Brujo del mundo de magos - Capítulo 55
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55: Capítulo 55 – Los Halcones de Roran 55: Capítulo 55 – Los Halcones de Roran Editor: Nyoi-Bo Studio A la mañana siguiente, el asistente guió a Leylin hasta el mercado de trabajo de la ciudad de Roran, que se encontraba al lado del castillo del señor de la ciudad, por lo que había bastante seguridad pública.
Por lo menos Leylin no había visto ninguna pelea allí.
Mucha gente observó a Leylin y a su grupo en el camino.
Estaban interesados especialmente en Anna, que iba detrás de Leylin.
Su belleza era extraordinaria y más ahora que se había arreglado.
Afortunadamente, no intentaron hacer nada, ya que tenían algo de miedo por Greem, que llevaba una armadura de acero.
—Señor, este es el mercado de trabajo de la ciudad de Roran.
Aquí podrá encontrar a quienes necesite y además puede publicar cualquier misión que requiera contratar a alguien…
—explicó el asistente al grupo de Leylin.
Fraser no los acompañaba, Leylin hizo que se quedara en la posada para cuidar del carruaje y los caballos.
Aunque Leylin llevaba consigo sus posesiones más importantes, como los ingredientes para las pociones y los cristales mágicos, perder algunos objetos como monedas de oro sería bastante problemático.
Leylin examinó el mercado de trabajo frente a él.
Podía ver un gran terreno, donde empleados de establo, mercenarios, etc.
esperaban en cuclillas que algún empleador los contratara.
Leylin sabía que tenía que haber un mercado de esclavos también, pero no podía estar allí a plena luz del día.
Después de todo, hasta un mercado de magos debía organizar el suyo en secreto.
Aunque esto estaba dentro de los planes de Leylin.
Ya que solo quería contratar a algunos asistentes, sus requisitos eran bajos.
—Joven Señor, ¿puedo ayudarlo?
Cuando Leylin entró al mercado, una muchedumbre de mercaderes y comerciantes se arremolinaron a su alrededor.
Estaban claramente enceguecidos por la magnífica vestimenta de Leylin y gritaban con voz ronca tratando de promocionar sus productos.
—Necesito que un grupo de mercenarios me escolte hasta la Ciudad de la Noche Extrema y que vigile mi propiedad allí.
La duración del contrato será de al menos dos años.
Leylin dejó claro sus requisitos ante los fervientes comerciantes.
Cuando llegó a aquella parte del continente, Leylin comprendió que las novelas que había leído en su mundo anterior acerca de grupos de mercenarios y pandillas de bandidos eran puras tonterías.
Salvo algunas grandes ciudades que Leylin todavía no había visitado, en los mercados de las ciudades más pequeñas, como Roran, no había tales grupos.
Aquellos trabajos, asesinatos o misiones parecidas, se arreglaban en bares locales u oficinas, algunos lugares eran realmente estrambóticos.
—Después de todo, los costos tenían que ser tenidos en cuenta y, si la recompensa ni siquiera cubría los costos de la operación, no habría ningún tonto que deseara tirar sus monedas de oro al agua.
—Entonces, ¿puedo preguntar si tiene algún requisito en relación al número de escoltas y su fuerza?
—preguntó con voz muy alta un hombre flaco totalmente pelado que se abrió paso entre los empujones de los comerciantes.
—El número de personas, ¿eh?
¡Entre 10 y 15!
Su fuerza solo debe ser equivalente a los números de los guardias promedio.
¡Mi único requisito es la lealtad y el honor!
Ya que la misión durará más de dos años, tendré que hacer un contrato.
Se les pagará mensualmente —respondió Leylin de forma seca.
—En ese caso, tengo aquí un grupo de mercenarios que cumple con tus requisitos —dijo el comerciante calvo con una sonrisa—.
El grupo de mercenarios los “Halcones de Roran” acaban de terminar sus vacaciones.
Además, son ciudadanos de la ciudad de Roran, por lo que su reputación está asegurada —explicó el comerciante calvo.
Leylin se percató de que cuando el pelado mencionó a los Halcones de Roran, la multitud hizo silencio.
Había incluso miradas de envidia y respeto.
Parecía que los Halcones de Roran tenían una gran reputación por allí.
—Muy bien.
Tráemelos y les daré un vistazo.
Te daré tu comisión más tarde —dijo Leylin.
—Por favor, sígame.
El comerciante calvo guió a Leylin hasta afuera del mercado.
Una vez que el asistente en la posada recibió su moneda de oro, se despidió.
Anna y Greem caminaban atrás de Leylin, siguiéndolo de cerca.
Aquel grupo de cuatro caminó por más o menos media hora hasta llegar a la parte sur de la ciudad.
Al llegar, vieron que los edificios de los alrededores habían sido construidos de forma diferente.
La parte central de la ciudad había sido construida tomando como base el castillo del Señor, por lo que los edificios eran extremadamente imponentes y dignos de respeto.
Los edificios de la parte sur, en cambio, eran de muchos colores y estilos variados.
Se parecía más a una zona residencial.
—Este parece ser el lugar donde los ciudadanos libres de la ciudad se reúnen —murmuró Leylin mientras observaba a las piedras que formaban la vereda, una pequeña terraza con flores y una lámpara hecha de piedra.
—Tiene usted buena vista, señor.
Aquellos que viven aquí son en su mayoría comerciantes y ciudadanos libres de la ciudad de Roran.
Los Halcones de Roran también residen aquí.
—No nos estarás llevando al campo de entrenamiento de este grupo de mercenarios, ¿verdad?
—preguntó Greem desde un costado.
—¡Respetado señor!
Los Halcones de Roran son solo un pequeño grupo de mercenarios, su número no es mayor a 30.
Solo son conocidos dentro de la ciudad de Roran.
Son simplemente una alianza que formó casualmente su líder.
El costo de alquilar un espacio para entrenar se llevaría todas las ganancias de sus misiones.
Entonces, ¿por qué lo harían?
—dijo el pelado con una sonrisa burlona—.
Normalmente, sus miembros están ocupados con sus propios asuntos y solo se reúnen cuando reciben una misión —el pelado miró a Leylin y sonrió a manera de disculpa—.
Aunque Los Halcones de Roran son pocos en número, la mayoría de ellos son soldados retirados.
Además, su líder fue alguna vez un líder de rango medio en el ejército, y su fuerza no es mala…
Era claro que el pelado estaba preocupado por que Leylin tuviera prejuicios en contra de aquellos mercenarios, pero no podía ocultar aquellos asuntos, por lo que lo mejor era decirlos antes de que los descubriera.
—Un líder de rango medio del ejército, ¿eh?
¡No puedo esperar a conocerlo!
—exclamó Leylin con una sonrisa.
No le importaba mucho a quién contrataría en Roran, ya que su función principal sería hacer mandados para él.
—¡Hemos llegado!
El pelado había llevado a Leylin y los demás al frente de una residencia de dos pisos.
Había un pequeño estanque y un jardín y la rodeaba una valla de madera.
Había unas flores blancas cuyos pétalos eran extremadamente pequeños, que emanaba un denso aroma.
Una mujer de mediana edad las estaba regando.
—Hola, Señora Lariette.
¿Está Fayern aquí?
¡Le traigo unos negocios!
—le dijo el pelado a la mujer.
—Por supuesto que está aquí, mi querido amigo.
Antes de que la mujer pudiera terminar su respuesta, se oyó una voz valiente y sin ataduras que provenía del interior de la casa.
Un hombre robusto con una remera blanca salió y abrazó al pelado.
—¡Querido Fayern!
Permíteme presentarte.
Este es el Sr.
Leylin, viene del centro de la ciudad.
Desea que los Halcones de Roran trabajen para él como mercenarios y lo escolten hasta la Ciudad de la Noche Extrema —explicó el pelado.
—Hola, respetado señor, si desea dirigirse a la Ciudad de la Noche Extrema, los Halcones de Roran serán su mejor apuesta.
Hemos recorrido aquella ruta más de 100 veces, conocemos cada roca, cada grieta y cada rincón del camino —dijo Fayern con una pequeña reverencia.
Fayern hablaba fuerte y se reía.
Leylin notó que el líder del grupo los había estado estudiando a los tres.
Se detuvo en Greem por un momento, como si hubiera descubierto algo.
Sin embargo, ignoró a Leylin.
—Una apariencia vulgar, ¡pero es astuto en su interior!
¡Es también un caballero en preparación!
—observó Leylin.
En ese momento, el Chip de I.A.
comenzó a escanear a Fayern.
[Nombre: Fayern.
Fuerza: 1.8; Agilidad: 1.5; Vitalidad: 1.7; Fuerza espiritual: 1.4] Sus estadísticas estaban dentro del promedio de los caballeros en preparación.
Sin embargo, por los callos y cicatrices en sus manos, podía verse su abundante experiencia como mercenario.
—Podemos discutir esto luego, ¿no nos invitarás a pasar?
—preguntó Leylin con una sonrisa señalando la residencia.
—Oh, ¡por supuesto que lo haré!
¡Por favor, pasen!
—exclamó Fayern mientras hacía una reverencia.
Extendió su mano derecha, invitándolos a entrar.
Poco después del jardín, estaba la sala de la residencia.
El piso estaba pintado de rojo y en una de las paredes colgaba una espada en cruz oxidada y manchada.
A su lado estaba el cráneo de un alce, con las astas torcidas y entrelazadas con un brillo negro azabache.
Fayern invitó a Leylin y a su grupo a tomar un descanso en el sillón de la sala.
También le pidió a la señora Lariette que le ofreciera a Leylin y a los demás una bebida parecida al té negro.
Luego comenzaron a discutir los detalles.
—Me ha dicho Nigel que este respetado joven maestro desea ir a la Ciudad de la Noche Extrema.
Si no es molestia, ¿podría decirme la razón?
Por favor, sepa disculparme, pero solo después de evaluar el riesgo es que el grupo puede prepararse para enfrentarlo…
—dijo Fayern con un tono bastante sincero.
Leylin le dio un sorbo a la bebida que parecía té negro.
Era dulce y salada y no le gustó, por lo que volvió a bajar el tazón.
—Con respecto a la misión, esta vez, solo deseo comenzar algunos negocios allí y necesito personal de seguridad.
No tiene que preocuparse por ningún otro problema.
—respondió Leylin mirando a Fayern, que estaba algo avergonzado y bajó la cabeza.
Era obvio que Fayern asumió que Leylin era el hijo bastardo de un nombre que había perdido en una disputa de poder y había sido expulsado.
—La razón por la que los contrato es porque la gente de Roran no es tan fácil de comprar, en comparación con aquellos de la Ciudad de la Noche Extrema.
Además, recibí noticias de algunos eventos interesantes que ocurrieron recientemente en la Ciudad de la Noche Extrema…
—dijo Leylin con una sonrisa.
—¿Eventos interesantes?
¿Tiene relación con que la vegetación en los alrededores de la Ciudad de la Noche Extrema se marchitó de repente?
—¡Correcto!
Un bosque del tamaño de una pequeña aldea se marchitó de repente.
Es algo de verdad preocupante.
Debido a aquel incidente, considero necesario aumentar la fuerza de mis guardias.
En lo que respecta al pago, puedo darle una moneda de oro a cada uno como salario mensual, pero cada uno de ustedes deberá firmar un contrato en el que aceptan seguir mis órdenes por dos años o más —dijo Leylin mientras entrelazaba sus dedos.
Fayern se veía indeciso, claramente estaba tomando una decisión.
Luego de permanecer en silencio por un rato, dijo con esfuerzo: —Los otros temas estén bien, pero, ¿qué hay de la duración de la misión?
—Aunque un período de dos años es bastante largo, no siempre deberán quedarse en la Ciudad de la Noche Extrema.
Prometo que, en tiempos de descanso, les permitiré irse a visitar a sus seres queridos.
Además, si desean llevar a su esposa e hijos a la Ciudad de la Noche Extrema, puedo buscarles un lugar apropiado…
—.
La voz de Leylin resonaba en la sala.
—Señor, puedo ver su sinceridad.
Me gustaría discutir esto con algunos de mis hermanos.
Después de todo, no manejo al grupo de mercenarios yo solo.
Puedo darle una respuesta mañana, por lo que, por favor, quédese tranquilo, señor —dijo Fayern mientras se paraba y hacía una pequeña reverencia.
—Bien, esperaré buenas noticias de tu parte.
Fayern los saludó y Leylin se puso de pie, se reunió con sus sirvientes y el comerciante calvo y abandonó la residencia.
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