El Monarca Ancestral Divino - Capítulo 101
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101: Capítulo 101 – Una promesa 101: Capítulo 101 – Una promesa Editor: Nyoi-Bo Studio Cuando la gente fue testigo de que Wentian Qin le pasaba el cuadro a Rou Mu no pudieron reprimir un suspiro silencioso.
Ese chico estaba dispuesto a desprenderse del cuadro.
No pudieron evitar tener envidia de Rou Mu.
Por supuesto, esto demostró que lo que había dicho antes era verdad.
Su cuadro de la Inscripción Divina era algo que había creado él.
Si no, ¿por qué iba a estar dispuesto a darlo como regalo?
—Una buena muchacha nació en el sino del Clan Mu —una figura anciana le sonrió a Rou Mu.
Al darse cuenta de su presencia, Rou Mu notó que le daba un vuelco el corazón sin querer de la sorpresa.
Esta persona poseía un estatus extraordinario en la Capital Real.
Y no solo él, muchos de los que habían venido hoy procedían de familias de prestigio.
Había algunos que Inscripcionistas Divinos de tercer nivel mezclados entre la multitud.
—Ja, ja, ja, una muchacha del clan Mu.
No está mal —se rio otra figura.
Rou Mu se inclinó ligeramente hacia todos aquellos que les hablaban para mostrarle su respeto.
De pronto, Rou Mu se había convertido en el foco de atención y se sintió sobrecogida ante tanta atención.
—Rou Mu, ¿por qué no me vendes este cuadro?
Un hombre que parecía normal vestido con ropas sencillas habló de nuevo.
El volumen de su voz no era fantástico, pero cuando se oyó su voz parecía poseer un elemento místico que suprimía todos los otros ruidos de la sala.
Rou Mu echó un vistazo en su dirección y al darse cuenta de la actitud que mostraban los forjadores de armas que rodeaban ese viejo, dedujo que además de tener unos antecedentes excepcionales, también era alguien muy respetado.
Sin querer, echó un vistazo a Wentian Qin.
—Muchacha, debes comprender la lógica de quedarse este cuadro.
Incluso los ancianos de tu academia están poseídos por la avaricia, no hablemos ya del resto.
Si este cuadro se queda en tu posesión, me temo que solo te traerá un sinfín de problemas —continuó el anciano.
A pesar de que decía algo que no era agradable de oír, Rou Mu comprendía la verdad que encerraban sus palabras.
Ese anciano de la Academia Real exhibía una expresión desagradable.
Estaba siendo sincero.
Rou Mu se quedó en silencio un momento.
Este regalo era algo que Wentian Qin le había dado por su cumpleaños.
No estaría demasiado bien que cambiara el cuadro por dinero.
Pero como quedárselo tampoco parecía una opción, ¿qué debía hacer?
Y eso sin mencionar a toda esa gente rara.
Su clan sin duda le ordenaría que les diera la pintura.
Si se daba el caso, ¿cómo iba a desobedecer?
Wentian Qin asintió levemente ante la pregunta silenciosa de Rou Mu.
Wentian Qin había experimentado profundos remordimientos hacia la traición de la que era capaz el ser humano.
Si su cuadro no se hubiera dado a conocer públicamente, no habría ningún problema.
Pero ahora que había terminado causando tanta conmoción, si este regalo se quedaba en posesión de Rou Mu, sin duda iba a ser un desastre, no una suerte.
Rou Mu comprendió las intenciones de Wentian Qin cuando respondió: —Este regalo tiene un valor extraordinario para mí.
¿Qué me daría a cambio si estoy dispuesta a venderlo?
El anciano miró a Rou Mu y al cabo de un momento, respondió: —Te haré una promesa.
Prometo realizar una tarea para ti, sea la que sea.
Si esta oración la hubiera pronunciado cualquier otro, la gente se hubiera burlado de quien la dijera, sin duda.
Sin embargo, cuando lo dijo el anciano, se impuso el silencio entre la multitud.
Sobre todo, entre aquellos que conocían la identidad del anciano, pues sus corazones habían dado un vuelco.
A veces, incluso los ricos no eran capaces de conseguir una promesa.
Sobre todo, una promesa de ese anciano.
En ese momento, no había nadie que se atreviera a sobresalir y competir con el anciano por el cuadro.
El rostro de Rou Mu se quedó petrificado mientras vacilaba, pero oyó una voz a sus espaldas: —Rou Mu, acepta sus términos —el dueño de esa voz apareció junto a Rou Mu.
Y en cuanto le vio, no pudo evitar la expresión de sorpresa.
—Papá.
—Ahá —el padre de Rou Mu asintió—.
Acepta.
—De acuerdo —al darse cuenta de la expresión solemne que exhibía su padre, Rou Mu miró al anciano—.
Anciano, acepto.
El anciano asintió mientras decía: —Los miembros de tu clan saben dónde encontrarme.
—Perfecto —Rou Mu caminó hacia adelante y le entregó el cuadro al anciano.
Después de haber recibido el cuadro, el anciano miró a Wentian Qin mientras esbozaba una sonrisa.
—Las jóvenes generaciones son sin duda tremendas.
Jovencito, continúa trabajando duro.
Tu futuro no conoce límites.
Cuando tengas tiempo de sobras, eres bienvenido a venir a verme y hablar.
El anciano le dirigió un asentimiento a Wentian Qin y partió.
Sin embargo, sus últimas palabras provocaron un alboroto entre la gente que quedaba.
Las primeras frases eran una alabanza a Wentian Qin.
La otra mitad significaba que Wentian Qin era bienvenido a encontrarse con él cuando quisiera.
Los espectadores tenían muy claro lo que eso significaba.
Entre el gentío había incluso inscripcionistas divinos de tercer nivel que nunca tendrían la oportunidad de reunirse con el anciano por mucho que imploraran.
Pero es que antes de que el anciano se fuera, ¡el anciano le había dicho que, si tenía tiempo, fuera a verle y charlaran!
Además de haber provocado una gran conmoción, mucha gente també sintió pena.
No tendrían más oportunidades en el futuro de contemplar esa creación que desafiaba a los cielos.
A menos que…, Wentian Qin volviera a crear una pintura similar.
—Rou Mu, lo has pasado mal durante este tiempo.
Ven a casa conmigo después de todo esto, ¿de acuerdo?
—le dijo el padre de esta a Rou Mu.
Mientras miraba a su padre, Rou Mu fue presa del descontento.
No quería.
—No te preocupes.
En lo que se refiere a los recursos de cultivo que el clan te quitó, serás compensada con creces por todos ellos —el padre de Rou Mu sonrió con gentileza.
Rou Mu se quedó petrificada.
¿Todo esto era por la promesa de ese anciano?
Si ese era el caso, ¿no sería por Wentian Qin?
—De acuerdo —mirando a Wentian Qin, añadió—: Yo volveré antes.
—Sí —sonrió Wentian Qin.
El padre de Rou Mu también sonrió y le dedicó un asentimiento a Wentian Qin antes de salir del salón con Rou Mu.
En ese momento, Wentian QIn también se preparó para partir.
A pesar de que había mucha gente ahí, no era bienvenido.
Sin embargo, antes de partir, Wentian Qin clavó los ojos a ese otro anciano de antes.
Le dijo: —Quiero hacerte una pregunta.
¿Son todos los ancianos de la Academia Real tan desvergonzados como tú?
Después de decirlo, Wentian Qin se fue.
Esas palabras iban dirigidas a ese anciano que le había dedicado esas palabras tan humillantes: ¿acaso todos los alumnos de la Academia Estrella del Emperador son tan desvergonzados como tú?
El tono humillante de esa pregunta incluía a toda la Academia Estrella del Emperador.
Era evidente que Wentian Qin lo recordaba.
Esas palabras de despedida eran un tortazo sonoro en la cara de ese anciano.
No hacía mucho, cuando Wentian Qin había afirmado que el cuadro de la Inscripción Divina era suyo, muchos habían tratado de ponerle las cosas difíciles, se habían burlado de él, se habían reído y lo habían humillado.
La mejor respuesta ante este tipo de gente era una bofetada de realidad.
Mientras Wentian Qin caminaba hacia la salida, la gente automáticamente creó un camino para él.
Muchos de los que tenían estatus extraordinarios comenzaron a rodearlo, con la esperanza de tener la oportunidad de charlar con él.
Por supuesto, entre ellos había unos cuantos forjadores de armas que habían conocido en un embotellamiento respecto a su comprensión de las Improntas divinas.
Si podían forjar una amistad y tener futuras interacciones con el joven que había creado esa Impronta divina que desafiaba al cielo, sin duda les sería de mucha ayuda en el futuro.
El “payaso” de antes había conseguido un estatus muy importante de algún modo.
Incluso si no era por su talento en las Inscripciones, solo su talento para el cultivo sería suficiente para inspirar respeto entre los demás.
Zhan Ye y Yan Liu estaban juntos.
Ambos contemplaban en silencio cómo Wentian Qin pasaba ante ellos.
Wentian Qin estaba charlando con aquellos que lo rodeaban con una sonrisa en la cara.
Ni siquiera miró en la dirección de esos dos.
Tal vez ya no cumplían con los requisitos necesarios para atraer la atención de Wentian Qin.
La arrogancia que Zhan Ye tenía cuando había llegado había sido machacada y no quedaba ni rastro.
Sobre todo, Yan Liu.
Estaba junto a él con la cabeza gacha, sin atreverse a hacer un sonido.
Quizás sí que eran personas que pertenecían a mundos distintos.
El rostro de Zhan Ye estaba lleno de rabia e incluso un poco de arrepentimiento.
Antes, Wentian Qin no se relacionaba con él, pero nunca lo había humillado.
Sin embargo, por culpa de su orgullo, el otro había optado por ofenderle.
¿Qué valor tenía Zhan Ye?
En el clan Ye, había muchos jóvenes que tenían infinitamente más talento que él.
Si no fuera porque tenía el apoyo de su clan, carecería siquiera de valor.
Tan solo el duro trabajo y el talento de Wentian Qin había aventajado de muchísimo a Zhan Ye.
Esta comparación era como un cuchillo que lo había apuñalado sin piedad.
No obstante, Zhan Ye reprimió a la fuerza la autocompasión y la guardó en las profundidades de su ser.
En realidad, Wentian Qin nunca se había molestado en compararse con él porque para Wentian Qin Zhan Ye nunca había sido alguien importante.
Además de Zhan Ye, Murin y Gretchen también se sentían del mismo modo.
Esta no sentía más que desprecio hacia Wentian Qin.
Pero después de hoy, se dio cuenta de que su talento, del que estaba tan orgullosa, era basura comparada con él.
Ya fueran las habilidades de combate o el talento en comprender las inscripciones, Wentian Qin la sobrepasaba sin esfuerzo.
Los representantes de la Red de Transporte Celestial también se fueron en silencio, mientras que Yuan Xue se quedó allí callada, sin atreverse a hacer ningún sonido.
El anciano de la Academia Real la fulminó con la mirada y la reprendió con rabia: —Mira lo que has hecho.
En ese momento, el anciano quería volcar toda la humillación y la rabia que había sentido hoy en Yuan Xue.
Yuan Xue bajó la cabeza en silencio.
A pesar de que se había equivocado, el anciano no tenía derecho a criticarla así.
Había usado su estatus como anciano de la academia para sacarle el cuadro, ¿cómo iba a oponerse ella?
Y respecto a lo que había ocurrido luego, ¿no habían sido provocados por su arrogancia y sus propias decisiones?
Ella no había tenido nada que ver.
Rou Mu podía criticarla todo lo que quisiera, pero el anciano no tenía derecho a hacerlo.
Sin embargo, el mundo no se regía por la lógica.
Soportó la amonestación severa del anciano en silencio, ya que como estudiante corriente de la Academia Real era lo único que podía hacer.
¿Y no era este un tipo de tragedia?
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