El Amor de un Licántropo - Capítulo78
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Capítulo 78: NO PUEDE QUEDARSE CONTIGO Capítulo 78: NO PUEDE QUEDARSE CONTIGO Una hermosa mujer vestida de blanco apareció desde la dirección de la puerta.
Llevaba un rompevientos blanco y un chal alrededor de su cuello, el sonido tintineante de sus tacones altos era el sonido prominente dentro de la silente sala.
Su corto cabello rojo estaba atado pulcramente debajo de su nuca y el perfume que usaba llegaba a la nariz de los Licántropos mientras fruncían el ceño.
—¿Qué es esa mirada?
—La mujer miró fijamente a las personas dentro de la habitación, y no le gustó su reacción exagerada.
Calleb se apresuró hacia la mujer en estado de alerta.
—¿Cómo llegaste aquí?
—le espetó.
Había guardias fuera de la puerta, ¿pero cómo pudo ella pasearse tan fácilmente dentro de la sala?
¿Dónde estaban todos esos guardias?
—Tranquilo… —Esa mujer cruzó los brazos frente a su pecho, inclinó la cabeza mientras le sonreía torcidamente—.
¿Te sorprende que pueda entrar a esta habitación tan fácilmente?
—¿¡Quién eres tú?!
—A Calleb no le gustó la actitud de esa mujer, y la forma en que sus ojos brillaban como si escondiera algo.
—Retrocede, Cal.
—La profunda voz de Torak resonó, él no hizo ningún esfuerzo por detener a su Gamma por sí mismo, a pesar de eso, Calleb le obedeció de todas formas.
—¿Qué?
¿Quieres echarme después del gran esfuerzo de tu Alfa para encontrarme?
—Esa mujer sonrió con suficiencia, echó un vistazo a Torak, quien todavía no podía quitarle los ojos de encima a su compañera.
—Está bien, Cal, ella es Serefina.
—Rafael caminó hacia ambos acompañado de Belinda.
Calleb levantó las cejas sorprendido.
—¿¡La bruja!?
—¿Hay algún problema con eso?
—Serefina desató su chal y lo puso en el cajón más cercano, sus ojos color verde lima pasaron de Calleb a la chica en la cama, cuyo cuerpo estaba conectado con la máquina que emitía pitidos a su lado.
—Para nada.
En absoluto.
—Calleb levantó la mano en el aire, perdiendo su postura defensiva—.
Solo… luces más joven de lo que pensé.
Serefina rodó los ojos, y no se molestó en responderle.
Ella sí parecía más joven que su edad.
Sabiendo que había vivido durante siglos, parecía una mujer en sus veintes, sin embargo, era una bruja después de todo.
Las brujas podían mantener su apariencia fácilmente, engañando a la gente, siempre que tuvieran el poder suficiente para hacerlo.
—Supongamos que usó toda su energía para preservar su apariencia.
—Belinda intervino, mirando a Serefina con desprecio.
—¡Oh, hola mi pequeña hermana!
—Serefina fingió su sorpresa cuando escuchó su burla—.
Ha pasado un tiempo.
—¡No me ‘hola’!
—Belinda resopló.
Serefina era la hermana mayor de Belinda de un padre diferente.
Mientras tanto, Serefina era mucho más poderosa que Belinda porque su padre también era brujo, mientras que Belinda no pudo asimilar la magia como Serefina debido a que su padre era un Licántropo.
Además, Serefina era la última línea de sangre pura de su padre brujo.
—¿Has venido por voluntad propia o es porque James te encontró?
—Rafael rápidamente atrajo su atención antes de que las hermanas comenzaran una pelea.
—¿James?
¿Tu cazador?
Deberías enviar a alguien a recogerlo en el bosque del norte, me temo que tendrá problemas allí —dijo Serefina con desenfado—.
¿Qué diablos tenías en mente cuando decidiste enviarlo a buscarme?
¿Crees que puedes atraparme enviando a ese patético cazador Licántropo?
—¿Qué le hiciste?
—preguntó Calleb con curiosidad, basado en su encuentro con Belinda, nadie terminaba bien si lograban meterse en problemas con una bruja.
—Nada —Serefina encogió los hombros.
Sin embargo, nada significaba todo.
Ya deberían comenzar a preocuparse por su compañero Licántropo.
—Salgan —Torak gruñó, irritado con su intercambio.
Al escuchar la impaciencia en la voz de Torak, Rafael luego acompañó a Calleb y Belinda fuera de la sala mientras murmuraba al Gamma:
—Necesitamos enviar a alguien por James…
Después del suave clic de la puerta que indicaba que solo quedaban los tres dentro de la habitación, Torak levantó la cabeza y miró impasiblemente a Serefina, quien se acercó para sentarse en el borde de la cama, enfrente de él.
Él emitió un bajo gruñido a la bruja cuando ella tocó la mano de Raine.
—No me gruñas —Serefina lo regañó, sin mostrar ni el más mínimo miedo cuando agarró la mano de Raine en la suya—.
Tú eres el que estaba buscándome.
—Te estaba buscando por otra cuestión, no por esta —Torak mantuvo sus ojos en las manos de Raine que estaban agarradas por las de Serefina, listo para lanzarse sobre ella si hacía algún gesto sospechoso.
—Es ella —dijo Serefina, sus ojos verde lima brillaron ligeramente.
Desde que Torak envió a su cazador para buscarla, ella sabía que él había encontrado a su compañera, el Ángel Guardián.
Tal como lo decía la profecía.
Selene verdaderamente había enviado a esos Licántropos su otra mitad.
Sin embargo, Serefina todavía no podía imaginar cómo un Ángel Guardián había resucitado en forma humana.
No tenía sentido para ella.
Los humanos eran criaturas distintas que no pertenecían a su reino y eso hacía las cosas más complicadas.
—Belphegor ha hecho un movimiento —Cuando Torak estuvo seguro de que Serefina no había hecho nada que pudiera dañar a Raine, apartó la vista en el rostro de su compañera, ella aún estaba inconsciente, pero sus labios no se veían tan morados como antes—.
Y también Lilith y su horda —añadió.
Lilith y su horda eran la súcubo que había infiltrado su mazmorra antes.
Serefina hizo un clic con la lengua molesta en el momento que escuchó el nombre de Lilith siendo mencionado, como si hubiera tenido una mala experiencia con esa mujer malvada.
—Debido a que los Ángeles Guardianes han resucitado en este reino otra vez, se están volviendo más agresivos supongo —Serefina siguió sosteniendo la mano de Raine hasta que un leve tinte rojo apareció en su rostro mientras que sus labios morados se volvieron pálidos.
Solo cuando Torak vio a Raine un poco mejor, pudo suspirar aliviado, al menos parecía mejor que en los últimos dos días.
—¿Qué le pasó?
—Torak miró a Serefina.
La bruja no le respondió inmediatamente, pero el ceño fruncido en su rostro indicaba que su respuesta no sería agradable de escuchar.
—Es complicado —dijo Serefina después de un largo silencio.
Dejó la mano de Raine y se enfrentó a Torak con su expresión grave—.
No puedes quedarte con ella.
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