Leer Novelas
  • Completadas
  • Top
    • 👁️ Top Más Vistas
    • ⭐ Top Valoradas
    • 🆕 Top Nuevas
    • 📈 Top en Tendencia
Avanzado
Iniciar sesión Registrarse
  • Completadas
  • Top
    • 👁️ Top Más Vistas
    • ⭐ Top Valoradas
    • 🆕 Top Nuevas
    • 📈 Top en Tendencia
  • Configuración de usuario
Iniciar sesión Registrarse
Anterior
Siguiente

Elian: Criaturas Modernas - Capítulo 21

  1. Inicio
  2. Todas las novelas
  3. Elian: Criaturas Modernas
  4. Capítulo 21 - 21 El Precio De La Juventud
Anterior
Siguiente
Tamaño de Fuente
Tipo de Fuente
Color de Fondo

21: El Precio De La Juventud 21: El Precio De La Juventud Los laboratorios subterráneos de GenTrace Corp., ubicados en los límites boscosos de Columbia, hervían de actividad.

El ritmo se había acelerado desde la exitosa extracción del material genético de Elian.

Aquello que tanto ansiaban —la clave para frenar el deterioro celular, sanar tejidos y detener el envejecimiento— ahora descansaba en tubos criogénicos bajo resguardo extremo.

El sujeto 01 —como llamaban a Elian en los informes internos— había sido el punto de partida de una nueva era, según los ejecutivos.

Pero solo unos pocos sabían la verdad.

No se trataba de un simple joven con buena genética…

era algo más.

Algo que Victor Kael no había terminado de comprender, pero ya había decidido aprovechar.

No le llamaremos “experimento de criaturas”, había dicho Kael con un tono bromista, en la última reunión confidencial—.

Lo llamaremos “Restauración Celular Alpha”.

Y solo un grupo muy selecto fue seleccionado.

Celina Kruger asintió con una sonrisa tenue y profesional.

A su lado, un grupo reducido de científicos tomó notas.

No eran más de siete cientificos, todos de confianza.

Alan Richter, el más joven del equipo, evitaba hacer contacto visual con Kael.

Su rechazo por los experimentos habia crecido por los últimos acontecimientos.

Kael había elegido con astucia a los primeros receptores del tratamiento.

Ninguno era senador ni accionista público, ni pertenecía a esferas de poder que pudieran influir directamente en el destino de GenTrace por si algo salía mal.

Eran ocho millonarios viejos, adinerados pero invisibles y herederos olvidados sin familia aparente.

La llegada de los pacientes fue discreta.

Uno por uno llegaron en vehículos sin distintivos al laboratorio de Gentrace.

Los 8 millonarios no firmaron ningún contratos.

Solo fueron promesas y pagos electrónicos imposibles de rastrear.

—Sentirán un ligero calor recorriendo sus cuerpos tras la inyección y puede que tengan sueños vívidos esta noche, es parte del proceso de reactivación neuronal—les advertierón los doctores.

Los ancianos; todos mayores de setenta años, aceptarón sin protestar a cambio de la oportunidad de tener una apariencia más joven, más energía y más deseos de vivir…

¡¿Qué importaba un riesgo más a esa edad?!

Al dia siguiente, después de la inyección a los pacientes y estando en reposo, los ocho millonarios comenzarón a mostrar cambios…

Las arrugas se empezarón a desvanecer como si el tiempo se replegara.

El color en la piel volvía.

El cabello encanecido empezaba a recuperar su pigmentación.

Algunos notaron que su vista mejoraba.

Incluso uno de ellos, con Parkinson avanzado, volvió a escribir sin temblar.

En las pantallas del laboratorio, las gráficas mostraban una regeneración celular asombrosa.

Las tasas de apoptosis (muerte celular programada) disminuían a niveles infantiles.

La longevidad parecía haberse desbloqueado.

Victor Kael, con copa de vino en mano, celebró junto con su equipo de trabajo.

—Hoy cambiamos el destino del cuerpo humano.

Hoy dejamos de envejecer.

Celina lo miró con una mezcla de lujuria y ambición.

—¿Y qué sigue?

—Escalar.

En unas semanas, lo haremos público.

Pero primero…

necesitamos ver si el alma humana también se adapta al cambio.

Al tercer día, los ocho millonarios regresarón sus mansiones con sonrisas nuevas, cuerpos rejuvenecidos y una sensación que no sabían cómo describir.

Era energía, sí…

pero también algo más.

Uno de ellos, al llegar a su inmenso baño de mármol, se miró al espejo.

—Vaya vaya…

hace 30 años no me sentía así.

Se tocó el rostro con una sonrisa.

Pero, por un segundo, sus ojos reflejados en el espejo, brillarón con un leve destello rojo.

El millonario se puso confundido por un instante.

Lo atribuyó al cansancio…

Pero no era cansancio.

Pronto, el verdadero precio de esa juventud artificial comenzaría a mostrarse.

Fuente: Webnovel.com, actualizado en Leernovelas.com

Anterior
Siguiente
  • Inicio
  • Acerca de
  • Contacto
  • Política de privacidad

© 2025 LeerNovelas. Todos los derechos reservados

Iniciar sesión

¿Perdiste tu contraseña?

← Volver aLeer Novelas

Registrarse

Regístrate en este sitio.

Iniciar sesión | ¿Perdiste tu contraseña?

← Volver aLeer Novelas

¿Perdiste tu contraseña?

Por favor, introduce tu nombre de usuario o dirección de correo electrónico. Recibirás un enlace para crear una nueva contraseña por correo electrónico.

← Volver aLeer Novelas

Reportar capítulo