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Capítulo 968: 968 Santo “Descendiente” Capítulo 968: 968 Santo “Descendiente” Editor: Nyoi-Bo Studio La muñeca de tela giró sus ojos sin vida mientras su cuerpo se enderezaba.
Miró hacia el área que la luz de la luna carmesí no alcanzaba a iluminar.
Allí, el hombre de mejillas hinchadas y los otros miembros del culta estaban parados en silencio, pero en ese momento, inclinaron la cabeza y levantaron los brazos como si estuvieran orando, piadosamente expectantes por la “revelación”.
Unos dos a tres segundos después, la muñeca de tela finalmente se puso de pie.
Justo cuando estaba a punto de abrir su boca sin lengua para producir una voz ajena a su “cuerpo”, todos sus movimientos se volvieron lentos sin previo aviso, como si fuera un robot altamente oxidado.
Oculto entre los miembros del culto, Klein logró ver un extraño Hilo del Cuerpo Espiritual extendiéndose desde la muñeca de tela.
¡Comenzó a controlarlo sin dudarlo!
Dentro de la habitación iluminada por lámparas de pared, las luces se atenuaron bruscamente.
La muñeca con ojos extraños y boca curvada perdió de inmediato el soporte propio de una criatura con esqueleto, desplomándose sobre la mesa, permaneciendo inmóvil.
En medio de las luces parpadeantes a lo largo de calles que estaban a más de mil metros de distancia, Klein perdió el control sobre los Hilos del Cuero Espiritual que logró percibir.
¡El poder que descendió con la ayuda de la muñeca tardó menos de dos segundos en escapar de su alcance!
*¡Whoosh!* Un viento frío y penetrante sopló dentro de la habitación haciendo que la alfombra sobre la cual estaban las mesas y sillas se deslizara de repente, eso a su vez provocó que el hombre de mejillas hinchadas y los demás miembros del culto cayeran al suelo.
Solo Klein, disfrazado, logró saltar a tiempo para evitar el accidente.
Por supuesto, el Ganador Enzo se mantuvo perfectamente bien ya que se encontraba en el borde de la alfombra, por lo cual no se vio afectado.
*¡Whoosh!* En medio del viento frío, la alfombra pareció cobrar vida al enrollarse alrededor de los miembros del culto, cubriendo sus narices y bocas mientras los ahogaba apretando sus gargantas.
Al mismo tiempo, varias plumas estilográficas sobre una mesa cercana se destaparon de forma autónoma antes de salir disparadas hacia adelante, apuñalando en el cuello al hombre de mejillas hinchadas.
Las plumas acabaron en un denso grupo, clavadas en un mismo punto de la víctima.
En ese instante, una silla de madera explotó y sus astillas volaron peligrosamente hacia los miembros restantes del culto, matándolos.
Cerca de la pared, el tubo de una lámpara de pared se rompió, haciendo que el gas interno empezara a filtrarse.
La tela que cubría el sofá se alzó por sí sola, se extendió y se envolvió alrededor de la garganta del conductor del tren.
Algunas de las baldosas del piso volaron, apuñalando desde abajo a otros miembros del culto.
De un momento a otro, todos los artículos en la habitación adoptaron una actitud ofensiva como si intentaran matar a todo ser vivo dentro de la habitación.
Klein intentó esquivar, pero su camisa, pantalón, cinturón, abrigo y sombrero parecían tener vida propia.
Lo inmovilizaron forzosamente en el acto.
Apresuradamente abrió la boca y dejó escapar un sonido: —¡Pa!
Imitó el sonido de chasquear los dedos.
Llamas escarlatas surgieron sobre su ropa, cubriendo su cuerpo a gran velocidad mientras se liberaba de sus restricciones.
En ese momento, la tela que cubría otro sofá se levantó como si alguien más la controlara.
Esa extraña escena se reflejó en los ojos de Klein al mismo tiempo que empezaba a temblar, sintiendo una extrema rigidez en todo su cuerpo.
¡Había sido poseído por un espíritu maligno!
Las llamas que aparecieron hace segundos no se habían extinguido.
Quemaron su ropa y su carne, solo para reducirlo a una Figurilla de Papel completamente chamuscada.
Detrás de esta Figurilla de Papel quedó un patrón cubierto de plumas.
Inspiraba un sentimiento surrealista e ilusorio.
¡Esa era la Figurilla de Papel mutada que estaba contaminada con el aura de la Muerte Artificial!
Klein sabía que la muñeca solo podría mutar en dos ocasiones.
Una era que la entidad disfrazada de deidad se encontraba cerca y había percibido la muerte de los miembros del culto; por lo tanto, empezó a preparar un descenso premeditado, y ante esto montó una trampa como bienvenida.
La segunda posible situación era que la muñeca ciertamente estuviera bajo el control de una existencia secreta.
“Él” no podría saber que el ritual de sacrificio fue frustrado, por lo cual descendería en el momento predeterminado para transmitir “Su” siguiente ronda de “revelaciones”.
E independientemente de la situación en la que se encontrara, se enfrentaría al peligro.
Por lo tanto, ¿cómo podría Klein actuar sin prepararse con antelación?
Basándose en las características de un posible descenso y en la potencial posesión de la muñeca, Klein colocó la Figurilla de Papel mutada y corrupta por el aura de la Muerte Artificial en la caja metálica de cigarros.
¡También rebajó el nivel de su marioneta al de una persona común para atraer con mayor seguridad a su objetivo y así poseerlo!
En ese punto, ¡el objetivo de posesión del “dios” adorado por los miembros del culto había pasado de Klein a la Figurilla de Papel de Muerte!
Cuando las llamas escarlatas se intensificaron, la figurilla de papel negra se encendió abruptamente, ardiendo con vivos blancos-pálidos impregnados con un color verde ligeramente oscuro.
Un gruñido más que doloroso resonó cuando una imagen persistente transparente se reflejó en una de las ventanas iluminada por la luz carmesí de la luna.
Casi en el mismo instante, los elementos que cobraron vida dentro de la habitación cayeron al suelo, volviendo a su estado inerte.
En cuanto a Enzo, varias llamas empezaron a arremolinarse a su alrededor súbitamente.
En ese momento, en la ciudad portuaria al Norte del Continente Sur, los residentes disfrutaban de la comodidad y del calor de sus hogares y familias en medio de la noche.
No notaron que sus ventanas de vidrio y las superficies de las lámparas de pared se atenuaron levemente por un segundo antes de volver a la normalidad en un pestañeo.
Durante ese ambiente atenuado, las llamas en las chimeneas se intensificaron o disminuyeron.
Los restos de comida en las cocinas ardieron mínimamente para luego volver a apagarse.
En ese proceso, las ventanas de vidrio en esa vivienda se atenuaron en gran medida, mientras innumerables llamas seguían fluctuando por todo el lugar.
Sin embargo, las personas dentro de ese cuarto estaban rezando a la Luna Primordial, sin prestar atención a nada de lo que sucedía.
Después de un período de tiempo desconocido, la luz carmesí de la luna brilló un poco, como si cubriera toda la ciudad con un velo ligero.
Ese resplandor rápidamente volvió a la normalidad, simultáneamente, una llama roja-escarlata se encendió en una vela plateada en la mesa de un comedor.
Enzo salió de dicha llama poco antes de que su cuerpo y rostro cambiaran rápidamente a los de Gehrman Sparrow.
Hace unos momentos, en el instante en que la luna carmesí brilló, había perdido a su objetivo.
«No solo posee poderes Beyonder de Alta Secuencia de la ruta del Espectro, sino que también puedo tomar prestado el poder de la luna carmesí…
Con respecto a estos dos aspectos, uno de ellos solo es posible con un Artefacto Sellado o un objeto místico…» Murmuró en silencio, considerando una conclusión preliminar.
Después de que el semidiós que poseía a la muñeca fue corrompido por la Figurilla de Papel de la Muerte, creyó tener una buena oportunidad de derribar a su oponente.
Para su sorpresa, la fuerza y los poderes del enemigo eran más variados y potentes de lo que imaginaba.
Lo único que pudo confirmar fue que no se trató de un ángel, ya que la fuerza y el nivel del atacante eran inferiores a eso.
Justo cuando ese pensamiento pasó por su mente, Klein salió del comedor e ingresó a la sala de actividades.
Había algunos creyentes rezando a la Luna Primordial.
A diferencia de los miembros del culto a bordo de la locomotora a vapor, sabían a quién estaban rezando, como si fueran miembros formales de una parroquia.
Un paso.
Dos pasos.
Tres pasos.
Klein entró a la habitación sin prisa, volviendo la cabeza cuando los creyentes lo notaron.
Percibiendo el inmenso poder de ilusión de un Hechicero Extraño, trataron a Gehrman Sparrow como un oráculo que había descendido ante ellos.
Vieron el halo de luna brillante sobre su cabeza.
Los creyentes se arrodillaron en postración devota.
Klein no perdió tiempo al preguntar con voz profunda: —¿Quién era el santo que apareció anteriormente?
Uno de los creyentes, luchando con su propia sorpresa, respondió respetuosamente: —Oráculo, era el Rey Chamán Klarman.
«Rey Chamán Klarman…
Ese nombre me resulta familiar…
Ah, claro, el autor de aquel Libro de los Secretos…
¿No llevaba bastante tiempo muerto?
Estuvo vivo hace más de un milenio.
Los santos de rutas no especiales no tienen forma de vivir tanto tiempo…
Se unió a la Escuela del Pensamiento de la Rosa pero aún cree en la Luna Primordial.
¿Acaso logró extender su vida de alguna manera?
¿O podría ser que su Secuencia por sí sola le proporciona una vida mucho más larga de lo normal?» La mente de Klein se aceleraba mientras recordaba los orígenes del nombre “Klarman”.
*** Un velero estaba atracado en el muelle, la tenue luz de la luna iluminaba el interior de la cabina.
Una figura de cabello negro y rizado con mechones blancos salió de un espejo.
Llevaba una bata con patrones carmesí.
Su rostro presentaba arrugas que no eran ni muy profundas ni superficiales.
Sus ojos estaban inyectados con sangre.
En ese momento y en las partes donde su piel estaba expuesta, como el dorso de sus manos, sus poros se expandieron al producir plumas blancas manchadas con un pálido aceite amarillo.
La expresión de ese anciano empezó a deformarse, como si estuviera soportando el dolor.
Rápidamente se sentó al lado de la cama, inclinó la cabeza, juntó las manos y conjuró en silencio.
¡Al son de su voz discordante, su frente fue partiéndose poco a poco, revelando una luna llena roja que parecía estar incrustada en su carne!
La luz de la luna se intensificó y cubrió al anciano, haciendo que las plumas blancas sobre él se contrajeran y retrocedieran a la nada una vez más.
Al mismo tiempo, su abdomen se hinchó como si estuviera lleno de líquido.
Finalmente, su ropa y parte de su piel se desgarraron en el momento en que una masa de carne y sangre cubierta de plumas blancas salió volando hacia la cubierta.
Tras retorcerse durante bastante tiempo, se pudrió y murió.
«Uf…» El anciano levantó la vista y exhaló con cansancio.
Sus ojos inyectados con sangre estaban más que sorprendidos.
Murmuró con suavidad: —¿Un Bendito de Muerte?…
Pero Muerte ya no existe…
*** Temprano en la mañana, los Verdugos Encargados de la Iglesia de las Tormentas asignados al caso de las misteriosas muertes del personal de la locomotora a vapor recibieron un nuevo reporte de inteligencia.
¡El conductor y el asistente desaparecidos, así como algunos pasajeros sospechosos, habían sido encontrados!
En poco tiempo, ese equipo de Verdugos Encargados siguió la información y encontró a sus objetivos.
Yacían colgados en fila y en silencio, frente a un edificio.
—¡Esto es una provocación!
—gruñó el capitán de los Verdugos Encargados, apretando los dientes.
Después de bajar los cadáveres y llevar a cabo sus investigaciones dentro de la habitación en cuestión, vieron a las personas habían estado rezando piadosamente a la Luna Primordial en la sala de actividades, llevando a cabo un ritual bastante diabólico.
—…
¡Deténganlos a todos!
—gritó el Capitán de los Verdugos Encargados, emitiendo una orden tras un segundo de sorpresa.
Los creyentes de la Luna Primordial parecieron recuperar el conocimiento mientras trataban de resistirse al arresto.
Sin embargo, fueron reprimidos fácilmente, muriendo o resultando heridos en el proceso.
El Capitán de los Verdugos Encargados inspeccionó el área y con un tono inexplicable se dirigió a sus subalternos: —¿Acaso no notaron la hilera de cadáveres colgando en la puerta del edificio?
Un miembro de la ruta del Lector pensó y dijo: —Esos cadáveres podrían haber sido dejados allí para guiarnos a investigar el área.
El capitán de los Verdugos Encargados se calmó y asintió con la cabeza pensativamente.
—¿Qué semidiós de la Iglesia pasó por aquí?
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