En Algún Lugar en Limbo - Capítulo 1
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1: Capitulo 1 – Bienvenidos a Limbo.
1: Capitulo 1 – Bienvenidos a Limbo.
El sonido del acero rasgando el aire cortaba incluso la esperanza.
Las calles de piedra estaban teñidas de rojo, y la luz del amanecer apenas podía penetrar el humo de la batalla.
Kaelis jadeaba.
Su armadura de paladín estaba mellada, cubierta de polvo, sangre y grietas ardientes.
La espada de luz que empuñaba temblaba con cada latido de su corazón.
Aun así, su mirada seguía firme, apuntando al enemigo frente a ella.
—¡No permitiré que avances un paso más!!
—gritó, clavando la espada contra el suelo.
El enemigo no respondió con palabras.
Era un caballero colosal, envuelto en una armadura negra como ceniza endurecida, portando un hacha cuya hoja ardía como si devorara almas.
Su sola presencia oprimía el pecho.
Kaelis alzó su espada, y una ráfaga de luz divina estalló alrededor.
El terreno tembló.
Pero su energía… era escasa.
Muy escasa.
“Mi cuerpo ya no responde… si caigo, el Reino también lo hará…” Dio un paso hacia atrás.
Luego otro.
El caballero avanzaba sin pausa, implacable como el fin mismo.
Su visión se nublaba, su fe titilaba.
Y justo cuando intentó reunir las últimas fuerzas para invocar su don… El cielo rugió.
Un torbellino azul apareció sobre los restos de la ciudadela como un dios antiguo.
Se expandía como si buscara devorar el mundo entero.
Kaelis abrió los ojos con asombro.
—¿Qué… es eso?
El caballero también se detuvo por primera vez.
Por un instante, el enemigo compartía su miedo.
—¡No huyas!!
—exclamó Kaelis, dando un paso adelante.
Pero fue en ese preciso momento que el tornado descendió.
No como el viento.
Sino como una marea.
Como una boca que se cerraba sobre ellos.
Y el mundo desapareció.
—────────────◇────────────— Los pasillos eran largos, sin fin, cubiertos por estatuas deformadas por el tiempo.
Veyrion caminaba en silencio, sosteniendo su viejo libro con una mano cubierta de carbón negro.
Sus túnicas moradas flotaban tras él como si ignoraran la gravedad.
Sus pasos no hacían sonido alguno.
“Cientos de años… miles de almas estudiadas.
Y aún así… tan poco.” Se detuvo frente a un ventanal de vidrio roto, contemplando la niebla que se extendía por el bosque muerto.
—He leído todos los secretos.
Quemado todos los templos.
Reescrito las leyes de la vida… y aun así… —susurró, su voz un eco profundo que no pertenecía a ningún ser vivo.
Sus ojos, dos llamas verdes oscilantes, se enfocaron en el horizonte.
Allí, una ruptura.
Un fenómeno imposible.
Un tornado… azul.
No hecho de aire ni de agua.
Hecho de energía, caos, realidades mezcladas.
Los árboles se quebraban, los cielos temblaban.
La materia se derretía a su paso.
Veyrion apretó su libro con fuerza.
La emoción que sintió no tenía nombre.
—Esto no es de este mundo.
No puede ser… —sus ojos se agrandaron— ¡Es bello!!
Sin esperar más, se lanzó a su encuentro.
Mientras avanzaba, el viento arrancaba su túnica.
Pero él reía.
Las páginas del libro volaban y regresaban solas.
—¡Observación, análisis, sensación!
¡No puedo morir, pero esto… esto es nuevo!!
Y entonces, el tornado lo consumió.
—────────────◇────────────— —¡Debo salvarlos!!
—gritó Kaelis, tratando de estabilizar su cuerpo.
El cielo giraba como una espiral de locura.
El caballero enemigo intentó clavar su hacha, pero el suelo bajo él colapsó, absorbido por el remolino azul.
Kaelis extendió su espada hacia el cielo, como si pudiera cortarlo.
—¡¡Luz eterna, guíame!!
Pero la tormenta no obedecía leyes divinas.
Un rugido ensordecedor cubrió todo.
Y lo último que vio antes de caer fue la figura de su enemigo gritando… …y el cielo desmoronándose.
—────────────◇────────────— Nada era estable.
Color, sonido, masa, tiempo.
Todo se entremezclaba en fragmentos.
Veyrion giraba en el aire, riendo.
Sus ojos verdes ardían con furia intelectual.
—¡Es un vórtice interdimensional!
¡Una anomalía trans-real!
Anotaba en su libro con un carbón encantado, incluso mientras flotaba de cabeza.
—Siento algo… algo que ni la magia ni la alquimia pudieron darme.
Y por primera vez desde que se volvió Lich… sintió algo parecido a emoción.
—────────────◇────────────— Matt observaba los tornados desde lo alto de una duna, sentado en su vehículo flotante.
Una especie de moto blindada con propulsores traseros, escudos activos y varios brazos mecánicos extendidos a los lados.
El visor de su máscara proyectaba expresiones sarcásticas: 😀 o_O zzZ El escáner de vida vibró.
—…Dos señales dentro del vórtice —dijo, mientras ajustaba la frecuencia.
El tornado en el horizonte escupía chatarra, piedras, fragmentos de edificios, armas antiguas.
Matt esquivaba los restos mientras aceleraba entre las olas de arena.
—No me pagan por salvamento… pero tampoco me pagan por mirar.
Vamos a ver qué traen hoy.
Extendió dos drones con ganchos de contención.
Apuntó con precisión quirúrgica y disparó.
Los cables silbaron, atrapando las dos formas humanas que flotaban en el vórtice.
—Bienvenidos al infierno, recién llegados —murmuró, mientras descendía.
Los cuerpos cayeron al suelo con un golpe sordo.
Uno vestido como un guerrero fantasmal.
La otra como una santa caída.
Matt se bajó del vehículo.
Su máscara proyectó un emoticón nuevo: 😉 Se agachó frente a ellos, aún inconscientes.
—Les va a doler la cabeza.
Y eso que aquí no se puede morir.
Qué ironía.
El viento soplaba.
La arena chirriaba contra su armadura.
Matt se giró hacia el horizonte, donde las dunas se perdían entre nubes negras y montañas heladas.
—Bienvenidos a Limbo…
Donde nadie te va a extrañar.
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