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Heidi y el señor - Capítulo 52

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52: Capítulo 52 – Lago de huesos – Parte 2 52: Capítulo 52 – Lago de huesos – Parte 2 Editor: Nyoi-Bo Studio Heidi, quien estaba de pie en medio del huerto de manzanas, miró hacia el árbol más cercano para ver frutas colgadas alrededor de las ramas.

Tocando una de las manzanas, suspiró antes de soltarla.

Se había estado sintiendo ansiosa, y con su pecho apretado hace algunos días.

El clima era frío y sombrío, pero ella se sentía caliente.

Presionando el dorso de su mano contra su frente.

—No parece que tenga un resfriado —se dijo a sí misma.

Stanley, quien estaba en la mansión haciendo que una doncella limpiara una ventana, había visto a alguien parado en el huerto.

A toda prisa, corrió hacia abajo para ver si sus preciosas manzanas estaban siendo secuestradas, sólo para encontrar a la Srta.

Curtis ahí de pie.

Al escuchar el crujido de hojas secas en el suelo detrás de ella, Heidi se volteó para encontrar al mayordomo parado mirándola.

—Buenas tardes, Señorita Curtis —la saludó el mayordomo.

—Buenas tardes, Stanley —lo saludó de vuelta —Estas manzanas son hermosas.

No había visto una que fuera de un color tan rojo.

Debes haberlas cuidado muy bien —le dijo sonriendo.

—Gracias.

Fue muy difícil hacerlas crecer en un principio, ya que seguían muriendo debido a las condiciones climáticas de Bonelake.

Finalmente las pude ver crecer después de años de cultivarlas una y otra vez —confesó el mayordomo mirando a los árboles nostálgicamente.

Al escucharlo hablar de eso, le preguntó:—¿Cuánto tiempo has estado trabajando para el Señor?

—al hacerlo, lo vio contar en su mente antes de responderle.

—Cuatro décadas.

—Ya veo —respondió ella.

Desde el punto de vista de una humana, se consideraría que Stanley estaría llegando a los treinta años, pero en realidad, era mucho más que eso.

De acuerdo con lo que ella había estudiado, los mitad vampiros envejecían más rápido en comparación con otros vampiros, pero más lento cuando se trataba de humanos.

Pensando que la señorita debía estar aburrida ella sola, le preguntó:—¿Te gustaría ir a la ciudad?

—ella negó con su cabeza.

—No me siento con ganas de salir hoy, pero creo quizás pida que envíen una carta a la mansión Meyer.

—Por supuesto, milady —dijo el mayordomo que se inclinó complacientemente.

En una tarde nublada, Heidi había acompañado a Nicholas y Warren a una de las ciudades humanas para saludar, además de donar dinero a un orfanato para niños.

No era un hogar totalmente establecido pero era suficiente para dar una cantidad de comida adecuada y un techo bajo el que vivir a aquellos que no tenían quién los cuidara.

Era una sorpresa ver a los pequeños niños alzarse sobre el señor emocionadamente, aunque no se podía decir lo mismo del señor.

Sin embargo, él les habló y los saludó, como el educado señor que debía comportarse.

La misma Heidi se tomó el tiempo para ir a hablarle a una tímida niña que vio parada detrás de un gran pilar de madera.

La pequeña niña tartamudeaba las palabras para responderle a Heidi, pero la mujer era paciente con ella.

La principal encargada del orfanato era una mujer que tenía una apariencia estricta, y parecía que todos los niños le tenían miedo.

La escena le recordó algo de su pasado que inmediatamente puso en la parte de atrás de su mente.

En secreto, Heidi miró a los niños por si veía alguna herida sospechosa, pero aparte de algunos rasguños, heridas en las rodillas y codos, no encontró nada fuera de lugar.

Como una escapada para los niños del orfanato, fueron llevados a un popular río lejos del lago de huesos.

Heidi ayudó a la directora del orfanato a cortar las frutas, mientras los jóvenes muchachos ayudaban extendiendo las sábanas que habían traído con ellos para poner sobre el pasto.

A diferencia de los días anteriores, el clima era bastante bueno, con el sol asomándose detrás de las nubes de vez en cuando, lo cual era raro en el imperio de Bonelake.

Era el trabajo de un Señor ver que sus súbditos estuvieran en paz, y entender lo que estaba pasando en las ciudades.

—Hermana Heidi —sintió el vestido de su falda ser tirado suavemente por la tímida niña.

—¿Sí, Anne?

¡Oh!

Veo que has puesto los tazones precisamente como te pedí—dijo acariciando la cabeza de la niña, y le dedicó una sonrisa sincera y gentil.

—Sí—llegó la respuesta con su pequeña voz, y salió corriendo con sus otras hermanas del orfanato.

—Parece que eres una maestra cuando se trata de lidiar con niños pequeños —.

Sorprendida, Heidi se volteó para ver que era Warren, quien traía un tanque de agua en sus manos.

Poniéndolo en el suelo, se quitó el polvo de ambas manos.—Tú te convertirás en una madre maravillosa —la felicitó, haciendo que se sonrojara ante sus palabras.

—Gracias por tus amables palabras —Heidi inclinó su cabeza —Los niños son muy educados.

—Eso lo puedo ver —murmuró, girándose para ver a uno de los niños intentando hablar con Nicholas.

El Señor le dio golpecitos en la frente del niño, quien había estado dando vueltas alrededor de su pierna, molestándolo desde que habían llegado a la orilla del río.

Heidi se rió tapándose con mano ante la escena.

Era muy extraño ver que lo molestaran, y esta era una vista poco común.

—A propósito, Heidi, necesitaba decirte algo —dijo Warren.—Mi madre tiene planeado organizar una fiesta mañana en nuestra mansión.

La verdad es que muchos familiares irán a visitarnos, junto con algunos miembros de la alta sociedad, y ella quisiera presentarte como mi futura esposa.

—Oh…

—respondió Heidi.

—Espero que no te moleste —dijo mirándola, y aunque no estaba interesada, ella asintió con una sonrisa.

—¿Hay algo más que necesitemos?

—preguntó entonces para recibir una respuesta de la directora quien acababa de llegar de vuelta del lugar de picnic.

—Sr.

Lawson, si no fuera mucha molestia, ¿podría volver al orfanato para recoger dos cajas que olvidamos traer con nosotros?

Aquí está la llave —dijo entregándosela.

Una vez que Warren se fue en el carruaje, ella exhaló discretamente.

Para una mujer que la había menospreciado, «¿No era un poco extraño que la mujer la exhibiera ante su familia vampírica?», pensó Heidi.

No podía evitar a la mujer para siempre, después de todo, iban a ser una familia después de que se casara con Warren.

—¡Srta.

Jones!

¡Srta.

Jones!

—vino una niña pequeña corriendo hacia donde estaban paradas:—Mark y Guss están peleando de nuevo —informó la niña, haciendo que la directora suspirara con irritación.

Desafortunadamente para la Srta.

Jones, sus manos estaban cubiertas con la mermelada hecha junto con los otros niños como para levantarse rápido.

—Déjeme ayudar —le informó Heidi que tenía sus manos libres.

En el camino hacia donde estaban los niños, Heidi intentó buscar a Nicholas quien no parecía estar a la vista.

Ella esperaba que no le hubiera hecho nada al niño que se había quedado con él.

—Ahí—señaló la niña con su dedo, haciendo que Heidi mirara en la dirección donde dos niños pequeños tenían sus brazos alrededor del otro mientras se gritaban mutuamente.

Fuente: Webnovel.com, actualizado en Leernovelas.com

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