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Brujo del mundo de magos - Capítulo 12

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12: Capítulo 12 – Manos a la obra 12: Capítulo 12 – Manos a la obra Editor: Nyoi-Bo Studio [Calculando velocidad del viento y temperatura.

¡Cálculo de la trayectoria completo!] Leylin apretó el gatillo de la ballesta tras ver la trayectoria que le indicaba el Chip de I.A.

“Wush”.

La poderosa flecha de la ballesta salió despedida y el fuerte retroceso hizo que el brazo de Leylin se adormeciera.

¡Pu!

La flecha entró por el ojo izquierdo del lobo gigante y salió por su ojo derecho.

El lobo aulló dos veces y luego se desplomó en el suelo.

—Es increíble la ventaja que tengo con el Chip de I.A.

en esta clase de trabajos de alta precisión.

Una ballesta no es como un arco: lo único que tienes que hacer es apuntar y apretar el gatillo.

¡Es tan conveniente!

Leylin observó las diferencias entre el movimiento de la espada en cruz antes y el uso de la ballesta actual.

—Me parece que los ataques a larga distancia son más adecuados para mí.

Además, es mucho más seguro.

Solo que aún no sé cómo activar la fuerza vital de los caballeros.

¿Acaso será necesario tener una batalla realmente difícil para poder hacerlo?

Leylin nunca había usado una ballesta antes.

La primera razón por lo que lo hizo fue para desahogarse.

La segunda razón fue para tratar de activar la fuerza vital de los caballeros.

Desafortunadamente, él tenía el Chip de I.A.

como una de sus cartas y nunca había sido forzado a enfrentar una situación desesperante, de vida o muerte.

Por lo tanto, era incapaz de experimentar la fuerza vital, que se activaba solo en una situación de este tipo.

—¡Leylin, buen trabajo!

—dijo finalmente George, al tiempo que le daba a Leylin una palmadita en el hombro—.

De ahora en más, esta ballesta es tuya.

—¡Muchas gracias!

—dijo Leylin con una sonrisa.

Incluso si George no hubiera dicho nada, él igual habría tratado de conseguir la ballesta.

—¡Oh, Leylin!

Leylin mató a los lobos gigantes, Señor Leylin.

¡Señor Leylin!

¡Rápido, sálvanos!

En ese momento, más lobos gigantes entraron al campamento y los estudiantes corrían llorando hacia Leylin.

Gracias a la preparación previa por parte de George, las bajas en su bando fueron mínimas.

El lugar era considerado el más seguro, además del área alrededor de los de blanco, ya que los expertos George y Leylin eran Caballeros en preparación.

“¡Hu!” Ourin tomó grandes bocanadas de aire para bloquear con su espada al lobo gigante que saltó hacia él.

Por la gran fuerza del impacto, la espada en cruz salió despedida.

—Soy el heredero de mi hogar.

Todavía no disfrute de muchas cosas.

¿Cómo podría morir aquí?

Ourin soltó un rugido.

Dos de los compañeros a su lado ya habían muerto.

Las personas que quedaban, si aún vivían, ya habían escapado.

En ese momento, se escucharon gritos que hicieron que sus ojos se iluminaran: ¡Señor Leylin!

—¡Así es!

La Alianza Aulaga todavía tiene fuerzas y Leylin estaba siendo impresionante.

¡Él definitivamente puede salvarme!

Ourin no lo dudó ni un momento y comenzó a correr en su dirección.

—¡Leylin!

¡Señor Leylin!

¡Sálvame!

—¡De acuerdo!

Leylin preparó su ballesta, escuchó atentamente y dio un vistazo.

Era Ourin, después de todo.

El estado actual de Ourin era vergonzoso.

No solo había soltado la espada, todo su cuerpo estaba lleno de heridas y un lobo gigante lo acechaba.

—Es una lástima.

Acudiste a la persona equivocada.

¿Realmente pensaste que yo sería tan magnánimo?

—dijo Leylin con una sonrisa—.

Con los magos de blanco por aquí, no me atrevo a correr el riesgo de matar secretamente a alguien.

Pero si solo se trata de no poder salvarlos a tiempo, nadie tendrá problemas con eso.

Leylin observó a Ourin con su brillante sonrisa.

—¡Él me salvará!

¡Definitivamente!

—exclamó Ourin.

Se sintió más tranquilo al ver la sonrisa de Leylin.

Se alentaba a sí mismo sin parar y corría cada vez más rápido.

—¡Ohhhh!

¡Noooo!

En ese momento, Ourin vio con desesperación como Leylin disparaba la ballesta contra un lobo gigante que estaba del otro lado.

—¿¡Cómo…cómo pudiste hacer eso!?

La mente de Ourin quedó en blanco por un instante y tropezó con una roca, lo que lo hizo caer al suelo.

El lobo gigante que tenía detrás arremetió contra él.

Le clavó sus dientes y la sangre comenzó a correr sin parar…

—¡Gracias!

Del otro lado, la chica que Leylin salvó corría hacia él para agradecerle.

—¡Gracias!

—exclamó.

—No tienes que agradecerme —le respondió Leylin con una sonrisa.

Del otro lado, Lilith observó a Leylin con la cara enrojecida, y luego bajó la cabeza.

Se oía un sonido silbante.

George miró a Lilith y lanzó una mirada de “tú me entiendes” a Leylin.

—La situación está así, pero tu personalidad no ha cambiado, George.

—Incluso si caigo en el abismo de la muerte, no puedes detener mis deseos de un bello romance —George hablaba con el tono de un mártir, como si no le tuviera miedo a la muerte.

—No morirás, los de blanco actuarán pronto —Leylin lo miró con fastidio.

A pesar de que el campo de batalla era un caos, los lobos gigantes tenían un sexto sentido increíble, nunca molestaron a los tres magos de vestiduras blancas que formaban un extraño círculo.

E incluso en medio del ruido, Leylin pudo usar los cinco sentidos, potenciados por el Chip de I.A., para escuchar la conversación de los magos de blanco.

Tal vez ellos ni siquiera lo escondían.

—Crow, ¿todavía no vamos a actuar?

Los discípulos han sufrido muchas bajas y eso disminuirá nuestra marca.

Se oyó la voz de una mujer: —Relájense, relájense.

Estuve contando.

Hasta ahora solo han muerto diez.

Todavía no se superó el límite.

Una voz un tanto cínica se oyó desde la distancia.

Era la voz de un hombre.

—Pero, aun así, están llegando al límite, actúen rápido.

Yo aún tengo que determinar el modelo de estabilidad para esta técnica.

¡Maldición!

La energía negativa que hay aquí es demasiado grande.

Es simplemente imposible finalizar con la construcción del Tokerwuree.

—¡Entonces yo lo haré!

—dijo el hombre de blanco que aún no había hablado, y se puso de pie.

—Estos magos misteriosos.

Se rumorea que ellos son capaces de manipular las fuerzas de la naturaleza.

Leylin miró fijamente al hombre de blanco.

—Todos ustedes, bestias inferiores y estúpidas, realmente se atreven a molestar al resto de los venerados Señores Magos.

¡Sólo la muerte puede ser su hogar, para toda la eternidad!

¡Mazzerda, Karachi!

Mientras el hombre de blanco entonaba su canto, Leylin escuchó al Chip de I.A.

sonar descontroladamente: [¡ALERTA!

¡ALERTA!

Fuente de radiación descubierta.

Área de energía negativa descubierta.

Sugerencia: aléjese de inmediato.] Las brillantes palabras en color rojo eran obvias, pero Leylin no estaba asustado como para retroceder.

Tan solo recordaba una y otra vez el canto del hombre de blanco.

—No parece ser el lenguaje del continente, sino uno muy antiguo —pensó.

—Parece un trabalenguas, ¿los magos usan este tipo de lenguaje en sus cantos?

Cuando el hombre de blanco se paró, los lobos gigantes a su alrededor se retiraron, como si hubieran encontrado a un enemigo natural.

—¡Bola de fuego de energía secundaria!

Cuando terminaron su canto, una bola de fuego apareció de la nada en la mano del hombre.

De acuerdo a los cálculos del Chip de I.A., la bola de fuego tenía al menos una temperatura de mil grados y hacía que el espacio que la rodeaba se viera ligeramente distorsionado.

La bola de fuego dejó un rastro flameante y aterrizó en el corazón del lobo.

¡Bum!

—Esto es malo.

¡Rápido, agáchense!

—gritó Leylin.

Desafortunadamente, ya era muy tarde.

No importó si eran lobos o discípulos los que estaban alrededor, todos fueron derribados.

Se oyó una fuerte explosión que trajo consigo una ola de calor.

—¡Puff!

¡Pui pui!

—Leylin se levantó del suelo y escupió con prisa la tierra y pasto que tenía en la boca.

En ese momento, estaba tan cubierto de tierra que parecía haber salido arrastrándose de un barrial.

—De acuerdo a los cálculos del Chip de I.A., en aquel área debía estar el jefe de los lobos gigantes, sssss…

Leylin trepó al carruaje.

Dirigió su mirada hacia el lugar donde acababa de atacar el mago y no pudo evitar tomar una gran bocanada de aire.

Solo podía ver que, donde la bola de fuego había caído, había ahora un gran hoyo de fuego de unos tres metros de largo y ancho y dos metros de profundidad.

Los lobos gigantes que se encontraban en esa zona eran ahora carbón quemado.

Soltaron un quejido, para luego escapar velozmente.

—Tiene el cuerpo de un humano, ¡pero es capaz de atacar con semejante alcance!

¿Es esta la fuerza de un mago?

—pensó Leylin.

Observó al mago de blanco, sus ojos brillaban con pasión.

—La fuerza de un mago, ¡debo obtenerla!

—¡Rápido, limpien el campo de batalla!

—dijo el hombre de blanco, ignorando las miradas ardientes de los discípulos a su alrededor.

Volvió a su lugar original, donde se encontraban los otros dos magos.

Al pasar frente al cuerpo de Ourin, se detuvo.

Tomó una pequeña bolsa dorada del pecho de Ourin y la colocó en el suyo.

—Esa…

¡Esa es la bolsa donde Ourin guardaba sus cristales mágicos!

—pensó Leylin.

Sus pupilas se encogieron.

Evaluación, límite, cristales mágicos…

La mente de Leylin iba cada vez más rápido.

—Parece que estos Magos recibieron una tarea, por eso nos acompañaron a nosotros, los discípulos —pensó Leylin.

—Parece que hay un número de muertes que, de superarse, habría bajado la marca en su evaluación y reduciría sus recompensas.

Y parece que subestimé un poco el valor de los cristales mágicos.

¡Esos Magos de blanco probablemente dejaron morir a los discípulos porque pensaban quedarse con sus cristales mágicos!

Por suerte, ahora que el número de discípulos muertos alcanzó un límite peligroso, estaremos a salvo.

Luego de pensar con claridad, el rostro de Leylin empalideció.

—¿Es este el mundo de los magos?

Lógico hasta el punto de ser frío.

Frío hasta el punto de ser apático —pensó.

—Oigan todos, empaquen sus cosas rápido, así podemos continuar el viaje.

El olor a sangre que hay aquí atraerá a otros depredadores —dijo Ángelo, el caballero de negro.

Luego se quitó la ropa que había destrozado al activar su habilidad secreta.

El sudor caía por su cara incesantemente mientras intentaba recuperar el aliento.

Se veía algo debilitado.

Los ojos de Leylin brillaron, y pensó: —Parece que se debe pagar un precio para activar la habilidad secreta de los caballeros.

—¡Ey Leylin, mira!

Justo cuando Leylin iba a entrar al carruaje, George se escabulló y secretamente señaló a un lado.

En otro carruaje color negro estaba sentada Bessita, con las piernas abrazadas.

Había manchas de sangre en su hombro y parecía haber estado llorando.

—Ourin siempre fue el “guardián de las flores” número uno de Bessita.

Ahora que casi todo su grupo ha muerto, su situación no parece nada buena —le dijo George al oído, insinuando que había llegado el momento de Leylin.

—Ya he perdido el interés en ella.

De todos modos, estamos en un grave peligro, ¿podrías controlar un poco tu parte de abajo?

Leylin no sabía realmente qué decir.

Señaló el cuello de la camisa de George, donde había marcas de lápiz labial.

No tenía idea en qué momento esta bestia había tenido tiempo de acostarse con alguien.

—Je…

Hermano, es en estos momentos de peligro en que nosotros, los caballeros en preparación, podemos mostrar nuestro poderío.

Y las chicas siempre tienen buena voluntad con los hombres que las salvan.

¡Es la más básica de las técnicas!

George tomó de su pecho algo parecido a un pañuelo, mostrando su cosecha de forma engreída.

—¿Ves?

Sólo en el día de hoy, gané la voluntad de tres señoritas…

—Sí…

Leylin no tenía nada para decir.

Pensaba en su pasado como mujeriego.

Parece que el Leylin anterior usaba la fuerza siempre que conocía a una chica y le gustaba, en serio…

—Está bien, es hora de irnos —dijeron.

Leylin vio a los caballeros de negro juntar los cuerpos de los discípulos.

Tomaron varios cristales mágicos, se los dieron a los magos de blanco y luego cambiaron rápidamente de tema.

Fuente: Webnovel.com, actualizado en Novelasya.com

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