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115: Capítulo 115: Masacre En La Oscuridad 115: Capítulo 115: Masacre En La Oscuridad Editor: Nyoi-Bo Studio Rhode no sabía qué había pasado en el campamento base porque tenía cosas más importantes que hacer.
Acechando desde los arbustos, Rhode vigilaba el campamento que no estaba muy lejos de él.
Cabe destacar que el grupo mercenario Jade Tears había hecho una preparación total.
Siguieron el rastro que Rhode y los demás habían dejado en el camino.
Los seguían pacientemente desde lejos.
Si Rhode no se hubiera preparado bien desde el comienzo y le hubiera dicho a Walker que revisara las ubicaciones claves de donde podían aparecer, el grupo podría haberlos descubierto exitosamente.
Si eso pasara, las cosas se iban a poner feas.
Aunque estaba decidido a matar a todos estos gusanos, Rhode no atacó de inmediato.
Pasó toda la tarde dando vueltas al grupo mercenario Jade Tears.
Después de asegurarse de que no había más refuerzos, finalmente se sintió aliviado.
Rhode no desconocía este tipo de batalla.
Aunque Jade Tears estaba completamente preparado, era muy inferior a los otros jugadores.
Cuando se atacaba al enemigo en el juego, un jugador empleaba cualquier medio para enfrentarlo.
Especialmente las hermandades grandes, como la de Rhode, se convertían fácilmente en el objetivo de otros.
Era común que las hermandades se apuñalaran por la espalda, conspiraran e incluso perdieran el decoro contra otras.
También Rhode había emboscado y sido emboscado por otros.
Después de tantos años de luchar con otros jugadores, se había familiarizado con estas tácticas.
Pero aun así, después de la catarsis de conocer jugadores que eran una combinación de personalidades sucias, desvergonzadas y con intenciones siniestras, la emboscada del grupo Jade Tears era como una mujer desnuda, sin ninguna tela que la cubriera.
Con solo un poco de fuerza, caería de inmediato en sus planes.
Originalmente, a Rhode le preocupaba que Jade Tears también usara trucos sucios, pero ahora parecía que se había preocupado demasiado.
Los Jade Tears ni siquiera esperaban ser descubiertos.
Tan solo habían despachado unos exploradores para que patrullaran de vez en cuando las afueras.
Si fueran vistos por otros, solo pensarían que esa gente había venido al bosque en una aventura.
Rhode había perdido el interés en estos tipos.
Como eran del grupo mercenario Jade Tears, definitivamente debían morir.
Mientras más gente muriera, menos problemas habría en el futuro.
No solo eso, sino que si su grupo menguaba sin una batalla, también disuadiría a los demás.
Si pudiera acabar completamente con Jade Tears usando este método, no tendría problema.
La noche se hacía oscura.
Para no despertar sospechas, el grupo mercenario Jade Tears no encendió ninguna fogata.
Los alrededores se tranquilizaron gradualmente, y solo el sonido de los insectos resonaba de vez en cuando, como si la noche tocara una canción de cuna.
Era hora de moverse.
Rhode le hizo un gesto al viejo Walker, que estaba a su lado.
Sus figuras desaparecieron en la oscuridad, tal como las de dos serpientes venenosas.
Bell salió de la tienda de campaña, hacia donde soplaba el gélido viento.
—Demonios.
—Sintiendo el frío, Bell maldijo en voz baja.
Si no fuera por la generosa recompensa, jamás habría venido a este lugar embrujado a sufrir.
El corazón de Bell estaba lleno de insatisfacción, pero no decía nada.
Siendo un antiguo miembro del grupo mercenario Jade Tears, había sido persuadido tiempo atrás por el dinero de Frank.
En su opinión, no había nada más importante en el mundo que el dinero.
Con eso podías tener una posición, autoridad y mujeres.
Sin dinero, no tenías nada.
El dinero, según él creía, era la existencia suprema de este mundo.
Y precisamente por eso se convirtió en un secuaz de Frank.
Bell no sabía qué quería hacer Frank, solo le importaba cuánto dinero podía ganar.
Así que cuando Frank lo envió a él y sus hombres al Bosque Crepúsculo para destruir al grupo mercenario Starlight, Bell aceptó sin pensarlo dos veces.
Por ninguna otra razón que no fuera ver una bolsa de monedas de oro sobre su escritorio, el guerrero tomaba una decisión así.
Después de ver por la tienda y de asegurarse de que esos tontos no lo veían, Bell caminó lentamente al borde del campamento base.
Pronto pudo ver a la montaraz que había asignado para vigilar el área.
Ahora estaba aburrida, bostezando recostada de un árbol.
Al ver a Bell llegar, la chica no pareció sorprenderse.
Al contrario, le sonrió.
Bell le sonrió de vuelta y se acercó a ella.
No podía esperar para explorar debajo de su armadura de cuero.
Empezó a amasar las dos suaves y rellenas cimas de su cuerpo.
Esta montaraz se había unido al grupo de Bell después de ser contratada por Frank.
Se sintió atraído a ella desde la primera vez que la vio.
Después de gastar una enorme cantidad de dinero, esta mujer, que al principio pensaba en actuar como mojigata, cayó a sus pies y se convirtió en su acompañante íntima en la cama.
Él se había escabullido de la tienda para matar algo de tiempo y aburrimiento.
Después de todo, en esta era, esa era la única actividad nocturna que traía alegría mental y física sin requerir mucho tiempo.
Lo que Rhode había dicho sobre que el grupo mercenario Jade Tears era una porquería no estaba necesariamente mal, ya que una persona comprada con dinero no tenía ninguna lealtad.
Naturalmente, su moral e integridad no existía.
El mismo Frank sabía que estos hombres no tenían más función que aumentar la fuerza de su grupo mercenario.
Tal vez esa también era la razón por la que lo seguían en silencio, como un ladrón.
—¡Je, je, je!
Parece que de verdad no puedes esperar más.
—Líder, al fin vino.
He estado esperándolo.
—Ante las provocaciones de Bell, la chica sonrió y se le acercó.
Apretó su voluptuoso pecho contra el de él, luego estiró la mano hacia su cuello y lo besó en la boca.
—Uu…
mmm…
Bell estiró el brazo para pellizcar su pecho y se rio entre dientes.
Viendo al hombre que estaba frente a ella, la chica mostró una expresión seductora: sonrió suavemente y tomó la iniciativa, acercándose a los brazos de Bell.
No escondió su actitud, y luego sonrió y extendió ambas manos.
Ante esta tentación, Bell tampoco planeaba retirarse.
Reveló su virilidad y no pudo esperar para abrazarla.
Luego empezaron a sonar los gruñidos y la excitación.
Rhode acechaba silenciosamente desde las sombras, aguantando la respiración mientras veía los intensos movimientos de las dos personas.
Aunque se encontró con una escena muy inesperada, no se sintió avergonzado.
Solo se sorprendió, pero se calmó de inmediato.
No atacó en el acto, sino que disfrutó del momento de alegría que veía.
Ignorando por completo que los estaban viendo, sus movimientos se volvieron más intensos.
Tal vez porque era emocionante hacerlo en la naturaleza.
El acto los intoxicaba poco a poco, e incluso empezaron a rugir y gemir en voz baja.
Como dice el refrán: «un momento de alegría vale mil monedas de oro».
Si no disfrutaban esta hermosa noche, tal vez no tendría más oportunidades de hacerlo.
De hecho, ya era demasiado tarde, porque en este momento Rhode saltó de la grama como un gato.
Su espada roja atravesó silenciosamente el pecho de Bell y la garganta de la mujer, clavándolos contra el árbol.
¡¡———!!
La muerte siempre venía de la nada, sin más.
Bell dejó de temblar instantáneamente y la mujer abrió los ojos con horror.
No había ni un dejo de ira en sus ojos.
De sus cuerpos manaba un líquido amarillo mezclado con chorros de blanco, cayendo sobre el césped.
Emitían un desagradable olor.
Rhode retiró su espada y los cuerpos, perdiendo lo que los aguantaba, cayeron al suelo sin respirar.
Pero a Rhode le parecía que no había pasado nada.
Solo miró a su alrededor, y luego se metió de nuevo en la oscuridad sin dejar rastro.
En este momento, el campamento base estaba en silencio.
El viejo Walker bajó la daga que sostenía.
Debajo de él yacía un hombre cuyo cuello había sido cortado.
Sus ojos estaban muy abiertos, viendo el cielo estrellado.
Parecía que ni siquiera sabía qué estaba pasando.
Tal vez ya no necesitaba saberlo.
—¿Cómo te fue?
—susurró Rhode saliendo de los arbustos.
—Acabé con la gente que estaba allá.
¿Y tú, chico?
—Fue más fácil de lo que esperaba.
Nunca pensé que vería una pareja salvaje aquí.
Ni siquiera se percataron de mi existencia.
Parece que el grupo Jade Tears es tan poco competente como pensaba —Rhode dejó de hablar.
Miró el campamento base con una expresión seria y luego dijo—: Déjame el resto a mí.
Cuando el único sobreviviente despertó, los fríos rostros de Rhode y del viejo Walker aparecieron frente a él.
—¿¡Quiénes son!?
—Después de ver claramente a los dos que estaban allí, saltó inmediatamente.
Al mismo tiempo estiró la mano y se tocó el costado rápidamente, pero ya no tenía ningún arma.
En cambio, sintió un repentino e intenso dolor—.
¡Ahhh!
La espada roja atravesó su brazo sin piedad y lo clavó contra el suelo.
Su gritó resonó en el bosque.
Las aves que dormían profundamente se despertaron de golpe al escucharlo.
Batieron sus alas y volaron hacia el cielo.
—¡A-Ayuda!
—Creo que es mejor que guardes energía, señor cuyo nombre no conozco —mirando al hombre que intentaba pelear, Rhode se mantuvo relajado y tranquilo como siempre.
Sacó una silla y se sentó frente a él—.
Tus compañeros murieron y solo quedas tú.
Si actúas bien, puede que considere dejarte vivir.
Si no actúas suficientemente bien…
Rhode no terminó, pero el significado de sus palabras ya había quedado claro.
En este momento, el hombre dejó de resistirse.
Solo se agarró el brazo y asintió con la cabeza.
No era estúpido; había gritado con fuerza pero nadie había venido a revisar.
Eso seguro quería decir que ya todos habían muerto.
Nadie, incluyéndolo, quería darle la bienvenida a su propia muerte.
—Muy bien —Viendo al hombre asentir, Rhode aplaudió con satisfacción.
Luego se acercó a él, sus ojos mostraban rastros de frialdad—.
Ahora tengo algunas preguntas para ti.
Espero que puedas responderlas con la verdad.
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