Elian: Criaturas Modernas - Capítulo 12
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12: Silencio En El Campus 12: Silencio En El Campus El domingo transcurría con la calma típica de los días sin clases.
La casa de Maya, ubicada en un barrio tranquilo de las afueras de Columbia, olía a pan recién horneado y a café suave.
Su madre canturreaba mientras lavaba los platos, su padre hojeaba un periódico digital en la sala, y sus dos hermanos pequeños corrían por el pasillo con espadas de juguete.
Maya estaba sentada en el comedor con su celular en mano, distraída.
Llevaba ya varias horas revisando la misma conversación sin respuesta.
Los mensajes a Elian seguían sin marcar “leído”.
—¿No vas a comer, hija?
—preguntó su madre desde la cocina, limpiándose las manos en un trapo.
—Ya voy, má —respondió Maya sin despegar la vista de la pantalla.
—¿Pasa algo?
—preguntó su padre desde el sillón, levantando la vista de su tablet.
—No…
Solo un amigo que no contesta desde el viernes.
Dijo que tenía que hacer algo, pero no ha aparecido.
Seguro está bien, solo que…
—Seguro sí —dijo su madre con una sonrisa—.
Los chicos ahora desaparecen un fin de semana y vuelven con historias de aventuras.
—O de resacas —añadió su padre riendo.
Maya esbozó una sonrisa tímida.
Pero algo dentro de ella no se reía.
En ese momento sonó su celular.
Era un mensaje de Dan: “¿Nada de Elian todavía?” “Nada.
Desde el viernes no hay señales.” “Se me hace raro.
¿Tú crees que está bien?” “No lo sé.
Pero esto no me gusta.” “¿Y si fue a GenTrace y…
no salió?” “Puede ser.” “¿Y si lo del escarabajo era real?” Maya se quedó mirando el mensaje unos segundos.
Luego respondió: “Yo siempre supe que Elian era distinto.” “¿Distinto cómo?” “Como si no encajara del todo.
Como si no entendiera qué es realmente.
Como si lo estuviera descubriendo.” “A mí me da miedo pensar que puede que…
no regrese.” “Si no vuelve, Dan, lo vamos a buscar.
Tú y yo.” “Trato hecho.” Desde la sala, la voz del hermano menor de Maya la llamó: —¡Maya, juega con nosotros!
Ella sonrió levemente y guardó el celular.
—Voy, ya voy.
Pero su mente seguía lejos, con Elian.
El lunes por la mañana, el campus de la universidad volvió a la vida con su habitual ritmo agitado.
Los estudiantes caminaban por los pasillos cargando carpetas, tablets y vasos de café.
Las clases se reanudaban como si el fin de semana hubiera sido solo una pausa para respirar.
Maya y Dan se encontraron en el salón del curso de Biología Básica.
Ella llegó primero, con el rostro sereno pero los ojos atentos.
Dan apareció después, visiblemente más tenso.
Cruzaron una mirada que decía todo.
El asiento de Elian, al fondo, estaba vacío.
—¿Vendrá más tarde?
—susurró Dan mientras tomaba asiento a su lado.
—No creo —respondió Maya sin levantar la voz.
Algunos compañeros comenzaron a notar la ausencia.
—¿Y Elian?
—preguntó Josh desde la fila de adelante.
—¿No vino hoy tampoco?
—Capaz se fue de juerga, ja —bromeó otro.
Maya sonrió de lado, esforzándose por sonar ligera.
—Seguramente —dijo—.
Ya saben cómo es…
medio existencialista, capaz está filosofando en alguna azotea.
Dan rió forzado.
—Sí, o huyó a las montañas a escribir poesía —añadió.
Los demás se rieron y siguieron con sus cosas.
Pero la preocupación no se desvanecía en ellos.
A lo largo del día, en cada clase, cada descanso, y cada encuentro casual, Maya y Dan mantuvieron una fachada normal.
Pero la pregunta seguía latente entre los dos: ¿dónde demonios estaba Elian?
Al terminar la jornada, se sentaron juntos en una de las bancas del jardín central del campus, ya casi al anochecer.
—¿Decimos algo?
—preguntó Dan finalmente.
—¿A quién?
—No sé…
¿Un profesor?
¿Administración?
—¿Y qué les diremos?
¿Que no responde mensajes y nos da mala espina?
Nadie va a tomarnos en serio.
Dan bajó la mirada.
—Es que si algo malo le pasó…
—Lo sabremos —dijo Maya con firmeza—.
Pero primero averigüémoslo tú y yo.
Nadie más.
No quiero que se enteren y terminen hablando de cosas que no entienden.
Dan asintió lentamente.
—¿Entonces…?
—Somos equipo —dijo ella.
—Equipo.
Mientras la noche caía sobre la universidad, ambos sabían que algo grave estaba ocurriendo.
Y si alguien iba a descubrirlo, serían ellos.
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