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177: Capítulo 177: Extraña Premonición 177: Capítulo 177: Extraña Premonición Editor: Nyoi-Bo Studio Hasta que el buque finalmente aterrizó, Rhode percibía una extraña sensación.
No sabía por qué, pero había tenido un mal presentimiento desde que el barco zarpó.
Era diferente de una situación de vida o muerte; se sentía más como la ansiedad de un estudiante por la posibilidad de tener un examen sorpresa al día siguiente.
Rhode no era de los que creía en la intuición.
Prefería obtener información analizando el status quo.
Pensaba que la supuesta intuición eran puras tonterías.
La razón por la que el humano reaccionaba a esto era solo porque su cerebro analizaba subconscientemente las memorias pasadas y llegaba a la conclusión.
Por ejemplo, una persona que alguna vez vio un avión explotar de repente, escanearía involuntariamente las alas del avión antes de montarse.
Si había algún daño, incluso si no lo notara, su cerebro llegaría a la conclusión de que el avión podía ser peligroso, así que el cuerpo respondía recordándole al cerebro que había peligro.
Si recordara con cuidado las circunstancias, podría ser capaz de encontrar la fuente de esta sensación.
Pero la respuesta del cuerpo no necesariamente era correcta.
Depender únicamente de la intuición era algo muy peligroso.
Después de todo, la intuición era un juicio que la gente hacía inconscientemente, y no el resultado de la razón.
Por eso, a diferencia de Anne, Rhode solo usaba su intuición como referencia a la hora de emitir un juicio, en lugar de depender totalmente de ella.
Pensaba que algo podía andar mal con el buque, o que podían encontrar un ataque repentino igual que antes.
Pero era completamente diferente de lo que Rhode había imaginado.
El Vuelta Alto navegaba sin problemas, y sin amenazas o ataques potenciales.
El viento era fuerte y el sol todavía no se había puesto cuando llegaron.
Sin importar desde dónde se viera, definitivamente viajaban tranquilamente.
Pero ¿de dónde venía la inexplicable inquietud?
Se volteó y miró al Vuelta Alto, sacudiendo la cabeza e intentando dejar este asunto de lado.
Los seres humanos eran criaturas inteligentes, deberían depender de su inteligencia para encontrar la respuesta en lugar de confiar en instintos poco claros para vivir.
Pero no todos estarían de acuerdo con él.
—Líder, Anne tiene hambre…
—De pie al lado de Rhode, Anne lo mirólastimosamente y tiró de su ropa.
Parpadeaba, rogándole con la mirada.
—Si la memoria no me falla, comiste hace dos horas, ¿no?
Rhode perdía el apetito cuando recordaba esa comida.
Nunca había esperado que ver a alguien comiendo fuera tan asquerosa.
No era porque la forma en la que Anne comía fuera desagradable a la vista; su forma de comer era un poco audaz, pero era casi igual que los otros mercenarios.
Pero la cantidad que comía era totalmente insoportable.
El camarote de primera clase venía con comida ilimitada, así que Anne no tuve que limitar su ingesta como solía hacerlo en la fortaleza.
Sin embargo, Rhode subestimó su estómago: cuando Anne comía filete, Rhode también sintió un poco de hambre, pero cuando ella se comió el plato número treinta, y luego el treinta y uno, Rhode no pudo soportarlo más…
Miró la enorme pila de huesos y platos que estaban al lado de ella.
Parecía que hubiera habido 20 piezas de filete a la parrilla ahí.
Rhode no pudo evitar dirigir su mirada al paisaje exterior.
Cuando imaginó que un montón así de comida entraba en su estómago, no pudo evitar querer vomitar…
De acuerdo con la forma terrícola de decirlo, tenía miedo de comer.
Al ver a Anne ahorita, además de quedarse sin palabras, también pensaba en el festín de hace dos horas.
Era mejor no pensar más en eso, porque si lo hacía una vez más, podría no ser capaz de comer la cena.
—Pero…
—Anne lo sabía, pero igualse mordió el dedo y lo vio con lástima.
—Comiste un total de 50 filetes, ¿a dónde se fueron?
—Al decir esto, Rhode miró sudelgado y plano abdomen.
Preguntó esto con una actitud muy científica.
Aquellos no eran bolitas de masa hervida; eran filetes del tamaño de una mano…
No había ni la menor señal de grasa en su barriga, ¿acaso funcionaba como el bolsillo de la cuarta dimensión de Doraemon?
Más importante aún, ¿todavía tenía hambre?
Al ver cómo Rhode la miraba, Anne solo sacó la lengua.
No dijo más nada pero, claramente, no se había rendido todavía.
Sin embargo, Rhode no parecía querer responder más sus preguntas.
—Busquemos una posada y salgamos a la mañana siguiente.
Aunque Piedra Profunda estaba ubicada en la región central de Paphield, no era un pueblo animado.
Al contrario, era un lugar silencioso y remoto.
Los productos que había allí no era muy buenos; lo único que valía la pena mencionar era el vino.
Buscar una posada en una ciudad callada y pequeña como esta no era muy difícil.
Cuando Rhode entró en la taberna, había mucha gente dentro.
Quienes habían terminado de trabajar estaban sentados en la mesa, disfrutando de la comida y el vino.
Los plebeyos estaban sentados en una esquina riendo a carcajadas mientras que los aventureros estaban en el mostrador, murmurando entre sí.
La llegada de Rhode y Anne atrajo la atención de muchas personas.
La mayoría no se concentró en Rhode, que estaba envuelto en una capa.
En cambio, parecieron disfrutar la llegada de Anne.
Al ver a esta hermosa chica, apareció un indicio de sonrisas en sus rostros.
Alzaron sus vasos y la invitaron a beber.
Hasta había gente silbando cerca, intentando llamar su atención.
Si fuera Marlene, ya les habría enseñado una lección por faltarle al respeto.
En cuanto a Lize, habría actuado como si no hubiera escuchado nada e intentaría escapar de la situación tan pronto como pudiera.
Pero Anne, aparentemente, era diferente de ellas.
Al ver a los extraños recibiéndola, respondió con mucho entusiasmo, como si fuera un ídolo participando en un reunión de admiradores.
—Sí…
Hola a todos.
¡Ja, ja, ja!
¿El nombre de Anne?
El nombre de Anne es Anne.
Tío, ¿quieres invitarle un trago a Anne?
¡Ja, ja, ja!
no puedes, el sol ni siquiera se ha puesto todavía.
Beber no es bueno…
Mientras seguía a Rhode hasta el mostrador, Anne pareció estar muy familiarizada con la gente a su alrededor y conversó por un rato.
La gente también se entretenía con ella y se reía.
Claro, realmente no tenían malas intenciones desde un comienzo; solo estaban bebiendo y divirtiéndose.
Además, esta gente no la amenazaba.
Si no, ella no habría reaccionado de esta forma.
Pronto les reservaron dos asientos en frente del mostrador.
Rhode se sentó y saludó educadamente al aventurero que tenía al lado asintiéndole con la cabeza, y luego posó una moneda de oro en el mostrador.
—Dos habitaciones, dos vasos más de vino y, por último…
—Al decir esto, Rhode miró a Anne, quien no estaba muy lejos de él, y agitó la cabeza—.
Dele una cena a esta jovencita.
—Bien, señor.
¡Por favor, espere!
Después de tomar la moneda de oro, el propietario les mostró una cálida sonrisa.
Se excusó atentamente de Rhode y se fue rápido.
Anne se había acercado a Rhode.
Se sentó y sonrió, y luego estiró la mano izquierda para poner su escudo dorado en el piso.
¡Bum!
El suelo tembló y el ruido hizo que toda la taberna se callara por un momento.
La gente intercambió miradas, sin saber de dónde había venido el sonido.
Los aventureros que intentaron aprovechar la oportunidad para conversar con la hermosa chica se dieron la vuelta de inmediato y huyeron.
No era ciegos, claro está; podían ver el escudo de oro fino que tenía al lado.
Definitivamente no podrían mover esa cosa, pero la chica lo había puesto a su lado con una mano…
En este momento entendieron qué significaba que ninguna rosa venía sin espinas.
Al ver sus reacciones, Rhode solo se rió por dentro.
No era el tipo de persona que le gustaba llamar la atención, pero evidentemente Anne era buena en este tipo de situación.
Si fuera Marlene, tal vez habría discutido con ellos.
Como era una noble, se habría sentido asqueada de que los plebeyos intentaran coquetearle, lo que le haría pensar que en realidad la consideraban una de las bailarinas de la taberna.
Eso sería un enorme insulto para ella.
Pero Anne obviamente no pensaba así; siempre sentía que no era malo que todos quisieran ser amistosos con los demás.
Siempre había sido una persona amigable y divertida, y le gustaba formar parte de las conversaciones de otros.
Sus acciones a menudo reducían sus enemigos potenciales, y el que los comensales no los miraran con la actitud de escrutinio de antes quería decir que el abordaje de Anne había sido muy efectivo.
—Ya viene el vino —La actitud del propietario era muy amistosa, ya que ambos habían pagado satisfactoriamente y no causaron ningún problema.
Al ver la dulce y fragante tostada con miel que tenía en frente, Anne gritó con emoción y estiró las manos de inmediato.
Rhode solo la pudo ver comer, sintiéndose impotente al respecto.
Agarró un vaso de vino dulce y lo bebió, y luego dijo: —Propietario, quiero preguntarle algo.
—¿En qué lo puedo ayudar?
—El dueño recogía las jarras que otros invitados habían dejado mientras respondía la pregunta de Rhode.
—Es así—Al decir esto, Rhode hizo una pausa para considerar cómo decirlo, y luego continuó—.
Como ha visto, los dos somos aventureros.
Actualmente planeamos ir a las Ruinas de Pinos Negros, ¿tiene alguna sugerencia para nosotros?
—¿Las Ruinas de Pinos Negros?
—Escuchando las palabras de Rhode, el dueño frunció el ceño y se acarició la barbilla.
Después de pensar un poco asintió con la cabeza y dijo—: Mmm, ha pasado tanto tiempo desde que alguien iba para allá.
Realmente no conozco la situación exacta, pero escuché que hace dos días un grupo mercenario fue para allá.
—¿Ah, sí?
—Al escuchar esto, Rhode frunció el ceño—.
¿Grupo mercenario?
¿Sabecuál?
—No estoy seguro, pero no son de por aquí.
Vinieron de Ciudad Montaña Blanca, muy lejos de aquí—El dueño estiró las manos, sacudió la cabeza con impotencia, sonrió y se disculpó con Rhode—.
Siento no haber podido responder su pregunta, pero por favor tenga cuidado.
Los serví antes y no se veían como buenas personas.
La chica que está a su lado es muy hermosa, y me temo que podría ocasionar problemas si se encuentra con ellos.
—Tendré cuidado, gracias por su advertencia —Al escuchar las palabras del propietario, Rhode asintió y se terminó su vaso de vino—.
Espero quepueda preparar más comida para esta jovencita y darnos agua caliente.
Hemos estado viajando por un día entero, así que queremos darnos un baño.
—¡Por supuesto!
No hay problema, querido y distinguido invitado.
Le aseguro que le daremos el mejor servicio.
Al oír la orden de Rhode, el dueño respondió orgullosamente y sacó el pecho.
Rhode no le dijo más nada.
Se levantó y se dispuso a irse, cuando de repente vio que un joven aventurero caminaba hacia él, sonriendo cálidamente.
—Disculpe, escuché su conversación hace unos momentos.
¿Quiere ir a las Ruinas de Pinos Negros?
—Así es.
—Entonces…
—Ante la respuesta de Rhode, el joven sonrió con emoción—.
¿Quiereir con nosotros?
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