Imperio Valeriano - Capítulo 80
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80: Capítulo 80.
Relaciones de Sangre – Parte 2 80: Capítulo 80.
Relaciones de Sangre – Parte 2 Editor: Nyoi-Bo Studio ―Hay una obra a medianoche hoy que ambos hubiésemos disfrutado, pero desafortunadamente tendremos que esperar para la próxima vez ―dijo Alejandro, mientras caminaban a la entrada cuando vieron Martín con un abrigo negro y café, sucio y hecho de piel en la mano, caminando hacia ellos.
El mayordomo ayudó al Señor a ponerse su abrigo.
El Señor entonces hablo con el mayordomo mientras estiraba su abrigo.
―Has que alguien más la cubra en el trabajo hasta mañana.
―Sí, mi Señor ―dijo el mayordomo, inclinando la cabeza.
Confundida, Cati miró al Señor Alejandro.
―Pero tengo planes.
¿Por qué necesito el día libre?
―Tú primo podría estar aquí.
Pensé que te gustaría ponerte al día y pasar tiempo con él ―dijo, haciéndola entender.
―Gracias por ser tan considerado sobre eso ―dijo, y luego preguntó con curiosidad―.
¿A dónde va?
Hacía apenas una hora que había llegado a la mansión.
―Por una caminata en el bosque ―dijo, inclinándose y dándole un beso largo en la boca―.
Se una buena chica y no te metas en problemas.
El mayordomo camino junto a ella sin decir una palabra ni cambiar su expresión, como si no hubiese visto nada.
Cuando Cati volvió a su habitación y se cambió de ropa, ella encontró el libro de “Signos de Luna” en la cabecera de la cama.
Malfo debió haberlo dejado antes de salir, pensó ella y se subió a la cama.
Después de acomodarse, ella abrió el libro para leerlo.
A medida que leía el libro, ella notó que había marcas en algunas páginas como si alguien tomara notas como referencia.
Los Signos de Lunaestaban descritos en detalle, al contrario del libro que Corey había encontrado, y consistía de diez signos.
Cada signo era fascinante a su propia manera con bien y mal en cada uno.
Además de los signos que ella había visto antes, ella encontró nuevos como el Camaleón, el Zorro, el Venado, la Hiena y el Cuervo.
Mientrasleía, ella descubrió que la Mariposa no era un signo pero un términogeneral para una mujer humana.
Malfo de seguro no leyó el libro como correspondía y se saltó párrafos importantes, pensó Cati.
Lo humanos estaban categorizados en cuatro clases y uno de ellos era una Mariposa.
Era claro que el libro había sido escrito para las criaturas de la noche, mientras que los humanos apenas eran mencionados.
Cuando llego a la última página del libro, ella vio que el autor del libro había hecho un ranking de los signos basado en la inteligencia y crueldad.
El Buitre, la Araña y la Tortuga eran aquellos que ella encontraba intrigantes.
Una vez que termino de leer, ella se recostó a un costado, abrió un cajón y guardo el libro dentro.
Ella recordó que Corey había mencionado que los humanos no tenían permitido leer o tener acceso a información sobre las criaturas de la noche.
La mayoría de los textos estaban protegidos o fueron quemados.
Cuando se puso de pie cerca de la ventana, ella atisbó un carruaje frente a la mansión.
¡Estaban aquí!
Ella salió corriendo de su habitación y se apresuró bajando las escaleras, cuando vio a Martín tomando las maletas de Oliver, el segundo al mando del Señor Alejandro, cruzando la puerta y detrás de él entró Rafa.
―¡Rafa!
―exclamó.
Cuando escucho la voz de Cati, Rafa la miro con una enorme sonrisa.
―¡Cati!
Ya a su lado, Cati lo abrazó y su primo le correspondió.
―Parece que te va bien―dijo él, apartándose para verla.
Al verlo después de tantos meses hizo que los ojos de Cati se llenaran de lágrimas.
Él estaba vivo y aquí con ella.
Cati llevo a Rafa a su habitación y ellos hablaron por la que pareció una eternidad desde la última vez que pudieron conversar.
Ella supo de él, que durante la noche de la celebración de Invierno, un incendio se había esparcido por los alrededores.
El caos estalló en toda la ciudad cuando las Brujas aparecieron, matando hombres y mujeres sin misericordia.
―No sabía qué hacer ―suspiró Rafa y Cati lo escucho con una expresión triste ―.
Papá y mamá ya estaban muertos cuando llegue a casa.
La sangre derramada en las paredes y el suelo.
Traté de pensar rápido y pensé salvar a la mujer que amaba, pero ella misma era una Bruja.
Cati se aferró a la mano de su primo.
Ella tampoco lo sabía hasta el Señor Alejandro le mostró el cuerpo de la Bruja muerta.
Nadie sabía que las Brujas vivían en la ciudad, ellos creían estar a salvo.
Confiaron en las Brujas, pensando que eran humanos como ellos.
―Nada es más desgarrador que darte cuenta de que la persona que quieres proteger es quién trata de deshacerte de ti ―dijo con voz apenada.
―Ella murió, Rafa ―dijo, y sus miradas se encontraron.
―Ya veo.
Espero que haya sido una buena muerte ―dijo, y Cati supo que estaba afligido en el fondo.
Al parecer, después de que la ciudad se hubiese incendiado y la masacre ocurriera, hubo niños que fueron secuestrados y Rafa había intentado rescatarlos con otros pocos hombres, pero fracasaron.
Había una marca bajo su ojo como si un cuchillo lo hubiese rozado.
―Es bueno verte aquí, segura ―dijo, y Cati aferró su mano otra vez―.
Lo que pasó, pasó.
Ahora debemos mirar al frente y no vivir en el pasado.
―Tienes razón.
Estoy feliz que hayas ido a la Celebración de Invierno.
De otra forma, no sé qué hubiera hecho sabiendo que toda mi familia hubiese muerto ―respondió con una pequeña sonrisa ―.
Si no fuera por el joven Señor, todos hubiésemos muerto.
―¿Joven Señor?
―preguntó Cati.
―Sí, el Señor llamado Silas.
¿Acaso hablaba de Silas Norman?
―Fuimos apresados por las Brujas, nuestros pies y manos atados.
Días pasaron y estuvimos sin comer por semanas hasta que el Señor Silas y sus hombres vinieron a rescatarnos, cuando pasaban por los pantanos al borde del bosque.
Estoy en deuda con él y por la hospitalidad que nos dio.
―Lamento que hayas tenido que soportar eso ―dijo Cati, mirando el piso.
―No lo estés.
No fue tu culpa si no la de las Brujas Oscuras.
Por su culpa, ahora todas las ciudades del Sur están en alerta.
Mujeres y niñas son inspeccionadas para asegurarse de que no son Brujas.
El Señor del Sur ha organizado patrullas como una prioridad para asegurar la seguridad de la gente que vive en el Sur.
―No debo preocuparme por Anabella entonces ―dijo Cati, suspirando aliviada.
Por lo que había escuchado sobre el Señor del Sur, nada le parecía correcto con la forma en que él trataba de separar a los vampiros y los humanos.
Pero con lo que Rafa le había contado, parecía que al Señor estaba cuidando del bienestar de su gente.
Sin importar cuantas décadas hubiesen pasado con el tratado de paz entre vampiros y humanos, no están en paz.
Cada uno luchaba por el poder de dominar al otro.
Cada historia tiene dos lados.
―¿Qué quieres decir con que ya no tienes que preocuparte por ella?
―pregunto Rafa, levantando la cabeza―.
Después de que supe que habías estado viviendo aquí, pensé en ir a buscarte yo mismo.
Volveremos al Imperio de Sur.
De alguna forma, ella sabía que esto iba a pasar pero no se había preparado para ello.
―Rafa, ¿Por qué no te queda aquí?
Valeria no está mal.
Podemos preguntarle al Señor Alejandro que te dé un trabajo o encontrar uno en la ciudad ―ofreció Cati como solución, y el hombre soltó una carcajada.
―Entiendo tu fascinación por el Señor pero Cati, no puedes vivir aquí por siempre trabajando como una sirvienta.
Eres demasiado inteligente y muy calificada para ser una sirviente en una mansión ―dijo su primo, levantándose de la cama y caminó hacia la ventana, dándole la espalda―.
Debes entender que las criaturas de la noche y nosotros los humanos no estamos coexistiendo, en realidad.
―Pero lo hacemos ―indicó Cati, dando su opinión―.
Aunque haya un montón de cosas ocurriendo, no significa que las criaturas de la noche están equivocadas.
Nosotros los humanos tenemos la misma cantidad de faltas de lo que ocurre hoy en día.
―No dije que estuvieran equivocados.
Estamos en las tierras e Imperio de las criaturas de la noche…La guerra podría desatarse con la tensa situación que existe.
―Y la causa de ello son las Brujas Nocturnas.
No te preocupes por la seguridad.
El Concejo y su jurisdicción están manteniendo las cosas bajo control ahora.
Te aseguro que estamos a salvo aquí―dijo Cati.
Ella escuchó un aleteo de alas y vio a Rafa sacar el brazo fuera de la ventana.
Con una expresión de molestia, ella se levantó preguntándose qué es lo que él hacía con un cuervo sentado en su brazo.
Al acercarlo a él, saco un pequeño rollo de papel de su pata.
Ella nunca había visto pájaros entregar mensaje y le pregunto, ―¿De quién es?
Rafa hizo gesto de molestia mientras leía el contenido pero entonces sonrió, ―Es un amigo que está en el centro de Valeria ahora.
¿Qué tan lejos está la ciudad de aquí?
―preguntó.
―Menos de media hora si tomas el carruaje Cuando llegó la hora de cenar, Cati se sentó junto a Rafa y con los demás en la mesa grande del salón.
El Señor Alejandro, como de costumbre, se sentó en la cabeceramientras que Silvia y Elliot se sentaron juntos.
Normalmente, Cati comería con las otras sirvientas en el salón común, en el subterráneo para los sirvientes de la mansión.
Pero como Rafa era un invitado esa noche, ella había sido invitada a unírseles.
El Señor Alejandro y Elliot hablaron con su primo y le preguntaron que fue de él tras la masacre en su ciudad.
Era evidente que Rafa estaba intimidado con la presencia del Señor Alejandro.
El primo parlanchín de siempre apenas hablaba excepto cuando le hacían preguntas.
―Le he pedido al mayordomo que te prepare una habitación para la noche.
―le escuchó decir Cati al Señor Alejandro, mientras tomaba una servilleta blanca, después de terminar su comida.
Elliot todavía estaba cortando su carne, pero el cuchillo en su mano se detuvo cuando escuchó a su Señor hablar con el hombre de pelo castaño.
Después de vivir con el Señor por tantas décadas, él sabía que el hombre tenía una forma de expresarse con las palabras.
Si uno no estaba escuchando atento, él o ella se perderían la complejidad de los detalles.
Ahora mismo, Alejandro estaba poniendo a prueba si el hombre pasaría una sola noche en la mansión o si se quedaría por siempre trabajando en el nombre del Señor.
―Gracias por su hospitalidad ―agradeció el hombre.
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