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Heidi y el señor - Capítulo 58

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58: Capítulo 58 – Asesinato – Parte 2 58: Capítulo 58 – Asesinato – Parte 2 Editor: Nyoi-Bo Studio Heidi se tomó su tiempo para mirar los cientos de lienzos que estaban en la habitación, pasando por todos ellos lentamente ya que tenía todo el día para hacerlo.

Algunos eran interesantes, los colores que usaba era algo que ningún pintor había intentado.

Era interesante porque una vez había visto algo así en la subasta cuando era joven.

La subasta que tuvo lugar legalmente en la tierra de los vampiros.

Fue durante la época en que aún era una esclava y estaba confinada al establecimiento de esclavos.

Ella había sido llevada a la subasta como muchos otros, pero afortunadamente no había sido vendida ese día debido a un problema que tuvo lugar entre un comprador y el jefe de la subasta.

No estaba segura de la pintura, pero extrañamente se asemejaba a su recuerdo de la pintura con la que se había cruzado allí.

«¿Habían ella y el señor casi cruzado sus caminos en esa ocasión cuando aún no se conocían?», esta pregunta en su mente la hizo pensar.

No queriendo meditar sobre eso, siguió revisando las pinturas que estaban en exposición.

Al seguir adelante, sintió repentinamente que no debería haberse quedado ahí demasiado tiempo y que debería haber salido de la habitación cuando Warren se había ido.

Habían pinturas de mujeres, no retratos normales, sino pinturas de mujeres posando seductoramente, quienes no llevaban ni una sola prenda de ropa encima.

Algunas tenían hombres y mujeres juntos en un solo retrato.

Con sólo mirarlos, sus ojos se cohibieron.

Tragando saliva, pensó que se había metido en un asunto de privado, que era algo que ella se suponía que no debía ver.

Salió corriendo de la habitación y sin molestarse en cerrar las puertas, rápidamente se dirigió de vuelta a su recámara.

El mayordomo principal, que estaba haciendo que las doncellas completaran sus trabajos habituales en la mansión, estaba ahora parado en el pasillo mientras le dedicaba a una sirvienta su característicos ojos entrecerrados, ya que se había olvidado de reemplazar las flores del jarrón desde esa mañana.

Alistando correctamente todos los detalles, fue a ver a los otros sirvientes.

Yendo hacia la cocina, fue a informarles de que no tenían que preparar una comida para el Señor ya que no volvería a la mansión ese día.

Entregándole al encargado de la cocina la receta que el Sr.

Lawson le había dado, regresó a hacer sus rondas.

Stanley había visto algo muy inusual la noche anterior cuando fue a la recámara de su amo.

Era la joven Señorita Curtis quien estaba en su habitación.

No, no solo en su habitación, su señor la había sostenido en sus brazos para ayudarla a sobrellevar la fría noche.

El Señor Nicholas no era de los que se preocupaban por nadie, especialmente por un ser humano, debido al desagrado que sentía por esa raza con lo que había sucedido años atrás.

Le hizo sonreír el hecho de que finalmente el Señor había comenzado a templar su corazón, tratando de estar en contacto con sus emociones.

Pero tal vez, él estaba delirando ya que por la mañana, cuando el Sr.

Lawson acababa de llegar en el carruaje, las cosas volvieron a estar como estaban.

—Amo —dijo Stanley, golpeando la puerta del Señor Nicholas para entregarle el mensaje de la llegada de Warren.

—Pasa, Stan.

¿Qué pasa?

—le preguntó su amo calmadamente.

Cuando el mayordomo miró a su alrededor, la joven dama no se veía por ningún lado de la habitación.—El Sr.

Lawson ha llegado.

El Señor, que estaba sentado en su sillón, se puso de pie riéndose entre dientes para sí mismo.—¿Estabas preocupado de que Warren encontrara a Heidi en mi habitación?

—dijo con una sonrisa burlona, y empezó a desnudarse sin vergüenza, lo que había hecho muchas veces delante de sus sirvientes.

El mayordomo tenía sus ojos puestos en el suelo.— Toby me informó de su llegada.

No te preocupes, la Srta.

Curtis está durmiendo en su habitación tranquilamente.

Su temperatura parece haber vuelto a la normalidad, así que debería estar bien.

Curioso y sin poder guardarse sus pensamientos, Stanley le preguntó:—¿Esto cambia las cosas, amo?

—Yo también me lo pregunto —murmuró su Señor antes de ir a hablar con él —Quiero que prepares el carruaje.

Me iré al Consejo dentro de unas horas.

—Por supuesto, maestro.

¿Cuándo espero su regreso?

—Estaré de vuelta en una semana.

Tengo y necesito cosas que hacer en vez de sentarme aquí y jugar con la pequeña gatita —respondió su amo haciéndole meditar sobre el gato del que hablaba ya que no tenían ninguno en la mansión.

Entonces se dio cuenta de que se estaba refiriendo a la señorita.

—Escuché que Norman está aumentando la hostilidad contra los vampiros, lo que no es bueno para el comercio que toma lugar en Bonelake.

Ya ha hecho una petición para que se considere dividir la tierra de los humanos y de los vampiros.

Sería un gran problema si interfiere.

—Pensé que él estaba apuntando al señor del Oeste.

—Ciertamente lo está, pero sería una molestia que decidiera cambiar a sus enemigos.

Estoy complacido de que Alexander se asegurara de nombrar a un hombre que pudiera ser útil y no ir contra los vampiros al poner a Wastell como el señor de Woville.

Pero eso nos está causando una situación diferente.

Bueno, era obvio, así que hemos tomado las medidas necesarias.

Haré un pequeño viaje al sur, así que tal vez mi viaje se extienda por más de una semana.

También le dará tiempo a la chica y a Warren.

Ves a ver lo que puedes hacer —ordenó a su mayordomo —y consígueme una doncella experimentada para que lave mi espalda con una buena cantidad de sangre —al decir esto, su señor desapareció para entrar en el baño.

—Sí, amo.

Enseguida —hizo una reverencia y partió para enviar una doncella rápidamente a su habitación, sabiendo que a él no le gustaba que la gente lo dejara esperando.

Esa mañana, cuando vio a su maestro despedirse, la Señorita Heidi estaba en el balcón.

Habiéndose dado cuenta de la presencia del otro, se miraron, y Stanley lanzó una mirada a escondidas por el rabillo del ojo.

Su amo, quien la había tenido en brazos frente a la chimenea, ahora le dio una expresión plácida.

Se dio cuenta que la atmósfera que compartían era bastante extraña.

Como el Señor Nicholas lo había esperado, el Sr.

Lawson pasó una gran cantidad de tiempo con la dama.

Fuente: Webnovel.com, actualizado en Leernovelas.com

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