El viaje de Belu y Athos - Capítulo 11
Tamaño de Fuente
Tipo de Fuente
Color de Fondo
11: El viaje.
El bosque de los hongos.
Dos integrantes que no siguen el paso.
– 11: El viaje.
El bosque de los hongos.
Dos integrantes que no siguen el paso.
– El viaje.
El bosque de los hongos.
Dos integrantes que no siguen el paso.
– Realmente los homínidos están expuestos a sitios muy aturdidores.
Bestias y monstruos, pero más temibles es su corrupción.
– Por la ventana que daba a la calle y más allá la colina, el sol se hacía presente iluminando la habitación.
Athos no pudo dormir más allá de ello.
Al salir nos colocamos unas capuchas para de alguna manera esconder nuestros rostros de las personas de la calle y evitar los llamados de atención provenientes de los hechos del día de ayer.
Ilina…¿Mira ese lugar?
Ingresan muchas personas que parecen ser guerreros, magos, mercenarios.
Mmmm…¿Leí en un cartel que decía que se necesitan aventureros?
Presentarse justo allí.
¿Seleccionan personas para trabajar?
– Pregunta Re Aparentemente es para actividades riesgosas como aniquilar monstruos, alimañas, recoger elementos necesarios y demás.
¿Qué eso no lo hace el gobierno?
Mmmm – Dudó Ilina – Lo desconozco Se nota que son tienen un reinado inútil para necesitar de ciudadanos y extranjeros para resolver problemas.
¿Puede que paguen bien?
Tal vez.
Ambas caminaban por enfrente mirando a lo lejos, en cuanto nos instalamos en una fila con el señor Athos.
Había delante de nosotros una gran cantidad de personas.
Algunos adolecentes que venían de los poblados cercanos en búsqueda de oportunidades.
Era increíble ver en sus rostros el entusiasmo y a la vez cierta desesperación.
Hay quienes tienen buen equipo y otros apenas un hacha, o cuchillo.
Eso denotaba cierta estirpe social adquisitiva de dinero.
Nosotros no llevamos nada.
Era innecesario.
Y lo digo por experiencia.
Al ingresar al recinto.
Un gran salón con varios pisos.
Todo tallado en madera y con mesas y sillas.
Delante, mostradores con varias personas haciendo fila y en las paredes diferentes carteles con trabajos a realizar.
Las personas entraban, y salían del gremio.
Había varios empleados.
En su mayoría mujeres.
Su vestimenta era una chaqueta color verde y pantalones ajustados con zapatos.
Una dama de lentes, muy bella, cabello atado marrón claro y busto grande nos atendió cuando fue nuestro turno.
Su aspecto jovial y alegre me quitaron los nervios.
Completamos unos formularios y respondimos preguntas.
Claro era que nos colocarían en la categoría baja.
A nuestro alrededor pasaban veteranos experimentados.
Como siempre la aparición de algún engreído era de saber.
Y no tardó en querer propasarse.
Delante nuestro dio un pequeño empujón a Athos, pero no logro moverlo siquiera un milímetro.
Colocó la peor de sus caras.
Esa que llevan los arrogantes y malvados, sin embargo para el señor Athos, era uno más de tantos que terminarían viéndoselas con él.
La mirada de ese hombre era despreciativa y totalmente insulsa.
En una mesa esperaban otros maleantes de su misma calaña que reían y se jactaban de haber liquidado a un monstruo de gran envergadura.
El trofeo, una cabeza de lo que parece un mono gigante con cuernos.
El hombre de tez morena ojos negros y dientes plateados con cabello atado fue a la mesa y colocó de forma brusca produciendo un ruido en la mesa que palpitaba todo el salón.
¡Mujer!
¡Quiero mi pago!
Tenemos al Yeck aquí.- ¡B-bueno!
– ¿Pero podría colocarlo en el suelo?
El hombre se mantuvo serio, mientras nosotros estábamos detrás en espera.- ¿Me estas tomando el pelo?
¿Este es un trofeo importante?
Nosotros el grupo Alfa Frack somos los mejores – Explicó con grandeza y agresivamente golpeando la mesa con el puño – Los aventureros suelen formar grupos determinados en los cuales se unen hombres y mujeres con diferentes habilidades.
Magos, sanadores, caballeros, arqueros, asesinos, luchadores, escudos, etc..
Y luego las diferentes razas.
Sean humanos, semi humanos, elfos, enanos, etc..
El caballero es quien maneja la espada y otro tipo de armas.
Es el paladin, y siempre se lo considera un héroe.
Los magos de diferentes magias.
Puede ser mago blanco, rojo, azul, verde.
Los magos negros son impuros y nadie los quiere, su magia es prohibida.
Se les dice nigromantes.
Algunos que nacen con esa magia para no producir problemas, prefieren guardar el secreto y no dedicarse a ello.
Otros si lo hacen.
Y luego existe otro tipo de magia, una muy oscura que solo manipulan los demonios y otros seres.
Y una magia ancestral, pero esa es relegada a los dioses y no a los humanos, y otras especies.
Los sanadores, santos que vienen de la santa Iglesia que se considera otro poder paralelo al rey y con capacidades de impartir justicia.
Son los que curan las heridas.
Algunos más fuertes que otros.
Los escudos.
Quienes manipulan armas de defensa para defender, los arqueros, quienes son los que atacan a distancia, los asesinos, que actúan con el sigilo en sus manos para infiltrarse y atacar.
Todos se unen en diferentes puestos a fin de armar grupos fuertes que suban de nivel.
Cada batalla produce que el mana.
Energía que posee el cuerpo crezca en condiciones y poder, lo que genera que un hombre o mujer que tenía un nivel de uno porcientos en digamos fuerza y velocidad, pueda llegar a cien con esas características.
Los rangos se dividen en las letras del alfabeto.
Desde la g-f-e-d-c-b-a, y luego viene el rango S, SS, y por último el rango V.
El rango superior y formidable que solo los héroes históricos pueden llegar.
Todos empiezan en rango básico G, y F.
En el cual los trabajos son de limpieza, y ayuda en los pueblos.
Limpiar campos, luego E, para poder comenzar a combatir con pequeños monstruos.
Supongo que nosotros seremos un rango básico.
Al señor Athos, no le interesaba mucho aquel aspecto.
Los grupos fuertes eran Alfa Franck, Delta Monst, Gravedad X, Miss Best, Monk, Albin y otros.
Los más fuertes, los Moradores destructores y Celestiales.
¡Vamos!
¿Qué te parece?
– ¡Niñita!
– ¡Je!
¡Je!
– Se ríe con su mal aliento en el rostro de la recepcionista cuyo nombre es Francisca – ¡Por favor!
Ya se los he dicho que no causen disturbios.
– Uno de los hombres se acercó.
Llevaba una máscara oscura que cubría parte de su rostro.
Algunas personas comenzaron a sentirse incomodas por el actuar.
Alfa, era conocido por producir mas disturbios que mejoras.
Uno de los empleados se acercó al mostrador.
¡Disculpen!
Pero por favor no generen… ¡Cállate!
– Dio un empujón cayendo al suelo el hombre por parte del enmascarado.
¡Vamos nena!
– ¡Je!
¿Quiero mi dinero por esto?
¿Y luego podrías venir conmigo no?
– Y le acaricia el cabello – ¡Oiga déjeme!
¡Ahh!
– Salgan atrevidos – Expresa otra dama que les estaba sirviendo bebidas a los restantes del grupo Alfa.
Algunos aventureros quisieron meterse, pero el hombre de la máscara era bastante imponente.
Otro grupo fuerte, delta estaba instalado observando la situación, pero no prestaban atención a ello.
Más bien no les daban importancia.
Todos en su mayoría eran un rango A.
El hombre la toma por el brazo a la recepcionista Francisca.
.está bien – y la dama recoge el dinero, mientras mira a dos de sus compañeros para que lleven la cabeza – Y ella les otorga el dinero de la caza.
Al verlo ambos se convulsionaron.
Nosotros observábamos toda la situación.
Y Athos generó un gesto de no tienen remedio.
¿Y a ti te pasa algo?
¿Eh?
– Expresa Athos ¡Te dije a ti!
-Comentó el hombre de dientes plateados.
– ¡Por favor!
– Son nuevos – Dijo Francisca – Tomen su dinero – ¿Qué solo eso?
¡¡Eso es una miseria maldita sea!!
¡P-pero ..es lo que vale, e incluso les he dado más!!
¡¡Escucha ramera!!
-Y la agarra con su gran mano de la camisa llevándola a él – ¡¡Dame lo que corresponde!!
– ¡¡¿Escuchaste?!!
¡¡E-e-e-spere..m-me esta lastimando!!
Su mano se iba cerrando aferrándose AL cuello de Francisca.
Todo el auditorio estaba mudo sin poder hacer nada.
Miré al señor Athos, como también lo miraba el hombre de la máscara.
¡Disculpe!
Pero la dama ya ha hablado.
Si podría ser tan amable – Y coloca la mano sobre la muñeca de aquel apretando de tal forma que la soltó de inmediato.
– ¡¡Ah!!
– Se corrió el hombre yéndose hacia atrás moviendo su muñeca que apenas podía moverla.
– ¿Que mierda me hiciste?
– Aquella estaba quebrada como si fuera algo simple – El hombre de la máscara frunció el ceño y se acercó al señor Athos.
Solo le pedí cortésmente – Confesó de forma irónicamente.
– ¡¡Mi mano!!
– Dijo el hombre de los dientes plateados.
– El sanador se acercó, y lo curó lo mejor que pudo.
– -¿Qué rayos te hizo?
– invocó un poder grande para poder curarlo.
– ¡¡Maldito!!
– Voy a romperte los huesos – Increpa el hombre de los dientes plateados a Athos.
Fui directamente a Francisca.
– ¿Se encuentra bien?
– S-si ..gracias..¡Je!
– ¡Wow!
¿Qué fue eso?
– ¡vieron!
– Eso fue interesante – Expresan algunos de los Delta.
Otros aventureros murmuraban – ¡¿Oye ..tu?!
– Pregunta el hombre de la máscara – ¿Qué fue eso?
– ¡Dilo!
– Aquel comenzó a esparcir un aura oscura.
– – ¡Señores por favor!
-Se acerca Moka, otra recepcionista de cabello rojo largo, y ojos azules.
– No interrumpan – Expresa el escudo del grupo.
– ¡Hey!
– ¡Te estoy hablando!
– ¿Algún problema?
– La oscuridad de Athos era mayor, lo que hizo que sus ojos se colocaran de color negro, y su aura sobrepasara todo el ambiente en un nítido hedor de miedo.
Al colocarse en su aspecto defensivo, mi sangre comenzó activarse y pronto estaba con las mismas características.
El hombre de la máscara hizo un paso atrás un tanto asustado, como el hombre de dientes plateados y el sanador que no podía todavía curarlo.
El grupo Delta se colocó de pie todos alterados.
– ¿Qué es esa aura?
– No lo sé….pero es muy poderosa.
– – Señores …podrían calmarse..
– Se abrió una puerta y apareció el líder del gremio.
Un hombre viejo de barbas y cuerpo fornido de nombre Leónidas.
Leonidas Campodonico.
Que se asoma a la baranda del balcón.
– ¿Está todo bien?
Nadie emite un sonido, y con Athos nos damos vuelta para mirarlo.
El hombre se coloca seriamente y esboza una leve risa.
¿Qué interesante?
Ustedes Alfa, tomen su dinero, y no causen más problemas.
¿Entendido?
¡Gr!
– Esto no va a quedar así – Confesó el hombre de los dientes plateados que se retira con los demás.
El hombre de la máscara, aún guardaba con sus manos temblando el hedor que emanaba de nosotros.
Athos se calmaba y mi energía también disminuía.
Mientras salían del gremio los Alfa refunfuñando, ingresaban dos damas.
¿Princesa.esta segura?
¡¡Si..quiero arrancar hoy con las aventuras Zemina!!
¡Uf!
Todo se ha calmado por suerte.
– Que interesante esos dos – Se dijo Leonidas.
¡Muchas gracias!
– ¿Qué es lo que hicieron?
No respondimos y nos miramos mutuamente.
¿Bueno?
No Como son nuevos, les damos la licencia con la tasa que abonaron para arrancar con rango E.
Para trabajos simples.
Lo apreciamos Muchas gracias ¿Zemina mira?
¡Son ellos!
Lo que estaban el otro día .digo Cristina..
pero..¿?
¡Cierto!
¡Son ellos!
¡Vamos hacer un grupo con ellos!
¡¡Siii!!
Prin… – Y Cristina llevó de la mano a Zemina hasta donde estábamos, mientras recibíamos las credenciales.
¡¡Oigan!!
¡¡ustedes!!
– Se coloca frente a nosotros que observábamos sin saber – ¡¡Hagamos un grupo!!
¿Aquellas me parecía que la había visto en algún lado?
Y en efecto fue en el festival.
Al tropezar con ellas.
A decir verdad, no sabía que eran aventureras.
Sin embargo era sospechoso que tuviesen interés en nosotros, que apenas ingresábamos como tales con una categoría baja, de la cual les haríamos perder trabajos importantes.
A decir verdad, el señor Athos, tampoco es que lo entusiasme en demasía el meterse en estos embrollos de aventuras y caza monstruos, pero mientras estábamos en la ciudad sería hacer algo para no tener que buscar otro tipo de actividad.
Por mi parte estaba interesada por afán de curiosidad ir a la biblioteca central.
Allí podría saber y entender un poco mejor el mundo.
Y posiblemente al señor Athos.
¿Qué quieren formar un grupo?
– Pregunté Claro que sí!
Soy una maga experta – Se jactó de manera vanidosa mirando hacia otro sector y generando una mueca graciosa, algo que hizo que Zemina tuviera vergüenza ajena de esas palabras y gestos.
– Soy como le dije una maga y mi compañera una gran paladin, caballero.
¿Qué mejor que ello?
No, gracias – Respondió Athos secamente y observándolas de punta a punta.
De pies a cabeza.
Ehhhhh?
¡P-pero!
¿Oíste lo que dije?
Señor Athos…creo – Quise hacer un comentario, ya que su forma de actuar podría ser un tanto irrespetuosa Si, te oí bien – Dijo y se dio media vuelta para ir directo a la pizarra de trabajos Señor Athos, tal vez convenga ¡Espera!
– Dijo la princesa – Eres un insolente al darme la espalda.
El señor Athos se alejaba y fui hacia él.
¡Princ…digo Cristine….!¡Ya vámonos!¡No tiene sentido!
Perooo…grr!!
Grr!!
Ese engreído..¿Quién se piensa que és?
Gr!
– la princesa estaba en llamas, ante un enojo rotundo por la indiferencia.
Todo se quedaron sorprendidos.
No se suele rechazar ofertas de grupos.
Hasta las recepcionistas no comprendían las respuestas.
¿Señor Athos está bien esto?
Este trabajo estará bien – Dijo y recogió una ficha que decía recolectar mitro.
Un mineral muy valioso.
Al dar la vuelta siguió ignorando a la princesa y el caballero como si no existieran y fue a la recepcionista – Queremos este trabajo ¿EH?
Pero me parece que este trabajo es para otro rango.
Uno mayor.
Lo haremos.
¡ja!
Ja!
– Se rieron algunos aventureros.
Se mofaban de las palabras de Athos.
¡Je!
¡Je!
– Apenas conseguirán matar un duende con suerte con una estadística de rango “E” – Mejor suerte para ustedes, si es que no los capturan y lo torturan – ¡Ja!
Señor Athos – No le presten atención – traeremos la cabeza de aquella bestia – ¡Será rápido!
¡Espera!
¡No te vayas!
– Gritó Cristine – Y fue hacia nosotros siguiéndonos el paso ¡Aguarde!
– Zemina fue detrás – Athos, estaba dispuesto a realizar ese trabajo ¿Y no sabía cómo actuar?
– La recepcionista fue directamente a la oficina del director para dar la noticia de que un grupo de aventureros de dos integrantes recogió el trabajo de la cueva de emfim en el cual se encontraba tal monstruo.
Señor, deberíamos enviar a otros por las dudas.
Gente capacitada de los rangos superiores.
– Esas fueron las palabras luego de explicar la situación .no lo creo ¿Qué?
Pero señor..
Cada cual es responsable de sus actos.
Nosotros como gremio, no podemos responsabilizarnos.
Señor..irán a una muerte segura.
Recién hoy se alistaron, y apenas son un rango bajo de categoría.
Negó aquél.
No podemos hacer nada al respecto.
¿Aunque sea enviar a alguien para supervisarlos?
Mmmm… Señor..
De acuerdo..de acuerdo..solo porque me interesa saber ¿Quiénes son?
¿A qué se refiere?
¡je!
Es una suposición.
Estimo que si mis cálculos no fallan… – Medita un instante, en cuanto la recepcionista frunce el ceño sin comprender.
No prestes atención..
llama Rudolf para que los vigile.
De acuerdo!
– Ella saluda y se retira Uf!
Si estoy en lo correcto, puede que las leyendas sean ciertas..rayos!
Ga pasado tiempo desde que me encontré con uno de ellos..
– Caviló nostálgico el líder del gremio.
En el camino dos personas nos seguían incesantemente.
No voy a rendirme – Se dijo refunfuñando con un ímpetu casi imperceptible contra la derrota de una decisión ya brindada de Athos.
La caballero quiso detenerla, pero el capricho la detuvo indicando que era totalmente inútil.
Ambas nos acechaban los pasos.
Belu!
Diles que se retiren.
No quiero tener que escapar.
No – negó – fraguando un plan – adelantemos pasos – Dijo no bien ingresamos a un corredor oscuro tupido de maleza que se genera en la ciudad.
¿Qué?
– Corre!
Y Con cierta velocidad comenzamos un recorrido rápido hasta el convento ¿Eh?
¡¡Huyen!!
– Gritó Cristina – ¡Sígueme Zemina!
– Por allá.
Escapan por ese pasaje – Remarca extendiendo su mano.
Con el señor Athos dimos la vuelta y nos perdimos en el callejón.
Cuando llegaron ellas, no había nada.
Las dos se quedaron impolutas y sin remedio.
Esto no va quedar así!
¡Gr!
– Expresó cerrando el puño con enfado Cristina Uf!
Ya olvídelo – Comenta Zemina ¡No!..¡iremos por ese monstruo!
¿Se volvió loca?
Claro que no!
– Y le guiña un ojo con una mueca de burla.
¿Qué es ese lugar?
– Preguntó Re Es un gremio de aventureros.
Tengo entendido que aquí es donde muchos consiguen trabajos y ganan buen dinero por cazar monstruos ¿En serio?
Suena interesante – Pensó ella con su afán de mientras encontrar a Athos hacer un poco de dinero – No vendría nada mal – ¿Qué te parece?
¿Alistarnos?
No sería mala idea.
Es más posiblemente podríamos encontrar con más facilidad de Athos ¿No lo crees?
Si tú lo dices.
– Al entrar ambas, observaban como uno de los hombres mencionaba a Athos.
Les juro que es cierto.
Derribó a Gink, sosteniéndolo con una mano.
¿Es muy fuerte?
No lo parece.
Más bien es de estatura baja con muchas cicatrices negras en su rostro.
¿Muchas cicatrices negras en su rostro?
– Se preguntó Re – ¿Escuchaste?
Asiente Ilina.
¿Hey?
¡Tu!
– Se acerca Ilina a ese mercenario que comentaba tal historia ¿Qué deseas primor?
– ¿Quieres un hombre para ti?
¿O quizás dos?
¿con tu amiga incluida?
Re, e Ilina no se inmutaron y se adelantaron sonriendo, y haciendo que ellos devuelvan el gesto.
Ilina con cuidado lo estudio bien ¡Estúpido humano!
– ¿Qué me miras?
Con rapidez, estira su mano hacia el cuello y lo sostiene apretando sus venas con una miraba agresiva, e impidiendo que pudiera respirar.
– ¡Oye!
Deja a mi amigo Gussssff – El mercenario no podía respirar Solo quiero saber sobre ese hombre No lo conocemos.
Es un aventurero ¿Aventurero eh?
¡Señoritas por favor!
– Expresa una de las recepcionistas ¡Disculpa!
– Comenta Ilina que lo suelta Ambas se dirigen a la recepción para inscribirse.
¿Ustedes?
Buenos días – Queremos inscribirnos – ¡Bien!
¿Alguna experiencia?
¡Mmmm!
Yo solía jugar con los huevos de dragones de pequeña – Comenta Re Y yo…..
me gusta nadar cerca de la lava ¿Ehp?
¡Ah perdona!
¡Je!
¡Je!
– Claro, son homínidos.
–No tenemos experiencia – ¡Bi-bien!
– Las mira fijamente – Les daré el rango E.- ¡Fantástico!
Por hoy no hay trabajos de ese rango, pero pueden regresar mañana.
¿Y algo que podríamos hacer?
Hay uno de rango D.
Pero Lo haremos.
Deben cazar.
¡Mejor todavía!
¡B-bueno!
¡Qué mujeres más extrañas!
Al terminar el papeleo, fueron por el cartel del encargo.
Requería ciertas habilidades de caza sobre jabalíes y ciervos, pero las dos estaban acostumbradas y era lo de menos.
En medio de un camino a ciencia de entramado la princesa, y la caballero se introdujeron en la zona adelantándose al hecho de poder encontrarnos.
De hecho el capricho era tal que no mediaba duda alguna en arrepentirse cuando algo se inmiscuía su cabeza.
¿Sino me equivoco es por aquí?
¡Wow!
¿No creí que existiera fuera del reino moradas tan lúgubres?
¿Qué piensas Zemina?
¡Qué deberíamos regresar princesa!
¡Siempre tan agua fiesta!
No es para tanto.
Zemina es valiente, pero su sentido del deber le sabía explicar que cuando un lugar es peligroso deben retirarse.
Eso fue lo que luego de tantas derrotas tuvo que asimilar.
Recibió el cuidado de la princesa Cristina por ser la más aguerrida y experimentada en combate, siendo victoriosa en sus regimientos en la guerra contra el señor feudal del norte.
Ha visto siendo tan joven perecer a tantos como insectos pisoteados por un solo pie.
El mundo humano se caracteriza por su crueldad.
Ingresaron sin reparo y duda que las detenga a la zona oscura.
Allí el aire se contaminaba con una neblina opaca de color violeta y negro que fluía en el viento.
Los árboles y hojas secas caían en un lago candente de líquido químico altamente peligroso.
Acido sulfuro.
A pesar de su belleza, era mejor evitar ese perímetro.
No existían pastos debido a que la tierra estaba extinta.
Ningún aventurero era capaz de mostrarse tan osado para cumplir un trabajo.
Y menos si nones de un rango alto.
Al señor Athos parecía no importarle.
El miedo era una emoción que no se identificaba a la de los humanos.
Es más bien un deber, y obligación de cumplimiento.
Hicimos una pausa hasta las afueras y dejamos caballos atados cerca para que no escapen.
Presentí que alguien se nos anticipó.
Athos!
Si lo sé – Él, ya sabía de antemano.
Es tan obtusa esa niña como imprudente – Se dijo – primero iremos por ellas, si es que siguen con vida ¡Espero estén bien!
– De alguna manera pude discernir que la topografía de la zona era altamente peligrosa – pero presiento que para el señor Athos, es algo normal.
El airé aquí es un químico mesclado con el oxígeno – Te sugiero que respires lentamente – Explicó ¡Perfecto!
– wow!
Es cierto – es como un azufre misturado y muy mal oliente.
¡De dónde vengo es normal!
Recorrimos lo suficiente hasta adentrarnos siguiendo unas huellas no muy claras de humanos.
Athos, se agachó en el suelo y palpaba con sus manos determinando con un estudio corporal rl relieve a través del calor.
Es como si su piel contuviera receptores de comunicación al cerebro que indican todo el panorama.
Similar al de las tarántulas cuando verifican con sus patas peludas el ecosistema que las recibe.
Lo observaba atentamente por lo interesante.
Belu, tú también puedes captar todas ondas y vibraciones – haz el intento Señor Athos, pero… Con si mirada me indicó y acto continuo me coloqué de cuclillas con las palmas en el suelo.
Todo mi cuerpo resonaba con vibras de diferentes especies.
Es!
Es increíble – podía saber que por aquí pasaron dos personas, y que varios monstruos las seguían.
Que había un brote de árbol creciendo, pero tardaría años.
Y a un kilómetro aproximado un lago cristalino.
Lo que acabas de presenciar internamente es lo que llamamos mapa corporal.
Un examen del ambiente realizado por tu sistema nervioso que se conecta con el relieve y éste le provee la información que llega aquí – y se toca la cabeza – el cerebro.
Es como si yo fuera un censor.
Algo similar.
Es un sentido aparte de pos seis que existen.
Tacto, vista, olfato, gusto, oído, sentido extrasensorial y sentido nervioso.
Todas los objetos naturales se comunican unos a otros; no somos la excepción Wow!
Es insólito.¿ Jamás pensé que podría llegar a ello?
El mundo es muy amplio.
La magia recién empieza Belu.
Recién empieza.
Vamos a rescatar a esas dos hominidas.
CHisff!!
Estornuda Cristina – ¿Alguien debe estar hablando de nosotras?
Mi lord el espía nos ha dado el parte de informe ¿Alguna novedad?
La ciudad es un centro comercial grande.
Un reinado.
Continua… Bien – expresaba un tanto nervioso – hay personajes principales.
Uno es el propio rey y la otra figura es la llamada señora.
Quien se encarga de la economía clandestina como suelen ponerle nombre los homindos.
Efrain no preguntaba nada, más bien su rostro de fastidio lo decía todo, mientras estaba sentado observando más allá de sus soldados lo intranquilizaba.
Bespario y su grupo habían partido a la ciudad vecina.
Fue todo repentino.
¡Perdimos el contacto!
– ¡maldita sea Athos!
Ese mal nacido.
Posiblemente se movió a otro sitio.
Dividiremos tropas para alcanzarlo.
No creo… Cierra la boca Efrain.
Sino lo silenciamos, estaremos en problemas.
– Confesó Bespario, un tanto alterado.
La situación era incomoda y como uno de los líderes de clan, no le importaba más que sus opiniones.
No tardó en armar una tropilla y emprender camino al reinado de la ciudad bablionica de la reina Jerjey.
Quien disputa una competencia memorable contra el rey de Starling.
Efrain se inmutó en el mensaje de su soldado desde adentro de su choza de tela y la luz que sobrevenía hacia dentro y golpeó la mesa con su puño.
¿Solo esas noticias?
¿Solo eso?
¡No me interesa en lo más mínimo la ciudad!
Me interesa que encuentren a ese mal viviente de Athos y lo traigan ante mí.
B-bueno – titubeó el mensajero – es que…no hemos podido localizarlo.
Las ciudades inmensas.
Y hemos perdido la única ubicación que es su aroma.
– todavía tenemos que usar las máscaras para no contaminarnos.
..y es que… ¡¡Es que nada!!
– Volvió a golpear la mesa con su puño vociferando un grito ensordecedor.
– mi cabeza en el clan está en juego – Se dijo así mismo, sin reparos.
D-de acuerdo señor – mandaré una tropilla lo más rápido posible para que rastreen toda la ciudad.
¡Mmmmm.
Ya retírate!
¡¡SI, señor!!
Princesa , no se aleje demasiado.
– Zemina verificaba meticulosamente en cada lugar.
Temía lo peor, pues se estaba propagando una nubosidad inestable que las llevaba cada vez más a ingresar al entramado sitio oscuro en la cual se cerraban los caminos.
Podría hasta ser peligroso, pensaba ella en cuanto Cristina sin reparo de peligros pretendía ser digna de Athos.
¡Por aquí Zemina!
¡Buh!
Solo espero que no tengamos que lidiar con algo sumamente peligroso – se decía.
Ella desde pequeña ha sido entrenada para servir a la princesa.
Renunció a querer una vida por sí misma.
No le importaba en lo más mínimo pos lujos y tonterías de la realeza.
Solo la impulsaba su deber como paladín – caballero y ganarse el respeto en el mundo dónde el hombre tiene un status mayor por encima de la mujer a la hora de demostrar habilidades y valía.
A medida que se iban adentrando en el interior, las voces de la oscuridad se perpetuaban de tal forma que ya habían visualizado a sus presas.
Dos mujeres.
Una maga, y una caballero.
En un tropiezo Cristine, piso un objeto.
Era algo luminoso que se escondía entre la tierra reseca y unas piedras.
¡Auch!
¡Mi pie!
– ¡¿Qué se supone que es?
– Miró con cierta curiosidad y se agachó a mirar con dudas – ¿?
¿Ocurre algo princesa?
– Zemina aparece por detrás.
– Escarbando, descubre un objetivo metálico.
Era parte de una espada oxidada.
¿Una espada?
– Se preguntó Zemina – Debió pertenecer a alguien que… ¡Esta muerto!
– Esgrimió ella.
– ¡¿Mira por allá?!
– Remarcó Cristina – Ambas se dirigieron entre los pastizales.
Corrieron algunas plantas y pastos molestos que entorpecían el ingreso y privaban cualquier visualización.
Al correr la maleza en su totalidad y unas piedras, se encontraron con el peor paisaje.
¡¡¡Ahhh!!!
– Gritaron ambas.
– Varios cadáveres en huesos y semi carne sin vida.
Los gusanos que caminaban por aquellos y una parva de aves negras que se espantaban rápidamente al sentir el alboroto de los gritos y maleza.
Y por detrás de ellas un temblor que asechaba misteriosamente.
¡¡¡¡Ahhhh!!!
– Nuevamente gritaron por lo que ahora presenciaban.
Una criatura en forma de insecto con gigante.
Aterradora en todos los aspectos.
Era una colosal forma con varias patas y dos tenazas, a su alrededor comenzaron aparecer otros insectos de menor tamaño.
Uno de ellos, devoró en instantes lo que restaba de un pedazo de carne de unos de los cadáveres.
Cristina rápidamente aplicó su magia.
Una magia fuego que encendía a los insectos menores quemándolos.
Algunos corrían desesperados por el bosque.
El mayor de ello lanzó un movimiento de sus tenazas, Y Zemina rápidamente cortó una de sus patas y luego otra y otra, dejándolo inutilizado.
En menos de poco tiempo todo estaba tranquilo.
Algunos de ellos se iban desmembrando poco a poco.
¿Así que este era el monstruo?
– Pensaba la princesa con altanería – No son nada para nosotras – ¿O no, Zemina?
La caballero no expresaba nada.
¿Qué pasa?
No, no es nada..
Es que me parece extraño.
¿Qué sería extraño?
Había más de estos bichos, y desaparecieron Eso fue por mi magia impulsiva – Confiesa con narcisismo – .creo que hay algo mas ¿Hmmm?
Pronto sintieron un temblor, y alguien gritando, pidiendo auxilio.
¡¡A-ayuda!!
¿Eh?- Ambas se estremecieron Es por allá – Marca Zemina – Ahí se sienten los gritos – Las dos fueron de forma inmediata, a fin de poder verificar que estaba ocurriendo.
Al llegar el terror las invadió totalmente.
Una suerte de gorila peludo con varios brazos sostenía a quien pedía ayuda.
Había cuerpos por doquier desmembrados.
Y pronto aquel fue mordido por la mitad por el gorila gigante.
¡¡¿Qué rayos es eso?!!
¡¡GRRRRRRR!!
¡¡Grrrrrr!!!
Zemina recibe un fuerte golpe de otro mono que la lanza contra unas rocas golpeándose la cabeza.
¡¡¡Zeminaaaaa!!!
– Grita Cristina, que arroja fuego sin éxito alguno.
Y se dirige hasta donde se encontraba inconsciente ella intentando cubrirla entre la gran roca y tres de los gorilas que se iban acercando – ¡¡¡Aléjense!!!
– Una y otra vez arroja fuego, pero no logra con éxito detenerlos – Debo alejarlos, para salvarla – P-prince-e-s-sa c-c-rorra – Dice uma voz débil Zemina No voy a dejarte aqui.
– La mano peluda se extiende, y recoge a Cristina llevándola hacia su boca, mientras ella lo ve con terror.
¡¡¡Ahhhhh!!!
¡¡¡Sueltameee!!!
– ¡¡¡Sueltameee!!!
– Ella puede sentir el aliento del gran mono y detrás de ellos sus dos subalternos.
Los dientes pútridos y él, mano que aprieta el cuerpo de Cristina, intentando quebrar cada órgano.
Ella apenas puede resistirse – No, no – niega – Voy a morir aquí – ¡¡Voy a morir – Z-zemina..p-por favor huyee!!
P-princesa – La mano de Zemina se extiende queriendo alcanzarla.
Ella sentida en el suelo con su cuerpo lastimado.
– El gorila lleva lentamente a su boca a Cristina.
Sus fauces se abren con el aroma y diente filosos que lo desgarran todo.
La princesa cerró sus ojos.
Voy a morir – Se dijo una y otra vez entre lágrimas – V-voy – Comenzó a desmallarse y su respiración se dificultaba.
– ¡¡¡Grrrrrrrrrr!!!
– La princesa sentía que caía como una pluma, pero algo la sostenía.
Un charco de sangre se veía descendiendo con ella.
Poco a poco abre los, y alguien la sostenía en brazos ¿Q-quien eres?
¡Descuida!
¡¡Grrrrr!!
– El gran gorila dolido, veía que se brazo caía al suelo cortado en dos partes – Athos, dio un salto desde un árbol con su garra filosa para cercenar el miembro.
Me acerqué hacia la dama caballero.
Uno de los monos fue hacia mí.
¿No sé por qué?
Sentí el deseo de muerte y hambre y me lancé hacia su cuello mordiendo sus venas y desangrándose el animal, mientras gritaba del dolor hasta caer.
¿Q-qué acaba de suceder?
– Expresaba pálida Zemina – El señor Athos colocó a la princesa en el suelo junto a la caballero y dio un salto contra el mono mayor enterrando su puño en su cabeza, y con la fuerza de dos manos rompió el cráneo sacando parte de su cerebro y sangre que explotaba en todo los alrededores y se metió dentro de él, mientras el monstruo estaba alborotado, y una locura total que no podía aguantar junto al dolor agónico de tener alguien dentro de su cabeza que lo está consumiendo.
Por mi parte fui al último que quedaba.
De menor tamaño, que intentó alejarse del horror que veía frente a sus compatriotas, pero mi hambre era peor y con mis manos ingresé a su estómago intentando alimentarme fatalmente.
¡¡Debo comer!!
¡¡Debo comer!!
El gorila mayor se desmoronaba en el suelo muerto, aún salía fluido de su cabeza y Athos salió de allí dentro empapado de sangre masticando algo de ese simio.
Parte de su cerebro.
Era un asco total, y yo me alimentaba dentro del jugo gástrico del único mono que colapsaba de dolor hasta morir.
Ambas mujeres presenciaron un espectáculo gore y terrorífico.
Al concluir.
El señor Athos fue hacia mí, que seguía con desesperación corriendo.
¿Cómo pensé?
Al activarse mi sangre se activa la de ella.
– ¡Grr!
– Gruñi ¡¡Despierta Belu!!
– recibí un grito del señor Athos ¿Eh?
– Fue entonces que me calmé – ¡Señor Athos!
¡Perdón!
No es necesario la disculpa – me sonríe bañado en sangre y luego se da la vuelta para mirarlas a las dos mujeres que al verlo temblaban con cierto miedo – ¿Les dije que no vinieran?
¡Que no nos siguieran!
¡Perdone!
– Dijo Cristina un poco abrumada – Mmmm ..¡Uf!
– Respiró hondo Athos – Belu dale una poción de sanación a la caballero y la maga.
– Si señor Athos – Me acerqué a ella – Toma..
con esto te repondrás – Y luego a la otra mujer.
Ambas en unos minutos se encontraban bien.
Escuchen es muy peligroso este bosque.
Así que deberán venir con nosotros – No es seguro que regresen.
Lo, lo sentimos – Dijo Cristina – Es que..
Descuida – Athos le sonrió – El nivel de este bosque es abrumador.
– Prometemos que no seremos molestia – Confiesa Zemina.
– No se preocupen.
Al avanzar Athos y yo detrás, ambas nos agradecieron.
¡¡Gracias!!
¡¡Muchas Gracias!!
Mi nombre es Cristina Y yo soy Zemina.
Nos dijeron para presentarse.
Athos Belu – Sonreí – ¡¡Es un gusto!!
¡Continuemos!
Esta incursión recién comienza – Expresó Athos.
– Proseguimos por un sendero de una meseta que despoblada de árboles, podía demostrar toda la flora y parte de una fauna exótica y hostil.
Cazadores cazando y siendo cazados.
Esa es la ley.
En este punto el cielo se pintaba de nubes que abordaban un tétrico paisaje con un color gris.
Cristina se acercó a Athos.
Y no le quitaba la mirada de encima.
Observaba sus rastros y las marcas de su cuerpo y rostro como cicatrices negras.
– ¿Pasa algo?
– preguntó un tanto nervioso Es que quería… – Ya sabes agradecerte Pero ya nos agradecieron ¡Sí!, sin embargo, nos recataron sin necesidad de tener que hacerlo.
– Agachó la mirada con cierta vergüenza y sonrojada.
Su corazón se aceleraba al verlo ¡Vaya nunca vi a la princesa ponerse así de sumisa y alterada con los pálpitos del corazón – Se dijo así mismo Zemina.
El señor Athos es muy bueno.
A mí me rescató del centro del pueblo de mercenarios esclavistas ¡Shhhh!
– Athos me miró con rostro de pedir silencio y enojo al mismo tiempo.
¡¿¿Queee?
– Se preguntaron ambas El centro de mercenarios – Se dijeron Cristina y Zemina Es el centro en donde encontraron a todos los mercenarios muertos y despedazados – Explicó Cristina Tiene sentido al verlo en acción ¡¿Entonces?!
Solo la rescate…¿De acuerdo?
– Expresó con enfado y rotundamente cortante ¡Eh..
Ep!
– Bueno – Y no dijeron mas nada.
El señor Athos, de alguna forma es imponente y ello conlleva precaución de no pasar la línea que divide la confianza de él, y su humor con preguntas.
– S-solo..
– Comenta Cristina – ¿Quería preguntarte sobre esas marcas que tienes tú y Belu?
Son de nacimiento ¿Los dos?
– Fruncieron el ceño Si….
¡Je!
¡Je!
– Si las tengo de nacimiento – Expliqué con cierta risita burlona.
– Supongo que soy fea No lo eres – Comenta Athos que camina delante.
– ¿Fea?
– Nuevamente se sorprendieron Si – Y agaché la mirada con sumisión Eres increíblemente bella – Expresa Cristina sorprendida .Aparte de tener – Y se frustran ambas – buen busto y figura ¡Je!
¡Je!
¡Gracias!
Las dos se interesaban por saber sobre nosotros, y nuestro poder, pero al mismo instante temían la respuesta en una represaría.
La confusión del ataque de los simios no les permitió afortunadamente saber sobre el canibalismo que escondemos ante el peligro.
¿De dónde vienen?
De un pueblo lejano y ella como ha mencionado del campamento de esclavos – Responde Athos y luego mantiene silencio cuando entramos a otra zona desconocida.
– Ellas no volvieron a preguntar por el momento.
Las dos mujeres estaban tranquilas, y a la vez confundidas.
Todo fue tan rápido que Cristina y Zemina no sabían ¿Qué decir al respecto?
Nos fuimos adentrando en profundidades hasta llegar a la cueva.
Una gran abertura que emanaba un hedor gigante.
Athos se mantuvo quieto y su nariz como sentido del olfato captó que no existía peligro allí sino a los alrededores que es en donde se encontraba el verdadero monstruo.
Y nos remarcó.
Athos se agachó en el suelo y lo palpó con suma tranquilidad, y en instantes sus ojos se abrieron un tanto alterados.
Ese rostro nunca lo había visto en el señor Athos.
– El peligro se encuentra por allá – Cerca de esa parte – Un lugar vetusto y recóndito en el que se mimetizaban el hedor de cuerpo podridos de cualquier especie.
Sea humano, monstruo, o cualquier raza de las ya mencionadas.
Al mismo tiempo se confundía con un sonido que parecía cautivante.
– Les advierto que deben permanecer juntas – ordena a Cristina y Zemina – Belu – Tú, quédate con ellas Señor Athos..¿Es muy peligroso?
¡Desconozco!
Pero el poder que emana de esa criatura, o criaturas es de temer.
– ¡Podemos ayudarte!
– Se acercó Cristina – Claro que lo harán – Deben cubrir mi retaguardia – De las criaturas menores que se presenten.
– ¡¿Cómo es que sabes tanto?
¿Ya has estado aquí?
-Preguntó Zemina Para nada – Negó ladeando su rostro con síntoma de un enemigo cerca – Pero mi tacto ya lo ha descubierto – Observó hacia un sector fijo.
Miré allí y sentí lo que el señor Athos.
Muy a lo lejos se veía una forma humanoide con una cabeza hongo.
Era como si fuera parte de la naturaleza y a su alrededor otros.
Tenía en su mano restos de un aventurero.
Un torso desproporcionado, y a su alrededor emitía una feromona que nublaba el ambiente de color violeta.
Más allá de ello chirriaba un sonido agudo.
Muy agudo.
Era como obtener una zona de control perimetral para cualquier ser vivo que entrase en ella y terminase siendo su alimento.
Arrojó el pedazo de cuerpo que era consumido por otros que salían de la tierra.
Eran hongos humanoides.
Jamás supe que existía tal monstruo.
Era el trabajo más difícil del gremio, o del reino mismo.
Nadie, siquiera los de rango alto querían hacer ese trabajo.
Incluso la recepcionista nos volvió a mencionar que no, y muchos nos daban el pésame de muertos por obtener tal catálogo.
A pesar de ello, a Athos no le importaba en lo más mínimo.
Es como si quisiera labrarse un nombre en el mundo homínido, obteniendo la victoria.
De lo poco que conocía al señor Athos, tenía la certeza de que no aceptaría un trabajo que pudiera sobrepasarlo, sin embargo es alguien que siempre me sorprende como ahora que se mantiene quieto sin intentando captar el ecosistema.
Con su brazo mientras avanzamos, hizo un stop de alto.
Y luego señaló que nos quedemos quietas.
Ya sabes que debes hacer Belu Si – Señor Athos – Zemina y Cristina, no se pronunciaron al respecto.
Athos se introdujo entre la maleza.
Allí a metros se encontraba el gran hongo hipnótico.
Su figura aterradora se completaba con un rostro con dientes afilados, y al verlo extendió los brazos bramando un alarido que mareaba los sentidos nuestros.
Cristina se tomó el estómago con ambas manos y se colocó de cuclillas.
Pronto una bilis de vomito se esparcía en su interior escupiendo bocanadas.
Zemina en cambio se colocó frente a un árbol con miedo, como si tuviera a la mismísima muerte frente de ella.
Lo que el hongo producía eran alucinaciones y malestares.
Al confundir a sus enemigos aprovechaba para atraerlos y devorarlos con crudeza quebrando sus huesos y desgarrando las carnes.
Por alguna razón tanto al señor Athos como a mí, no nos alteraban los sentidos.
Como si fuéramos inmunes a ello.
Al ver su estado fui hacia ellas.
Sabía de antemano que secuaces del hongo nos habían visto y vendrían hacia aquí.
– ¡Tranquilas!
– Yo estaré con ustedes – Expresé para tranquilidad de ambas mujeres.
Experimentaba como criaturas temibles se iban aproximando.
Mi sentido de peligro se estaba activando, con cautela.
Perdí de vista al señor Athos sin protección alguna que pudiera asegurarme.
Era como si todo dependiese de mí, pero por alguna razón él, confiaba en mi capacidad.
¿Así qué éste es el monstruo tan temido?
– Athos se acercó lo suficiente para que ambas extremidades de sus manos y dedos comenzaran a generar una neblina negra de humo con partículas oscuras que se generaban cual átomos de la materia.
El primer enemigo se acercó a él sin premura y con total agresividad, golpeándolo de forma que lo lanzará a una roca pesada.
Y luego fue hacia él como un cazador incontrolable.
Athos fintiò a un costado y con su mano derecha atravesó su cuerpo repleto de líquidos que se esparcían.
Acido que quemaba todo alrededor.
¡¡¡Ahh!!!
¡Quema demasiado!
– Dijo – E introdujo más su puño hasta llega al bulbo que confeccionaba la circulación de la bestia y arrancarlo de tal forma que huían líneas venosas de fluido haciendo que caiga al suelo desplomado.
En su mano estaba aquel fruto que lanzó por el aire.
Al instante gusanos emergían de la tierra y se comían a gran velocidad el cuerpo de aquel hongo.
El hongo mayor, líder de ellos recogió ese corazón de planta y con sus filosos dientes arrancó un pedazo masticándolo y escupiendo al suelo.
Pronto otro hongo se generaba de ese mismo padre-madre; hermafrodita.
¡¡¿Qué interesante?!!
¿Puede regenerar otros con su saliva?
¡Entonces mi objetivo es claro!
– Apuntó contra El hongo líder.
– Athos se dirigió contra el mismo, pero varios aparecieron desde la tierra sacando sus raíces.
En momentos me vi rodeada.
Intentando defender a Cristina y Zemina.
Uno de ellos esparció unas gotas de ácido que rosaron mi hombro.
¡¡Ahh!!!
– Grité ante el dolor que me causaba.
Era una terrible quemadura.
– Estos monstruos son peligrosos.
Mi cuerpo comenzó a temblar como lo hace siempre en un mecanismo amplio de defensa y mis ojos se encandilaron en el color de la sangre que salía como lágrimas.
Me arrojé contra uno de ellos despedazándolo con mis garras y salpicaba aquel líquido destructivo.
Retrocedí, y fui hacia otro y luego otro.
Desde un punto ciego una luz quebraba todos los pronósticos.
Era el señor Athos combatiendo con el hongo mayor que cada vez que recibía un golpe se autogeneraba nuevamente a diferencia de sus hijos que solo formaban parte del suelo, al ser descuartizados.
Otros más comenzaron a salir y Athos batallaba en inferioridad.
¡Son demasiados!
– Expresé – Cada vez que mataba uno, aparecían otras especies nuevas.
Zemina estaba confusa e intentó moverse a un costado.
Uno de los monstruos se acercó y la tomó con sus manos llevando sus afilados dientes a su cabeza.
¡¡Nooo!!
– Grité y me arrojé contra aquella con mi mano y dedos extendidos cortando el cuello, siendo arrojada al suelo ello que estaba entrando en razón ¡¿Qué sucede?!
¡¡Princesa!!
– Gritó desesperada y con una estocada se colocó cerca de ella, para cubrirla de los ataques.
¡¡No se acerquen….
tiene veneno!!
– Dije No vas a poder sola.
– Confiesa Zemina.
– ¡Lo sè!
¡¿Señor Athos, qué hago?!
¡Vamos bestia ven a mí!
-Y cortó parte del brazo del monstruo y luego una pierna para que no se moviera.
Pero continuaba regenerándose de forma que el cansancio se estaba produciendo tanto en Athos, como en mí.
– ¡¿Hmmmm?
¿si seguimos de esta forma, no vamos a poder continuar peleando?!
– Piensa Athos…¿Qué podemos hacer?
La princesa quiso colocarse de pie, solo un instante ¡¿Cristina detente que haces?!
¡Quiero ayudar!
– Lanzó una bocanada de fuego alejando a uno de ellos, pero su estado de debilidad debidos a los vómitos, no le permitían generar más energía.
–El mana (energía vital mágica) estaba totalmente agotado.
– ¡Uf!
¡uff!
¡Uf!
– Inhalaba un aire pútrido que desorbitaba todos sus sentidos.
– ¿La chica?
¡¡Eso es!!
¡El fuego!
– Athos recogió una vara y atravesó el hongo líder para ganar tiempo.
Éste no tardo en quitarse tal.
El señor Athos corrió hacia nosotros a toda prisa vociferando con todas sus fuerza – detrás de él lo seguían una gran cantidad de esos monstruos – ¡¡El fuego!!
¡Lanza el fuego!
– ¡¡Señor Athos!!
¡¡Ella..no… no puedeee!!
¿Qué no puede?
¡¡Maldiciòn!!
¡¡Voy a tener que hacerlo!– ¡Beluuu!¡¡Abreme camino!!
– Gritó desesperado.
Y pasó cerca de mí – ¡¡Cubreme!!
Me coloqué delante de para evitar que vinieran pero eran una gran cantidad y su líder detrás.
Zemina estaba ocupada con los otros.
– Se requiere, un poder tal que encienda en llamas todo este venenoso bosque.
– Se dijo Athos y se colocó frente a Cristina.
– Necesito tu fuego Cristina.
Ella no contestaba para nada, estaba casi desmayada.
¿Qué sucede?!
¡Ella no puede más!¡¡Esta totalmente agotada!!
¡Si se esfuerza puede morir!
– Se enfada Zemina.
– ¡No te preocupes!
– Y Athos la recogió entre su brazos – ¡Lo siento!
– La miró fijamente ¡¿Qué ocurre?!
– Athos con su mirada fija y ojos rojos, la besó de una manera en los labios que su calor pasaba a través de un conducto que comunicaba a cada rama nerviosa de su cuerpo y lengua, en cuanto la saliva iba penetrándola fuertemente.
– ¿Qué pasa?
– ¿Qué es todo esto?
– Es como una energía que ingresa.
– ¿¿¿QUEEEEEEEE???
– Nos preguntamos asombradas y ofuscadas Zemina y yo ¿¿¿Señor Athos???
– Me enfadé – ¡¡¡¡HGrrrr!!!
¡¡Grr!!!
– Largo de aquí monstruos – ¡¡Gr!!
– La furia me estaba controlando y ciegamente comenzaba a atacar a lo que fuera que se colocase frente a mí.
– Cristina abrió los ojos.
¿¿¿¿Ehyhh???
– Se sonrojó y lo empujó contra las piedras a Athos – ¿¿¿¿¿pervertidooooo????
– ¡¿¿Que fue todo eso??!
¡¡Cierrra la bocaaa!!
– apunta contra el frente todo tu arsenal – No puedo no tengo ¡¡Hazloooo!!
– Ordena Athos Pero no ….
Te di el suficiente mana..
Yaa no hay tiempo Ella ve que Zemina se le acerca, mientras estoy delante.
Cierra sus ojos y realiza un conjuro en su mente.
El aire se condensa y comienza a calentarse.
Los hongos se detienen.
Athos fue hacía mí y me abrazó.
A medida que el sol brillaba, una gigante bola de fuego se estaba produciendo.
Grande como un vasto edificio.
¡¡No puedo contenerloooo!!
¡¡Lanzalooo!!
El viento comienza a soplar y un espiral de llamas se va formando cada vez más rápido.
Las manos de Cristina se extienden.
El sonido del viento que como un huracán no se detiene.
Zemina abraza a cristina para que no caiga al suelo.
.dos…tres..cuatro….y …cinco – El fuego explota de tal forma como un inmenso láser que desintegra todo alrededor.
¡¡Ahhhhh Grrr!!
– El fuego venía hacia mí.
– Cerré los ojos, y en instantes estaba en los brazos de Athos en medio del cielo con un gran salto – ¡¡S-Señor Athos!!
¿Te encuentras bien?
Sip – Asentí – ¿Q-que pasó?
Nuestra amiga es muy poderosa – Expresó con cierta sonrisa.
– El fuego destrozó todo quemando a los ojos.
El hongo líder aún está en pie Es ahora o nunca – Expresó Athos.
Al descender, ambos fuimos contra aquel – Y los cortamos en partes hasta solo quedar un torso una última estocada y el bulbo estaba en la mano izquierda de Athos que lo aprieta con sus uñas negras partiéndolo en pedazos.
De la tierra salían otros hongos restantes desintegrándose totalmente, y solo restaba cenizas de todo el espacio de ese bosque envenenado.
– Cristina se arrodilla y observa el alrededor.
¡¡Lo hicimos!!
– Expresa Alegrè y cansada Zemina ¡V-vencimos!
– Comenta Cristina que no comprende nada .
buen trabajo – Nos fuimos acercando con el señor Athos.
– ¿Qué?
¿Por qué?
– Se preguntaba Cristina Necesitábamos una buena cantidad de energía que aniquilara la totalidad de esta zona muerta.
¡¡Je!!
– Se ríe Athos.
– Ya podemos irnos de aquí.
– Cristina se desmayó ¡Cristina!
– Gritamos con Zemina.
– Athos verificó que todo estaba bien, y ya podíamos regresar a la ciudad.
Fuente: Webnovel.com, actualizado en Leernovelas.com