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82: Capítulo 82.
Segundo amo 82: Capítulo 82.
Segundo amo Editor: Nyoi-Bo Studio El diseño de la habitación no era tan extravagante como el de las otras en la residencia Huo, pero era espaciosa y ordenada.
Todo estaba colocado en el lugar designado.
«El orden…
se siente casi como… no puede ser…».
El corazón de Lu se aceleró.
Bombeaba tan rápido que casi no podía respirar, la adrenalina le llegó a la cabeza mientras caminaba hacia el escritorio, donde halló un marco de foto parcialmente cubierto.
El suspenso se acumuló mientras ella estiraba su temblorosa mano para quitar esa sábana blanca.
Había una briza irracional que congeló su mano mientras ella vacilaba frente al escritorio.
La familiaridad la estaba sumergiendo, un nombre se estaba abriendo paso a través de su cerrada garganta.
Racionalmente quería negar todo lo que sentía, pero su instinto estaba golpeando el terreno, refutando la afirmación.
La ambivalencia de ambos, “sí” y “no”.
La punta de su dedo tocó la tela.
—Madam, ¿puedo preguntarle por qué está aquí?
—El marco fue arrebatado.
Estaba tan consumida por su intensidad que no se percató de la presencia de la criada, quien había entrado hacía unos pocos minutos.
—Dios…
—suspiró la criada.
—P-perdón solo estaba inspeccionando la mansión por primera vez —dijo Lu casi disculpándose, aunque sus ojos seguían pegados a ese curioso porta retrato—.
Um… si me lo permite…¿puedo preguntar quién es?
—Esta “era” la habitación del segundo amo.
El amo nos ha ordenado limpiar la habitación diariamente desde que el segundo amo murió.
Pero este lugar es de acceso restringido.
Lo siento señorita, pero debe marcharse.
—Lo siento…
no sabía que esta habitación le pertenecía al tío.
Aparentemente, la abuelita de Huo tenía dos hijos, uno era Huo Zhenning, la persona que se casó con Madam Xue, y el otro era este segundo amo misterioso, quien parecía haber sido una figura de autoridad en la milicia, aunque ya había fallecido.
Caminó hacia la puerta lentamente, tomándose su tiempo para echarle unas últimas miradas a la habitación, la cual ya le estaba dando nostalgia.
En cuanto más observaba la habitación, más teorías florecían en su cabeza como si fuese primavera.
«Si tan solo pudiese haber visto esa foto todo se habría resuelto.
Pero ya no puedo ingresar a esta habitación.
La primera vez pude pasar pretendiendo ser un intrigado huésped perdido, pero no la segunda vez».
Era tiempo para el almuerzo y todavía Lu no lograba concentrarse lo suficiente para comer.
Huo Yunting la miró y frunció sus labios.
—¿Está todo bien, mi querida hermana?
Pareces desconcertada, ¿ya quieres volver al trabajo?
—Bueno, después de todo, ese es mi deber.
—Sabía que la pregunta no era sincera.
Él solamente le había preguntado porque quería marcharse del maldito lugar, y como era de costumbre, llevó toda la atención hacia ella.
«Dios».
—¡Bueno!
Tu Hermano Mayor concederá tu deseo.
Nos regresaremos justo después del almuerzo —Huo sonrió como un emperador misericordioso.
—Mhm —Lu cerró el trato de inmediato ya que mañana sería un día importante.
Ella “debía” irse.
—Bueno, bueno, regrésense después de esto.
Ustedes jóvenes tienen mucho trabajo.
Yo me encargaré de tu padre —la abuela rio complacida al ver una interacción amorosa entre hermanos.
Se quedaron un rato después del almuerzo para hablar un poco con la abuela y luego se marcharon.
Llegaron a la ciudad cuando estaba anocheciendo, mucho después del horario de trabajo.
Así que se dirigieron a casa.
—Mañana estaré de licencia —dijo Lu y cerró la puerta de un golpe.
«No lo he perdonado por lo que hizo.
POSITIVA, ABSOLUTA E INEQUÍVOCAMENTE no estoy lista para ser penetrada».
—Knock knock —dijo Huo.
—Ugh, ¿quién está allí?
—El hombre con un juego de llaves —dijo Huo juguetonamente mientras se apoyaba contra la puerta.
No hubo respuesta por parte de ella, más que pasos más pesados y violentos que se desvanecían en su habitación.
—Suena como un “entra” para mi —Huo abrió la puerta y vio a su esposa quitándose la ropa.
Lu estaba caminando hacia el baño.
—Entonces…
—sus ojos brillaban mientras que caminaba hacia ella—.
¿Qué tipo de licencia es esa, mi querida empleada?
—BUENO, ¡todavía tengo asuntos personales que atender a pesar de ser tu esposa!
—Lu cerró la puerta del baño con una mirada amenazante y se puso su pijama—.
No me importa, NO iré a trabajar mañana.
¡Descuéntamelo del sueldo si quieres!
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