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162: Capítulo 162: Arrinconado 162: Capítulo 162: Arrinconado Editor: Nyoi-Bo Studio Desde el comienzo de la batalla, el adorador del demonio creyó que la situación evolucionaría tal como él sospechaba.
El ángel estaría rodeado, y los mercenarios separarían sus fuerzas.
De acuerdo con sus planes, Rhode tendría que meterse para ayudar a sus hombres o al ángel.
A pesar de que el ángel no pertenecía a los altos rangos de su especie, el hombre común la reconocía como un ser divino.
No creía que el noble humano fuera a dejar morir al ángel, sin mencionar que además era hermosa.
Por ello, el adorador del demonio estaba pensando en separar a Rhode del ángel cuando ubicó a sus no muertos en dos zonas de emboscada distintas.
Ciertamente, la situación de Celia no era la mejor.
A pesar de tener una resistencia natural contra los muertos vivientes, al final solo tenía dos brazos.
Las hordas de no muertos eran implacables a la hora de cumplir la orden de su maestro de atacar a las indefensas milicias.
Esto obligó a Celia a volar de un lado a otro para defender a los aldeanos.
Al principio podía manejar la situación, pero después empezó a jadear a medida que agotaba su resistencia.
Si esto seguía así, no cabía duda de que Celia caería ensus manos.
Los movimientos de Rhode también le daban dolor de cabeza al adorador.
No podía entender qué pensaba Rhode.
Los mercenarios que estaban a su lado se veían tranquilos al rechazar a sus ghouls.
A estas alturas, el adorador no tenía más opción que reconocer la destreza de los mercenarios.
Este refuerzo de calidad de Klautz era algo inesperado, ya que pensaba que sus acciones solo harían que enviara un pequeño equipo a investigar.
Claramente no parecía que esta fuera la situación.
Otra cosa que lo confundía era por qué Rhode no ayudaba al ángel.
¿Acaso le importaba el ángel?
¿O todo era parte de su plan?
El adorador del demonio no podía ponerle pies ni cabeza a la situación, pero no tenía más opción que adaptarse.
Los mercenarios de Rhode realmente excedían sus expectativas, especialmente esa maga que conjuraba rayos con sus dedos.
Incluso estando lejos, se le ponía la piel de gallina cuando el relámpago hacía un arco en el cielo nocturno.
Imaginaba que incluso si Rhode fuera a ayudar al ángel, el destructivo poder de Marlene sería suficiente para aguantar el frente.
Claro, sabía que cuando a un mago se le acaba la energía, es un peso muerto.
Pero eso significa que sus monstruos no muertos tenían que durar lo suficiente para que ella se quedara sin fuerza.
Sin embargo, ese era el meollo de su problema: ¡simplemente no tenía suficientes no muertos como para pelear una batalla prolongada!
¡No podía esperar más!
Cuando terminó de reflexionar, apretó los dientes.
El adorador del demonio no tenía tanta seguridad como antes, pero todavía esperaba poder ganar.
Si…
«¡Si al menos pudiera capturar o matar al ángel, aún habría esperanza!» Dirigió rápidamente su atención al ángel que protegía a los aldeanos y reveló una sonrisa maligna.
«Que así sea.
Ese es mi objetivo, ¡pongámosle fin a esto!» Sacó su mano de la túnica negra e hizo un ademán en el aire.
Pronto apareció en el aire un símbolo rojo oscuro, y desapareció al siguiente instante.
El número de sus no muertos aumentó repentinamente.
Celia blandió su espada y, una vez más, cortó a los no muertos por la mitad.
Frunció el ceño y se retiró hacia las milicias.
Aunque luchaban con valentía contra los no muertos, sus armas no podían herir mortalmente a los no muertos porque no contaban con la pócima.
Los no muertos que habían sido heridos por los mercenarios recuperaron la confianza e ignoraron las armas de la milicia, simplemente atravesándolas.
Extendieron sus garras y atravesaron los cuerpos de la milicia, haciendo que una energía gélida se esparciera rápidamente por su interior y extinguiera el fuego de su vida.
En un instante, tres milicianos se convirtieron en cadáveres y los otros cinco renunciaron a atacar a los no muertos.
En cambio, empezaron a esconderse obedientemente detrás del ángel.
La milicia no estaba entrenada para luchar contra los no muertos porque solo cazaban lobos y jabalíes salvajes.
Ahora que tres de sus compañeros habían caído frente a ellos, su valentía había tocado fondo.
Podía decirse que ya tenían bastante suerte de no haberse desmayado en el acto.
Celia sintió que su presión incrementó gradualmente.
Blandió su espada y se deshizo de los no muertos que estaban a su lado, pero estos empezaron a ser más astutos.
Empezaron a atacar a la milicia en lugar de ella, obligándola a cambiar de posición rápidamente.
—¡Hyah!
Otro no muerto se retiró evadiendo la brillante luz sagrada.
Celia no pensaba dejarlo escapar.
Se lanzó hacia adelante con la espada prendida en llamas sagradas y saltó hacia el no muerto.
El fuego plateado salió de su espada, atravesando con precisión a los no muertos que estaban en su camino.
Gritaron al morir y se convirtieron en un polvo que flotó en la nada.
—Hu…
hu…
Celia enterró su espada en el suelo y respiró hondo.
Luego se retiró dos pasos y la alzó de nuevo para indicar que estaba lista para la pelea.
Estaba llegando al límite y sabía que no podría aguantar mucho más.
Las olas de no muertos parecían infinitas.
Al pensar en esto, frunció el ceño pero no dijo nada.
—Oye, oye, ¿qué haces?
¡Mátalos, rápido!
—Los milicianos entraron en pánico alinstante cuando Celia dejó de atacar—.
Si no los matas, estaremos muertos.
Apúrate, no te quedesahí.
Te lo rogamos, señorita ángel, sálvanos.
No queremos morir aquí.
Al escuchar los gritos de la milicia, Celia respiró hondo pero no dijo nada.
En cambio, en este momento, la voz malvada sonó una vez más.
—¡Je, je, je!
Lo siento, pero esta vez todos ustedes morirán aquí.
Ríndanse, mis lindas y pequeñas presas —Acompañado poruna risa maligna, un viento helado empezó a soplar otra vez.
Los no muertos que parecían haberse esparcido empezaron a divergir hacia Celia.
—¡Hmph!
El fuego plateado y blanco formó un escudo defensivo en frente de Celia.
Cuando el ángel alzó su espada, una larga garra negra salió repentinamente de la horda de los no muertos.
¡Destrozó el cristal al instante y chocó con el pecho de la doncella ángel!
En un abrir y cerrar de ojos, una energía oscura y fría salió de ese brazo y entró en el cuerpo de Celia.
La angelical doncella gritó de dolor y voló hacia atrás por el impacto.
Sus plumas blancas se dispersaron en el cielo.
—Je, je, je, je…
Después, un hombre vestido con una túnica negra salió de la horda.
Dejó escapar una maligna y siniestra risa, y levantó la cabeza para mirar al frente.
—Hermoso ángel, parece que al fin te atrapé.
Ni siquiera terminó su oración.
Porque en ese momento, Celia desapareció de su vista repentinamente.
«¿¡Qué!?
¿¡Qué ocurrió!?» El hombre de túnica negra gritó de la ira y escaneó sus alrededores rápidamente.
Ni una pizca del ángel podía verse.
¿Qué pasó?
¿Escapó?
¿Cómo era posible?
¡¡———!!
Mientras el hombre de negro se ponía nervioso, pudo escuchar telepáticamente los repentinos gritos aterrorizados de los ghouls.
Cuando se volteó, lo que vio le impactó.
En el cielo, justo encima de la plaza, el ángel desplegaba sus magníficas alas.
Alzó su larga espada e inclinó el cuerpo hacia abajo, con un fuego plateado y blanco en su arma.
«¿¡Y qué está pasando ahora!?» Este absurdo impactó al hombre de túnica negra.
Se quedó viendo el cuadrado mientras escuchaba los gritos de sus ghouls, sin saber cómo reaccionar.
«¿Cómo era esto posible?¿Por qué ese ángel, gravemente herido, apareció allí de repente?¿Cómo apareció allí?¿Qué demonios está ocurriendo ahora?» El cerebro del hombre estaba inundado de preguntas, pero no tenía tiempo para encontrar las respuestas.
En cambio, solo pudo apretar los dientes y hervir de la rabia.
Sabía que no tenía más opciones.
Había usado su mejor carta.
¿Es este el fin?
El fuego de la ira que tenía dentro se encendió al pensar esto, pero lo que vino después fue miedo e incertidumbre.
Si fracaso…
Y si el maestro se entera de que fracaso…
entonces él…
—¡Váyanse al infierno!
Se volteó y vio a la milicia que quedaba.
Pronto fueron rodeados por los no muertos.
Colapsaron y murieron después de unos patéticos gritos.
Y después de desahogarse temporalmente, el hombre de túnica negra respiró hondo para recuperar su compostura.
Luego alzó la mano y señaló hacia adelante.
—¡Gran emisario del maestro, necesito tu ayuda ahora!
Ve, destruye a los enemigos que intentan estorbar al maestro.
Regresa con una gloriosa victoria…
¡En el nombre del infierno, te ordeno atacar!
De repente, la oscuridad circundante empezó a agrietarse.
Una enorme criatura humanoide emergió lentamente de la fisura, luego abrió la boca y dejó escapar un ensordecedor chillido mientras volaba hacia la plaza.
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