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El viaje de Belu y Athos - Capítulo 6

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6: El escape.

¿Vamos a recorrer el mundo, me acompañas?

6: El escape.

¿Vamos a recorrer el mundo, me acompañas?

El escape.

¿Vamos a recorrer el mundo, me acompañas?

No creí que alguien me invitaría a una odisea.

Tengo miedo, pero es un miedo bello.

Belu.

Estaba amaneciendo.

La homínido del tartamudeo continuaba descansando.

Debería estar pasada del sueño.

Los humanos duermen demasiadas horas.

Me levanté de entre las rocas y me acerqué a la reja.

Extendí mi mano y el choque eléctrico a acariciaba mi piel quemándola de a poco.

La descarga positiva y negativa penetraba por las uñas y mis tendones se inflaban trabándose como un calambre que recorría mi cuerpo.

Un proceso que duró lo suficiente hasta que sobre estalló la caja eléctrica y el humo salía por mi cuerpo y los barrotes.

Había desactivado con cierta facilidad la corriente eléctrica.

Solo se escuchaba un silencio general.

Un hombre se trasladaba rengueando.

De estatura baja y ojos grandes.

Iba directo a descansar en una banca que se ubicaba cerca.

Otro más alto dormía en el suelo.

El amanecer en estos sucuchos es bastante extraño.

Cerca de la entrada, se ubicaban algunas carretas con jaulas.

Posiblemente llevarían esclavos para vender.

¿O saldría de caza?

¿Sería interesante presenciar tal?

No, para nada.

Ya tengo suficiente con solo un día de estar encarcelado por estas alimañas.

Solo deseo irme y continuar dónde sea, ahora que estoy mejor.

Podría ser prudente y me retiraría con solo abrir las puertas.

Sería muy fácil.

¿Y la muchacha?

Fue bueno conocerla.

¡Auch!

¡Duele de nuevo!

Me acerqué a la homínida que continuaba descansando.

Me coloqué delante de ella y un cálido aroma y calor de su piel mermaban aquellas molestias.

Su tactilidad era como un analgésico para esos ataques en todo mi sistema.

Me encontraba bien al pegarme a ella que colocó su cabeza gacha sobre mi hombro como si fuese una almohada.

Y luego presentía como la sangre de mi cuerpo se iba trasladando con una circulación normal y placentera.

¿Me estaba adaptando gracias a ella?

¿No podía expresar bien que era?

¿Pero esa mujer emanaba una sensación de eso que llaman paz.

O probablemente sea amor?

Solo puedo asegurar que el incordio de padecimientos había cesado.

Mi cuerpo se sentía bien a su lado.

Y lentamente cerré mis ojos acomodándonos ambos.

Algunos sonidos de pájaros se sentían a lo lejos.

El chirrido de la jaula que resonaba en el campamento de esclavos.

Una caravana ingresaba con unos compradores ¡Anton!

¿Qué demonios quieres?

La máquina eléctrica está totalmente destruida ¿EH?

Eso es imposible..

¿Quién pudo ser el idiota?

El jefe lo va a sacrificar.

¿No lo sé?

Al escuchar sonidos de voz, desperté.

Había dormido lo suficiente.

A mi lado ese hombre.

¡Ahh!

Salí de inmediato de allí.

Continuaba con sus ojos cerrados y yo tenía puesto un abrigo.

– Me estudie detenidamente y luego me incorporé del suelo.

Esa prostituta de Belu..esta allí dentro..!je!

La dejaron para que se divierta el monstruo.

¡¡Sácala de la cueva!!

Los compradores querrán mujeres para divertirse.

Preciso saber que ocurrió con ese aparato – Señalando la terminal eléctrica.

– todo esta quemado.

Seguro se fundió como toda la basura de por aquí.

Las rejas se abrieron.

Apúrate..no quiero que salga ese tipo.

Son puras habladurías.

Dicen que es peligroso.

¡je!

Lo haré trizas.

No seas estúpido.

También el jefe planea venderlo a madame Sthepan.

Esa bruja se lleva todo.

Es la que controla todo el reinado del oeste.

Dos de los hombres ingresaron.

Y uno permaneció fuera con su arma en la mano.

Los demás ingresaron con garrotes.

¡Ten cuidado!

¡Tienes miedo!

¡Je!

Idiota.

Esta cueva de mierda.

Todo es silencioso.

– Unas gotas del techo caían y lo que se asemejaba a un roedor pasó rápidamente.

Varios pasos sin escucharse nada.

Una sombra se hizo presente ¡¡Ahhh!!

– asustaron ambos.

No podía ver bien, hasta que la claridad de un ápice de luz dibujo un claro redondo.

Eran dos de los guardias en el suelo asustados de mí.

¡¡Esa maldita puta!!

– Aquél de nombre Jonás se levantó y fue contra mí.

– ¡No vuelvas hacer eso!

– Agarró mi cabello y me dio un golpe en la cabeza y caí al suelo Ta saquémosla de inmediato.

El lugar me da escalofríos.

Jonás me llevaba de los pelos hacia afuera y me arrojó a un charco lodoso.

Inmediatamente cerraron la jaula.

¿Pudiste arreglar eso?

Afortunadamente se venderá.

Traigan un par de guardias para custodiar.

Eleane, la superiora pasaba por allí.

Una dama de cabello atado marrón y vestido de unos treinta y cinco años.

Mira nada más.

Estas hecha un desastre – Expresó Eleane una de las nodrizas del burdel que se hacía presente.

– Te dije en el día de ayer que le dieras de comer y regresarás – Expresó regañándome – Y luego colocó su zapato pisando mi cabeza.

Y-yo..n-o-o p-p-podía sa-salir – P-perdón..-y me lancé a llorar ¡NO ES EXCUSA!

¿Y perdiste el plato?

¡¡Eres una inútil!!

¡P-perdón..!- Agaché la mirada llorando – ¡P-perdón!

Sal de mi vista y vete a cambiar.

Habrá trabajo.

Me incorporé, y salí de inmediato de allí a la casa de burdel.

Oye no quieres divertirte hoy – Expresa Cink, uno de los guardias A Eleane.

– Cállate cerdo, sino quieres que le de aviso a Evaristo.

Es broma, es broma Eleane es la prostituta del jefe, Evaristo.

Un hombre de peso considerable.

Barbas y mal olor con una camisa ocre y un collar de oro en el cuello con anillos de gemas baratas en sus dedos robustos.

Unos ojos rojos lo presenciaban todo a lo lejos.

Los dolores regresaban.

La hostilidad también.

La comitiva de compra de esclavos no vendría hoy sino en unos días.

Eso tenía molesta al dueño y Eleane.

¿Cómo que no vendrán?

¡¡Tienen otros asuntos señor!!

¡¡Maldición.

Solo ello me bastaba!!¡¡Puf!!

¡Puf!!

– Blasfemaba golpeando una mesa que hacía las veces de escritorio.

Una y otra vez.

Sin aviso previo, lo que asustaba al mensajero que temblaba.

Evaristo era capaz de todo, y previamente siempre gozaba de un sadismo con las mujeres y hombres.

Poseía una habitación de torturas en las cuales practicaba mutilaciones y daba de comer a las bestias.

Monstruos que guardaba en sus mazmorras subterráneas para diversión.

A veces organizaba combates a muerte, orgias desenfrenadas con torturas y vejaciones que hacían pensar que quien caía en sus manos estaba condenado al infierno.

¡Nuussf!

¡Nuf!

¡Snif!

¡Ezo me dulio!

– Dije sin quejarme, respirando y tragándome los mocos que salían de mis fosas nasales que recibieron bastante.

–Fui al patio trasero donde limpiarme y dos de los hombres de Evaristo tenían sexo con una nueva chica que no pasaría los veinte años.

Ella no expresaba nada, solo estaba en el suelo, mientras uno de ellos la montaba.

Y el otro miraba en su fetiche, hasta que me descubrieron que estaba ahí ¡¡Hey!!

Vena aquí – ¿Eh?

¡Te dije que vengas!

– Y el hombre del cual no conocía su nombre se acercó y me tomó del cabello agachando mi cabeza para que le bajara los pantalones – Así está bien.

Hazlo que debemos ir a trabajar – Y cerró sus ojos.

Ya estaba acostumbrada a ese trato.

Desde pequeña me dijeron que debía tratar bien a los hombres a como dé lugar si quería sobrevivir.

– Hice todo lo posible, hasta satisfacer a ese sujeto.

El otro le hizo un gesto al concluir subiéndose los pantalones.

La mujer no reaccionaba.

¡¡Estúpido!!

¡¡No lo sé!!

¡¡Qué diablos!!

Sale sangre por su boca – Dijo el otro al cual estaba satisfaciendo y me empujó con los pantalones bajos corriendo hacia la mujer del suelo – Tiene sangre en su boca – Se agachó a verificar – ¡¡No respira!!

S-se cortó la lengua ella misma y se ahogó con su sangre!

–¡¡Estamos en problemas!!..Es nueva..

Nos van a matar – ¡¡Hay que sacarla de aquí y enterrarla pronto!!

–Salieron corriendo ambos.

Apenas se percataron de mí.

Me acerqué a esa dama luego de levantarme del suelo.

– Sus ojos estaban tranquilos y un halo de sangre sobresalía de sus labios.

Le sonreí para desearle buen viaje.

Debería felicitarla por tener el valor de poder irse sin problemas.

Me retiré de allí antes que vinieran los hombres.

Me daba la sensación de que podrían acusarme por el hecho.Ellos llegaron, pero sus mentes desesperadas y falta de ideas, no supieron determinar que había testigos y entre ellos, las torres.

Para esconder el cadáver lo introdujeron en una gran bolsa, aunque fue tarde para los dos cuando se trasladaron cerca de las afueras.

El vigía de la torre, Ernek, que lo ve todo ya que es quien controla a los centinelas, los descubrió de inmediato, cuando ellos fueron por herramientas y con el saco cargado para esconder el cadáver.

Los arrinconaron y revisaron de inmediato.

La joven había llegado hace poco y era una pieza valiosa.

La carne cara se paga con tortura y muerte.

– ¡¡Les ruego nos perdone!!

¡Por favor!

Mi mercancía es sagrada.

– ¡Y lo saben!

Ambos hombres fueron atados de pies y manos con sogas y los hicieron descender al lago oscuro desde el puente.

¡No!

¡¡¡No!!!

¡¡Perdónenos-s-s-s!!

Al ir descendiendo con el sonido de la polea, las aguas del lago se hacían turbias con movimientos.

Y al tocar el agua lodosa la cabeza de quien me había llamado, pronto se introducía y comenzaba a gritar desesperado.

Algunas burbujas se movían en demasía.

Subieron la soga y su rostro estaba desfigurado faltando un ojo en él y gritando aún con sus músculos a simple vista.

Dicen que ese tipo de dolor es insoportable.

Luego la polea se movió intensamente y lo introdujeron por completo.

Un enjambre de pirañas,concluyó el trabajo.

Luego fue turno de su compañero.

En segundos solo quedaban pedazos de carne esparcidos y sangre por doquier.

La vida en el campamento de esclavos es bastante hostil.

¿Alguien más ha hecho alguna estupidez como mis bienes?

Evaristo, “el barbas”, poseía un poder inmenso en el ramo de los esclavos y había amasado una fortuna hasta tener un campamento que prácticamente era como un pequeño poblado.Eleane, regresó al burdel para realizar unas tareas entre ellas preparar un lista de todas las mujeres disponibles para trabajar.

La comitiva de la señoraSthepantardaría unos días, sin embargo querían dejar todo listo.

Harían un buen espectáculo como los que gusta Evaristo.

La mañana transcurrió como siempre.

Salí del burdel luego de limpiar los comedores y parte de las habitaciones.

Mi trabajo aparte de todo lo correspondiente al sexo, era la limpieza de todo tipo.

Unas mujeres estaban hablando con miedo y direccionaban sus miradas a la cueva en la cual había pasado la noche con ese hombre a mi lado.

Increíblemente no me hizo nada.

Ellas comentaban que era peligroso.

Me detuve con las cubetas de agua sucia cargando.

¿Dicen que es un monstruo?

Por alguna razón lo tienen encerrado en la cueva de lo oscuro – Poseía ese nombre, y lo atestigüé cuando esos gusanos que salían de la tierra intentaron devorarme, ¿pero?

Pero ese hombre al que llaman peligroso, me salvó la vida.

Ahora están colocando nuevas medidas de seguridad.

Pensaban venderlo hoy.

La señora Sthepan estaba interesada en personal fuerte y trabajador.

Dicen que el jefe lo va usar para diversión de sus criaturas.

¿Pudiste verlo?

– pregunta Jesy.

– Niega una de ellas de nombre Ester ¡¡Yo lo ví!!

– Se acercó Claris – su cabello es negro y su piel es grisácea, y está repleto de cicatrices.

Estaba completamente desnudo.

A simple vista es similar a un humano.

¿Seguramente vivió en los bosques malditos?

¿No podría asegurarlo?

Al oírlas, era un pánico tras otro.

Una de ellas me vió.

¿Qué miras tú?

¡¡Si..sigue limpiando estúpida!!

L-lo..-L-l-lo s-siento!

Tartamuda y mal hablada, que le faltan los dientes.

¡Déjala es una pobre que no sirve para nada!

Por eso la golpean siempre – ¡¡Je!!

Algunas si tienen poca suerte Ni que lo digas.

– Me retiré de inmediato.

Y Eleane se presentó ni bien ingresé a la casa.

¡¡Hey!!

¿eh?

– miré con mi cabello cubriendo Te hablo a tí.

¿Le diste de comer al monstruo?

¡Ep..s-si –S-si s-s-señola!

¿Y no te hizo daño?

N-nop..

Eso quiere decir que está vivo y aparentemente esta calmado.

¿Tú?

Señala a otra mujer.

– Dale el aviso a Evaristo.

– ¡¡Si señora!!

Y tú lárgate de mí vista.

Hoy nuevamente le darás de cenar y lo que haya que hacer..

y ya sabes a lo que me refiero ¿De acuerdo?

¡S-si..señola!

¡¡Lárgate!!

Con esto bastará.

– Me tuvo esa maldita porquería toda la mañana.

Mientras los guardias vigilaban que no saliera aquel hombre.

¿Colocaste una nueva caja de seguridad?

Tiene mayor alcance eléctrico.

¿Aún no podemos entender cómo es que dejo de funcionar y se quemó todo el circuito?

Ya pueden bajar las armas.

No creo que eso salga No ha aparecido desde el interior de la cueva para nada.

Posiblemente ya lo hayan devorado ahí dentro.

Esa cueva es infinita.

¿No lo creo?

Ahora dicen que el jefe, Evaristo lo quiere para diversión antes de venderlo.

Llegada la noche, fui directamente a llevar otro plato de comida.

Solo le daban la cena.

Me abrieron las rejas e ingresé.

Nuevamente todo estaba oscuro y me adentré en ella para mimetizarme.

Esta vez fui precavida.

-¡Z-zeño!

¡Z-zeñor!

¿s-señorrr?

– intentaba llamarlo sin éxito alguno.

Observaba de un lado al otro queriendo encontrarlo.

–Mmmm M-m-e d-da un poco de mi-mi-miedo qui..q-que a-a-pa-parezcan – tenia realmente horror si volvían esos gusanos y solo caminé un poco y me senté dejando el plato de comida en el suelo.

– – Hola..de nuevo..

– Dijo  – ¡¡Ahh!!

P-perdon..Me-me-Asusté – Expresé respirando hondos.

Ya no tenía el miedo de siempre.

Incluso esta vez me encontraba tranquila.

No tenía que estar con los hombres.

– E..Eh..e.sto es pa-pa-raus-usted – Expresé – ¡Gracias!

Era un plato de comida rustico.

Sobras de lo que fuera.

Carne y verduras con un pedazo de pan con moho a su alrededor.

Solíandarles a los presos comida vencida para evitar gastos.

No es necesario – Expresaba Mmm ¿?

– Con ello me daba por enterada que seguía alimentándose de las lombrices y tal vez otros seres que estaban dentro de la mazmorra de la cueva.

– Y mientras agaché la cabeza y miraba el plato con la sopa rancia – No le quitaba la vista y él, se dio cuenta de ello.

¿quieres comerlo tú?

¿Eh?

¿Y-yo?

.yo ya he cenado.

Te ofrecería..pero…… Y me lancé hambrienta contra el plato a comer rápidamente.

¡je!

¡Je!

Como decía te ofrecería lo que tengo de cena, no obstan…te ¿Eh?

¿Ya terminaste el plato?

¿Y devoraste el pan?

Asentí con migajas en mis labios.

Realmente tenías hambre – y pasó su mano sobre mi mejilla para quitar unas migas como si fuera una pequeña infante.

Con un poco de vergüenza corrí el rostro.

El hombre no dijo nada al respecto.

– Quieres..

y señaló al fondo de la cueva un cuerpo de lombriz Negué de inmediato varias veces ¡¡Je!!

¡Je!

Estimo que no sale bien.

– Dijo, mientras yo miraba el suelo con cierto puchero – ¿Cómo te llamas?

– Preguntó y lo observé.

Nadie preguntó mi nombre nunca, o no lo recuerdo.

– Y-yo..¿Mi-mí no-nombre?

.

– hizo una mueca burlona.

¡B-belu!

¿Belu?

Asentí.

.Yo soy Athos..

¿A-athos?

Así es..

es un gusto Belu – Y me sonrió de una manera que me quedé paralizada ¿Sin saber qué responder?

Primero mi nombre, y ahora ¿Esto?

¿por qué?

¿Qué es esta sensación que no comprendo?

.

lo siento si fui grosero ¡Je!

– Y se rascó la cabeza.

Me agaché contra la pared.

– ¿No quieres regresar no?

Negué.

Realmente me sentía a gusto aquí.

Era mejor que estar con esos hombres.

¡Tranquila!

– Y fue directo hacerse ver en las cercanías, fuera de la oscuridad – Los guardias del otro lado de la reja se asustaron y se alejaron un poco.

Lo miraba con rostro aborrecedor.

Aquellos en sus nervios se iban alejando y luego se desvaneció viniendo a mí – No te pedirán que vayas – ¿Qué ocurre?

Acabo de ver al monstruo Fue la prostituta a llevarle comida No lo sé, ni me importa, pero da mucho miedo.

–Dijo uno de ellos.

– Déjalos ahí.

Si al otro día está viva mejor, y sino ya sabe.

Eleane no dirá nada, ya que esa muchacha no importa.

– La señora me había enviado, debido a las habladurías de que era muy peligroso aquél esclavo de nombre Athos, y gracias a ello, yo pude pasar la noche con él, sin problema.

Y así sería.

– Nos mantuvimos en silencio por un buen momento.

Digamos que estaba nerviosa y no sabía de qué conversar.

Él.

No entando observaba al frente como si quisiera algo.

Y me acerqué a él quitándome parte del atuendo de vestido.

¿Qué?..¿Eh?

– frunció el ceño – ¿Qué estás por hacer Belu?

– Me dirgió la palabra con tono seco.

Eso me asustó.

No deseaba alterarlo, solo que creí que precisaba de tener el cuerpo de una mujer a su disposición.

Al final de cuentas es como para lo único que Belu sirve.

Si iba a dárselo a alguien, que sea éste hombre que al menos me dio unos segundos de cierta tranquilidad.

– L-lo siento – Y me eché para atrás – P-pe..nsé que Athos q-quería Quédate tranquila..Ese lugar que llaman Burdel, me imagino con solo poder oir y ver lo que ocurre.

¿P-puede ver hasta ese sitio?

–Le pregunté intrigada, pues me parecía imposible, estando en un lugar tan oscuro.

.eincluso – y levantó un dedo – También oigo todo lo que hablan.

Me parece interesante, para un ser que ha venido al mundo.

¿N-no c-comprendo?

Está bien.

De donde vengo, es algo simple.

Mi raza tiene ciertas capacidades.

¿R-raza?

¿no te he dicho?

No soy de por aquí.

Ya te diré si hay tiempo.

Que estimo que lo habrá.

Me hubiera ido, pero la realidad es que no tengo fuerza suficiente, e incluso, necesito hacer algo en éste lugar, si mis oídos no me están fallando.

Eso podría incluirte.

Claro si estas dispuesta.

¿N-no puedo comprender n-nada de, de lo que A-athos m-menciona?

– Realmente me era todo muy extraño.

¿Qué debía hacer algo?

¿Qué es de otra raza?

¿Qué puede ver y oír todo?

¿Acaso es un brujo, o nigromante?

– Cavilé mirando al techo, pensativa.

– Y nuevamente comencé a sentir frio por el gélido viento que sobrevenía desde el interior de las cavidades de la cueva.

– Ten, póntelo.

¡G-gracias!

Tienen los homínidos cuerpos simples y débiles, sin embargo el tuyo padece un deterioro abismático.

Eso se debe a que probablemente hayas tolerado una hambruna temprana.

– Luego contempló algunas marcas de mi vestido rasgado – ¡¡Mmmm!!…Ya veo.

Permanecer más tiempo en un lugar así concluirá tu vida.

No le respondí, pero esta vez comprendía lo que me argumentaba.

¿Dónde podría ir alguien como yo?

Sé que no respondes, aunque lo sabes bien.

A veces uno, cree que pertenece a un sitio y no es así como debe ser.

Sino buscarlo.

Los hay de todo.

Lo que son obligados – Y arrojó una piedra a los lejos y se lanzan a la aventura, y los que optan por propia decisión.

Y-yo..n-no sé ..¿Q-qué haría?

Belu..N-no s-sirve para nada.

– n-nací aquí y m-moriré -Y señalé al suelo.

Realmente no tenía donde ir y si quisiera me matarían de todas maneras.

-.

T-tampoco me de-de-dejarían – Me costaba decir esas palabras sin que escapará alguna gota de lágrimas de mis ojos, en cuanto un moco colgaba de mi nariz, el cual limpié con parte del atuendo del vestido pasando mi codo.

–Y respiraba llevando hacia dentro ello.

Puedes ir dónde gustes Belu.

Es decisión tuya.

– Y-yo agradezco – Dije sin tartamudear – ¡Pe-pero, no-no tiene caso!

– Y me lamentaba visualizando todo el exterior y el peligro.

Athos apreció lo que expresaba y como si viera atreves de mis ojos, pudo darme una señal Ya te dije…la decisión es tuya.

Lo demás se soluciona de manera simple.

– Expresaba con confianza.

Al oírlo tan seguro, me costaba asimilar.

Era quizás la seguridad en sus ojos color carmesí y su sigilosa voz que a veces denotaba una sensación de fraguar alguna macabra conformación de ideas destructivas.

Interpretar a una persona de su status puede ser difícil.

Me levanté del suelo y me trasladé hasta las cercanías de las rejas G-gracias de to-todas f-formas, aunque Belu no, no, ti-tiene re-remedio – Belu es solo un des-despojo, c-como lo.

Lo f-fue mi ma-ma.

– me volví a entristecer por solo ver su imagen escapando en nieblas oscuras y desdibujándose en fragmentos.

– No se encontraba nadie a las afueras.

Acerqué mi mano a la reja.

La vibración del shock estaba muy cerca.

Es verdad que no tenía remedio.

Total ya he pasado un buen momento.

¿Eso es importante o no?

¿Concluir aquí podría ser?

Mi manó fue directo a recibir los volteos, pero alguien me detuvo, colocando la suya antes y deteniéndome.

No es necesario que termines así – El hombre Athos, se coloca seriamente.

– ¡¡¿Q-que?E-es..P-e..peligros!!

– Me di un susto al verlo.

Ya te he dicho que no hay problema alguno.

– Y nuevamente la electricidad se consumía de tal manera que el aparato de luz internamente implosionaba sin dejar huella alguna.

Y luego la puerta se habría – Vete a descansar.

– Dijo.

– Lo visualicé en cuanto desaparecía de mi vista.

– Salí de allí rápidamente, ya era pasada de la madrugada con el cielo estrellado, y me metí en una habitación del establo de la vieja casa de atrás del burdel para evitar a todos los hombres que pasen en su nocturna guardia y borrachera.

Olía tan mal junto a la bosta de vacas y cerdos, que nadie se atrevería a ingresar.

Cada vez estaba más confundida.

Siquiera pregunté como lo hizo.

No era necesario, como tampoco porque colocó su mano ante la mía y el metal de los barrotes eléctricos.

Se oían voces de discusión en ciertos lugares.

Otros de golpes, y otros de risas, y otros de tristezas.

Frente a un pajal de heno, me eché a dormir.

Si la señora me encontraba tampoco es que me importase demasiado.

Y el rostro de Athos se me afirmaba de entre los recuerdos malos como algo bueno que podría sobresalir.

Algo así como reparador al corazón.

Me dormí profundamente.

Y los primeros rayos del sol entraban en el establo Al despertar bostecé y unas moscas pululaban cerca de mí.

Las espanté con las manos.

En un revoloteo fueron hacia un bulto que estaba por allí.

Al encontrarme tan cansada, volví a bostezar y llegando casi a la salida la puerta se abrió de repente.

¡Así que estás ahí!

– Y me dieron un golpe en el rostro – Era Fink Esta allí ingresó, uno de los hombres de la guardia de Vespasio.

No entendía nada de nada, y el guardián fue al bulto para verificar y le quitó los ropajes.

Otra mujer muerta.

Esta vez por asfixia.

Era Claris, la prostituta que había cruzado antes de ingresar a darle la cena a Athos.

¿Está aquí?

– Ingresa Eleane a los gritos – ¡¡O dios!!

-¿Qué estabas haciendo tú?

– Me pregunta, mientras yo estaba en el suelo.

¡Y-yo..No..NoZe..- Pe-perdón!

¡¡Habla idiota!!

¡Puff!

– Me grita y me da un golpe certero agarrándome de los pelos y comenzando a arrastrarme.

– ¡¡Habla!!

– Otro y otro golpe y luego una patada fuerte en las costillas.

– Y-yo..No hi-hizee –zee na-nada – me lancé a llorar ¡Uff!

Tanto que te dimos.

¡¡Tanto!!

Una mujer muerta.

– ¡¡Ya sabes el castigo!!

– Expresa a los gritos Eleane.

– El aparato eléctrico esta averiado y todo quemado Ella estaba ayer en la jaula.

– ¿No sé cómo lo hizo?

Un par de golpes tal vez acomoden sus ideas ¡¡Pe-per-dón!!

– Pedía clemencia.

Y no paraban de golpearme.

Deja ya de pedir perdón.

Una de las prostitutas muertas.

El vigía dice que no pudo avistar nada, pero debe ser en la noche.

Y la caja destruida.

Llévenla, a la torre – Comentó Eleane.

– Todos los avisos fueron para Evaristo Vespasio ¡¡Pero que mierda les pasa a todos!!

¡¡Fue la muchacha!!

¡¡Uf!!

Ya me encargo.

¿Y el cuerpo?

Dicen que la puta criada tartamuda la mató.

Según las damas que estaban y frecuentaban con ella.

¡Esa mierda!

Mientras me interrogaban, me golpeaban en el rostro y partes del cuerpo.

¡Tranquilo!

Si continuas no llegará a la ejecución de la soga.

Pero podemos divertirnos mientras tanto Cof!Cof!

– En cuanto estaba acurrucada tomándome con ambas manos el estomago que se retorcía;comencé a vomitar sangre en demasía.

A tal punto que era una secuencia de terror y crueldad extrema.

Nunca había recibido una paliza tan severa.

Me daba vueltas la cabeza y solo podía ver de un ojo.

El otro no sentía nada.

Tampoco en ciertas extremidades.

Yo, Yo nohice nada.

Aunque al final solo soy basura, no tenía sentido que intentara siquiera defenderme.

¡¡Esta tosiendo y escupiendo sangre!!

Átala y déjala aquí.

Como quieras.

Todavía tiene resistencia.

¡je!

¿Ya es suficiente?

Evaristo Vespasio.

Se presentó a las afueras junto Eleane.

Algunas de las compañeras de Clair aguardaban.

Su cuerpo fue enterrado en una fosa común.

La celda de la cueva estaba vigilada y solo cabía el mero silencio.

Algunos guardias estaban parados allí.

Impolutos y sin nada que explicar.

La reja se falseó en su cerradura.

Eso llamó la atención.

Con un leve movimiento de viento, una niebla espesa se hacía presente convocando un desconcierto.

El chirrido de los sonidos del oxido de los barrotes, demostraba el mal estado.

La puerta de la reja se abrió.

Para sorpresa de los guardias que fue lo último que pudieron presenciar.

Un espectáculo hostil y determinante.

Y la neblina se amontonaba con un hedor de amoniaco que cortaba la respiración de pos alrededores.

Como una confusión y alto elemento contaminante.

Pronto todo el espacio se dibujó de un clímax altamente toxico.

En cuanto me llevaban cargándome, no poseía conciencia de mi misma.

Mis huesos fracturados, y la bilis de coágulos que se escapaban de los poros de la piel reseca y carcomida.

Lo único intacto podría decirse que era ese vestido haraposo que me acompañaría hasta la muerte.

Es un fin aterrador.

Ojala en otra vida, pueda nacer en un lugar en el que por lo menos no me lastimen.

Desdicha es una palabra que se escribe al comienzo con d de dolor, pero concluye con a de alegría.

Era esa fuente confiable de saber que pronto se terminaría.

¿Qué imaginará Athos cuando lo sepa?

¿Podré encontrarme en la otra vida con él?

¿Ahora que lo pienso, no pregunté nada sobre él, y quién es y de dónde viene?

Es una lástima.

Debí armarme de valor para ello.

Me dieron varios golpes de más, lo que me produjo varias costillas rotas y luego me colocaron la soga.

Ernekmanifestó que me vió ingresar al granero.

Y que horas después ingresó Claris.

Me ataron en cada extremo y las poleas chirriantes y oxidadas comenzaron a funcionar en cuando me bajaban al lago que burbujeaba cuando algunas gotas de mi sangre cayeron.

Cerré los ojos.

Y desistí de querer resistirme.

Tenía mucho miedo, pero eso ya no importaba Estaba solo a centímetros de que introdujeran mi cuerpo.

Y-yo… – y salían lágrimas.

– Es tu decisión – Recordé las palabras de Athos – ¡¡Y-yo Qqqui—eroo irme Po-por favor!!

¡¡Qué alguien me salveee!!

¡Snif!

¡Snif!

La soga se rompió y mi cuerpo caía a lo hondo del agua sucia y lodosa.

Algunas burbujas de mi boca salieron y estiré las manos.

Extrañamente los peces no se acercaban y mis ojos se estaban empañando de desesperación y poco a poco me hundía.

Una mano se aferraba a la mia.

No podía ver muy bien.

y pronto me sacó de allí a la superficie.

Con sus dos manos me tomó, pero era inútil.

Los últimos golpes dañaron toda mi contextura.

Solo podía vivir gracias a la adrenalina.

Estaba entre los brazos de alguien.

Al verlo detenidamente me di cuenta que era Athos.

Ze-Zeñol..A-athos.

– Generé como último suspiro una leve sonrisa – Los golpes fueron demasiado.

Debí intervenir antes.

– Athos se mordió una de sus venas y medio de beber su sangre.

– Esto ayudará.

Aún respiras.

Ante ello sentí un fuerte dolor en todo el cuerpo y temblores de todo tipo.

Me llevó nadando hasta una orilla y me colocó cerca de una apertura de un escondite.

Puedes quedarte aquí.

Volveré pronto.

Ze-señol..A-Athoos..

– Y me desvanecí completamente.

– La miseria humana es peor que en mi mundo.

Posiblemente si acabo con todo podría liberar a Belu de un antro de perdición.

– Ahora ella me pertenece según las reglas de mi tribu, pero debo aniquilar a todos los que maltraten mis pertenencias.

– Aclaró Athos – Lo siento por los homínidos.

–y dio un salto gigante hasta caer en el suelo de la superficie cerca de la maquina en la cual estaba la soga cortada.

– ¿Quién eres tú?

Oye te está hablando.

¿Qué hiciste con la chica?

Bueno eso no importa.

–Y se acercó y colocó la mano en el hombro de Athos que lo miró fijamente – ¿Qué no vas a decir nada?

– el cuerpo de ese hombre estallaba en mil pedazos.

¿EHH?

– Los otros dos se quedaron mudos – ¿Q-que acaba de suceder?

Es el monstruo – salió de la jaula.

– Athos estiró el dedo indicé y sacó uno de los ojos de quien dijera eso y luego la mitad de su rostro sin matarlo ¿Verán lo que es torturar?

– Dijo aquél y luego abrió el estómago dejando salir las entrañas del otro – Tú, avisa que hoy irán al infierno mismo.

– señaló a uno de los hombres mientras le quitaba ambas manos en partes.

-.

¡Ahh!

Gritó el hombre ¡Date prisa!

– Desde atrás de Athos una niebla espesa se prolongaba sobre el campamento y las cercanías.

– varios monstruos comenzaron a venir hacia el campamento.

–Eran los gusanos que rompían los esquemas de la cueva.

Las heridas sanaban y desde arriba una densa neblina contaminaba todo el lugar como si estuviera maldiciendo el campamento.

Mi ojo roto se recuperaba con los huesos quebrados y después de ello el fuego en mi vientre.

Sentí un dolor agudo.

Tal que lastimaba todos mis nervios.

¡¡Ahhhh!!

– Comencé a gritar – Ahhhh!!!

Y remordía mis dientes crujiendo con chirridos estresantes.

– ¡¡Ahhhh!!

Desde muy arriba cerca del porte donde enviar a los que caen al lago se oían gritos de desesperación.

Eran voces conocidas.

Mis sentidos estaban agudizándose.

Abrí solo un ojo para ver como caían cuerpos en partes de esos hombres y mujeres que aún por casualidad mantenían la vida hasta que las pirañas completaban el trabajo devorarlos.

¿Q-qué está ocurriendo?

– mi voz se iba aclarando.

Varios chapuzones y descensos.

.lioooo!!

– Escuché un grito de una mujer intentando salir del agua.

Parte de su rostro era comido por los peces.

Era un horror ver la mitad de sus músculos faciales destrozados.

Era Eleane que me observaba con malicia hasta hundirse dejando un huella de sangre.

Y Luego intenté ponerme de pie, sin embargo me era imposible.

La respiración me dolía con cada soplo.

Athos caminaba por cada punto del campamento, y los gusanos que escapaban devoraban a cada humano que encontraban.

Ernek yacía en su torre colgado.

Intentó dispararle y perdió loa brazos y su cabeza.

Era un torso con piernas.

En ese intenso mar de confusiones los esclavos aprovechaban para dar pie a una sublevación.

Escapaban como podían.

Ningún mercenario y esclavista se mantuvo en pie.

Evaristo estaba en su recinto sentado del otro lado del escritorio.

¿Así que viniste hasta aquí?Una vez alguien sabio me dijo que jugar con la maldad puede ser peligroso – Respiró hondo.

Ustedes son tan ilusos y a la vez ignorantes.

¿Osan usar el apelativo de maldad con nosotros?

– Athos observó el alrededor – ¡Je!

Este mundo y todos funcionan así.

No hay lugar para meras bondades que son sacrificios estúpidos.

No puedo comprender lo que expresas humano.

Un rey sin corona que juega a ser un dios en un mísero campamento.

¿Y tú, un exiliado?

Porque eso es lo que eres, bestia del inframundo.

¿Te diste cuenta?

Tarde…aunque hubiera preferido que nunca vinieses con tu ruina detrás.

Veo que encontraste calma en esa plebeya esclava.

Esa mujer guarda una interesante sensación de calidez humana.

Algo que ustedes nunca comprenderían.

La miseria y la barbarie.

Son armas de doble filo.

Teme a tu propio sentimiento consumido por la maldad.

¿Unas últimas palabras?

No me arrepiento de nada.

¡je!

Athos lo miró con extrañez y con solo mover sus manos quebró cada hueso de Evaristo haciendo que salgan de sus carnes e infringiendo el máximo dolor como lo ha hecho con todos.

De su nariz salió un líquido similar a la sangre y se retiró del reciento.

Por las calles de un poblado que solo eran fantasmagórico, podía apreciarse innumerables cuerpos y algunos vándalos intentando escapar de las criaturas que venían por el olor a alimento.

Athos, fue expulsado de su tierra por un crimen que conllevaba a las dos opciones: muerte, o exilio.

Nunca había aniquilado a ningún ser en su vida extensa, sin embargo al llegar al mundo humano, comenzó a evolucionar de una forma áspera.

Su cuerpo mutaba, como su mente y corazón.

Y comenzó a sentir, percibir desde sus sentidos y razonamientos lo que significa ser un homínido.

Eso le dio a comprender un cierto punto en su escasa estancia de encierro, en cuanto se curaba.

Lo que había aquí no era nada importante.

Solo despojos de una mini civilización asquerosa que dedicaba su existencia a la corrupción, algo que aún no le quedaba claro, y solo, solo puedo encontrar una persona que poseía un corazón puro.

Era necesario que la llevase consigo, pues le sería de utilidad en su ostracismo, aparte de que de alguna manera poseía aquella mujer un don para calmar su eterno tormento de su cuerpo.

Pronto comenzó a tambalear, y se movía en péndulos reiterados.

El proceso de adaptación al mundo humano era de difícil complejidad.

Se detuvo unos instantes entre el fuego y el humo esparcido.

Un cartel que decía Burdel en pedazos y direccionaba a la casa de tolerancia que estaba en llamas.

Consumí demasiada energía y de inmediato encontró un pedazo de carne de alguien que estaba agonizando.

Uno de los bribones que golpeó a Belu en oportunidades.

¡A-ayud….!

Athos, lo observó secamente con una pútrida visualización, y cortó partes de su cuerpo para devorarlo.

Los demonicos conocen otro tipo de dolor, pero él pudo discernir a través de la piel de Belu lo que es el sufrimiento constante.

El cuerpo tiene recuerdos amontonados y una memoria única que brilla y se apaga constantemente.

El hombre gritó viendo como lo devoraba sin asesinarlo.

La neblina se disipaba y quedaban destrozos y despojos de todo.

El olor a muerte era tal que las moscas vinieron en cantidades agrupándose para elegir los cuerpos Es parte de la vida.

Comer y ser comido – Expresó a viva voz.

Y luego caminó hacía el lago para trasladarse a la orilla.

Allí me encontraba descansando y él, se colocó a mi lado y dejó un atuendo acomodado – Esa energía es todo lo que necesito.

Y se durmió junto a mí.

Pasaron varias horas desde que ocurrió todo el escenario de destrucción.

Desperté y a mi lado estaba Athos, profundamente dormido.

¿Eh?…¿Qué hago aquí?

¿Qué está pasando?

¿Dónde estoy?

– Me asusté por la situación.

Mi cuerpo estaba desnudo, pero limpio.

Entero en todas sus formas y a mi lado había unas ropas.

– M-mi habla..

No, no, estoy tartamudeando, ni tampoco silabeando.

– Acerqué mi mano a mi boca y pasé los dedos.

– ¿Mis dientes?

¿Mis dientes están todos?

– Y luego observé mis manos.

No tenían callosidades, aunque mi rostro, al palpar con la yema de los dedos encontraba una que otra cicatriz.

Mi cuerpo también…¿No comprendo?

Solo sabía que estaba a punto de morir enviada al lago de las pirañas.

Y Athos.

Fue lo último que pude avistar.

No, no era mi imaginación.

Era él.

Era Athos que vino por mí.

Vino a rescatarme.

¿Pero, Por qué?

¿Para qué arriesgarse por alguien como yo?

– Y lo contemplé en su sueño potente y sin ánimos de despertar.

– ¿Y cómo es que estoy de esta forma?

Me coloqué las ropas que había allí.

Una suerte de pollera y una camiseta con una chaqueta.

No tenía zapatos.

De hecho nunca he usado.

Y mis pies estaban fríos y débiles.

Me dolía mucho la cabeza y sentí hambre en mi interior.

Una necesidad de querer alimentarme de inmediato.

Me acerqué hasta la orilla del gran lago y cerca de la abertura en la cual esta Athos hay una escalera.

Había un pez fuera del agua.

Me agaché hacia él.

Mis manos temblaban fuertemente, y se estiraron sin control.

Rápidamente lo recogí y dí un mordisco y luego otro, y otro.

Tenía mucha hambre.

Mi cuerpo me pedía alimento y pude ver algo inusual.

No tenía preocupación de nada y recogí un brazo de alguna persona.

Tenía un tatuaje.

Era uno de los maleantes esclavistas.

Di un mordisco, y en cuanto lo hice sentí un odio y desprecio.

Era como si la carne de aquél estuviera infestada de todas sus razones y sentimientos abominables.

Y luego me lancé a llorar por ello, ya que mi memoria recordaba el mal trato y el tormento de años.

No discernía que era lo que estaba sucediendo.

Arrojé los huesos y las burbujas de los peces piraña se movilizaban intentando obtener un retaso de alguna piel sobrante.

Me desplacé hasta las escaleras y subí sin complicaciones hasta donde me habían arrojado.

Las poleas estaba cortadas con las sogas y la gran biga que lo sostenía partida al medio.

Había olor a comida por doquier, entre cuerpos y algunos de esos gusanos que al verlo temí por mi vida, pero se alejaron temerosos.

Era como si pudieran obtener información vital de mí, o tal vez de Athos, y sus sistema defensivo les advirtiera del peligro.

Pero mi hambre era mayor y fui contra uno pequeño que intentaba meterse en la tierra.

Lo tomé con ambas manos y lo partí en dos.

Llevé el jugo de sus líquidos y entrañas a mi boca.

Bebía para calmarme.

Así proseguí con otros.

Tenía mucha comida, pero llegó el momento de detenerme.

Lejos y en cenizas, estaba el burdel totalmente destruido.

Di unos pasos hacia la puerta.

En el suelo unos zapatos.

Me agaché y me los coloqué.

No eran gran cosa, sin embargo no eran de nadie.

¿Todo esta destruido?

Como si hubiera venido la parca.

Todos están muertos.

– Dije, en cuanto me colocaba el calzado.

Ingresé, y solo descubría escombros y algunos cuerpos calcinados.

Hombre y mujeres.

Ya no queda nada en éste lugar.

– ¿Qué es lo que debo sentir?

– Me pregunté al ver nuevamente mis manos.

– tenía tantas preguntas que no sabía por dónde comenzar.

– En efecto, no queda nada, en un lugar maldito.

Cuando algo es maldito debe desecharse – ¿esa voz?

– ¿Athos?

-¿Qué acaba de ocurrir?

Algo que no querría, pero que de alguna forma, me lo pedía cierto sentimiento que también es tuyo.

–Guardar rencor, junto al dolor y el padecimiento, pueden ser canalizadores que lleven a la destrucción.

Te di parte de mi sangre, para que vuelvas a la vida.

Para tengas una segunda oportunidad.

Para que no seas la Belu que ha perdido los años.

Para que descubras el mundo.

Claro que puedes serlo si lo quieres, ¿O no?

Es tu decisión ¿No sé qué hacer?.

– Y cerré los puños.

Por primera vez me veía bien, veía una claridad.

No era todo oscuridad – ¡¡Y-yo..Yo!!

¡Quiero ser una nueva Belu!

Ven conmigo entonces.

No tengo destino, pero quiero ir.

¿Yo puedo ir con Athos?

– Si – quiero ir contigo – Le dije.

Apenas lo conocía, pero algo me contaba de él, sin saber de su existencia y su pasado, ya que no eran necesarios.

Era la persona que estaba frente a mi lo que importaba – ¡¡Quiero ir contigo!!

¡¡Perfecto!!

Ambos nos preparamos.

Con algunas ropas y bolsos.

Athos decía que no lo necesitaba, pero insistí.

No sabíamos lo que nos depararía, pero sería una aventura.

Voy a conocer el mundo.

Voy a salir de aquí por primera vez.

No existía mejor momento para ello.

Atrás solo se esparcían las cenizas del pasado en polvo que el viento estaba arrojando lejos.

Fuente: Webnovel.com, actualizado en Leernovelas.com

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