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Entre el fuego y la distancia - Capítulo 12

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  4. Capítulo 12 - 12 CAPÍTULO 12 — UN PELIGRO LLAMADO CERCANÍA
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12: CAPÍTULO 12 — UN PELIGRO LLAMADO CERCANÍA 12: CAPÍTULO 12 — UN PELIGRO LLAMADO CERCANÍA Esa noche no se despidieron como dos personas que apenas se estaban conociendo.

Se despidieron como dos que ya habían cruzado una frontera silenciosa y sabían que el siguiente paso podía cambiarlo todo.

No hubo beso.

Pero hubo algo más peligroso: una decisión mutua de no alejarse.

Cuando Luna dijo “quiero que te quedés”, Brandon sintió que se rompía un candado que llevaba años cerrado.

Caminaron un par de cuadras juntos, en silencio.

No era un silencio incómodo, sino de esos que arden, que enredan, que dicen demasiado aunque nadie hable.

Luna iba consciente de cada detalle: Del sonido de la respiración de él.

Del roce leve de sus manos cuando caminaban demasiado cerca.

De cómo Brandon se inclinaba un poco hacia ella, incluso cuando ella no estaba diciendo nada.

Había química.

Mucha.

Tanta que hasta dolía.

—No quiero que pensés que te estoy presionando —dijo Brandon cuando llegaron a la esquina donde debían separarse.

Luna negó con la cabeza, con una sonrisa chiquita.

—No estás haciendo eso —respondió—.

Soy yo la que se complica sola.

Él rió bajito.

—Eso sí te lo creo.

No deberían haberse quedado ahí parados.

No deberían haber sostenido la mirada tanto tiempo.

No deberían haberse acercado tanto sin tocarse.

Pero lo hicieron.

El recuerdo del casi–beso de la noche anterior volvió con fuerza, como un imán reclamando lo que le habían negado.

Brandon bajó la mirada a los labios de ella.

Luna lo notó.

Y Luna también quería.

El corazón le latía tan fuerte que podía oírlo en los oídos.

Fue ella quien dio un paso atrás.

—Si te beso ahora… —dijo, con sinceridad temblorosa— me voy a enredar demasiado rápido.

Brandon sintió el golpe, suave pero certero.

—Entonces me espero —respondió, sin un gramo de molestia—.

No tengo prisa.

Eso fue, justamente, lo que más la desarmó.

Esa madrugada, Luna estaba en la cama, dando vueltas una y otra vez a la misma escena, como si pensarla suficiente veces pudiera ordenar lo que sentía.

El teléfono vibró.

Un mensaje de Brandon.

Llegué bien.

Y sí… quería besarte.

Pero estoy bien esperándote.

Buenas noches, Luna.

Un escalofrío le recorrió la espalda.

No respondió.

Porque si lo hacía, sabía que iba a terminar escribiendo algo que empezara con “y si volvés…”.

Al día siguiente, en el trabajo, su compañera la miró con una ceja levantada apenas Luna cruzó la puerta.

—Vos venís caminando como si anoche hubieras vivido una novela —comentó, apoyándose en la barra.

Luna se hizo la distraída.

—Dejá de inventar —dijo, pero la sonrisa se le escapó sola.

Era difícil ocultar esa mezcla de nervios y alegría que le iluminaba la cara.

—¿Es el del café de hace unas semanas?

—insistió su compañera—.

Ese que te quedaba viendo como si fueras un postre caro.

Luna casi se ahoga con el sorbo de café.

—No es… —empezó—.

No somos… —suspiró—.

No sé qué somos.

—Ajá —respondió la otra, con una sonrisa pícara—.

Eso dice la gente que sí sabe.

Luna la empujó suavemente con la cadera para cortar el tema, pero la sonrisa que le quedó en la boca la delató más que cualquier palabra.

Del otro lado de la ciudad, Brandon también estaba en su propio caos.

Intentaba trabajar, pero cada cliente, cada reunión, cada llamada se le desdibujaba porque, entre una cosa y otra, se le aparecían imágenes de la noche anterior.

El roce de las manos.

La forma en que ella lo miró cuando dijo “quiero que te quedés”.

La certeza, casi física, de que se estaba enamorando demasiado rápido.

Su amigo —el mismo que le había prestado la terraza para la fiesta— lo observaba con desconfianza desde el marco de la puerta.

—Bro… estás más raro que nunca —le dijo—.

¿Qué te pasa?

Brandon trató de sonar casual.

—Estoy… conociendo a alguien —respondió.

Su amigo lo miró más de cerca.

—¿La del café?

Brandon no contestó, pero la sonrisa que se le escapó fue respuesta suficiente.

—Ay no, hermano —se rió el amigo—.

Vos cuando caés, caés de cabeza.

Brandon se pasó la mano por la nuca.

—Por eso mismo me da miedo —admitió—.

Hace mucho no sentía algo así.

Su amigo se puso un poco más serio.

—Solo no la espantés.

Y no te descuidés vos.

Brandon asintió, sin decir nada.

Había algo que todavía no se animaba a poner en voz alta: le aterraba espantarla.

O peor: que ella se alejara antes de admitir que sentía lo mismo.

Esa noche, Luna recibió un mensaje inesperado.

¿Podemos vernos mañana?

No para hablar de nosotros.

Solo… para pasar tiempo.

Tomar algo.

Caminar.

Sin presión, lo prometo.

Sintió el estómago apretarse.

La verdad era que sí quería verlo.

Mucho más de lo que se animaba a decir.

Escribió algo.

Lo borró.

Escribió otra cosa.

La borró también.

Hasta que dejó un mensaje corto, frágil, peligroso: Sí.

Brandon respondió en menos de diez segundos.

Perfecto.

Mañana a las 6.

Te paso a traer.

Luna dejó el teléfono a un lado y respiró hondo.

No sabía si estaba haciendo lo correcto.

Pero sí sabía algo: lo que sentía por él ya no era algo que pudiera apagar a voluntad.

Y mañana… de una forma u otra, todo iba a cambiar.

Fin capítulo 12.

Si este capítulo te hizo sentir algo, me ayudas un montón si: ✨ Dejas tu comentario📌 Lo guardas en tu biblioteca🪨 Me regalas unas Piedras de Poder Tu apoyo mantiene viva esta historia y me anima a seguir escribiendo cada latido.

💛 REFLEXIONES DE LOS CREADORES Pluma_Magna Luna se fue a dormir con la sensación de que había soltado el freno… pero no el miedo.

Brandon, del otro lado de la ciudad, escribió exactamente lo que ella no se atrevía a pedir: “Quería besarte, pero puedo esperarte”.

Ninguno de los dos lo sabe todavía, pero ese “sí” que ella envía al día siguiente no es solo a una cita: es a todo lo que viene después… incluso a aquello para lo que ninguno está preparado.

Porque a veces el verdadero peligro no es besarse rápido, sino enamorarse despacio.

Your gift is the motivation for my creation.

Give me more motivation!

Fuente: Webnovel.com, actualizado en Leernovelas.com

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