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Capítulo 277: Capítulo 277 –El Presidente Quan Es Un Perfecto Tramposo Capítulo 277: Capítulo 277 –El Presidente Quan Es Un Perfecto Tramposo Editor: Nyoi-Bo Studio Después que los Quan se fueron, Mo Ting se dio la vuelta y miró a Tangning.
Con una voz cariñosa y empalagosa, preguntó: —Accediste muy rápido, ¿No tienes miedo de perder?
—Sé cómo jugar al póker —respondió Tangning—.
Conmigo aquí no tienes que hacer ningún movimiento.
—Pero este juego es el fuerte de este chico malcriado.
¿Segura que puedas ganar?
—No me vas a dejar perder —repuso Tangning agachando la cabeza y respiró hondo—.
No me preguntes cómo aprendí a jugar al póker, eso está en el pasado.
Esta noche, simplemente quiero pelear por ti.
¿Me dejas hacer eso?
—preguntó, mientras se colgaba de su manga.
Mo Ting inclinó su cabeza, observó su delicada mano y rió —¿Acaso puedo negarme?
—Pero si pierdo… —Entonces yo perderé en tu lugar.
Tangning no pudo evitar reír: —Confía en mí, solo esta vez.
Nunca dudó de Tangning.
Él sabía que ella nunca fue el tipo de mujer que se escondía detrás de un hombre.
Además, se acordó que sabían de las actividades de cada uno pero no de sus pasatiempos.
Podía decir con exactitud las medidas de Tangning, su comida favorita y su color favorito pero cuando se trataba de cualquier otra cosa, estaba dispuesto a aprender.
Después de todo, solo respondió: —Tengo que confiar en ti porque mis habilidades en el póker son muy malas.
—Mentiroso.
Mo Ting cubrió sus labios en una sonrisa carismática antes de conducir a Tangning a la sala de juegos.
Quan Ye ya se encontraba preparando la mesa de póker.
Después de todo este era su fuerte; ¿cómo no estar emocionado?
Era correcto decir que intentaba ser un patán con Mo Ting porque pensaba que era el rey del póker.
Solo porque no podía vencerlo en una pelea, no significaba que no lo podía vencer jugando.
Tiempo después, Tangning se sentó en una silla frente a la mesa.
Sin embargo, Mo Ting la detuvo y la hizo pararse de vuelta.
Tangning lo miró inquisitivamente antes de que este se sentara en la silla primero y la colocó sobre su regazo… Esta postura… A pesar de que siempre se sentaban así en casa, en un lugar como este, Tangning se sintió un poco incómoda.
Mo Ting envolvió sus brazos alrededor de Tangning y le recordó: —Es hora de empezar.
—No sabía que eras tan posesivo en un juego de cartas.
¿Tienes miedo que ya no puedas abrazarla después si pierdes?
Déjame advertirte que solo jugaremos una ronda —se mofó Quan Ye, antes de decirle al crupier que empezara a repartir las cartas.
Aquellos que estaban familiarizados con el póker, sabían que cada jugador empezaba con dos cartas boca abajo antes de que cinco cartas se colocaran boca arriba en el medio sobre tres niveles.
Al final, la persona con la mejor combinación de cinco cartas, combinando las cartas en su mano y tres de las cartas del medio, ganaba la partida.
Una escalera de color era la mejor combinación, seguida de cuatro cartas del mismo y una escalera normal.
Por supuesto, Quan Ye ya había jugado contra mujeres al póker antes.
Pero nunca había visto a una mujer ganar.
Esta mujer estaba siendo muy valiente.
Poco después, el crupier empezó a repartir las cartas.
Entre sus dos cartas Tangning tenía un as de espadas y una jota de corazones.
Quan Ye tenía un par de diez.
Por supuesto, su mano no era buena pero tampoco era mala.
Dado que la apuesta ya estaba decidida, no había punto de apostar o retirarse.
Entonces Quan Ye le pidió al crupier que repartiera las cartas del medio.
Entre las cartas estaban un rey de espadas, un tres de diamantes y un diez de corazones.
Hasta ahora, Tangning tenía una alta chance de tener una escalera, mientras que Quan Ye ya tenía un triple.
Por supuesto, en la mesa de póker, aparte de la suerte, también había otros factores; por ejemplo, la guerra psicológica.
Quan Ye siempre tuvo suerte en el póker, ¿pero qué tal esta vez?
A pesar de que Mo Ting tenía sus brazos alrededor de Tangning, no le dijo ni una palabra.
Solo miró en silencio las cartas.
Como ella estaba extremadamente familiarizada con el juego, una posibilidad cruzó su mente: Tangning había jugado a esto con Han Yufan en el pasado.
Con esto, se puso un poco celoso.
Pero cuando pensó en cómo Tangning estaba peleando la batalla por él, dejó ir los celos.
No pasó mucho tiempo cuando la cuarta carta del medio fue repartida.
Esta vez era un as de corazones.
Quan Ye todavía tenía ventaja.
Al contrario, las chances de Tangning bajaron; todo lo que tenía era un par de ases.
Si la última carta no era una reina, perdería.
Esta vez, Quan Ye se detuvo un momento mientras colocaba su mentón entre sus manos y preguntó —¿Cómo estás?
¿Quieres rendirte?
Déjame advertirte, la última carta está por ser repartida.
Mo Ting colocó su mano en el cuello de Tangning y le susurró al oído —Déjame ver la última carta.
—Entonces, si ganamos, ¿se consideraría tu suerte o la mía?
—La tuya.
Tangning asintió con la cabeza, no tenía paciencia para las tonterías de Quan Ye, así que pidió al crupier que revelase la última carta.
No tenía mucho impacto.
Era un cuatro de diamantes.
No tenía utilidad para ninguno de los contrincantes.
Tangning se sentía ansiosa porque era hora de revelar las cartas.
Parecía que sus chances de ganar eran altas pero sin dudarlo, Quan Ye dio la vuelta sus cartas revelando un triple diez.
Tangning se giró hacia Mo Ting, pero este le dijo que no se moviera.
—Muestra tus cartas.
Hoy confío en mi suerte.
Tangning solo tenía un par de ases, así que definitivamente perdió, pero no dijo ni una sola palabra.
—Deberías admitir la derrota, estoy seguro que el Presidente Mo es un buen perdedor, ¿verdad?
Viendo sus reacciones, Quan Ye asumió que habían perdido.
No pudo evitar vitorear: —Parece que esta noche voy a disfrutar de esta modelo.
—Qué lástima.
Las palabras resonaron del pecho de Mo Ting antes de que revelara las cartas que tenía enfrente.
Las cartas se convirtieron en una reina y una jota.
Nadie sabía mejor que Tangning las cartas que tenía en su mano.
Al mismo tiempo, entendió cómo el as en su mano se había convertido en una reina.
—Una escalera es más grande que un triple.
Ganamos.
Quan Ye observó incrédulo la escalera frente a él.
Su expresión era excepcionalmente disgustada.
Se desplomó en la silla y dio un golpe a la mesa frente a él.
—Presidente Quan, espero que cumplas tu promesa.
¡Recuerda decirles a todos que eres un cretino y un impotente!
—¡Pfff!
—resopló.
Quan Ye se levantó y arrojó su silla a un lado antes de salir con su padre.
Después, el crupier abrió la boca para hablar con Mo Ting.
—El presidente Quan es un perfecto tramposo.
—Lo sé—respondió Mo Ting.
—¿Y tú?
—interrogó Tangning, dándose la vuelta y observando a Mo Ting.
—El presidente Mo solo quería enseñarle una lección a ese cretino.
Si en serio buscaba ganar, podría tener cualquier carta que desee.
—¿Ustedes se conocen?
—preguntó Tangning señalando al crupier.
—Cuando recién entre a Hai Rui, conocí a toda clase de socios de negocios.
En aquellos días, gasté mucho dinero en cosas como ésta.
Entonces decidí estudiar sobre el juego.
Últimamente no puse en práctica lo que aprendí, pero siempre es útil tener las habilidades en caso de necesitarlas —explico Mo Ting.
—Se ve que tienes experiencia sometiendo a alguien bajo tu control.
Sin embargo aquí estaba yo, decidida a luchar por ti… Mira lo que pasó al final —suspiró Tangning.
De acuerdo con el razonamiento de Mo Ting, si siempre estudiaba lo que no sabía.
¿Cuántas habilidades tendría?
—Si no fuera tu trampa, tus cartas iban a ser mejor que las de Quan Ye.
Entonces igual se te considera la ganadora.
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