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43: Capítulo 43.
Fiesta de cumpleaños VII 43: Capítulo 43.
Fiesta de cumpleaños VII Editor: Nyoi-Bo Studio El libro negro era virtualmente invisible, especialmente porque el propio dueño apenas lo había leído.
Era literalmente un adorno en la habitación.
Si no fuera que Lu había mirado casualmente a su alrededor, Huo Yunting podría haber caído en la trampa de Huang Dong.
Fue tomada desprevenida por un fuerte crujido de la puerta mientras inspeccionaba el dispositivo.
Lu pegó un salto y vi entrar a Huo Yunting.
Corrió hacia él y el hombre pensó que su esposa le estaba dando una cálida bienvenida como un cachorrito.
Huo sonrió.
«Tsk, tsk, tsk, ¿Quién está siendo dependiente ahora?
Parece que te recuperaste bien».
—Y yo —justo cuando él iba a burlarse de su chica nuevamente, Lu le tapó la boca agresivamente, casi provocando que se caiga.
Por un segundo, Huo pensó que la mujer estaba teniendo un episodio de baja azúcar en sangre, pero era una rara ocasión que ella le estuviera ofreciendo un abrazo.
Por lo tanto, él no debía dejar pasar esta oportunidad dorada de tener a su apasionada mujer.
Eventualmente, la envolvió en sus brazos y la contempló desde arriba.
Era la seducción más letal proviniendo de una mujer técnicamente desnuda con su camisa desabrochada, la cual revelaba una parte de las carnosas esferas de su interior.
Él casi no podía respirar.
Lu lo miró confundida, señalándole que la deje ir, casi demandándolo.
Pero luego de liberarla, Huo decidió acercarse mucho a su rostro.
Ella lo empujó rápidamente y señaló varias veces el escritorio, tirando de su brazo y con un dedo en medio de sus propios labios.
Él observó fijamente al escritorio con ojos entrecerrados, mientras que inconscientemente aflojo su agarre y dejó que la mujer lo guíe hasta su escritorio.
Lu apuntó al fondo del escritorio.
El silencioso código morse decía: —D-i-s-p-o-s-i-t-i-v-o-p-u-e-d-e-n-o-i-r-n-o-s.
Huo arqueó su espalda para poder observar cuidadosamente.
Cuando se levantó, sus ojos se oscurecieron.
Luego, Lu lo arrastró hasta su escritorio y, esta vez apuntó con su dedo índice al libro negro.
Él le echó un vistazo desinteresadamente y luego la abrazó de nuevo, mientras la acariciaba susurró: —Cariño, dime, ¿qué quieres como recompensa?
El abrazo fue inoportuno, y apret- apretado…
¡como el demonio!
Lu apenas podía respirar.
«¡Hay un dispositivo aquí idiota!
¡Caray, en serio no le tienes miedo a nada!
¿Qué audaces planes tienes en mente esta vez?».
Pero bueno, Huo Yunting la leyó, dado que había sacado su teléfono móvil y estaba llamando a Huo Li.
El fanático sí que era rápido y el golpe a la puerta sonó como un accidente de auto.
—Pasa —él irrumpió en la oficina con un barril de aislamiento.
La gente usualmente utiliza esos barriles para almacenar comida y esa asociación hizo que Lu se sintiera bastante hambrienta, por lo que se frotó su pequeña barriga.
«Dios, ahora podría comer un poco de arroz».
Extendió su mano, queriendo tomar ese barril, pero Huo Yunting lo arrebató mientras que su brazo la apretaba.
Sus ojos lanzaron una mirada al fondo del escritorio y, por supuesto, el fanático comprendió el gesto.
En silencio, tomó el paquete de herramientas que traía consigo y desinstaló los receptores.
Huo Li era bastante habilidoso para esto, en muy poco tiempo ya había removido ambos dispositivos.
Jugó con los dispositivos que tenía en su mano como si fueran juguetes —Tsk, ellos sí que tienen cosas finas.
Estos son dispositivos de calidad.
El área de transmisión que alcanzan es mucho más alta que la de la mayoría que se encuentra en el mercado.
¿Quién los instaló en la habitación de mi hermano Huo?
¿Quiere morir?
—Dime, cariño —dijo Huo Yunting mientras miraba a Lu en sus brazos, con una suave sonrisa dibujada en su rostro que por alguna razón la sorprendió.
—Huang Dong.
—Oh, ese hombre —Huo Li reconoció a la persona—, ¿no es ese el Humpty Dumpty que quiso deshacerse de ti?
«Oh wow, Humpty Dumpty, esto es muy cierto».
Lu no pudo evitar reírse, probablemente por la aprobación respecto a conocerlo.
La mente de Huo Yunting estaba rugiendo, demandando que ningún otro hombre fuera capaz de observar la belleza de una sonrisa así, por lo que miró a Huo Li y dijo: —Gracias, y ahora vete.
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