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44: El Ritual 44: El Ritual Ava respiró varias veces para calmarse; todo este tiempo, su padre en quien ella más confiaba le había mentido.
Quería gritar de rabia.
—Entonces, ¿sabías que soy un híbrido y que no era un lobo completo?
Todos estos años, pensé que era mi culpa no poder transformarme.
Sabías la verdadera razón por la que no podía hacerlo y, sin embargo, te quedaste callado y me dejaste preocuparme sin necesidad —dijo ella en tono amargo.
Dustin se estremeció ante la amargura en la voz de Ava.
Ella debía de estar verdaderamente desconsolada.
—Ava, no podía decirte la verdad.
Tenía que mantenerlo oculto.
Es muy peligroso.
No hay híbridos de vampiro y hombre lobo en la historia.
No quería decirte y luego arriesgarme a que se lo contaras a alguien más —le suplicó Dustin a Ava.
—Tu pareja era Helena ¿verdad?
—preguntó Ava.
Dustin la miró con shock.
—¿Conoces a Helena?
—Sí, la conozco.
Es una persona maravillosa, es la razón por la que la pasé bien allí.
Ella no merecía lo que le hiciste.
¿Cómo pudiste hacerle eso a tu pareja?
—Ava le cuestionó.
—No tengo excusas para lo que hice en aquel entonces, cometí un error; de lo que más me arrepiento es de haber herido a Helena pero no me arrepiento de haber conocido a tu madre ni de tu nacimiento.
Ava se levantó.
—Necesito descansar y estar sola.
¿Puedo tener un lugar para dormir?
—preguntó.
—Sí puedes.
Dreya, llévala a una habitación —instruyó Feyre.
—Sí, su alteza —respondió Dreya.
—Por aquí, Ava —Dreya la guió fuera de la habitación.
Dustin enterró su cabeza en sus manos y suspiró.
—¿Eso estuvo horrible, verdad?
—le preguntó a Feyre.
—Bueno, es de esperarse.
Le has ocultado la verdad por tanto tiempo.
No la culpo.
—Pero era por su propio bien —replicó Dustin.
—Simplemente dale tiempo, ¿de acuerdo?
Ella recapacitará —consoló Feyre.
—Espero que sí.
Parece angustiada.
Me pregunto qué clase de terrores le habrá hecho pasar ese hombre —dijo Dustin.
—Bueno, no lo sabremos hasta que ella nos lo cuente, así que esperemos hasta que se tranquilice —respondió Feyre.
Dreya guió a Ava hasta su habitación.
—Puedes quedarte aquí por un tiempo.
Ponete cómoda, ¿de acuerdo?
—le dijo.
—Gracias.
Gracias por salvarme de la Sangre de Fuego —Ava le dijo.
—De nada.
Me alegra haber podido ayudar —respondió Dreya.
Ava se sentó en la cama y enterró su cabeza en sus manos.
Dreya se arrodilló frente a ella.
—¿Estás bien?
—preguntó él.
—No, no lo estoy.
Creo que estoy loca, casi maté a alguien justo ahora —dijo ella.
Dreya estiró su mano hacia la cara de ella, que todavía mostraba la huella de la bofetada de antes.
La acarició suavemente permitiendo que su magia sanara el moretón.
—No estás loca, Ava —le dijo él.
—¿Cómo puedes estar tan seguro?
—ella preguntó.
—Estabas bajo el control de una droga.
Por eso atacaste.
—¿Pero quién me drogó?
¿Lily?
—No puedo decirlo con certeza, pero no estás loca, estoy seguro de eso.
Ava se rió —no estoy segura de que todos estén de acuerdo contigo sobre eso.
—Entonces es su pérdida.
Solo te conozco desde hace poco pero estoy seguro de que eres una buena persona con un buen corazón —dijo Dreya mientras se levantaba de su posición arrodillada.
—También soy un bicho raro, ¿sabías?
Una híbrida de vampiro y hombre lobo.
Siempre supe que algo andaba mal conmigo.
—No, Ava, no eres un bicho raro.
Y he visto a muchos raros —le dijo.
Ava sonrió con esto —gracias.
¿Conoces a Evena?
—preguntó.
—Lo conozco —respondió Dreya.
—¿En serio?
¿Cómo lo conoces, si no te importa mi pregunta?
—No me importa en absoluto.
Éramos muy buenos amigos hasta que tuve que dejar su aquelarre —respondió Dreya.
—¿Puedo preguntar por qué?
—Tal vez más adelante en el futuro te lo diré.
—Creo que debería descansar ahora —le dijo Ava.
—Entonces descansa.
Si necesitas algo, solo sal y dile a uno de los sirvientes lo que necesitas; todos atenderán tus necesidades —respondió Dreya.
—¿Sirvientes?
Supongo que son como los omegas que tenemos en las manadas.
Nunca me acostumbré a enviarles a hacer recados.
—Bueno, eres una princesa de Salvatore.
Probablemente deberías acostumbrarte —respondió Dreya.
—Probablemente debería.
Hasta luego, Dreya.
—Hasta luego, Ava —Dreya salió de la habitación y cerró la puerta con llave detrás de él.
Ava se tumbó en la cama e intentó dormir, pero no importaba cuánto lo intentara, simplemente no podía dormir.
Lo único en su mente era Ryder.
Se preguntaba si él siquiera estaba pensando en ella.
Era de noche, Ryder estaba sentado en su estudio esperando a Evena.
Se preguntaba cómo iba a salir el ritual esa noche y qué iban a descubrir.
Ryder estaba tanto asustado como ansioso de saber qué había pasado realmente en el pasado.
Estaba en conflicto sobre qué sentir; si resultaba que Lily había tenido que ver con el ataque de Ava, podría probar la inocencia de Ava.
Ryder realmente no quería pensar que su hermanita fuera capaz de un acto tan atroz.
Evena apareció en el estudio; Ryder notó que Evena parecía cansado.
—¿Estás bien?
—preguntó.
—Estoy bien.
¿Estás listo?
—preguntó Evena.
—Lo estoy —respondió Ryder.
—¿Está todo listo para el ritual?
—Sí, todo está listo para el ritual —respondió Ryder.
—¿La habitación?
—Sí.
—¿Las velas?
—Sí.
—¿Y Jayden, dónde está?
A Ryder se le encendió una bombilla en la cabeza; sabía que había olvidado algo pero no podía recordar qué era hasta ahora.
Había olvidado decirle a Jayden lo que estaban haciendo.
—Olvidaste decirle, ¿verdad?
—Evena le preguntó a Ryder mientras lo miraba escépticamente.
—Tienes toda la razón.
Permíteme llamarlo ahora mismo.
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