Leer Novelas
  • Completadas
  • Top
    • 👁️ Top Más Vistas
    • ⭐ Top Valoradas
    • 🆕 Top Nuevas
    • 📈 Top en Tendencia
Avanzado
Iniciar sesión Registrarse
  • Completadas
  • Top
    • 👁️ Top Más Vistas
    • ⭐ Top Valoradas
    • 🆕 Top Nuevas
    • 📈 Top en Tendencia
  • Configuración de usuario
Iniciar sesión Registrarse
Anterior
Siguiente

Emparejada al Alfa Enemigo - Capítulo 41

  1. Inicio
  2. Todas las novelas
  3. Emparejada al Alfa Enemigo
  4. Capítulo 41 - 41 Preámbulo Lucian
Anterior
Siguiente
Tamaño de Fuente
Tipo de Fuente
Color de Fondo

41: Preámbulo (Lucian) 41: Preámbulo (Lucian) La luna llena reinaba en el firmamento, un farol plateado que derramaba su luz sobre el bosque sombrío que rodeaba la mansión de la manada Hermanos de la Sombra.

Desde la ventana de su despacho, Lucian permanecía inmóvil, como una estatua tallada en piedra.

Sus ojos dorados, intensos como el fuego líquido, escudriñaban el horizonte con una mezcla de furia contenida y anhelo insaciable.

En el interior de su mente, su lobo, Luca, rugía con impaciencia, un eco constante que lo mantenía al borde del abismo.

—¿Cuánto más vas a fingir que no te importa?

— La voz de Luca resonó en su mente, cargada de burla y desafío.

—Sabes que no se trata de la manada, ni del poder.

Todo esto es por ella.

Siempre ha sido por ella.

Lucian cerró los ojos con fuerza, como si al hacerlo pudiera silenciar a su lobo y las verdades incómodas que le arrojaba.

Pero las palabras de Luca se clavaban en él como dagas.

Sabía que tenía razón.

Lo sabía desde el primer momento en que sus ojos se cruzaron con los de Eliza.

Ella no era solo una mujer; era su tormenta y su calma, su obsesión y su perdición.

Desde el instante en que la vio, algo dentro de él se desgarró y nunca volvió a ser igual.

Era su compañera predestinada, la única capaz de encender un fuego incontrolable en su interior y, al mismo tiempo, apagarlo con una simple mirada.

Un golpe seco en la puerta rompió el silencio y lo arrancó de sus pensamientos.

Sin apartar la vista del horizonte, murmuró.

—Adelante.

La puerta se abrió lentamente, revelando a Jaxon, su beta y confidente más cercano.

Su lealtad era inquebrantable, pero también era uno de los pocos que se atrevía a cuestionarlo.

Lucian valoraba esa cualidad, aunque a menudo lo irritara.

—¿Qué sucede?

—preguntó Lucian sin girarse, su voz grave y cargada de autoridad.

Jaxon avanzó unos pasos, cruzando los brazos sobre su pecho mientras lo observaba con una mezcla de respeto y cautela.

—Los preparativos están listos —informó con tono firme—.

Los guerreros de élite están en posición y solo esperan tu señal para iniciar la primera fase del plan.

Lucian asintió ligeramente, pero Jaxon no se movió.

Había algo más que quería decir, algo que sabía que no sería bien recibido.

—¿Qué más?

—inquirió Lucian, girando finalmente para enfrentarlo.

Los ojos de Jaxon se encontraron con los suyos, y por un instante, el beta sintió el peso abrumador del poder que emanaba de su alfa.

Aun así, se mantuvo firme.

—No puedo evitar preguntarme… ¿esto es realmente necesario?

—Su voz era cuidadosa, pero no temblaba.

Lucian arqueó una ceja, y una sonrisa fría curvó sus labios.

—¿Dudas de mis decisiones?

—preguntó en un tono bajo pero cargado de peligro.

Jaxon respiró hondo antes de responder.

—No dudo de ti, Lucian.

Pero te conozco mejor que nadie.

Sé que esto no es solo por la manada.

Esto es por Eliza.

El silencio que siguió fue tan denso que parecía absorber todo el aire de la habitación.

En el rincón más oscuro de su mente, Luca dejó escapar un gruñido bajo, disfrutando del desconcierto de su humano.

—Es gracioso cómo todos pueden ver lo obvio excepto tú — se burló Luca.

—Admítelo.

No soportas que alguien más la quiera.

No soportas que otro hombre desee lo que es tuyo por derecho.

Lucian apretó los puños con tanta fuerza que sus uñas perforaron la piel de sus palmas.

La sangre caliente goteó al suelo, pero él no pareció notarlo.

Jaxon tenía razón.

Luca tenía razón.

Pero admitirlo sería aceptar una vulnerabilidad que no podía permitirse.

—Eliza es… especial —dijo finalmente, su voz apenas un susurro—.

Pero esto no es por ella.

Esto es por venganza.

Fue una mentira descarada, y ambos lo sabían.

Luca soltó una risa amarga en su mente.

— Claro — dijo con sarcasmo.

— Sigue diciéndote eso.

Jaxon inclinó ligeramente la cabeza, aceptando la respuesta, aunque no estuviera convencido.

—En ese caso —dijo con cautela—, debo informarte que el alfa Crane ha dejado temporalmente su territorio para viajar a San Diego.

Lucian arqueó una ceja, intrigado.

—¿Ha dejado a Damián a cargo?

—preguntó con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.

—Sí, alfa —confirmó Jaxon.

Una chispa peligrosa iluminó los ojos dorados de Lucian cuando una idea comenzó a tomar forma en su mente.

—Es el momento ideal —murmuró para sí mismo antes de alzar la voz—.

Da las instrucciones para atacar.

No quiero sobrevivientes.

Que parezca obra de humanos.

Jaxon asintió lentamente, aunque una sombra de duda cruzó fugazmente su rostro.

—Como desees —dijo con una reverencia antes de girarse para salir.

Pero antes de que pudiera cruzar el umbral, la voz de Lucian lo detuvo.

—Prepara el yate —ordenó sin girarse—.

Quiero que esté listo en el muelle de Half Moon Bay para mi uso inmediato.

Jaxon inclinó nuevamente la cabeza en señal de obediencia antes de abandonar la habitación.

Cuando la puerta se cerró tras él, Lucian volvió a mirar por la ventana.

La luz plateada de la luna bañaba el bosque con un brillo fantasmal, pero en su mente solo había oscuridad.

La imagen de Eliza apareció ante sus ojos cerrados; sus cabellos como hilos de oro bajo la luz del sol, sus ojos llenos de una mezcla imposible de dulzura y desafío.

Era suya.

Lo había sido desde el principio, aunque ella aún no lo entendiera.

— ¿Y ahora qué?

— preguntó Luca con un tono burlón.

— ¿Vas a destruir todo lo que toque solo para mantenerla lejos de otros?

Lucian sonrió para sí mismo, una sonrisa fría y peligrosa.

—Haré lo que sea necesario —susurró en voz baja—.

Eliza me pertenece.

Y si alguien intenta interponerse entre nosotros… pagará las consecuencias — se rio un poco — que divertido que Damián sea el que se está interponiendo.

Luca dejó escapar un gruñido satisfecho mientras la promesa quedaba suspendida en el aire pesado del despacho.

Afuera, el bosque parecía contener la respiración ante la tormenta que estaba por desatarse.

Fuente: Webnovel.com, actualizado en Leernovelas.com

Anterior
Siguiente
  • Inicio
  • Acerca de
  • Contacto
  • Política de privacidad

© 2025 LeerNovelas. Todos los derechos reservados

Iniciar sesión

¿Perdiste tu contraseña?

← Volver aLeer Novelas

Registrarse

Regístrate en este sitio.

Iniciar sesión | ¿Perdiste tu contraseña?

← Volver aLeer Novelas

¿Perdiste tu contraseña?

Por favor, introduce tu nombre de usuario o dirección de correo electrónico. Recibirás un enlace para crear una nueva contraseña por correo electrónico.

← Volver aLeer Novelas

Reportar capítulo