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140: Capítulo 140: ¡Mátenlos!

140: Capítulo 140: ¡Mátenlos!

Editor: Nyoi-Bo Studio El brusco comentario de Gillian le dio una idea a Rhode.

Una idea que no consideraba factible.

Eso no era raro.

En sus batallas anteriores, Rhode actuó con base en su experiencia de cuando seguía en el juego, así que subconscientemente no se esforzaba mucho en generar nuevas ideas.

Volteó hacia el techo del túnel y vio que unas vigas de madera podrida soportaban todo el lugar.

Parecía que fueran a colapsar si uno gritaba a todo pulmón.

Todo el polvo y la arena se filtraban de la tierra que había arriba.

Antes, en el juego, Rhode nunca les prestaba atención a estos elementos porque solo eran efectos especiales y parte del ambiente, existiendo solo para que el jugador se sumergiera en el juego.

Por ejemplo, una fruta que hacía agua la boca no podía llenar el estómago de uno porque, en primer lugar, ni siquiera era de verdad.

Pero ahora era distinto.

Y esto le permitió a Rhode idear algo en lo que nunca habría pensado.

—Celia, tengo un plan…

—susurró Rhode con una expresión seria.

El inocente ángel de combate no sabía por qué pero, en ese momento, pareció que las profundas y negras pupilas de Rhode brillaron con malicia y esperanza.

—…Y así es como lo haremos.

¿Entendido?

—La explicación de Rhode no fue muyextensa.

La condensó en un par de oraciones.

Celia tampoco era tonta, y asintió con la cabeza cuando entendió el plan.

Aunque podía ser terca, no tenía un mal cerebro.

Sí sentía que era un poco raro que a Rhode se le hubiera ocurrido una idea al azar, pero ¿qué importa?

Esto no era nada comparado con las otras tareas de Rhode.

—Entiendo, maestro —Celia accedió inmediatamente al plan de Rhode y sin ninguna objeción.

Mientras tanto, los mercenarios veían sus alrededores cuidándose de un ataque sorpresa.

Siguieron el plan de Frank de escanear los túneles, pero después de un buen rato no pudieron ver ni una sombra del perpetrador.

Esta situación hizo que tuvieran la guardia arriba 100% del tiempo y que se irritaran levemente por la ambigua orden de Frank.

Aunque lo escuchaban por muchas razones, originalmente los mercenarios eran de actitud perezosa.

Tolerarlo un rato estaba bien, ¿pero para siempre?

Nada que ver.

Las semillas que Rhode había plantado finalmente empezaban a germinar.

Su plan empezaba a dar frutos.

—Nos dio una orden de encontrar esta amenaza, pero no tenemos ni idea de cuántos hay, si son hombres o mujeres, humanos o no humanos.

¿Cómo espera que encontremos algo que ni siquiera conocemos?

—Los mercenarios no pudieron aguantar más y le rugieron a Frank.

Frank frunció el ceño.

El hombre sabía que pedir prestado este misterioso poder tenía sus repercusiones, así que también sabía cómo se sentían sus hombres, pero no le importaba.

¿Sus hombres, derrotando al misterioso enemigo?

Eso jamás pasó por su mente.

Evidentemente, conocía el estándar de sus subordinados.

Aunque al grupo mercenario Jade Tears se le etiquetaba como un grupo fuerte, los reclutamientos masivos habían generado inconformidad entre sus mercenarios senior porque sentían que Frank trataba de quedarse en el poder eliminando lo antiguo y recibiendo lo nuevo.

Naturalmente, los nuevos reclutas carecían de potencial, lo que molestó aún más a los mercenarios veteranos.

La situación era parecida a esto: uno vivía tranquilamente en casa propia pero, un día, múltiples invitados irrumpieron en la habitación fumando y bebiendo sin modales ni virtud, destruyendo la calidez del hogar y dejando una terrible sensación al final.

Como resultado, muchos mercenarios senior decentes optaron por renunciar, dejando atrás a esos nuevos y verdes reclutas.

En el registro, el grupo tendría más personal pero menos fuerza general de combate.

Frank no les impidió renunciar.

De hecho, no podía esperar que lo hicieran.

Estaba muy claro que esta misión en Piedra Profunda no era para construir un grupo mercenario correcto.

A aquellos que tenían un fuerte sentido de la responsabilidad y ética, les iría mejor en otro lado.

Después de todo, su plan era generar caos en la Pradera Paphield, y no tendría éxito si dependía de esos virtuosos veteranos.

Sin importar por qué pelearan, este lugar seguía siendo su tierra natal, así que no se quedarían de brazos cruzados cuando el infierno se desatara.

Solo a estos idiotas y la basura no les importaban estas cosas.

Para ellos lo más importante era el dinero, la cerveza y las mujeres.

Por eso, estas personas eran las más adecuadas para llevar a cabo el plan de Frank.

Esa era la principal razón por la que Frank se había molestado en reunir a estos mercenarios para atacar al grupo Starlight.

Si fueran cualquier otro grupo, definitivamente sospecharían de su líder o incluso lo traicionarían.

Los mercenarios de Frank solo hablaban de las bellezas del grupo Starlight y fantaseaban sobre convertirlas en sus juguetes después de derrotarlas.

¿Justicia y reglas?

Las tiraban por la ventana.

Y esa era la razón por la que eran el señuelo.

Sin importar qué fuerza de combate tuvieran, seguían siendo simple carnada.

Siempre que el pez los mordiera, él podría ocuparse de lo que viniera después.

Sin importar cuánta de esta basura muriera, a Frank le daba igual.

Como mucho, podría reponerlos reclutando a otros.

Los mercenarios ignoraban por completo la percepción que Frank tenía de ellos, pero parecían haber llegado al límite.

—¡Demonios, renuncio!

—Uno de ellos golpeó la pared con fuerza y gruñó—.

¡Ni siquiera encontramos algo después de buscar por tanto tiempo!

¿Por qué rayos seguimos aquí?

¿Acaso vinimos a excavar oro?

¡Ya tuve suficiente!

Cada uno de los mercenarios guardó silencio, como coincidiendo con él tácitamente.

En este momento apareció fugazmente una figura blanca.

—¿¡Quién anda ahí!?

A pesar de tener pésimas cualidades humanas, al final eran mercenarios.

Además, la figura blanca era demasiado obvia en el oscuro y estrecho túnel.

Maldijeron de inmediato y se lanzaron hacia la figura desenfundando sus armas.

Lo que vieron los dejó pasmados.

Frente a ellos flotaba una belleza angelical, sin expresión y gélida.

Era Celia.

Como ángel, sentía la suciedad de sus almas.

Las impurezas que tenían dentro eran casi sofocantes, así que Celia jamás tendría una buena impresión de ellos.

Pero esta vez Celia se contuvo y no los mató.

En cambio, los miró a todos y se dio la vuelta, volando en la distancia.

—¡Síganla!

Un repentino grito los despertó de su estupor.

Alzaron las armas y persiguieron al ángel.

El atronador sonido de ellos golpeando sus armas entre sí reverberó por el angosto túnel, finalmente desahogando la ira que habían guardado tanto tiempo.

Los mercenarios no temían perder de vista a Celia.

No estaba volando increíblemente rápido, y la brillante aura sagrada que salía de sus alas iluminaba el túnel entero como una luciérnaga en la noche.

Además, ¡se estaban emocionando porque se percataron de que el ángel volaba hacia sus compañeros!

Pronto, otro grupo de mercenarios llegó al frente y bloqueó el camino.

Al presenciar esto, Celia se sorprendió.

Cambió de dirección al instante y voló hacia otro túnel.

Pero los mercenarios no se preocuparon en lo más mínimo, ¡porque había más personas esperándola en esa dirección!

Al final, los mercenarios lograron atrapar al ángel en el túnel.

Un grupo bloqueó su frente y los otros dos impidieron su escape desde atrás.

Ahora, después de haber creado una barricada, finalmente pudieron satisfacer sus lascivos ojos con el ángel.

A pesar de que el aura sagrada que rodeaba a Celia los incomodaba un poco, su belleza los cautivaba.

Especialmente al estar atrapada, sola y sin espacio para escapar, los mercenarios se sintieron comprometidos a saciar sus deseos sexuales.

—¿Qué más da que seas un ángel admirado?

¡Ahora estás atrapada bajo tierra con nosotros!

¿A dónde puedes huir?

—Je, je, je, je.

¡Probarás nuestra fuerza después de que te capturemos!

Fantaseando sobre los placeres que no habían llegado, los mercenarios pudieron sentir cómo sus entrepiernas se retorcían de la emoción.

¡Si pudieran presionar al ángel contra el suelo y violarla, incluso la muerte habría valido la pena!

Celia podía sentir los insidiosos pensamientos de los mercenarios.

Frunció el ceño y voló hacia el túnel más cercano que pudo encontrar.

Esta vez los mercenarios no la siguieron con prisa porque sabían que era un callejón sin salida.

Ahora no tienes dónde esconderte, señorita.

Los mercenarios sonrieron con lujuria y avanzaron.

Tenían razón, pronto vieron a la indefensa mujer angelical al final del túnel.

Aunque ahora estaba en peligro, su expresión no había cambiado para nada.

Veía con frialdad a los humanos que tenía en frente, espada en mano y en posición de ataque.

—Ya puedes rendirte, señorita —Uno de ellos se puso al frente y sonrió con descaro.

Sus codiciosos ojos iban de arriba a abajo, violando sexualmente a la mujer que veían—.

Nos hiciste perder tanto tiempo buscándote…

¡Ven aquí!

¡Vencon nosotros!

No quieres que te hagamos daño, ¿cierto?

Si vienes con nosotros, no puedo garantizar que salgas ilesa.

Celia no respondió.

Alzó silenciosamente su cabeza y vio más allá de la multitud, al otro extremo del túnel.

Rhode ya estaba entrando silenciosamente, bloqueando la salida.

Sintió la mirada de Celia y asintió suavemente con la cabeza.

Luego alzó su espada.

La energía espiritual empezó a salir de ella.

Se reunió rápidamente en la punta de la hoja, formando una brillante bola de luz.

En este momento, el mercenario que estaba más atrás sintió que algo andaba mal y se volteó.

Pero…

era demasiado tarde.

Blandió su espada hacia abajo y la estrelló contra el suelo.

¡Bam!

La bola de luz había desaparecido, pero el lugar que había golpeado estaba sumido en caos.

Una huella grande y circular apareció en el piso, como si un gigantesco martillo lo hubiera golpeado.

Unas grietas que parecían telarañas se esparcieron por doquier, haciendo que las vigas podridas se estremecieran.

Al final no pudieron aguantar más el impacto y la tierra que había arriba se derrumbó.

En pocos segundos el túnel entero había colapsado bajo arena y roca.

Un denso polvo con arena llenó el aire, cegándolos a todos momentáneamente.

—¿¡Qué estás haciendo!?

—gritó el mercenario que vio a Rhode.

Intentó atacarlo, pero él ya se había retirado.

Un enorme trozo debarro y piedra cayeron desde arriba, separándolos por completo—.

¿¡Qué demoniosocurrió!?

Los demás mercenarios se voltearon para ver este accidente, pero lo que vieron fue un derrumbe.

—¡Demonios!

¡Estamos atrapados!

—¡Esto fue una trampa!

Maldito ángel…

Los mercenarios se voltearon para ver al ángel, pero Celia no estaba por ningún lado.

En cambio, un sabueso cubierto de fuego tomó su lugar y los atacó.

—¿¡Qué es esta endemoniada cosa!?

Los mercenarios que estaban al frente alzaron sus espadas y atacaron al Asesino Flamígero.

Cuando las espadas lo cortaron, no encontraron nada de resistencia.

¡Y al siguiente instante explotó una brillante llama roja!

Fuente: Webnovel.com, actualizado en Leernovelas.com

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