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43: Capítulo 44.
La mansión de Lord Nicholas –Parte 2 43: Capítulo 44.
La mansión de Lord Nicholas –Parte 2 Editor: Nyoi-Bo Studio Vivian llenó los dos vasos con las jarras de sangre y alcohol que estaba colocada en la esquina de la habitación.
A los humanos que trabajaban para los vampiros de sangre pura, se les enseñaba a no estremecerse al ver sangre en jarras o vasos cuando servían, ya que ningún vampiro lo tomaría bien la expresión de asco de los criados cuando se trataba de algo que ellos consumían.
Utilizó la varilla de acero para mezclar el alcohol que echó en el vaso, y luego la colocó en la pequeña mesa.
—Señorita Vivian.
–la chica escuchó una voz familiar y se dio la vuelta con una sonrisa al ver que era Jerome Wells.
Su cabello rizado se veía más brillante que la última vez que lo había visto, y había pasado mucho tiempo desde ese entonces.
Luego de que los Señores Carmichael murieran, Jerome ya no había visitado la mansión, excepto para el funeral.
—Señor Wells.
–Vivian hizo una reverencia con su cabeza y luego la levantó.
–No sabía que usted también estaba invitado.
—Tuve unos negocios con el Señor, y tenía que verlo.
Cuando no tiene trabajo, no se lo encuentra sino en su mansión.
Mi hermano menor trabaja para el Señor de Valeria y necesitaba que yo le brinde cierta información.
Estoy tan sorprendido como usted.
–respondió Jerome echándole un vistazo a Leonard, que se veía ocupado en su conversación con el Señor por el momento.
–¿Lord Leonard ha cambiado a su asistente?
—Ah, no.
El asistente usual, tenía un requerimiento urgente que atender, por lo que he venido en su lugar.
Es solo por hoy.
–vio que el hombre asentía ante su respuesta.
—¿Cómo has estado?
Espero que bien.
–dijo Jerome, mirándola con un poco de preocupación que marcaba su frente.
—He estado bien, gracias por preguntar.
Recientemente hemos realizado un lugar en el patio trasero para plantar nuevas plantas.
–le informó al hombre, ya que generalmente hablaban de jardinería.
— aseguraré de pasar por la mansión en algún momento de esta semana.
—Eso sería grandioso.
—Debería.
–Leonard apareció y se paró al lado de Vivian.
–Hace tiempo que no lo he visto, Señor Wells.
—Duque Leonard.
–el vampiro lo saludó.
–He oído de su encuentro con las brujas negras.
¿Le ha ido bien?
—Sí.
Aunque yo deseaba perforar el pecho de las brujas con mis propias manos.
–los ojos de Vivian se abrieron ante las palabras de Leonard, y Jerome comentó: —Claro, pero estoy seguro de que el concejero no estaría feliz si lo hicieras.
—No creo que el concejero necesite saber cada detalle.
Me tiene mucha confianza y no dudaría de mis capacidades.
Se puede pasar por alto un pequeño inconveniente.
–dijo Leonard, levantando la barbilla.
—Debería ser cuidadoso, Duque.
He escuchado que el concejero puede reemplazar a cualquier miembro.
–para ese momento, Vivian, sin saber por qué, se sentía como si hubiese algo más entre los dos hombres, y que no estaban hablando exactamente sobre el concejero o las brujas.
El ambiente a su alrededor se sentía tenso, y ella estaba parada justo allí para no sentir la incomodidad que iba creciendo.
Para romper el hielo, ofreció la bebida que había preparado.
—Amo Leonard, su bebida.
–dijo Vivian, entregándole uno de los vasos.
—¿Has hecho otra para Lord Nicholas?
–vio que la chica asentía.
–Puedes ir y llevársela.
Vivian miró al Señor, preguntándose cómo se acercaría a él sin obstaculizar la conversación que estaba teniendo con unas mujeres.
Lord Nicholas era verdaderamente un caballero, se aseguraba de contestar a cada pregunta que le hacían, y siempre sonreía con una expresión gentil, sin importar cuánto lo molestaban con aquellas preguntas.
Aquello hacía que para todos fuera más fácil llamarlo su Señor.
Como si hubiera escuchado sus pensamientos, Lord Nicholas alzó la mano para que ella se acercara.
—¿Qué haces allí parada?
–le preguntó a Vivian.
—Disculpe, Señor.
–Vivian hizo una reverencia con la cabeza mientras miles de ojos se fijaban en ella.
—Nunca la he visto aquí.
–dijo una de las mujeres, a lo que la mujer que estaba a su lado respondió: —¿No ha venido con el Duque Leonard?
—Dios, ¿quieres decir que viene del conjunto de criados que asesinaron a la familia?
–murmuró la primera mujer, aunque Vivian la escuchó bien claro.
—Por ello nos dicen que no debemos entretener a los sirvientes.
Al fin y al cabo, están bajo nuestros pies, y deben ser mantenidos en su lugar.
–esta vez fue Lady Shirley quien habló.
Vivian no se había dado cuenta de que ella también estaba parada allí.
—¿No es así?
–les sonrió a los demás al preguntar.
—Todo lo que has dicho es verdad.
¿Y esa ropa que está puesta?
Es como si tratara de encajar.
–una de las amigas de Lady Shirley, que tenía una bebida en la mano, decidió, de la nada, derramar el líquido sobre el vestido de Vivian.
La mitad del contenido del vaso cayó al suelo, y el resto resbaló por el pecho de Vivian y manchó el vestido.
Un olor fuerte a sangre y alcohol ahora provenía del vestido verde claro, pero aquello no era lo que molestaba a Vivian.
Era la humillación, sin provocación frente de todos en la habitación, lo que la molestaba.
Sus ojos comenzaron a picarle debido a la vergüenza y la incomodidad.
—Ahora se ve mucho mejor, –comentó una de las mujeres, lo que provocó una oleada de risitas y carcajadas que hicieron que Vivian se sintiera pequeña.
—Aquello no era necesario, Señorita Ventress.
–Lord Nicholas miró a la mujer que había derramado su bebida sobre Vivian.
—Pero, Señor, ¿no cree que se ve mejor así?
Si no damos cuenta de su clase, nunca sabremos quién será el siguiente en ser asesinado.
—Ella tiene razón, Señor.
Debemos cuidarnos de los horrores de los que los humanos son capaces.
–agregó otra mujer.
—Creo que podemos dar cuenta de ello de otra forma.
–Leonard apareció, con sus ojos clavados en Vivian, que agachaba la cabeza y apretaba fuerte las manos.
El muchacho la podía ver temblar del shock.
—Pero— —Ya es suficiente, Señorita Ventress.
No solo está mal su atropello, sino que también ha manchado mi piso.
–las palabras de Lord Nicholas reprendían al grupo de mujeres.
Leonard se dirigió a Vivian: —Una de las criadas te ayudará a que te limpies.
Ve.
–no había ninguna emoción en su voz.
Lord Nicholas rápidamente chasqueó los dedos para que el mayordomo se llevara a la chica fuera del salón.
El Duque, no tuve que pensar quién había tirado de los hilos para que la Señorita Ventress derramara su bebida sobre Vivian.
Lady Shirley estaba parada allí, con una expresión inocente en su cara, como si no hubiera hecho nada y no estuviera al tanto de lo que estaba sucediendo.
¿Quién iba a decir que aquella mujer podría ser tan despreciable?
Ese era el tipo de mujer que más le disgustaba.
Malintencionadas, mentirosas y manipuladoras.
Lady Shirley había ido muy lejos.
Cuando Vivian había confesado lo del suéter, Leonard no había planeado dejarlo pasar.
Aquella era una de las razones por las que había llevado a Vivian consigo.
Para que ella presenciara algo.
Leonard nunca pasaba nada por alto, y tampoco dejaría pasar esto, especialmente si involucraba a su Bambi.
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