Brujo del mundo de magos - Capítulo 96
- Inicio
- Brujo del mundo de magos
- Capítulo 96 - 96 Capítulo 96 – La Muerte De Los Dos Discípulos
Tamaño de Fuente
Tipo de Fuente
Color de Fondo
96: Capítulo 96 – La Muerte De Los Dos Discípulos 96: Capítulo 96 – La Muerte De Los Dos Discípulos Editor: Nyoi-Bo Studio ¡Peng!
La cabeza de Saurun, con una expresión de aún no resignarse, voló varios metros y cayó en el suelo a cierta distancia.
Sus ojos estaban completamente abiertos, ya no era capaz de cerrarlos.
Su cuerpo descabezado aún estaba de rodillas frente a Leylin y chorreaba sangre de forma continua.
La mano izquierda del cadáver aún estaba extendida, pero, para su desgracia, había sido bloqueada por la radiante armadura gris, a unos pocos centímetros del cuerpo de Leylin.
—Con la defensa del Colgante de la Estrella Caída, no le temo a la mayoría de los ataques de los discípulos.
Y la mejora de las runas de escarcha gracias a la Gran espada, combinada con mis habilidades de Caballero, ¡hacen que mi fuerza esté entre las mejores de los discípulos!
Leylin estaba muy satisfecho con el resultado de la batalla.
Saurun era un discípulo algo menos inferior que Torash.
Pero cuando Leylin aplicó sus técnicas, no pudo resistir ni siquiera un par de rondas antes de terminar completamente vencido, hasta sin cabeza.
—¡Es tu turno ahora!
—Leylin pateó el cadáver de Saurun hacia un costado y arremetió contra la discípula rubia.
—¡Está completo!
—exhaló la discípula rubia al mismo tiempo, como si llevara una enorme carga en la espalda.
Una flor roja brillante abrió sus pétalos y reveló una piedra verde del tamaño de un puño.
Tenía un resplandor cegador gracias a la sangre fresca que la discípula rubia había rociado en ella.
Había además la mitad de una daga rota tirada en el suelo.
Aquellos tres objetos se parecían un poco a una formación triangular, rodeados de muchas runas grisáceas de poder.
Cuando Leylin la atacó ferozmente, la discípula rubia sonrió con satisfacción, señaló a Leylin y dijo: —En el nombre de Memphis Rofar Magiment de las Gigantescas Hadas Sujetadoras del Abismo, ¡la persona a la que señalo perderá toda su habilidad motora!
¡Weng weng!
Una luz comenzó a brillar en la formación triangular y Leylin sintió de pronto una enorme fuerza que lo amarraba, lo envolvía y no le permitía moverse del lugar.
—¿Un hechizo como este?
¿Un hechizo personalizado por humanos?
—Leylin se retorcía sin parar y los sonidos de las cadenas se oían desde el vacío.
—No servirá para nada que continúes resistiéndote.
Estas son las cadenas de la Gigantesca Hada Sujetadora del Abismo.
No importa cuántas de ellas rompas, el resto no sólo continuará creciendo, ¡sino que duplicará su poder sujetador!
—advirtió la discípula rubia, mientras Leylin sentía que las cadenas alrededor de su cuerpo se ajustaban más y más.
¡Ching!
El brillo plateado del Colgante de la Estrella Caída continuaba chocando contra la fuerza del vacío y, de vez en cuando, producían una neblina blanca.
—Tú, gusano despreciable, asesino sinvergüenza, has osado matar a los discípulos de dos de nuestras grandes academias, hoy te concederé la muerte, ¡para que te redimas por tus pecados!
—la excitación de la venganza y la vanidad ocuparon el rostro de la discípula.
Los músculos de su cara se retorcieron hasta hacer del que solía ser un bello rostro uno sumamente desagradable —.
Te atreviste a matar a Saurun, ¡te haré pagar el precio con tu sangre!
¡Privación de la fuerza!
—exclamó señalando a Leylin.
Cuando dijo aquellas palabras, Leylin sintió que la fuerza de su cuerpo se dispersaba.
En sólo un instante, pasó de ser un Caballero a un niño humano normal.
—Esto que siento…
¿estoy maldito?
—Leylin seguía forcejeando —.
Un hechizo tan miserable como este, ¿cómo puede hacerme bajar la cabeza?
—¡Ya todo ha terminado!
—exclamó la discípula y comenzó a recitar un encantamiento: —Llamas del abismo, ¡reduzcan a cenizas a este pecador!
Tan pronto como la discípula pronunció aquel encantamiento en el Lenguaje de Byron, una llama negra comenzó a arder bajo el cuerpo de Leylin y continuó extendiéndose hasta envolver por completo su cuerpo en sólo un instante.
¡Peng!
Las manos de Leylin soltaron la Gran espada de escarcha, que cayó al suelo.
Los trozos de hielo se partieron en innumerables pedazos y, finalmente, hasta el metal refinado de la hoja de la espada en cruz se derritió a causa de las llamas rojas y se convirtió en un charco de metal líquido.
¡Chi, chi!
La armadura gris de Leylin comenzó a ceder y el Chip de I.A.
emitió una alerta de inmediato frente a sus ojos: [¡Advertencia!
¡Advertencia!
La energía del Colgante de la Estrella Caída se está acabando rápidamente.
Energía restante: 45%.
Se estima que se acabará por completo en 34 segundos.] —Ignora eso y suelta toda la energía almacenada dentro del Colgante de la Estrella Caída de una sola vez —ordenó Leylin.
¡Weng weng!
En ese momento, la luz gris-plateada incrementó su fulgor unas diez veces.
Detrás de su espalda, había una enorme cruz fantasma borrosa.
En la parte de arriba, tenía algunas joyas que emitían luces multicolores de forma continua, mientras una onda de energía se extendía a las extremidades de Leylin.
—Rómpanse…
¡por mí!
Leylin forcejeó con todo su poder y, de pronto, comenzaron a oírse crujidos y traqueteos que provenían de su cuerpo.
Las infinitas cadenas con runas negras inscritas se volvieron visibles y se rompieron gracias al esfuerzo de Leylin.
Luego cayeron al suelo y desaparecieron.
—¡Es tu turno ahora, perra asquerosa!
La figura de Leylin voló como una ráfaga de viento y apareció justo en frente de la discípula.
—Im…
Imposible, ¿cómo lograste contrarrestarlo?
—chilló la discípula rubia, señalando con el dedo a Leylin.
Entonces, varias bolas de fuego del tamaño de tazones golpearon el cuerpo de Leylin.
¡Bum!
Las llamas explotaron, ardieron con el mismo fuego negro anterior y, poco después, se extinguieron.
Detrás de la armadura transparente gris-plateada, Leylin estaba ileso.
—¡No!
¡No!
—la discípula cayó al suelo y comenzó a gatear hacia atrás.
Leylin pateó la piedra verde y la daga que estaba en el suelo, rompiendo de esta forma el hechizo.
Dos chorros de fluido rojo comenzaron a salir de la nariz de la discípula e incluso comenzó a llorar.
—¡No!
¡No me mates!
Mi mentor es…
—la discípula lloriqueaba sin cesar mientras hablaba y retrocedía —.
¡No me importa quién seas!
La expresión de Leylin permaneció indiferente mientras abrazó a la mujer rubia.
El Colgante de la Estrella Caída continuaba defendiéndolo del fuego negro abisal que aún ardía en su cuerpo.
Pero, por supuesto, esta discípula no tenía una capa de defensa similar.
Mientras las llamas la asaban viva, soltó un grito estridente.
¡Ssssiii!
La carne de la joven cayó, pedazo a pedazo, en el suelo, hasta formar una pila de revoltijos carbonizados.
Al final, la que solía ser una bella discípula se había convertido en un esqueleto color rojo sangre.
Además, los huesos se derritieron poco a poco, hasta transformarse en un líquido blanco que chorreó el suelo.
Leylin hizo una mueca y, con la mano, se quitó los restos del líquido óseo blanco del cuerpo.
Luego, como si se estuviera cambiando de ropa, se “sacó” la armadura gris.
Con respecto a la llama abisal negra-rojiza en la armadura gris, también la había quitado.
—En las leyendas y las historias que cuentan los poetas, el fuego abisal es algo que puede quemar el vacío.
¡Una existencia imposible de resistir para todos los niños de la tierra!
Esta seguramente es sólo una proyección del verdadero fuego abisal, no tiene siquiera una pizca de su poder.
De realmente haber sido el fuego abisal, ¡me habría convertido en cenizas hace tiempo!
Leylin reflexionó por un tiempo antes de regresar al lugar original.
Entonces, registró todos los ingredientes del hechizo que la discípula había usado y luego deambuló por el campo de batalla para reunir su botín.
¡Peng!
Jayden, aún inconsciente, cayó frente a Bicky.
Aunque la última batalla había sido terriblemente intensa, el tiempo que había pasado era mínimo, tan poco que Bicky aún estaba en shock.
—Rápido, vete de aquí.
Las ondas de energía atraerán a más discípulos a este lugar.
Si no deseas morir, ¡apresúrate y vete de aquí!
—Leylin se aclaró la garganta y miró a Bicky, que asintió y se marchó.
Bicky se veía sumamente perpleja mientras miraba la espalda de Leylin.
Esa persona estaba allí para salvarla.
Y, además, la fuerza que poseía era muy superior a lo que Bicky hubiera imaginado.
El manipulador del rayo, Garras Plateadas, todos eran discípulos destacados e impresionantes de las academias rivales.
Pero antes, frente a aquella persona, fueron tan débiles como una esponja, rogándole piedad, y terminaron siendo masacrados de forma despiadada.
—Pero.
.
.
¿Quién es él exactamente?
—Bicky parpadeó.
Merlín, Leylin, Fayle y los demás, la imagen de cada uno de estos discípulos pasó por su memoria, pero se sintió inútil ya que no recordaba a ninguna persona entre todos los discípulos que se pareciera a su salvador.
Sin embargo, ¡sus instintos le decían que definitivamente conocía a esa persona y que tenían una relación muy íntima!
“Se respeta a los Magos por ser racionales.
Los instintos y esas cosas afectarán tu juicio.
Todo tiene que probarse hasta sobrepasar la refutación…” su mente recordó aquella expresión de un anciano.
El rostro de Bicky se veía perdido.
Apretó los dientes, vertió una poción en la cara de Jayden y, luego, también se marchó del lugar.
Aunque Jayden era el ídolo de Molly, ella estaba muerta ahora.
Lógicamente, Bicky no se arriesgaría más por él.
Algunos minutos después, Jayden abrió los ojos y se puso de pie.
—¿Qué fue lo que me ocurrió?
¿Dónde está Torash?
—preguntó con confusión.
Jayden estaba perdido, hasta que el color de su rostro cambió.
Comenzó a palparse el pecho y sintió que su artefacto mágico aún estaba en sus brazos.
Además, cuando se aseguró que todavía tenía su saco, soltó un suspiro de alivio.
—¡Estas son las consecuencias de una batalla intensa!
¿Quién me ha salvado?
—Jayden se rascó la frente y entonces recordó a la jovencita cuya figura había aparecido de pronto frente a él —.
¿Fue Molly?
Fue una batalla tan espantosa, me pregunto cómo estará…
—¡Aquí!
Se oyeron algunos pasos que se acercaban más y más y, muy poco después, dos discípulos aparecieron en el campo de visión de Jayden.
—¡Un discípulo de la Academia del Bosque del Hueso Abisal!
¡Lo mataré!
Los dos discípulos soltaron un alarido de emoción al ver a Jayden y comenzaron a preparar sus hechizos de rango 0.
Jayden suspiró y sacó una vez más su artefacto mágico…
En ese momento, Leylin estaba a decenas de metros de ese campo de batalla.
Se había instalado en una cueva y estaba revisando lo que había obtenido.
Aquellos tres discípulos eran famosos por su fuerza.
Además, era abundante la cantidad de ingredientes y cristales mágicos que llevaban.
Le dieron a Leylin un total de varias decenas de cristales mágicos y otros recursos valiosos.
Leylin sintió la textura del forro negro-rojizo del diario y exclamó muy contento: —¡Esta aura es bastante similar al fuego abisal de esa discípula!
—entonces abrió el diario y apareció una misteriosa runa —.
Chip de I.A., compara con la base de datos —ordenó.
[Biip.
Estableciendo misión, comparación en progreso.
Nivel de similitud con las Escrituras del abismo: 98.7%.
Escrituras del purgatorio: 45.3%…] —¿Escrituras del abismo?
—cuestionó.
A Leylin le empezó a doler la cabeza.
Los símbolos y el conocimiento de aquellos planos misteriosos eran ultrasecretos y el conocimiento no se transmitía.
Sólo había conseguido entender algunas runas de las páginas desechas de un libro de la biblioteca y las había almacenado en la base de datos del Chip de I.A.
—No importa qué, ¡este es un gran botín!
Satisfecho, Leylin guardó el diario negro-rojizo entre sus posesiones.
Fuente: Webnovel.com, actualizado en Leernovelas.com