El matrimonio escondido perfecto: con un niño te llevas un esposo gratis - Capítulo 46
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Capítulo 46: Capítulo 46 – Eres mi ángel Capítulo 46: Capítulo 46 – Eres mi ángel Editor: Nyoi-Bo Studio —Ning Xi, el productor Wang, el escritor Ye y yo estamos muy contentos contigo, pero la realidad es cruel.
No podemos hacer películas basándonos sólo en los sentimientos, lo más importante son los fondos.
A veces no tenemos ni voz ni voto cuando se trata de las audiciones.
¿Sabes quien sí tiene?
¡El que aporte más dinero!
—dijo el director.
Mientras Ning Xi escuchaba, su corazón se hundía como una roca cayendo al fondo del océano.
¿La reemplazaron después de todo?
¿Entonces por qué le dijo Chang Li que fuera al rodaje?
—El director ejecutivo Ning se me acercó anoche.
Él sentía que eras muy nueva, y no estaba a favor de contratarte.
Sin embargo…—Guo Qisheng hizo una pausa.
Ning Xi quería sacar al director por el teléfono y darle una sacudida.
¿No puedes decirlo todo de una sola vez?
—…
Tuviste suerte Ning Xi.
Otro inversionista quedó muy impresionado contigo, ¡el papel es tuyo, así que asegúrate de dar lo mejor que tengas!
—aseguró.
—¿En serio?
El corazón hundido de Ning Xi repentinamente se elevó.
—¡No te entusiasmes demasiado!
Ella sentía que el director estaba jugando con sus emociones.
—¡Director hizo eso apropósito!
¡Casi me da un infarto!
—exclamó aliviada.
—Jajaja ¿Cómo pueden los jóvenes ser tan débiles de espíritu?
—Guo Qisheng rio.
—¿Puede decírmelo claramente?
¿He sido reemplazada o no?
—preguntó Ning Xi.
—No, no has sido reemplazada.
El inversionista en cuestión puso cincuenta millones, que corresponde al total de la familia Ning y de los inversionistas de Starlight Entertainment combinados, entonces él tiene la última palabra —afirmóél.
—¿No eran la familia Ning y Starlight Entertainment los únicos inversores?
¿De dónde salió un tercero?
—preguntó Ning Xi, ya que le parecía un poco extraño.
—La inversión llegó al último minuto, en cuanto a los detalles de su procedencia, los descubrirás más adelante —dijo Guo Qisheng, que estaba de muy buen humor.
Una inversión de cincuenta millones de yuanes apareció de la nada, sumándose a los fondos ya existentes, eso daba un total de cien millones.
Lo que era aún más importante, la audición de Ning Xi fue la que más le gustó al misterioso inversionista.
Así que no sería reemplazada tan fácilmente para satisfacer los caprichos de algún inversor ignorante.
¿Cómo podría no estar feliz?
—¡Muy bien!
¡gracias, director!
—dijó contenta.
En el momento que Ning Xi colgó el teléfono, un panecillo con ojos somnolientos abrió la puerta.
Ella estaba tan feliz que gritó, y corrió para abrazarlo y besarlo con fervor.
—¡Cariño!
¡Tú eres efectivamente mi estrella de la suerte!
¡Eres la solución a todos mis problemas!
—soltó Ning Xi con alegría.
Afuera, el Gran Rey demonio miraba triste mientras veía a Ning Xi besar a su hijo afectuosamente.
Cuando en realidad todo fue gracias a sus esfuerzos…
Bueno olvídalo.
Mientras pueda ver su brillante sonrisa nada más importa.
Pensóél.
Lu Tingxiao se acercó a ellos.
—¿Por qué tan felices?
Ning Xi abrazó a Panecillo, que estaba aturdido por el afecto repentino.
—¡El director acaba de decirme que no fui reemplazada, y que el inversor principal quedó muy impresionado conmigo!
—¿De verdad?
¡Felicidades!
—dijo Lu Tingxiao deliberadamente en un tono serio.
Ning Xi pensativa, se acarició el mentón.
—Pero el director no me dijo quien era el inversionista.
¡Tiene que ser alguien con un gusto excepcional, y con un ojo extremadamente agudo!
¡También increíblemente apuesto!
Lu Tingxiao sonrió.
—¿De verdad crees eso?
—¡Por supuesto!
—respondió Ning Xi, luego algo se le pasó algo por la mente—.
Pero estaré filmando probablemente durante el día, y a veces en la noche.
¿Qué haremos con Tesorito?
Lu Tingxiao no respondió y tan sólo observó a su hijo.
Los besos y abrazos de Ning Xi habían deleitado a Panecillo, e incluso después de oír la mala noticia aún se veía feliz y fue corriendo a su habitación.
Ning Xi estaba nerviosa, pues pensó que quizás se había encerrado en su habitación de nuevo.
Inesperadamente, volvió rápido con una tabla en sus manos.
En la tabla se podía leer la inscripción: ¡Buena suerte!
Ning Xi se conmovió casi hasta las lagrimas.
—Gracias, cariño.
¡Tú eres efectivamente mi ángel!
—dijo Ning Xi sonriente.
Lu Tingxiao miró como se abrazaban con una dulzura sin precedentes en sus ojos.
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