Brujo del mundo de magos - Capítulo 1146
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- Capítulo 1146 - 1146 Capítulo 1146 – El Exterminio
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1146: Capítulo 1146 – El Exterminio 1146: Capítulo 1146 – El Exterminio Editor: Nyoi-Bo Studio ¡Bang!
Bajo las miradas de muchos espectadores impotentes, la desesperación inundó la mirada del duque.
No obstante, su poder legendario no sirvió de nada, ya que su cuerpo explotó de repente.
La sangre y la carne se desparramaron por el lugar y el pus corrosivo que cubrió la barrera casi provocó que Alustriel y los demás vomitaran.
—Asesinar a un duque frente a nosotros…
¡Esta es una gran provocación!
—apareció una mirada seria en el rostro de Elminster.
Estaba decepcionado por no haber sido capaz de identificar al enemigo en los ojos del duque.
Poco después, esa seriedad se transformó en un miedo infinito.
El propio duque era un brujo legendario, pero había sido asesinado tan fácilmente…
¿Qué sucedería con todos los que estaban en el salón en ese momento?
—¡Informe!
—exclamó un Brujo de alto rango que entró tambaleándose con claros signos de pánico.
—¿Qué sucede?
—preguntó Elminster con el ceño fruncido, sobrepasando la autoridad de Alustriel.
—El conde Eric, Checov, el Vizconde Agar e incluso Dorwick y la Señora Mérida…
¡Acabamos de recibir la noticia de que todos han muerto!
El salón quedó completamente en silencio en un instante y todos observaron con una mirada perdida al lugar donde el duque legendario había explotado.
Eso quiere decir que…
¿todos los que tenían su linaje en Luna Plateada fueron eliminados en un instante?
pensó Elminster, que sintió un frío repentino en el aire que invadía su alma.
…
—Parece que las maldiciones de linaje del Mundo de los Magos funcionan bastante bien…
—Leylin apartó la mirada.
Ni siquiera aquellos que tenían un poder legendario podían resistir su ira.
A pesar de que había muchos seres poderosos alrededor del duque, él había muerto.
¡Ese era el terror del Mundo de los Magos!
Con la extinción de toda la sangre del duque, Leylin había anunciado a los dioses e influencias del norte que había llegado.
…
—¡Claramente nos está provocando!
Al ver los informes de muertes de la frenética ciudad, que nunca acababan, una mirada impávida apareció en el rostro de Rafiniya.
Sin embargo, obviamente era la calma antes de la tormenta.
Todos los que tenían una relación de sangre con el duque legendario habían muerto sin ninguna razón y ser testigos de esas muertes aterradoras había dejado perplejos a todos en Nueva Luna Plateada.
Al sumar los clones y los cuerpos verdaderos, como así también los descendientes del duque legendario y su familia, había cientos en Luna Plateada.
Además, muchos miembros de la familia habían muerto frente al público en general.
El alboroto que había causado la situación le permitió a otros villanos y aventureros con intenciones ocultas tomar ventaja y hacer que el caos se intensificara.
Para Rafiniya, a la que se le había encomendado mantener el orden público, era un insulto a su trabajo, ¡era una humillación que nunca se borraría!
—¡Envía a los paladines para que ayuden a la guarnición a estabilizar la situación!
Muchos paladines solemnes salieron a toda prisa de la iglesia e hicieron que todas las conspiraciones descabelladas cayeran en un instante.
No obstante, los débiles gemidos y lamentos en la ciudad, que se recuperaba poco a poco, hicieron que la expresión de Rafiniya se volviera aún más seria.
—Una maldición con cientos de víctimas…
Si no podemos atrapar al culpable, no podré justificarme con la Reina y los otros ciudadanos que confiaron en mí…
—Rafiniya rápidamente comenzó a especular sobre la verdadera mente maestra—.
¿El culpable fue un enemigo del duque?
¿Un brujo intentando acumular almas o un dios malvado intentando infundir miedo?
Rafiniya sabía perfectamente que, si ese incidente estaba relacionado con un dios, eso se convertiría en un enorme problema.
Sin embargo, el ideal de justicia en su corazón no le permitiría echarse atrás.
—¡Rafiniya!
—exclamó un cardenal mientras caminaba hacia ella con el rostro apesadumbrado—.
Acabamos de recibir la noticia de que otra familia en el Castillo Espada de Hierro ha llegado a su final y los síntomas fueron exactamente los mismos que los de la familia del duque…
—Podrá ser…
—las cejas de Rafiniya temblaron.
—Sí.
Es una rama de la familia del duque que se había separado hace cien años y se habían instalado en Castillo Espada de Hierro.
Incluso las distintas ramas murieron cuando el duque falleció y no se perdonó a niños o ancianos, aunque estuvieran en una iglesia en ese momento…
—un ligero rastro de un mal presagio apareció en los ojos del cardenal—.
La Iglesia nos dio las mismas noticias.
La rama en los reinos centrales también murió…
—Una maldición que puede afectar a todo el continente…
—murmuró Rafiniya.
—Ajá.
No sólo eso, hubo algunos casos de otros aristócratas en Luna Plateada e incluso algunos jardineros y muchachos de los establos.
Hay mucho pánico porque creen que se está propagando, pero nosotros sabemos por qué murieron…
—continuó el cardenal.
—Esos idiotas promiscuos, han tenido tantos hijos ilegítimos que ahora provocaron un enorme problema…
—Rafiniya estaba exultante en secreto.
El estilo de vida lujoso y desorganizado de la alta nobleza la fastidiaba.
—El problema principal es que incluso los descendientes de los que no estábamos al tanto fueron asesinados…
¡Este es el poder de un dios!
¡Un dios malvado ha declarado su llegada!
—dijo el cardinal con una seriedad total.
Rafiniya asintió como reconocimiento.
Sólo un dios verdadero podía liberar una maldición a gran escala así sobre el continente.
Ni siquiera los máximos Brujos legendarios podían ejercer un poder tan aterrador.
—¡Esos dioses malvados son la mayor amenaza para nuestra causa!
—Rafiniya apretó los puños, pero no vio la sonrisa amarga del cardenal.
No hay muchos dioses malvados capaces de exterminar a los descendientes a miles de kilómetros de distancia y todos son seres aterradores…
pensó el cardenal, que suspiró en secreto.
Con su entendimiento de los dioses, lógicamente comprendía el terror que representaba el que estaba detrás de eso.
Aun así, su expresión pronto regresó a la normalidad.
—Paladina Rafiniya, tu misión es la de ayudar a la Reina Alustriel a mantener la paz y la estabilidad dentro de la ciudad de Nueva Luna Plateada…
¿Quieres eludir tus tareas?
…
El rostro de Rafiniya se ensombreció en el instante en que el cardenal se marchó y desenvainó su espada larga escalofriantemente filosa.
Había percibido una clara advertencia en las palabras del cardenal, que le solicitaba que acepte un acuerdo.
¡Era como si la iglesia no planeara tomar cartas en el asunto frente a ese dios tan cruel!
Aunque Rafiniya sabía que, algunas veces, uno debía ceder y retroceder por el bien de la justicia, ese incidente había ido demasiado lejos.
—No me digas que incluso la Iglesia del Señor ha sido corrompida por la oscuridad…
Aunque sabía que no debía pensar de esa forma, un rastro de oscuridad invadió los pensamientos de Rafiniya.
Su expresión se deformó en la oscuridad y ese rastro rojo oscuro se volvió aún más brillante.
…
—Oh Señor…
Por favor, perdone mis pecados, no me castigue con esa maldición tan aterradora…
—No importa quién sea, Señor…
Por favor, protéjanos a Coco, Laffrey y a mí…
—Querido Señor…
Ruego para que usted termine rápidamente este desastre…
—Oh Señor, quienquiera que seas, sin importar de dónde vengas…
Gracias por exterminar al Conde Eric y vengar a mi familia…
La cantidad de fe dorada en el vacío se había multiplicado varias veces y Leylin había recibido muchas plegarias que cumplían con sus expectativas.
La terrible muerte de una familia protegida por seres legendarios había provocado un pánico masivo en Nueva Luna Plateada y solo los dioses tenían la capacidad de proteger y calmar a esos civiles.
Los fieles habían aumentado significativamente en Nueva Luna Plateada y la fuerza de la fe que ya estaba presente también se había intensificado.
Los aristócratas y hombres de negocios se volvieron más generosos en sus donaciones a las iglesias, como si eso pudiera evitar que la desgracia cayera sobre ellos.
Todos los dioses habían obtenido una gran cosecha e inevitablemente Leylin había devorado algo de esa fe dispersa.
Después de todo, extender el poder y el terror también podía aumentar la fe.
Simplemente era normal que las personas oraran al precursor de aquel desastre por miedo.
La Diosa de las Plagas y Umberlee adoptaron métodos similares para aumentar el número de fieles.
—Aunque esta línea de fe no es estable, se la puede considerar un gran reabastecimiento…
—las emociones de temor y gratitud siguieron la fe hacia Leylin.
Cada acción de un dios verdadero afectaba a todo el plano material principal y lo que había hecho Leylin podía ser considerado un tipo diferente de milagro.
Su fuego celestial y su dominio divino fueron fortalecidos por la inmensa fe que se acumuló dentro del cuerpo verdadero de Leylin.
De todos modos, él parecía apático, no parecía afectarle el fanatismo del mundo mortal.
—Ahora que se solucionó el asunto con el Grupo Comercial Lunanegra y los que lo respaldaban, no debería haber más obstáculos en mi plan.
La transacción con la Tribu Sangrenegra también debería acelerarse…
—a Leylin simplemente no le importaba un posible contraataque de los dioses buenos.
Alguien había profanado su divinidad, ¿cómo podría tolerarlo?
Ningún castigo sería considerado demasiado.
Es más, ¡él era un dios malvado!
Si no dejaba una senda de terror a cada lugar que iba, ¿sería digno de su reputación?