El yerno del rey dragón - Capítulo 56
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Capítulo 56: Capítulo 56 – ¿Los genes de una esposa astuta y una madre sabia?
Capítulo 56: Capítulo 56 – ¿Los genes de una esposa astuta y una madre sabia?
Editor: Nyoi-Bo Studio Tras ver a Hao Ren y a su abuela, confirmó que no había entrado a la sala equivocada.
Caminó lentamente hacia Hao Ren y, dirigiéndose a su abuela que descansaba sobre la cama del hospital, preguntó suavemente—: ¿Te sientes mejor abuela?
—Jaja, me siento mucho mejor —respondió la Abuela.
Dándose la vuelta, le preguntó a Hao Ren—: Y esta es… —Ah, ella es Zhao Yanzi, la pequeña niña a la que he estado tutoreando últimamente.
Te desmayaste anoche y fue su madre quien te trajo al hospital —respondió Hao Ren.
Tras escuchar que Hao Ren la llamaba “pequeña niña”, sin querer, Zhao Yanzi hizo un puchero.
—¡Así que esta es mi pequeña salvadora!
—dijo la abuela, y miró a Zhao Yanzi llena de agradecimiento—: ¡Acércate, deja que la abuela te eche una mirada!
Zhao Yanzi se acercó más a la cama del hospital al ver a la abuela haciéndole señales con la mano.
La abuela agudizó la vista entrecerrando sus ojos algo nublados, y con alegría observó a Zhao Yanzi.
El ver a esta niña con su cola de caballo siendo delicada y bonita tocó su punto débil como anciana.
Con gentileza acarició la cabeza de Zhao Yanzi y dijo—: ¡Esta pequeña es tan linda!
Zhao Yanzi sonrió al oír el cumplido de la abuela.
Sus ojos se curvaron como una media luna brillante, lo que hizo que a la abuela le agradara aún más.
—Ren, la pequeña Zi es mi salvadora.
¡En adelante tienes que esforzarte más cuando le des tutorías!
—dijo la abuela a Hao Ren mientras acariciaba la cabeza de la niña, preciosa como una muñeca de porcelana.
Zhao Yanzi escuchó sus palabras y miró con orgullo a Hao Ren, como sí hubiese obtenido la Espada Shangfang.
Hao Ren, por su parte, solo pudo asentir con la cabeza.
—Por cierto, ¿Qué haces aquí?
—preguntó Hao Ren mientras miraba a Zhao Yanzi.
—Solo tengo medio día de clases los viernes.
Salí temprano y quise venir a ver cómo iba todo —dijo Zhao Yanzi.
Aunque hablaba con calma, Hao Ren supo que ella se preocupaba por su abuela y por eso vino a verla.
Miró a Zhao Yanzi y pensó, “Incluso cuando esta niña habla siempre de forma áspera, la verdad es que tiene un corazón bondadoso”.
—¿Ya almorzaste?
—Hao Ren le preguntó.
—Iba a ir a comer a casa —respondió ella.
—Iré a comprarle el almuerzo a la abuela.
¿Quieres que traiga algo para ti también?
—preguntó Hao Ren.
Sabía que Zhao Guang tenía que trabajar hoy y que Zhao Hongyu podría estar ocupada recibiendo al extranjero.
Si Zhao Yanzi fuera ahora a casa no encontraría nada de comer.
Zhao Yanzi lo pensó por un momento y dejó la mochila sobre la silla junto a la cama del hospital, y dijo—: Iré contigo.
Tendida sobre la cama del hospital, la abuela se mantuvo en silencio mientras escuchaba la conversación y pensó: “esta pequeña niña es genial”.
Sin embargo, no podría imaginarse nunca que esta niña adorable era en realidad su “nuera-nieta”.
Zhao Yanzi y Hao Ren bajaron las escaleras, caminaron hasta el restaurante que estaba cerca del hospital, compraron tres almuerzos y regresaron.
Probablemente, la visita voluntaria de Zhao Yanzi había sorprendido a Hao Ren.
Sintió ahora que esta niña no era tan desconsiderada como antes.
Para el momento en que regresaron, algunas enfermeras hacían planes para mover a la abuela de Hao Ren hacia una habitación diferente.
Esto se debía a que Zhao Hongyu había utilizado los contactos de su amigo en el hospital y había hablado con el Superintendente, era por eso que el hospital estaba mudando a la abuela de Hao Ren de la sala general a la mejor habitación privada en el lugar.
Hao Ren y Zhao Yanzi ayudaron a llevar algunas cosas y siguieron a las enfermeras y a la abuela hasta la nueva habitación, que estaba en la cara sur del hospital y tenía un aire de mejor calidad.
La impresión que Hao Ren tenía sobre Zhao Yanzi mejoró aún más al verla llevando tantas cosas en las manos.
Una de las enfermeras abrió las cortinas y la brillante luz del sol iluminó por completo la habitación, filtrándose desde el jardín de afuera.
Sin lugar a dudas este era uno de los mejores lugares dentro del hospital.
—¡Hora de almorzar abuela!
—Hao Ren le llevó el almuerzo, luego de que la abuela se hubiera acomodado.
—Ustedes coman también.
¡No se maten de hambre!
—dijo la abuela mientras miraba a Hao Ren y a Zhao Yanzi.
Sentía que Zhao Yanzi, la alumna de Hao Ren, había hecho más que suficiente por hoy.
Hao Ren y Zhao Yanzi abrieron sus loncheras.
Como Zhao Yanzi parecía estarse muriendo por el puerco a fuego lento en la caja de almuerzo de Hao Ren, Hao Ren se lo regalo.
La abuela parecía un poco confundida al verlos peleando pero, al mismo tiempo, teniendo un trato tan íntimo.
Después de almorzar, Hao Ren le pidió a la enfermera que cambiara la solución salina y que vigilara a la abuela mientras se quedaba dormida.
Zhao Yanzi iba a irse a casa, pero ya que la habitación era amplia y muy cómoda prefirió quedarse, así que comenzó a hacer su tarea.
Sentada en la mesa frente a la ventana, la luz del sol parecía hacer más femenino el cuerpo de Zhao Yanzi.
Bajó la luz, las curvas de su uniforme escolar azul parecían perfectas, y los brazos bajo sus mangas parecían transparentes y hermosos.
Hao Ren se sentó junto a ella y respondió pacientemente a todas sus preguntas.
Sus cuerpos proyectaban un par de sombras que se acurrucaban sobre el suelo de la habitación.
El tiempo voló y con la ayuda de Hao Ren, Zhao Yanzi pudo terminar la mitad de todas sus tareas del fin de semana.
Algunos de sus libros seguían en la habitación de Hao Ren y él no podría regresárselos hasta el lunes.
—Ah, cambiaron de habitación…—dijo una voz amable.
Hao Ren y Zhao Yanzi se dieron la vuelta y vieron a Zhao Hongyu aparecer en la puerta vistiendo su atuendo de negocios.
—¿Por qué estás aquí Zi?
—preguntó.
Se sorprendió un poco al ver a Zhao Yanzi.
Basándose en la expresión de Zhao Hongyu, Hao Ren estuvo seguro de visitar a la abuela había sido idea de la propia Zhao Yanzi.
—Hm, vine a visitar a la abuela de Hao Ren —dijo Zhao Yanzi empacando su mochila.
Zhao Hongyu sonrió satisfecha.
Probablemente sintió que de repente Zhao Yanzi había crecido un poco.
Hao Ren vio que llevaba muchas frutas y suplementos de dieta en las manos, y, acercándose rápidamente le dijo—: ¿Por qué nos compraste tantas cosas tía?
—No es nada —dijo sonriendo Zhao Hongyu mientras colocaba las frutas y los suplementos en los gabinetes junto a la cama del hospital.
Después le preguntó a la abuela—: ¿Te encuentras bien?
La abuela de Hao Ren, que no era tonta, dedujo quien era Zhao Hongyu basándose en su conversación con Zhao Yanzi.
Se sentó y dijo—: Gracias por traer ayer al hospital a una anciana como yo.
—Ni lo menciones.
¡Es lo que debía hacer!
—respondió con franqueza Zhao Hongyu.
La abuela continuó y dijo—: El dinero para el hospital… Zhao Hongyu tomó la mano de la abuela y no la dejó continuar—: Por favor, ¡no te preocupes por eso!
La abuela se sintió terrible al ver lo atenta y cortés que era Zhao Hongyu respecto a todo el asunto, y repitió—: No, no, no… —¡Tía querida!
Por favor no me trates como a una extraña.
Somos familia…—dijo Zhao Hongyu.
—¿Familia?
—preguntó la abuela confundida, y miró a Hao Ren.
Hao Ren sintió que su corazón se hundía en la boca de su estómago.
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