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Heidi y el señor - Capítulo 40

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40: Capítulo 40 – El amable señor – Parte 1 40: Capítulo 40 – El amable señor – Parte 1 Editor: Nyoi-Bo Studio Sentada en el carruaje, Heidi puso cuidadosamente un mechón de cabello detrás de su oreja, tratando de dominar sus errantes hebras de cabello.

Cuando el Señor Nicholas le había dado una cantidad específica de tiempo para perpararse, ella se había apresurado a la habitación, se lavó la cara y se cambió a un traje adecuado para la noche, dejando finalmente la habitación sin darse cuenta de que no se había peinado el cabello.

Anteriormente, cuando iba camino a casa, no se había molestado en cerrar la ventanilla del carruaje, dejando que el aire soplara en su rostro mientras lo disfrutaba, lo que hizo que se le desordenaran mechones de cabello de forma dispersa.

Solo cuando vio su reflejo en la ventanilla se dio cuenta cuán mal se veía su cabello.

Nicholas, que estaba sentado frente a Heidi con sus piernas cruzadas, tenía la mandíbula apoyada en una mano mientras la otra descansaba en su costado mirándola entretenido.

Sus cejas se perfilaban sutilmente mientras se acariciaba el cabello, observando su reflejo en la ventanilla.

Cuando sus ojos accidentalmente se encontraron con el reflejo de Nicholas, despejó su garganta, poniendo su mano nuevamente en su regazo.

Debido a que Heidi ya había viajado antes hacia el teatro, sabía que era un largo trayecto.

—¿Vamos a ir al mismo teatro al que habíamos ido anteriormente?

—Desafortunadamente, sí.

Es el único teatro disponible tanto para Bonelake y Woville, y es el más cercano también.

Hay dos en Valeria y uno en Mythweald, pero tomaría más de dos días solo el viajar hasta allí.

Le he propuesto al Consejo que haya un teatro en una de las ciudades de Bonelake en vez de a las afueras.

Tomará algunas semanas antes de que el teatro empiece a ser construido.

No me gusta viajar —dijo susurrando la última oración.

—¿Por qué no construirlo de inmediato?

—le preguntó curiosamente.

«¿Un Señor no tenía el poder de construir edificios en su propio imperio?», se preguntó a sí misma.

—A pesar de que esta es mi tierra, nosotros, los Señores tenemos reglas y procedimientos que seguir.

—¿Las tienes?

—dijo con su boca torciéndose de forma graciosa, y una sonrisa apareció en la cara de Nicholas.

—Las tengo.

De hecho, nosotros los Señores recibimos beneficiosos objetos en base a nuestra conducta con nuestro Imperio —le explicó el Señor Nicholas y luego continuó:—Parece que dudas de mis habilidades — a lo que Heidi negó con su cabeza.

—No dudo de ellas, milord.

Solo es difícil imaginar que un Señor mataría a un ave sin motivo y sin pensarlo.

«Aún estaban con eso», pensóél con una sonrisa.

Conocer a alguien como ella era algo nuevo para él.

Alguien que hablara sin guardarse nada.

Nicholas, con los años, estaba acostumbrado a que hombres y mujeres intentaran complacerlo con sus palabras y actitudes, lo que había resultado ser absolutamente aburrido.

Ella no había cambiado desde su primer encuentro, aunque al principio había quedado impactada después de saber que él era Señor, pero su actitud volvió a resurgir al momento.

—¿Qué hay del pollo que te comiste hoy?

Si la pobre criatura tuviera alma, se fastidiaria saber que consideraste su vida como menos importante —afirmó simulando un tono serio.

—Son dos asuntos distintos —.

Fue la rápida respuesta que recibió.

—Definitivamente no veo la diferencia.

Creo que sabes cómo se le llama a la gente así, Heidi.

Hipócritas —declaró Nicholas.

Heidi no sabía cómo responder a eso ya que cuando abrió la boca, lo escuchó decir:—No te preocupes.

Estamos todos en el mismo barco.

No había forma en que pudiera discutir con lo que había dicho.

Tal vez estaba en lo correcto.

Sin embargo, el ave murió, y la conclusión era que la habían matado para su propio propósito.

Pero no era eso a dónde estaba llegando, así que moviendo su cabeza, decidió mantener su boca cerrada respecto al tema.

—¿Señor Nicholas?

—lo llamó al ver que tenía su cabeza mirando hacia la ventana.

Él se dio vuelta.

—¿Tú has…recibido alguna carta de mi familia?

Aunque ya sabía la respuesta, aún esperaba que en algún lugar, su familia se diera cuenta de su ausencia mientras estaba lejos.

Durante su segunda semana de estadía en la mansión Rune, su familia o su hermana le habían enviado vestimenta para poder usarla, pero que no estaba exactamente en buenas condiciones.

Heidi ya tenía suficientes vestidos y prendas que nunca había imaginado tener, por lo que en vez de tirar dichas vestimentas, las había guardado en el armario con la bolsa aún cerrada.

—No creo hayamos recibido alguna.

Tu familia debe estar siguiendo diligentemente cada palabra que el Consejo les ha pedido que cumplan —respondióél, y al ver que fruncía el ceño, le explicó:—El Consejo pidió que no te contactaran y que te pidieran volver frecuentemente durante tu estadía aquí.

Quieren asegurarse de que te las puedas arreglar en este mundo sin que tu familia te resguarde, ya que aún no sabemos si cumplirás la idea de matrimonio completamente.

Han habido casos anteriormente donde el novio, o la novia, huyeron.

El Consejo solo está tomando medidas adicionales.

—Está bien —afirmó Heidi; parecía una explicación razonable.

De forma repentina, las palabras de Nicholas se hundieron en su mente.—¿A qué te refieres con medidas adicionales?

—Como mencioné, cartas y visitas.

Discúlpame.

Puede parecer grosero y desconfiado, pero todas las cartas dirigidas a ti tendrán que pasar por mí antes de que te sean entregadas.

Es también el porqué de estar quedándote en la mansión Rune.

No quisiéramos que nadie secuestrara a nuestra invitada para impedir la tregua o…que la novia huyera, ¿cierto?

Fuente: Webnovel.com, actualizado en Leernovelas.com

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