Heidi y el señor - Capítulo 63
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- Capítulo 63 - 63 Capítulo 63 - Corazon culpable - Parte 3
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63: Capítulo 63 – Corazon culpable – Parte 3 63: Capítulo 63 – Corazon culpable – Parte 3 Editor: Nyoi-Bo Studio Warren, que había venido para dejar a Heidi en la mansión Rune, le tendió la mano para que ella la sostuviera mientras salía del carruaje negro.
Puso sus pies con firmeza en el suelo.
Entrando en la mansión, fueron recibidos por el señor Nicholas, que pasaba por el pasillo, con una mancha de sangre en sus labios, que acababa de consumir unos momentos antes de que llegaran.
A punto de excusarse, Heidi quiso ir a hablar con Warren, pero en lugar de eso, fue él quién la hizo parar.
—Heidi —la llamó por su nombre.
Ella lo miró dudosa —No sabía cuándo sería el momento más adecuado para dártelo, pero te lo daré ahora —dijo sacando una caja cuadrada de terciopelo de su chaqueta.
—¿Qué es esto?
—preguntó mirando la caja y luego a él.
—Es un regalo.
Ábrelo —abrió la caja con una ligera idea de lo que podría ser.
Su boca se abrió mientras negaba con la cabeza.
Era un collar hecho de finas perlas blancas y brillantes.
—No puedo tomar esto —dijo ella.
Esto debía valer una fortuna y ella no sentía que fuera correcto recibir un regalo tan caro de él.
—No te he regalado nada desde que llegaste a Bonelake.
Es lo menos que puedo hacer por ahora.
¿Te ayudo?
—preguntó, estaba tan serio que a ella le resultó imposible negarse, finalmente asintió con la cabeza.
Ella sostuvo la caja mientras él tomaba el delicado collar en su mano.
Dándole la espalda, dejó que Warren le pusiera el collar de perlas en el cuello.
Mientras intentaba cerrarlo, Heidi se encontró mirando al señor Nicholas, cuyos ojos ya estaban sobre los de ella, observándola con sus ojos oscuros sin emoción alguna.
Nicholas, que todavía tenía sangre en la esquina de los labios, levantó la mano para limpiarla con el pulgar antes de lamerse con la lengua.
Heidi sintió que su corazón se deslizaba en su caja torácica ante su acción sensual.
El rostro inexpresivo solo empeoró las cosas para ella.
Se estremeció internamente y sintió que dejaba de respirar durante unos segundos.
—Espero que te haya gustado —escuchar a Warren hablar era como si alguien le hubiese tirado un cubo de agua para devolverla a sus sentidos.
Parecía que Warren, siendo un hombre directo, no se había dado cuenta de lo que había hecho su primo mientras estaba ocupado con el cierre del collar.
Reuniendo sus pensamientos rápidamente, se volvió para mirar a Warren, quien malinterpretó su silencio.—Si no te gusta, podríamos buscarte algo mejor —sugirió.
—No —negó con la cabeza.—Creo que es muy hermoso —confesó, al ver al hombre sonreir frente a ella.
—Duerme bien.
Volveré mañana.
Buenas noches, Heidi —le deseó, dándole una pequeña reverencia.—Buenas noches, Nicholas.
—Buenas noches —respondió el señor Nicholas, al ver a su primo caminar hacia la entrada.
Heidi, que estaba demasiado avergonzada para mirar a Nicholas, aprovechó la oportunidad para desearle rápidamente las buenas noches y corrió a su habitación sin darse la vuelta.
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