Tamaño de Fuente
Tipo de Fuente
Color de Fondo
Capítulo 41: AGUANTARÉ EL INFIERNO SI ES POR TI Capítulo 41: AGUANTARÉ EL INFIERNO SI ES POR TI —No olvides lo que les pasó a Venna, tus hermanos gemelos, Leane y todas las personas que se sacrificaron por ti —Aria le recordaba una y otra vez la desaparición de las personas que Cane amaba y cómo todo fue por culpa del padre de Iris.
Aria lo abrazó aún más fuerte esta vez y no quería soltarlo ni siquiera cuando el cuerpo de Cane se tensó, ya que odiaba que lo tocaran. Todos los toques que había conocido en estos últimos diez años le repugnaban enormemente.
—No te olvides de lo que tuve que pasar por ti y lo que Ethan y Jace tuvieron que soportar para mantenerte a salvo, lo que Gerald nos hizo —Aria levantó la cabeza y luego miró a Cane con los ojos llenos de lágrimas—. Después de lo que su padre hizo, ¿cómo puedes tratarla tan bien?
La expresión de Cane permaneció igual mientras escuchaba lo que ella decía, pero le acarició la espalda cuando ella comenzó a llorar para darle consuelo.
—La tratas tan bien, dándole una habitación y cuidándola. La gente se ha agitado porque la ayudaste y no la hiciste pasar por la misma miseria que nosotros —Aria se emocionó—. Incluso la ayudaste a escapar de la fiesta. ¿Cómo pudiste hacer eso con la hija de la persona que nos había hecho vivir un infierno durante años? ¿Has olvidado lo que pasó?
—No he olvidado lo que pasó —Cane le acarició la espalda y dejó que Aria apoyara su cabeza en su pecho, mientras dejaba que ella deslizara su mano debajo de su ropa y lo tentara. Podía sentir su mano contra su pecho.
Aria se aseguró de que él no lo olvidara en absoluto. Este era su pasado, esta era su venganza y él no debía olvidar.
—¿Te acuerdas de ese día en las minas? Cuando no te dejaban descansar ni te daban comida ni agua. Literalmente querían matarte de hambre —Aria pudo ver el recuerdo volver a Cane—. ¿Recuerdas ese momento?
—Jamás olvidaré eso —El comportamiento frío de Cane desapareció, había un poco de calidez en sus ojos cuando miraba el rostro de Aria.
—El tercer día, bajo el sol abrasador, apenas podías moverte —Aria deslizó sus manos por su vientre y regresó a su pecho de nuevo—. ¿Recuerdas lo que le pasó a la pequeña Venna? Todavía no ha vuelto a su sano juicio después de lo que le hicieron. Después de lo que tú le hiciste a ella —Aria tomó aire profundamente, las lágrimas rodaban por sus mejillas.
El cuerpo de Cane se tensó cuando escuchó cómo mencionaba a Venna. Esa era una gran cicatriz que nunca olvidaría.
—Ella trató de matarte por un error en el que tú no tuviste parte.
Cane recordó ese día claramente, como si hubiera ocurrido ayer y borró todo el frío en sus ojos, remplazándolo con dolor.
—Fui yo quien vendó tus heridas, fui yo y Amee quienes te dijeron que te mantuvieras fuerte y no te rindieras. Estuve ahí para ti y siempre estuve aquí a tu lado. Hemos pasado por tanto juntos, Cane. Hemos pasado juntos por el infierno y ese infierno fue causado por Gerald.
Esta vez, Cane la abrazó y Aria se sintió aliviada, ya que no todos los días permitía que alguien estuviera tan cerca de él como esto. Despreciaba el contacto cercano si no era por sus necesidades carnales, incluso así, siempre mantenía distancia.
Y aquí, Cane comenzó a repetir esas palabras que lo habían estado matando por dentro; solo si fuera más fuerte, solo si pudiera hacer algo bien, su gente no tendría que sufrir tal agonía.
Gerald había muerto, Cane lo había matado, pero lo que dejó, la sensación de impotencia que le causó permanecería para siempre. Incluso después de que recuperó su manada y estaba en la posición alfa, la sensación no se iba, siempre lo perseguiría.
—Lo que le pasó a Venna no es tu culpa, Cane, nunca es tu culpa —Aria sabía cómo exasperarlo. Conocía todo lo que podía despertar su ira, abrir de nuevo sus heridas. Ella sabía qué palabras decir.
Ella fue quien sacó a los demonios de su pasado, pero luego lo calmaba después de herirlo.
Aria tuvo el impulso de besarlo. Incluso después de tres años juntos, ni una sola vez él le permitió besarla, ni él lo haría.
Sin embargo, no pudo empujar a Cane más allá de esto, ya que ya lo había llevado al límite.
Al final, Aria desabrochó sus pantalones de cuero y liberó su falo. Pasó los dedos por la áspera piel de él.
Las quemaduras incesantes dejaron horribles cicatrices en su virilidad y podría haber muerto por ello si no fuera por la sangre alfa que corría por sus venas.
—Te quiero, Cane… Solo te quiero a ti. Pasaría por el infierno una y otra vez por ti, porque solo tú eres lo que quiero —Aria lo miró suplicante, mientras bajaba la cabeza y, llevándolo hasta lo más hondo de su boca, hizo que alcanzara su garganta.
Aria estaba de rodillas frente a él, complaciéndolo, calmando lo. Pasó su lengua suavemente por el tejido rugoso de su falo.
Se sintió poderosa cada vez que lo tomaba así, mientras lo succionaba fuerte y él gemía. Le encantaba escuchar cómo lo afectaba.
Cane sujetó su cabeza allí, mientras apremiaba sus caderas para que lo tomara más profundo. Quería olvidar todo y dejar que esta mujer lo hiciera dejar de pensar.
Cane gimió, sus ojos se oscurecieron mientras la miraba.
Aria usó su mano para acariciar su trasero, frotando sus dedos arriba y abajo. Con un pum, soltó su falo y chupó su pulgar en su lugar, antes de reanudar su acción y usar su pulgar lubricado para penetrar su ano.
Cane emitió un gruñido peligroso y comenzó a follar bruscamente su boca.
Fuente: Webnovel.com, actualizado en Leernovelas.com