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227: 228 Pasado Olvidado – Parte 1 227: 228 Pasado Olvidado – Parte 1 Editor: Nyoi-Bo Studio Vivian no podía pensar con claridad al salir de la habitación del concejal o ¿Se suponía que tomarlo como su tío de sangre, quien era el hermano de su madre?

Su cabeza se sentía pesada, se le estaba formando un dolor de cabeza y en vez de volver al departamento donde Leonard y los otros estaban, fue al baño que estaba asignado para mujeres.

Con apenas unas pocas mujeres trabajando en el concejo, la habitación estaba vacía y las lágrimas empezaron a derramarse por sus ojos.

No sabía qué pensar.

Caminando hacia el fregadero cercano, puso ambas manos a cada lado mientras su cabeza caía hacia adelante.

Se consumió de conmoción con lo que acaba de descubrir.

Nunca le había querido conocer a su familia hasta que se enteró que pertenecía a una familia de vampiros de sangre pura.

Eso había despertado en su mente la esperanza acerca de la existencia de su familia, sobre cómo eran y si había más personas a las que podía llamar como si fueran su propia familia ¿Cómo no podría reconocer a su yo joven, ya que ambas eran la viva imagen de la otra?

Las lágrimas cayeron sobre el fregadero de piedra negra y seca que no se había usado en un tiempo ese día.

Su pecho se apretó mientras recordaba lo que vio en los recuerdos de Abel, su tío.

Se cubrió la cara con su mano, su cuerpo cayendo casi flojo mientras se deslizaba para ponerse en cuclillas en el suelo.

Más lágrimas cayeron mojando sus mejillas y su vestido.

Lloró cuando todo empezó a conectarse poco a poco.

Aunque ella no quería creerlo, era difícil no aceptar los hechos por todas partes.

Cuando se dio cuenta, su primer pensamiento se había ido instantáneamente a sus padres.

La hermana y el cuñado de Abel.

Un sudor frío se la empapó antes de que sus emociones empezaran a colisionar dentro de su mente.

Era una Harlow o fue una Harlow.

Ella era parte de la familia a la que había hallado repugnante por lo que habían hecho.

Debido a su único error, tantas vidas habían sido derribadas.

Si sus padres y su tío no hubieran liberado a las brujas, el Sr.

y la Sra.

Carmichael estarían vivos hoy y no habría tanta amargura en el corazón de Leo y la gente que lo rodeaba.

Sus propios padres habían hecho algo imperdonable, por lo que no había manera de que pudiera desahogarse de la pérdida que sentía ahora mismo ¿Cómo podía hacerlo si habían sido asesinados solo servir como un signo de justicia por lo que había pasado?

—¿Qué hago?

—se susurró a sí misma, incapaz de comprender la situación en la que se encontraba.

No fue su culpa, nunca lo fue, pero ¿Qué iba a hacer desde allí?

Los mismos padres que ella había estado buscando todo éste tiempo habían resultado ser las mismas personas que habían traicionado al concejo al liberar a las brujas negras.

Pero eso no fue lo que pasó, fue el hecho de que Leonard y el Señor de Bonelake habían matado a sus padres.

Ella había estado tan ansiosa, ansiosa de encontrar a sus padres para saber más sobre ellos para entender por qué la habían abandonado cuando era una niña pequeña ¿Fue porque se avergonzaban de que fuera humana?

Más lágrimas cayeron de sus ojos hasta que todo se volvió borroso.

Ella tuvo hipo mientras se desmoronaba.

Miró al espacio mientras el mismo pensamiento pasaba alrededor de su cabeza una y otra vez, hasta que su pecho empezó a doler de nuevo junto con su estómago.

El dolor comenzó a aumentar y fue como si su corazón estuviera tratando de mantenerse al día con el dolor interno y mental que sentía al querer sobrellevarlo, pero el dolor era demasiado.

Si Vivian no hubiera escuchado toda la historia de Leo, habría confundido todo el motivo y el asesinato que tuvo lugar.

Y aunque quería entender, emocionalmente se sintió herida porque Leo fue quien mató a sus padres.

Habían hecho mal, pero seguían siendo sus padres, los mismos padres que la habían abandonado cuando era una niña pequeña.

De pie, se miró al espejo para ver un reflejo borroso de sí misma.

Sus padres fueron asesinados.

Ella había oído la voz de otro niño aparte de ella cuando había estado allí escuchando la conversación de los hermanos.

Por un lado, ella sabía que Abel era soltero y no tenía hijos, lo que significaría que tenía un hermano.

Habían traicionado al concejo y si eso era así…

Ella cerró los ojos mientras más lágrimas caían sobre su rostro.

En su campo de trabajo, a Leonard se le había enseñado a matar a cada uno de ellos, y con lo que ella había oído antes, había una posibilidad de que él hubiera matado al hermano que ella tenía.

¿Pero mató a todos?

Todo eso mientras ella sólo había oído hablar de su participación en el asunto de la liberación de las brujas negras.

Limpiándose la cara rápidamente, salió del baño y se dirigió hacia el departamento.

Abriendo la puerta vio a Leonard levantar la cabeza de lo que estaba haciendo, antes de que la preocupación le arruinara la cara.

—¿Qué hizo Abel?

—la ira contorneó su cara, sus ojos oscureciéndose mientras ella lo miraba.

Aunque Vivian se había limpiado las lágrimas de la cara, las pequeñas gotas de agua que habían tocado sus pestañas aún permanecían, oscureciendo sus ya de por sí negros ojos.

Hueren y Datan, quienes estaban presentes en la habitación, miraron fijamente a la pareja, y más tarde sus ojos se posaron sobre la señora que acababa de llegar a la puerta.

Se había ido durante una hora para reunirse con el concejal Abel —Mis padres…

—su voz fue débil cuando pronunció esas dos palabras.

Las cejas de Leonard se juntaron antes de mirar a los dos hombres, luego escuchó sus sillas chirriar y raspar el piso antes de que salieran de la habitación para darle a la pareja la privacidad necesaria.

—Me enteré de lo de mis padres —y mientras lo decía, las lágrimas que había intentado se abrieron paso, salpicando sus mejillas que se habían vuelto color rosa.

—Shh —trató de calmar sus sollozos que rompieron sus delicados labios—, cálmate, Vivi —tomó su mano, pero Vivian escondió rápidamente su rostro en su pecho, cada sollozo que salía de su boca rompiendo su propio corazón.

Mientras Vivian lloraba en su pecho, Leonard alisó la parte posterior de su cabello en un intento por calmarla, pero sus sollozos y el hipo no pararon.

No se necesitaba al inteligente Leonard para descubrir lo que había pasado.

Ella había dicho que la causa de sus lágrimas era por sus padres.

Ella había averiguado quiénes eran sus padres y si Abel fue la persona que se lo reveló a través un recuerdo con su tacto…

Leo no estaba seguro de si su conclusión sobre el asunto era correcta, pero sí lo era, él no sabía qué decir.

—Por favor, dime que sólo los mataste a ellos —la oyó decir.

Vivian se apartó de su abrazo, limpiándose los ojos con la parte de atrás de la manga que se había mojado, y lo miró.

Vio su cara endurecerse ante lo que dijo, como si sus palabras hubieran confirmado sus pensamientos.

Soltando sus manos lentamente, ella se alejó de él, asustada de saber qué más había que saber—.

La vida es tan extraña, ¿no es así?

Los padres que he estado buscando resultaron muertos, y también fueron responsables de la muerte del Sr.

y la Sra.

Carmichael.

—Lo siento, Vivi —se disculpó por la pérdida que sintió.

Después de todo, él era la persona que se había ocupado personalmente de que los mataran terriblemente por lo que habían hecho y no se arrepintía.

Como dijo Vivian, ellos eran la razón por la que había caos en las cuatro tierras en ese momento y sabía cuánto caos se iba a extender a causa de su sola acción.

Vivian agitó la cabeza, sus ojos no se encontraron con los de él.

—Vi a mi madre allí dentro —confesó, con el corazón apesadumbrado al recordar lo que había visto—.

Nunca…

esperé descubrirlo de esta manera.

De haber sabido que esto es lo que iba a encontrar escarbando en el pasado, nunca pensaría en encontrarlos.

Ellos son responsables de lo que está sucediendo, pero, ¿por qué siento el dolor por lo que ha sucedido?

—le preguntó a Leo cuando se paró frente a ella.

Le secó los ojos, llenos de lágrimas: —No hay nada malo en lo que sientes.

Eran tus padres —dijo con cautela, no contento con la repentina revelación de lo que encontró, pero ¿Quién iba a decir que esas personas podrían llegar a ser los padres de su amada?

Era algo inesperado, una noticia inigualable.

—Ni siquiera los recuerdo —susurró ella al sentir que su mano se posaba sobre su mejilla, levantando su cara para que Leo pudiera mirarla a los ojos y hablar.

—Eras demasiado joven cuando Martha te llevó a la casa de los Carmichael.

Humana o no, no es fácil recordar los tiempos jóvenes, incluso los adultos olvidan los recuerdos de ese tiempo —la consoló—.

Ven a sentarte aquí —tiró de la silla y la hizo sentarse, tomó la jarra de la mesa, echó agua en el vaso antes de dárselo—.

Bébetelo.

Vivian tomó unos sorbos antes de ponerlo en la mesa, su respiración volviendo a la normalidad, ya que había terminado de sollozar, sus ojos volviendo a mirar al espacio, como el tiempo después de una fuerte lluvia que estaba llena de silencio.

—No maté a nadie ese día excepto a ellos por lo que hicieron —le transmitió la noticia, la esperanza le llenó los ojos y ella lo miró—, pero no creo que tuvieran otro hijo.

—¿Sólo yo?

—preguntó, tratando de recordar si lo que escuchó estaba ahí.

Estaba segura de que no lo había escuchado mal.

Estaba segura de que había oído el llanto de un niño que no provenía de ella.

—¿Viste a alguien más?

—preguntó Leonard.

—Oí a un niño.

Muy joven, tal vez un bebé —respondió antes de seguir diciendo—, creo que fue unos años antes de que me enviaran lejos —no quería mantener grandes esperanzas, pero no pudo evitar aferrarse a la pequeña familia que le quedaba y que no estaba involucrada en todo el calvario de las brujas negras.

—Puedo revisar algunos de los informes sobre ellos y obtener la información para mañana ¿Puedes esperar hasta entonces?

—le preguntó, para verla asentir con la cabeza.

—Sí —olfateó, recibiendo el pañuelo de él, se limpió los ojos primero y luego fue a sonarse la nariz.

Sintiendo la incomodidad en su pecho, no pudo evitar acobardarse.

Leonard, quien la había estado mirando atentamente, vio cómo la expresión pasaba por su rostro: —¿Qué pasa?

¿Te sientes mal?

—preguntó.

—Estoy bien —Vivian tomó el vaso que había colocado sobre la mesa, bebiendo el agua que quedaba allí antes de que el dolor se intensificara.

—Necesitas descansar.

¿No, Vivi?

—sus palabras fueron gentiles pero firmes mientras hablaba.

Anteriormente estaba la Hermana Isabelle para ayudarlos, pero ahora mismo no podía llevarla a un médico normal, ni siquiera a uno que se especializara en vampiro de sangre pura.

Vivian era humana, pero de vez en cuando había estado mostrando los raros rasgos de un vampiro, lo que le preocupaba.

Si se corriera la voz, no sólo atraería bruja, sino que habría complicaciones en caso de que se la sometiera a pruebas corporales.

Y si había algo que la gente tenía que saber allí, era que las pruebas experimentales nunca tenían éxito en un sesenta por ciento.

Fuente: Webnovel.com, actualizado en Leernovelas.com

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