lo que le había hecho, era lógico para ella asumir que la culpable era Mo Shan.
—¿Has inspeccionado la PC de Yu?—preguntó ella de repente.
—Ven a mí y te lo diré—dijo Huo a manera de juego, con sus cejas levantadas.
Su mirada la desvistió.
—Mi querido presidente, lamento informarle que estos días estoy muy ocupada investigando este caso desde “adentro”.—Sus piernas permanecieron pegadas al suelo, con un pequeño revoleo de ojos mientras se preguntaba por qué había ingresado a su oficina en primer lugar.
—Déjale el trabajo a alguien más.
Tu trabajo ahora es pensar seriamente en levantarte más la falda.
«Lin tiene buen gusto para la moda pero Lu lo viste mejor.
Hombre, esas piernas blancas rozándose frente a mí, no puedo…».
Lu cerró sus ojos con desprecio, ignorando su comentario de acoso sexual mientras miraba los documentos que se encontraban sobre la mesa, ninguno de los cuales había revisado el presidente desde que ella trabajaba allí.
El presidente prendió su computadora para ver la sala de reuniones a través de las cámaras.
Estaba vacía.
—Creo que lo que más necesitas es crear un robot que te ayude a firmar estos documentos así la compañía puede operar.
—¿De qué estás hablando?
¿No eres tú ese robot que hace el trabajo por mí?
—dijo Huo mientras se recostaba sobre su trono y haciéndole señas dijo—: Ven aquí.
—Si necesitas algo estaré en mi escritorio —dijo Lu y corrió por su vida hacia el mundo exterior.
¡Por Dios, eso es suficiente Huo para mí por hoy!
[1] Cerberus: En la mitología griega, Cerberus, a menudo llamado el “sabueso de Hades”, es un perro de varias cabezas que cuida las puertas del inframundo para evitar que los muertos se vayan.
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