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Elian: Criaturas Modernas - Capítulo 20

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  4. Capítulo 20 - 20 Murmullos En La Ciudad
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20: Murmullos En La Ciudad 20: Murmullos En La Ciudad Columbia, la capital de Carolina del Sur, no era exactamente una ciudad como las de las películas futuristas.

Aunque en el año 2064 ya muchas cosas eran distintas —las pantallas flotaban en los escaparates, los autos circulaban casi en silencio, y los drones entregaban paquetes como si fueran palomas amaestradas—, la esencia de su gente seguía siendo la misma.

La ciudad se dividía entre las zonas tranquilas del sur, donde las casas tenían jardines y las familias aún saludaban al vecino con una sonrisa, y el centro, más ruidoso, donde ejecutivos caminaban con sus implantes auditivos activados, sus cafés flotando en vasos térmicos automáticos, y los anuncios digitales se deslizaban por las paredes como agua fluorescente.

Columbia era amable, sí.

Pero también se movía con rapidez.

Nadie se detenía demasiado a mirar al cielo, ni a preguntarse si algo raro ocurría a su alrededor.

Pero esa mañana, algo sí llamó la atención de muchos.

En los noticieros digitales, apareció una imagen en primer plano: el rostro amoratado de un hombre con vendajes en el cuello.

El titular flotaba sobre la imagen: “Hombre hallado en callejón afirma que fue mordido por…

¿un animal?” El reporte indicaba que el sujeto se encontraba en estado estable en un hospital del centro.

El informe médico hablaba de “una mordedura inusual”, como de un animal salvaje, aunque no se encontró ningún animal cerca de la escena.

El hombre estaba alterado.

No dejaba de repetir que alguien se le había “lanzado como un rayo” y lo había “mordido como un demonio”.

Pero lo más inquietante era lo que contaron los otros tres delincuentes que lo acompañaban aquella noche.

Uno de ellos, antes de ser arrestado por robo, declaró: —Ese chico…

no era normal.

Se movía como un fantasma.

Y juro que vi…

juro que vi que le salían colmillos.

Como un maldito vampiro.

Por supuesto, los reporteros no tardaron en burlarse en redes.

En los bares, el tema corrió como pólvora: ¿un vampiro en Columbia?

Muchos lo tomaban como una anécdota graciosa, el tipo de cosas que solo sirven para subir memes o hacer videos graciosos con títulos llamativos.

Pero algunos —los más atentos, los más observadores— empezaban a preguntarse…

¿y si fuera verdad?

Esa misma tarde, Elian estaba en su habitación, recostado en su cama con la luz apagada y la laptop cerrada.

Miraba el techo, pensativo.

Su cuerpo se sentía ligero, fuerte.

Estaba más alerta que nunca.

Y, sin embargo, en su pecho algo dolía.

Algo no encajaba.

Su celular vibró.

Era Maya.

Activó la videollamada y apareció su rostro, con el cabello suelto y un fondo de su habitación.

—Hey —saludó ella—.

¿Cómo te sientes?

—Bien.

Supongo.

Mejor que nunca, físicamente…

pero, no sé.

Maya inclinó la cabeza.

Sabía que había algo más.

—Estaba pensando —dijo Elian, tras una pausa—.

Sobre GenTrace.

—¿Qué pasa con ellos?

—No sé si debería denunciarlos.

Me usaron, me inyectaron sustancias y extrajeron mi sangre.

Me convirtieron en lo que soy ahora.

—Elian…

—Pero al mismo tiempo…

—la interrumpió él—.

Me siento mejor.

Más fuerte.

Más…

vivo.

Como si me hubieran despertado.

¿Y si, al final, me hicieron un favor?

Maya lo miró seria.

—Eso no justifica nada.

Te trataron como una cosa, como un experimento.

No te preguntaron, no te dieron opción.

Eso no está bien.

Él bajó la mirada.

—Lo sé.

Pero también sé que firme un contrato y tuve un pagó, así que podrían defenderse en los tribunales también—.

Si veo que algo sale mal en mí…

o si veo que alguien más es usado para experimentos como yo, entonces si los denunciaré.

Solo…

quiero estar listo.

No quiero que esa empresa intente destruirme.

Quiero hacer las cosas bien.

Maya asintió lentamente.

—Entonces esperaremos.

Pero no olvides lo que te hicieron.

Elian asintió también.

Cerró los ojos por un momento, sintiendo el peso de su decisión.

En lo profundo de su pecho, algo rugía como una bestia dormida.

Una parte de él sabía que aquello no terminaría bien.

Pero aún no era el momento de actuar.

Fuente: Webnovel.com, actualizado en Leernovelas.com

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