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81: Capítulo 81.
Una habitación curiosa.
81: Capítulo 81.
Una habitación curiosa.
Editor: Nyoi-Bo Studio Lu Zhaoyang siseó, su cuerpo se puso rígido; sus ojos estaban grandes, casi saltando de su cara.
Huo Yunting bostezó, y se frotó la cara al escucharla, tenía una expresión ligeramente molesta.
«¿Qué diablos está su… sucediendo…?
Can…
cansa…».
Zzzz….
¡Cerró sus ojos de nuevo!
Lu en un estado de pánico mordió con fuerza el brazo que la rodeaba.
¡Este hombre se iba a despertar por las buenas o por las malas!
«¡Ouch!».
Huo se despertó de inmediato, de un salto, mientras que Lu sacó de la cama toda la manta rápidamente.
—¡Huo Yunting!
¡Tienes que irte!
¡P-p-por la ventana!
—Lu había tenido la idea luego de mirar a su alrededor.
Lo empujó de la cama—.
¡Rápido!
—Su marido, luego de casi ser atrapado con las manos en la masa, arrastró sus pasos lentamente y se volvió hacia ella, sonrió, y le dio un beso en la mejilla.
Se estiró brevemente mientras se acercaba a la ventana, a pesar de tener solo un apretado bóxer, no estaba nervioso en lo absoluto.
Lu observó el piso cerca de la cama, la ropa de Huo seguía allí.
«¡Eres MUY útil Huo Yunting!».
La levantó y la envolvió en una manta antes de meterse en la cama otra vez, actuando como si hubiera sido privada de su sueño.
—Yang Yang, cariño, ¿estás dormida?
—la voz de la señora Xue sonaba confundida y con urgencia.
Huo Yunting estaba de pie junto a la ventana, disfrutando del sol de media mañana.
«¡¡¡VAMOS!!!».
Lu podía sentir como le estaba por explotar el corazón.
—¡Oh, buenos días mami!
Ya me he levantado.
¡No te preocupes!
—respondió la muchacha rápidamente, mirando furiosamente al despreocupado hombre que se encontraba junto a la ventana.
—Bueno, voy a entrar…
—el picaporte de la puerta giró.
Lu cambiaba su mirada entre la puerta y la ventana a velocidad de la luz.
¡Habían empujado la puerta!
«¿Huo?».
Él se había desvanecido de al lado de la ventana.
—Pfuu…—Lu estaba aliviada, aunque todavía estaban la remera y los pantalones bajo su frazada, los cuales debía cubrir.
Se cayó al instante y se quedó sobre la ropa, de espaldas a la puerta, y escuchó el ruido de las pantuflas sobre la alfombra acercándose.
—Ay, amor, ya eres una adulta trabajadora y de todos modos no pudiste salir de la cama a tiempo —dijo Madame Xue con una sonrisa sincera al ver a su hija como la pequeña niña que había criado por años.
—Esto se llama sueño rejuvenecedor mamá, y tú también deberías hacerlo.
¿Dormiste bien anoche?
—Lu estaba aconsejando a su madre, pero no se atrevía a levantar su cuerpo de la cama ni un centímetro.
La ropa de Huo era como un fuego, le quemaba su seguridad poco a poco.
También se le estaba pegando como una trampa de pegamento.
—Está bien, amorcito.
Conozco bien a Yunting.
Ya me he acostumbrado a sus palabras.
Sin embargo, a veces mami todavía se siente triste.
Mami trató tan duro de encajar, pero a Yunting nunca le importó.
La abuelita Huo ha regresado.
Ella es neutral, no me odia tanto, pero eso no quiere decir que le caigo bien.
—No te preocupes mami, es solo por lo que sucedió con su madre.
Estoy convencida de que las cosas mejorarán en el futuro.
—Mhm, bueno amor.
Levántate en cuanto puedas.
Su abuelita ya está abajo y está tomando su té.
Por eso era que había venido a despertar a su niña, si no, no le hubiera importado que su hija durmiera más.
—Bueno mamá.
Tú ve a hablarle y yo estaré allí en un minuto.
—Asegúrate de que ese minuto cuente —su madre asintió y salió de la habitación.
Lu se despertó y se lavó rápidamente.
Salió de su habitación de puntillas con la ropa de Huo en sus brazos.
Llegó a su habitación y lanzó la ropa en el piso, para luego correr abajo, sintiéndose aliviada.
Llegó a la sala de estar y allí encontró a Huo Yunting hablando alegremente con su abuelita.
No sabía de qué hablaban, pero al juzgar por las constantes risitas de la abuela, parecía que era sobre algo divertido.
Lu sabía que a pesar de todo Huo amaba a su abuelita.
Esta tenía un buen corazón.
Ella nunca había obligado a su nieto a que sea completamente agradable con Madam Xue.
Ella solo había pedido, más como un consejo, que sea neutral como ella y que actuara amigablemente sin lanzar palabras de odio dirigidas a Madam Xue.
Después de todo, era cortesía básica para vivir en sociedad.
Sin embargo, eso era extremadamente difícil… La familia desayunó, los cinco de ellos, Yunting y Lu, su padre y Madam Xue, junto con su abuela.
El aroma del tocino a la parrilla flotaba en el aire mientras los sonidos hechos por los palillos de metal hacían eco en la tranquila mesa de comedor.
Hubo algunas conversaciones que resultaron ser incómodamente concisas.
Uno por uno, los miembros salieron de la mesa con saludos y los cubiertos fueron recogidos por las criadas.
Lu era la última, terminó su último pedazo de tostada y comenzó a deambular en la espaciosa mansión de la familia Huo.
Exploró el corredor, pasando de una habitación a la otra, llamándolas conforme a su memoria.
«Mi habitación…
la habitación de Huo Yunting…
y… Hmm…».
Lu se detuvo.
Había una habitación que llamó su atención.
No recordaba a nadie que haya estado en esta habitación.
Por pura curiosidad, agarró el picaporte de la puerta, y luego de un gran profundo suspiro, la abrió.
Era una muy pequeña y ordenaba habitación.
Casi impecable, como si nunca nadie se hubiese quedado allí.
Parecía una habitación para invitados que venían ocasionalmente.
«Pero no recuerdo haberme quedado en ninguna de estas habitaciones, por lo menos no en este piso».
Lu entró en la habitación.
Una habitación verdaderamente curiosa.
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