Darek: A Complicated Adventure - Capítulo 1
- Inicio
- Todas las novelas
- Darek: A Complicated Adventure
- Capítulo 1 - 1 Capitulo 1 La colina del Alba
Tamaño de Fuente
Tipo de Fuente
Color de Fondo
1: Capitulo 1: “La colina del Alba” 1: Capitulo 1: “La colina del Alba” El amanecer siempre llegaba antes a la colina.
Era como si el sol disfrutara iluminando esa pequeña cabaña de madera antes que a cualquier otro lugar del reino, y quizá tenía sentido: nadie dormía ahí más de lo necesario.
Con tantos entrenamientos, risas, magia descontrolada y travesuras que ocurrían cada día, la cabaña vivía más despierta que dormida.
Darek abrió la puerta de su habitación con un suspiro satisfecho.
La luz anaranjada se colaba entre los árboles, y el aire húmedo del bosque le llenó los pulmones como un golpe fresco.
Su cabello negro, ligeramente despeinado, brilló cuando una chispa roja brotó instintivamente de su mano.
—¿Otra vez encendiendo fuego apenas despiertas?
—preguntó Aqua desde la cocina, donde estaba preparando té con un suave movimiento de sus dedos.
El agua danzaba sola en el aire, hirviendo sin ninguna fogata debajo.
—No puedo evitarlo, el fuego es mi forma de decir “buenos días” —respondió Darek entre risas mientras la chispa se apagaba.
Aqua sonrió dulce, con esa expresión luminosa que parecía capaz de derretir nevadas enteras.
Sus ojos azules brillaban como si fueran dos gotas del océano.
—Pues que tu fuego no queme el desayuno, ¿sí?
—Lo intentaré, princesa —respondió él con una inclinación exagerada.
Aisa apareció desde el pasillo tambaleándose medio dormida, enredándose con su propio pie apenas dio dos pasos.
—¡Aisa, cuidado!
—Darek la atrapó antes de que chocara con la mesa.
—Y-yo estoy bien, estoy bien… ¡Solo… estaba calibrando mi equilibrio matutino!
—respondió ella con las mejillas rojas como brasas.
Aqua soltó una risita mientras agitaba los dedos.
Un vaso de agua flotó hacia Aisa, quien lo tomó con ambas manos como si fuera un tesoro.
—Gracias, Aqua… —susurró.
—De nada —respondió la princesa con suavidad—.
Hoy tenemos entrenamiento temprano, ¿recuerdas?
Aisa frunció los labios al darse cuenta de que Aqua ya estaba despierta, arreglada y con energía radiantemente injusta para esa hora.
—¿Hoy también?
Pero si ayer casi muero.
—Pero no moriste —dijo Darek animado—.
Solo te electrocutaste un poquito.
Una vez.
—¡Kevin empezó!
—protestó Aisa, señalando la sala.
Como si hubiera estado esperando ser mencionado, Kevin apareció saltando desde la ventana abierta.
—¡Ahí viene la estrella principal!
—gritó en el aire antes de caer de pie, levantando polvo.
—¡Kevin!
—gritó Bonnie desde afuera—.
¡Te dije que no usaras la ventana!
¡Yo quería usarla primero!
Bonnie entró corriendo detrás de él, su cabello castaño ondeando detrás como si estuviera envuelta en una mini tormenta de energía pura.
—La ventana se usa después de que yo termine de desayunar —dijo con su habitual tono desafiante.
—Eso no tiene sentido —respondió Kevin.
—Nada de lo que dices tiene sentido —añadió Bonnie.
—Y aun así me quieres.
—Solo porque alguien tiene que cuidarte para que no mueras por idiota.
—¿Eso significa que te importo?
—preguntó Kevin acercándose.
—Significa que si mueres perdería a mi compañero de travesuras —respondió ella empujándolo.
Darek soltó una carcajada mientras los dos seguían discutiendo como niños en plena competencia de quién podía hablar más rápido.
Cuando todos estuvieron reunidos, la puerta del patio se abrió con un sonido seco.
El ambiente se tensó un poco.
Neithan apareció.
Alto, serio y con su cabello oscuro atado hacia atrás, el hermano mayor de Darek tenía una presencia que parecía dividir el aire en dos.
Una capa negra colgaba de su hombro, y una espada ardía débilmente en su funda.
—Buenos días —dijo, sin emoción pero tampoco frialdad.
Para cualquiera más, podría parecer indiferente.
Sus amigos, sin embargo, sabían que ese saludo equivalía a un abrazo enorme.
—¿Entrenamiento?
—preguntó Darek con su energía habitual.
—Entrenamiento —respondió Neithan.
Bonnie arqueó una ceja.
—¿Nos vas a dejar respirar al menos cinco minutos o eso es demasiado pedir, oh gran señor del fuego?
—Respiren mientras caminan —la cortó Neithan—.
Hoy toca ruta larga.
Kevin levantó la mano.
—Define “larga”.
—La vez pasada casi nos persigue un oso demoníaco —añadió Bonnie.
Neithan se colocó la capa.
—Perfecto, entonces ya conocen el camino.
Los demás se miraron.
—Yo no dije que fuera por ahí —intentó corregir Bonnie.
—Ya lo decidimos —dijo Neithan sin mirarla—.
Nos movemos en cinco.
Aisa dio un pequeño grito ahogado.
—¡¿Cinco minutos?!
¡Ni siquiera terminé mi… mi… mi respiración matutina!
Aqua tomó su mano con dulzura.
—Yo te acompaño.
Podemos respirar juntas mientras caminamos.
Aisa asintió, nerviosa pero feliz de que Aqua estuviera a su lado.
El bosque los recibió con una mezcla de luz y sombra.
Las hojas crujían bajo sus pasos, y pequeñas criaturas mágicas revoloteaban entre los troncos como luciérnagas azules.
El aire olía a resina y hierba húmeda.
Neithan caminaba al frente como una sombra viva.
Darek iba justo detrás, con ojos brillantes, atento y enérgico.
A su lado, Aqua observaba el camino como si cada detalle le encantara.
Aisa caminaba un poquito rezagada, tropezando cada tanto por pequeñas raíces invisibles.
Kevin y Bonnie iban atrás compitiendo por ver quién encontraba más hongos luminiscentes.
—¡Ese cuenta como mío!
—gritó Bonnie.
—¡Lo vi yo primero!
—respondió Kevin.
—¡Mentira!
—¡Verdad!
—Si siguen así, el bosque los va a confundir con duendes —dijo Aisa sin darse cuenta de que hablaba en voz alta.
Kevin se detuvo.
—¿Eso es una ofensa o un cumplido?
—Depende de qué tan duende te sientas hoy —respondió Darek entre risas.
El grupo continuó avanzando hasta llegar a un claro amplio rodeado de árboles gigantes.
Era un sitio perfecto para entrenar, aunque a veces excesivamente peligroso.
Neithan se giró hacia ellos.
—Bien.
Rutina básica primero: resistencia, magia proyectada y coordinación.
Darek, tú guías.
Darek sonrió.
—¡Con gusto!
Kevin levantó la mano.
—¿Podemos saltarnos directamente a la parte donde peleamos contra algo?
—No —respondieron Neithan, Darek y Aqua al mismo tiempo.
Bonnie soltó una carcajada.
—Te lo mereces por ansioso.
El entrenamiento comenzó con ejercicios simples.
Darek generaba pequeñas bolas de fuego que los demás debían esquivar o desviar.
Aqua controlaba chorros de agua para ayudar a refrescar al grupo o desviar ataques.
Aisa trataba de crear barreras mágicas —aunque a veces se confundía entre “barrera” y “explosión suave”— lo que daba resultados impredecibles.
—¡Aisa, no era una explosión!
—gritó Kevin después de salir disparado hacia un arbusto.
—¡Era suave!
—se defendió ella mientras se disculpaba.
—¡Suave para quién!
Bonnie se dobló de la risa.
Aqua, entre tanto, ayudó a Kevin a levantarse.
—Si te sirve de consuelo, fue menos fuerte que la del martes pasado —dijo.
—Eso no me consuela —respondió Kevin mientras sacaba hojas de su cabello.
Luego vino la parte más intensa.
Darek elevó sus manos, y llamas en forma de serpientes danzaron alrededor del claro como criaturas vivas.
Aisa las miró con la boca entreabierta, admirada.
—Son tan bonitas… Darek sonrió.
—Intentemos que sigan siéndolo y no quemen el bosque.
—Prometo intentarlo —dijo ella, decidida.
Aqua se acercó a Darek.
—¿Listo?
—Siempre —respondió él.
Ella levantó su mano, y una esfera de agua clara rodeó el fuego sin apagarlo, como si lo sostuviera en un delicado abrazo.
El vapor se elevó lentamente, creando un arcoíris tenue sobre ellos.
El grupo se quedó mirando la escena con cierta admiración silenciosa.
Incluso Neithan, por un instante, dejó de parecer tan rígido.
—Coordinación aceptable —dijo finalmente—.
Continuamos.
Horas más tarde, el entrenamiento terminó con todos exhaustos, cubiertos de tierra, sudor y pequeños trozos de hojas.
Kevin se tiró al pasto.
—Deséenme suerte, creo que moriré aquí.
Bonnie lo empujó con el pie.
—Levántate, drama queen.
—No puedo.
—Te juro que si no te levantas te lanzo un hechizo para que corras hasta la cabaña.
Kevin se levantó de inmediato.
—Ya ven, no confía en mí para morirme tranquilo.
Aisa se dejó caer sentada, respirando como si hubiera corrido una maratón.
—Hoy… sobreviví… Aqua se agachó a su lado.
—Lo hiciste muy bien, Aisa.
—¿De verdad?
—De verdad —respondió Aqua con una sonrisa incomparablemente cálida.
Darek, al verlas, soltó un suspiro contento.
—Creo que hoy todos hicieron un buen trabajo.
Neithan caminó hacia él.
—Nada mal para un primer día de entrenamiento serio del mes —dijo, con un leve tono de aprobación que solo Darek sabía reconocer.
—Gracias, hermano.
Neithan asintió.
—Volvamos antes de que anochezca.
Los demonios de emociones negativas rondan temprano esta época.
Aisa tragó saliva.
—¿Temprano… como… ahora?
—Quizá —respondió Neithan con total calma.
—¡Neithan!
—protestó Bonnie—.
¡No asustes a Aisa!
Aisa ya estaba imaginando ojos brillando desde los arbustos.
Darek colocó una mano en su hombro.
—No te preocupes.
Si pasara algo, estoy contigo.
Aisa se sonrojó levemente.
—G-gracias… Aqua los miró con una sonrisa tranquila, confiada en que todos volverían sanos y salvos.
El camino de regreso fue más tranquilo, lleno de bromas cansadas, risas, y el constante sonido del bosque despidiéndolos mientras el cielo se pintaba de naranja intenso.
Estaban lejos de saber que esa paz no duraría para siempre.
Pero por ahora, la colina los esperaba con el cálido aroma del hogar.
Y ese simple regreso, juntos, era más que suficiente.
Fuente: Webnovel.com, actualizado en Leernovelas.com