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Ecos de libertad ¿sin problemas? - Capítulo 2

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  4. Capítulo 2 - 2 Correr y Esconderse
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2: Correr y Esconderse 2: Correr y Esconderse  Paul el jefe del pueblo se encontraba agobiado pensando en que el refugio en su mansión tenia espacio insuficiente para todos, sin que la mitad de los pueblerinos se aplastaran unos a otros lo suficiente como para terminar embarazando a alguien por la falta de espacio, pero rápidamente dejo de distraerse con pensamientos obscenos y se concentro en el problema en si.

Siguió gritando y empujando aldeanos en la puerta del refugio preguntándose si su madre podría solucionar el problema con su poderosa magia, o si su hijo menor abría sobrevivido hasta ora con los pocos poderes que poseía, abecés su corazón lo conducía a arrepentirse de no tomar los dones ofrecidos por su madre.

Pero no tenia tiempo para arrepentimientos, solo para acciones veraces y acertadas pues un solo error conduciría a la muerte de sus pueblerinos y vecinos.

—¡Vamos!

¿Qué esperan y entren todos en orden?

¡No se empujen por favor y prioricen a los niños y mujeres!

Ya en el refugio solo quedaba la mitad de el espacio cuando ocurrió.

Un cometa de una mujer joven cayo de los cielos a menos de treinta pasos hundiendo los huesos de sus caja torácica, la mujer era su madre…

su cuerpo antes vello y juvenil por sus múltiples cuidados mágicos ahora aparentaba ser una muñeca de palos y cuerdas arrojada sin censura al suelo sin luz en la mirada, sin alientos en sus pulmones, dando sus últimos y dificultosos respiros.

—¡MADRE!

Grito el hombre antes de correr con todas las fuerza que su cuerpo podía proporcionarle de una sola ves, y cuándo la tubo en sus brazos, pudo darse cuenta.

en ese cuerpo de una maga ritualista antes admirada por todos, respetada por muchos ya no quedo mas rastro de vida.

—¡Jefe Paul!

debe entrar en el refugio!

—¿y dejar a mi madre acá?

¿Qué no tiene ni un poco de compasión?

Grito sin decoros el hombre dejando entrever el temperamento característico de su linaje, pero rápidamente coloco una mascara de frio pensamiento lógico para ocultar sus emociones desbordantes, tomo en brazos el cadáver y entro en el refugio sin contemplar en si su hijo menor seguía vivo luchando contra los monstruos que asolaba a Villa Esperanza, cerrando definitivamente las puertas de la salvación para el resto del pueblo.

Un par de minutos después entre gritos, fuego, y una procesión Marco llego a sus supuesta salvación solo para chocar de narices con una puerta sellada, y un montón de pobladoras mas entrando en pánico y buscando otra opción para ocultarse, algunos en la mansión en si, otros en otras cazas percibidas como mejor construidas sin percatarse de que si ellos unos simples humanos podían forzar su entrada, que impediría que los monstruos lo hiciera también.

Un sus piro agotado salió de la boca de la madre de Marco y sugirió con la mirada el ser bajada del regazo de su hijo, algo a lo que Marco acepto a regañadientes, dejándola por primera ves desde que la rescato de su casa usar sus avilés manos para improvisas una túnica de sus sabanas viejas.

—hijo ¿recuerdas lo que te enseño tu padre?

—¿depende?

te refieres a que hacer en situaciones de vida o riesgo ¿verdad?

—de que mas si no, amenos que creas que la charla de cuando cumpliste quince primaveras encaja en este contexto, muchacho tonto.

Fueron esas palabras sarcásticas de su madre las que calmaron el corazón agitado de Marco y lo centraron en buscar un camino a la supervivencia, su mente trabajo furiosamente y solo pudo dar con un camino.

tomo la manos de su anciana madre y la dirigió ahora con un paso adecuado pero tenas en dirección a una casa cercana con sus puertas abiertas de par en par, escondió a su madre dentro y ce encerró cada que vio algún poblador los llamo y los hizo pasar.

—¡gracias joven!

¡muchas gracias!

Por su puesto Marco no estaba ayudando a estas personas por bondad aunque el lo quisiera creer, fue puro pragmatismo enseñado por las lecciones de su difunto padre.

—recuerda hijo hay fuerza en los números, en caso de una marea de monstruos quédate con el grupo mas grande y mejor armado y úsalos como escudos.

Marco no pudo evitar recordar a su padre y pensar que era un hombre sínico en verdad pues en un momento le enseñaba a fingir ser bueno y otras veces loe enseñaba a ser sincero, y al mismo tiempo sintió pena de que el grupo mas grande y armado a su disposición eran unas cuantas viudas y unos niños a los que armo con palos y una pala que consiguió rebuscando entre las cosas de la casa.

—parece que yo soy el escudo de carne…

padre hoy se suponía que seria un buen día pero en cambio termino así.

En ese instante el primer rugido nítido se alcanzo a escuchar entre los gritos de la gente y luego otro y otro mas, cada ves mas y mas seguidos, obviamente los guerreros del pueblo y los elegidos de la madre del jefe fueron aniquilados…

Con otro rugido a la distancia una de las mujeres escondida en la casa con Marco grito y sollozó levemente, por su puesto fue la mismísima madre de Marco quien tapo la boca de la mujer que no paraba de soltar lagrimas como una presa apunto de desbordar.

—si nos escuchan muchacha, moriremos y de eso no hay duda, y eso va para todos, mantengan el silencio.

Y tal como fue señalado por la anciana se hizo el silencio, solo la respiración de uno de los niños era percibida por Marco, seguramente tenia un catarro que le dificultaba respirar bien, así que Marco centro su atención en la rendija que permitió ver las afueras de la casa sin ser visto.

Fuera se encontraba una de las criaturas mas débiles que Marco conocía, por poco se dibujo una sonrisa burlona en el semblante de Marco cuando otra criatura mucho mas grande y poderosa aplasto a la miserable y mas pequeña criatura, sobresaltando a Marco casi logrando que jadeara, pero fue el grito de un hombre escondido el que termino llamando la atención de la criatura monstruosa 

Fuente: Webnovel.com, actualizado en Leernovelas.com

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