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Heidi y el señor - Capítulo 117

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117: Capítulo 117 – Hermano y primo – Parte 4 117: Capítulo 117 – Hermano y primo – Parte 4 Editor: Nyoi-Bo Studio Ella notó que, desde hace algunos días, Warren parecía tener un cambio de actitud.

Era como si estuviera tratando de crear una buena relación al invitarla a salir con él.

Todos ellos habían decidido seguir el juego hasta que se supiera la verdad, pero eso la hizo reflexionar sobre lo que Nicholas pensaría con respecto a que ella y Warren pasen tiempo juntos.

—Claro —contestó ella con una sonrisa.

Ella no sabía si se lo había imaginado, pero por un segundo fugaz, sintió los ojos de Warren moverse alrededor de su cuello, antes de que la volviera a mirar a los suyos.

—Es una gran reunión para nuestra familia y amigos en la finca de Saint Boulevard —explicó.

Levantándose del sofá, se quedó parado, haciendo una pausa por unos segundos antes de seguir hablando con ella—: Heidi…

quería preguntarte algo —sse dio la vuelta para mirarla—: ¿Crees que todavía hay una posibilidad?

—¿Posibilidad?

Sus cejas se arrugaron, desconcertada, antes de que se diera cuenta de lo que quería decir.

—¿Es demasiado tarde?

—preguntó con una expresión impasible en su cara.

Ella se preparó para hablar de sus sentimientos por Nicholas, pero Warren la sorprendió con su confesión—: Si es posible, me gustaría hacerte mi esposa.

No por la tregua, sino porque me gustas.

Sus labios se separaron, pero sin palabras para decir.

Cuando ella había preguntado por Warren, Nicholas le había dicho que estaba ayudando a hacer avanzar la tregua, pero ¿qué se suponía que debía decir?

Si es que estaba en lo correcto, Warren había confirmado su duda de si Nicholas le había mordido el cuello para colocar una marca.

Obviamente, la marca estaba oculta, por lo que nadie podía verla.

Sin embargo, todavía era un misterio el cómo había aparecido frente a Lettice.

Ella deseaba que alguien los interrumpiera ahora mismo, pero nadie llamó, ni abrió la puerta de la sala de estudio.

Eso era algo que debería haber preparado, pero quién sabía que Warren se lo confesaría de esa forma.

Él había sido un caballero.

Claro, no llegaban a un acuerdo en cuanto a la esclavitud, pero él era un buen hombre, y merecía obtener una respuesta directa.

Pensando que era mejor terminarlo de una vez, Heidi habló: —Lo siento, pero no creo que pueda corresponder a tus sentimientos, Warren.

—Así que sí es tarde.

Warren le dio una triste sonrisa.

—No es sólo eso —negó con la cabeza—.

Creo que algunos de nosotros nos conectamos con el otro en un nivel diferente, aun cuando las opiniones no sean las mismas.

A veces te encuentras con gente que te aceptará, sin importar lo que seas o quién eres, sin preguntarte, y cuando lo encuentras, no puedes evitar enamorarte.

—¿Es eso lo mucho que lo amas?

—preguntó Warren, sin escoger el nombre de Nicholas en la conversación.

—Así es —sonrió suavemente, mirando fijamente al suelo antes de volver a mirarlo—.

Warren, eres una persona maravillosa y, aunque no hemos pasado mucho tiempo, has sido muy amable conmigo.

Estoy agradecida por ello, pero lamento no poder corresponder a tus sentimientos, ya que mi corazón pertenece a otra persona.

Espero que encuentres a una persona maravillosa.

Warren suspiró.

—Creo que la mayoría de nosotros admiramos tu encantadora cualidad de ser franca.

Incluyendo al propio Nicholas, estoy seguro.

Gracias por ser honesta —le sonrió a Heidi, sin sentir ningún rencor hacia ella—.

Espero que te atesore.

Heidi sintió que sus mejillas se ponían rojas, y no hizo más que sonreír.

—¿Quieres que te acompañe a la fiesta que me mencionaste antes?

—inquirió Heidi.

—Sólo si estás dispuesta.

Tenemos que acercarnos al final de la tregua.

Heidi estaba contenta de que Warren recibiera sus sinceros sentimientos sin hacer ninguna réplica.

Al menos, así ya no habría nada incómodo entre ellos.

Cuando Heidi y Warren salieron de la habitación y estaban afuera de la entrada a la mansión, ya que Venetia y Warren se iban, Warren habló con Nicholas en un tono bajo.

para mantener la conversación entre ellos.

—Sé que nos estabas escuchando —dijo Warren, viendo a Nicholas levantar su ceja perfectamente formada.

—¿En verdad lo estaba?

—dijo con una sonrisa al final.

—Esperaré a que cometas un error.

Una vez que lo hagas, yo me ocuparé de ella —le dijo a su primo con una expresión sombría—: No estoy bromeando.

—Por supuesto que no lo estás, pero estarás esperando lo imposible.

Cuídate, primo —dijo moviendo la mano.

Warren se subió al carruaje antes de que este partiera hacia la mansión de Lawson.

Heidi vio a Nicholas mirar el carruaje que desapareció en el espeso bosque, y cuando se giró, miró directamente a los ojos de ella.

Sus ojos intimidantes eran demasiado para su débil corazón humano, pero ella continuó mirándole fijamente.

Se dirigió hacia donde ella estaba, y se inclinó para besarla en los labios, sin preocuparse por las expresiones de asombro de las doncellas y sirvientes que pasaban.

Los sirvientes juraron guardar silencio sobre los asuntos de sus amos, por lo que no importaba lo que él hiciera.

Ella inclinó su cabeza de vuelta para poder besarlo.

Fue un dulce beso que la hizo enroscar los dedos de los pies.

Retrocediendo, encontró a Nicholas dándole una amplia sonrisa, lo que la hizo ponerse en guardia, lo que provocó que Nicholas riera.

—Ahora que la molestia se ha ido, ¿por qué no pasamos un buen rato juntos?

—declaró antes de tirar de su mano, la que tenía en la suya.

—¿Adónde vamos?

—preguntó ella con curiosidad y con una chispa de emoción.

—A cazar la cena en el bosque.

Y ella dejó que la guiara, con regocijo, hacia el cobertizo de los caballos

Fuente: Webnovel.com, actualizado en Leernovelas.com

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