Brujo del mundo de magos - Capítulo 1138
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- Capítulo 1138 - 1138 Capítulo 1138 – La Liberación
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1138: Capítulo 1138 – La Liberación 1138: Capítulo 1138 – La Liberación Editor: Nyoi-Bo Studio El mundo retumbó cuando una espada purificadora de luz atacó, pero atravesó el aire inútilmente.
—¿Mmm?
Alguien que pudo penetrar mi habilidad para bloquear el espacio-tiempo…
¿Es un brujo o hechicero legendario?
—Rafiniya se puso muy seria mientras miraba a la persona que no había sido invitada.
—La sacerdotisa del Dios de la Masacre, Bárbara, saluda a la Dama de la Esperanza.
Esta persona es una seguidora de nuestro maestro, así que, por favor, retírense…
—una doncella nativa vestida con la túnica de un sacerdote apareció frente a Rafiniya.
Emitía la luz sagrada de un sacerdote legendario de forma excepcionalmente obvia.
Junto a ella había un cazador de diablos con gruesas cadenas enrolladas alrededor de los brazos.
El hombre tenía un aura oscura y ya había atrapado el brazo de Anya.
Él era el que la había salvado de Rafiniya.
—Tú…
eres de la Iglesia de la Serpiente Gigante…
—Anya se dio cuenta inmediatamente de la identidad de la persona que la había salvado y mostró una expresión esperanzada.
—Una persona que utiliza el poder maligno de los diablos…
—Rafiniya miró al cazador de diablos junto a Bárbara.
Tenía numerosas trenzas en el pelo y su piel bronceada y amarillenta lo identificaba como un nativo.
Lo más importante era que ella no podía determinar la fuerza de su aura.
¡Parecía que en realidad estaba mirando al infierno cuando lo miraba a él!
—¡Una leyenda!
¡Un cazador de diablos legendario!
—Rafiniya descubrió la identidad de esa persona en un instante.
Sólo alguien con una fuerza así podía hacer que ella sintiera tanto miedo.
La fuerza legendaria, especialmente la de los cazadores de diablos, era un aumento cualitativo en el poder.
¡Los cazadores de diablos necesitaban sellar diablos legendarios para alcanzar ese nivel de poder!
Esa persona tenía un poder legendario y, además de eso, ¡este se complementaba con una habilidad mágica equivalente!
¡El sólo hecho de haber ascendido era equivalente a las leyendas centenarias de altor rango!
Esos cazadores de diablos eran nuevos en los ejércitos de Leylin.
Habían aparecido después de que se apoderó de tres de los Nueve Infiernos.
Leylin había tomado a un grupo de diablos que se habían enfrentado a él y los había usado para tener un gran número de cazadores de diablos que estuvieran cerca de ascender.
El único problema era que había pocos cazadores de diablos calificados para alcanzar esa fuerza en ese momento.
La persona que obstaculizaba el camino de Rafiniya era alguien con mucha fuerza y estaba acompañada por una sacerdotisa legendaria.
—Iglesia de la Serpiente Gigante…
¿Deseas ayudar al mal e ir en contra de la justicia?
—Rafiniya se veía seria cuando la luz plateada sagrada apareció en la superficie de su armadura.
Hizo algunas señales secretas con las manos a los paladines detrás de ella.
—Ni siquiera intentes contactar a Nueva Luna Plateada…
¿Pensaste que no nos prepararíamos para eso?
—Bárbara hablaba el idioma utilizado en el continente de una manera muy articulada.
El conocimiento de todos los idiomas era una habilidad esencial para los sacerdotes—.
Ya he alterado el espacio aquí.
Olvídense de las señales de ayuda, incluso el poder de la fe se reducirá…
Las expresiones de los paladines cambiaron rápidamente, como para acentuar sus palabras.
Uno de ellos movió a Rafiniya a un lado y le susurró algo que hizo que esa paladina legendaria se tornara sombría.
—¡Fuego Infernal!
¡Garras de Confinamiento!
Un gran número de figuras oscuras salieron del bosque circundante y lanzaron hechizos diabólicos terroríficos.
Ni siquiera los caballos celestiales se atrevían a tocar el ardiente fuego infernal y los paladines que originalmente tenían la delantera estaban siendo constantemente forzados a alejarse.
—¡Cuántos profesionales de alto rango!
—la expresión de Rafiniya era muy oscura.
Formó una gran pantalla de luz que impidió el ataque de muchos cazadores de diablos.
Ella sabía muy bien que la única razón por la que podía persistir hasta ese punto era que la otra parte no quería llevar las cosas demasiado lejos.
Si no hubiera sido por eso, no habría durado mucho contra ese cazador de diablos legendario.
—¿Estás declarándole la guerra a nuestra iglesia?
— preguntó Rafiniya en voz alta.
—Je, je…
Una acusación como esa es bastante aterradora…
—Bárbara se burló, no estaba asustada en lo más mínimo—.
Rafiniya…
¡Te recuerdo!
—la sacerdotisa de repente miró el rostro de Rafiniya—.
Fuiste la caballera que una vez siguió a nuestro maestro en el norte.
Si bien su ser sagrado y santo ha cortado todo vínculo con tu ser mortal, tú le serviste en un momento.
Por ese motivo, puedes marcharte…
—¿Mmm?
—las palabras de Bárbara sorprendieron mucho a Rafiniya, especialmente cuando ella mencionó dejarlos ir.
—Rayos…
¿nos estás insultando?
—el rostro de un joven paladín rubio se enrojeció y su cuello pareció hincharse cuando tomó la empuñadura de su espada y se preparó para atacar.
—¡Espera!
—Rafiniya dejó inconsciente a ese joven e impulsivo niño descuidado e hizo que un paladín más adulto lo tomara.
—Este fue un error en mis planes.
No hay necesidad de más muertes sin sentido…
Los saqué de la ciudad y los llevaré de vuelta —Rafiniya respiró hondo—.
¡Vamos!
Incluso los paladines más fervientes habían aprendido a ceder.
Ese era un precio que Tyr tuvo aprender a pagar en el mundo mortal.
—¡No te diré adiós!
—Bárbara la saludó con una suave sonrisa, mientras el cazador de diablos que estaba cerca se burlaba.
… —¿Por qué no los mantuviste aquí?
—Anya se recostó a medias sobre el cazador de diablos cuando los paladines se fueron y los observó marcharse.
El cazador de diablos ignoró completamente el comportamiento halagador de Anya e hizo que su expresión se pusiera rígida y se volviera incómoda.
—Podríamos eliminarlos con nuestra fuerza, pero eso habría causado innumerables víctimas —Bárbara respondió en su lugar y salvó la situación.
—¡Estás siendo demasiado impertinente, Anya!
—se oyó una voz seria que sorprendió a Anya.
Vio a un hombre de mediana edad y cabello blanco salir lentamente de las sombras y reverenciarse ante Bárbara y el cazador de diablos legendario: —Mis señores, perdonen a mi hija por su ignorancia…
—Padre…
¿por qué estás aquí?
—preguntó Anya, impactada.
Ese era su padre, el maestro de la Familia Bane y el gerente del Grupo Comercial de Neón.
—¿No es todo para encargarme de este lío?
¡Rápido, discúlpate con los dos señores!
—Fagus miró enfadado a su hija.
¡Eran dos leyendas respaldadas por la verdadera iglesia de un dios!
Él comprendía muy bien cuán aterradora podía ser esa fuerza.
Mucho más importante: si la Iglesia de la Serpiente Gigante se sentía ofendida, la Familia Bane probablemente no tendría adónde ir en el norte, o ni siquiera en todo el plano material principal.
—Nuestra Familia Bane y el Grupo Comercial de Neón han jurado lealtad absoluta a la Iglesia de la Serpiente Gigante.
De aquí en adelante, ellos son nuestro benefactor…
—le recordó Fagus a Anya.
—Me disculpo, mis señores…
Yo…
Yo…—un rubor apareció en sus mejillas.
—¡Olvídalo!
Incluso nuestro maestro perdonaría los errores cometidos por los jóvenes…
—Bárbara se echó a reír mientras agitaba las manos—.
Además…
la razón por la que no los mantuve aquí no es principalmente porque ella y el maestro sean conocidos.
Después de todo, ella es un ser legendario y el Dios de la Justicia seguramente le prestará mucha atención.
Ya que hemos manipulado este espacio, hay una posibilidad bastante grande de que Luna Plateada y la Iglesia de Dios de la Justicia sepan el momento en que se desate una batalla…
El otro bando ya ha reunido a Elminster y un enorme grupo de leyendas de alto rango.
Con nuestra fuerza actual, todavía no podemos enfrentarnos a ellos…
—¡Es por eso que tenemos que irnos lo más rápido posible!
—ordenó el cazador de diablos, que había permanecido inexpresivo todo ese tiempo.
—Haremos lo que los señores sugieran —Fagus sonrió de forma halagadora, como si los adulara.
Eso provocó que Anya se sintiera resentida y aliviada al mismo tiempo.
Al menos las responsabilidades serias habían sido asumidas por la Iglesia de la Serpiente Gigante y ya no serían su problema.
—¿Qué hacen allí parados con la mirada perdida?
Empaquen, ¡nos vamos de inmediato!
—le gritó Fagus a los sirvientes que aún no se habían movido.
Solo entonces comprendieron lo que había sucedido y miraron a su maestro con una mirada incrédula.
Los eventos de ese día habían sido demasiado dañinos para su estado mental.
Primero fueron los paladines, y justo cuando pensaron que estaban en un problema del que era imposible escapar, su maestro llevó a un grupo aún más poderoso que expulsó a los paladines.
¡El Grupo Comercial de Neón era solo un negocio mediocre!
En ese momento, comenzaron a venerar a su amo.
Los sirvientes se movieron rápidamente y agradecidos empacaron todos los artículos que habían caído.
Fagus avanzó, tomó toda la esencia de sangre hecha de carne y alma y se la dio a los cazadores de diablos.
—La esencia de la sangre aquí es muy pura y sus características la hacen incompatible con objetos espaciales.
Si no se almacena en bolsas dimensionales u otros elementos de almacenamiento similares, pronto perderá sus efectos.
Se la debe guardar utilizando madera marcada con sangre…
Si no fuera por todo eso, no tendríamos esos problemas…
—Fagus suspiró mientras hablaba.
—Ajá, ¡vamos!
—después de recoger todo, Bárbara se dio la vuelta para marcharse, con padre e hija, Fagus y Anya, muy cerca.
El resto de los comerciantes siguieron la ruta original y se apresuraron hacia la siguiente ciudad.
Fuera lo que fuera, ya no tenían elementos prohibidos con ellos y ya no les temían a los controles.
Para Fagus y los otros superiores, tenían que sacar lo mejor de la situación.
Siempre y cuando los otros comerciantes pudieran quitarles la atención, aunque sea un poco, sería bueno.
Lo que les pasaba a todas esas personas no era su problema.
… En ese momento, dentro del reino divino de Leylin en Baator, el Dios de la Masacre vio a una personificación de Umberlee una vez más.
La Diosa del Océano tenía un aura aún más densa que antes; evidentemente se había vuelto más imponente después de consumir la divinidad de los Hombres Tiburón.
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