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338: Tratamiento Especial 338: Tratamiento Especial Todos mantenían sus ojos fijos en la joven vestida en tonos profundos de azul.
Su vestido deslumbraba de una manera discreta, como los cielos crepusculares cuyas estrellas solo podían ser vistas por almas errantes.
Cada pequeño movimiento resultaba en la revelación de una diferente tonalidad de la noche.
El vestido de gala se ceñía a su cintura y fluía como una cascada curva.
Solo un pequeño grupo de fervientes admiradores de YRQ podían distinguir el estilo de los pliegues.
No muchas personas se enfocaban en su impresionante vestido.
Todos estaban centrados en la interacción que compartió con Fan Jielan.
Siempre se tenía que acomodar a la Señora, no al revés.
Era tan claro como el día que Fan Jielan veía a Zhao Lifei bajo una luz favorable.
—Sé que a lo mejor no es mucho, pero feliz cumpleaños, Señora Yang —Zhao Lifei sacó la discreta caja negra de su bolso plateado con destellos de láminas doradas.
La caja era de forma rectangular cuya cinta blanca tenía el bordado de Sun Trading.
Fan Jielan era una ávida coleccionista de artefactos invaluables.
Su casa estaba decorada con jarrones que adornaban flores del Palacio de Versalles y había algunas decoraciones seleccionadas a mano de porcelana blanca y jade de la dinastía Tang.
Sin fallar un instante, ella podía decir de qué compañía venía el regalo.
Era una regla no escrita que los presentes debían ir a la mesa de regalos donde eran regulados por el personal y los guardias de seguridad.
La gente murmuraba entre ellos.
Zhao Lifei iba a ser avergonzada una vez más.
—Ves, por eso Yang Qianlu prefiere a Su Meixiu más que a Zhao Lifei.
Al menos, ella puede entender la regla general.
—Te lo dije, habrá un espectáculo esta noche.
Siempre lo hay.
—Oye, ¿dónde está el alcohol?
¿Crees que podamos hacer que ella se emborrache tonta como hace dos años?
—Por supuesto, pero tendríamos que esperar a que Zheng Tianyi llegue primero.
—Qué caja tan pequeña.
Qué regalo tan mezquino.
Probablemente sea algo estúpido como un collar.
La Señora Yang ya tiene suficientes de esos.
—Los ojos de Yang Feng no perdían detalle de ninguna persona que se atreviera a hablar mal de su esposa.
Su mirada fría y penetrante hacía que todos se movieran incómodamente en sus zapatos.
Todo lo que tenía que hacer era levantar un dedo y cada compañía aquí podría caer como un dominó.
—Vaya, esto es… —Fan Jielan se sintió sin aire en el estómago.
Sus manos temblaban y tuvo que forzar a sus dedos a permanecer quietos.
No obstante, no podía atreverse a dejar una mancha de grasa en el impresionante prendedor de cabello.
Era fácilmente la cosa más hermosa que sus ojos jamás habían visto.
Lo iba a atesorar por el resto de su vida.
Era una belleza digna de ser observada y quien tuviera la oportunidad de verla debería sentirse honrado.
—¿Cómo conseguiste esto?
—Ella levantó su cabeza y cerró la caja, temiendo que la exposición al aire ensuciara el prendedor.
—Tengo mis maneras —Zhao Lifei reflexionó.
El matiz castaño de sus ojos se volvía oscuro como el chocolate amargo cuando Yang Qianlu entraba en escena con una mujer ágil a su lado.
—Ahí estás —dijo Yang Qianlu cuando vio a su esposa—.
Y hijo, viniste.
Eso siempre es una vista agradable de ver.
—No se molestó en reconocer a Zhao Lifei.
La sonrisa de Zhao Lifei se mantuvo inalterada.
Sintió las manos de Yang Feng rozando sus puntas de los dedos.
Cruzó sus brazos.
Yang Feng mantenía sus ojos en Su Meixiu, desafiándola a abrir su boca.
Ella bajó la mirada al suelo y no pudo reunir la fuerza para mirarlo sin permiso.
Zhao Lifei no temía perder a Yang Feng.
Ella estaba segura de sí misma de que no perdería frente a alguien como Su Meixiu.
Por eso no se preocupaba de aferrarse a él por querer vivir.
No tenía por qué hacerlo.
Su Meixiu sabía que no debería haber venido aquí.
No quería estar aquí.
Su abuelo y su padre la presionaron para que viniera.
Movía sus pies incómodamente y jugueteaba con las mangas de su vestido.
No sabía por qué su familia estaba tan empeñada en tenerla aquí.
Incluso hoy, se preguntaba si realmente le gustaba el Presidente por quién era o si era porque era diferente al resto.
Mordió su labio inferior, con los dedos clavados en sus palmas.
Durante la última semana, estaba en una turbulencia acerca de sus sentimientos.
—Parece que has recibido un regalo.
Qué considerado —dijo Yang Qianlu tomándole la caja de las manos desesperadas de Fan Jielan—.
Le pediré a uno de los camareros que la coloque en la mesa como el resto de los regalos.
Fan Jielan no le gustaba ser menospreciada así.
Era su cumpleaños y allí estaba él, tomando control de todo.
—La sostendré yo.
—No seas obstinada.
Su Meixiu también preparó un regalo para ti.
Está esperando en la mesa como debe ser —sus palabras burlonas crearon una atmósfera insoportable.
Deliberadamente ignoró la expresión helada en el rostro de su hijo.
Carámbanos colgaban de las paredes, el viento del norte circulaba en la habitación, y todos estaban empezando a congelarse hasta morir.
El rostro indiferente de Yang Feng asustaba a la gente aún más.
Querían que estallara o perdiera el control, pero al ver sus emociones tan sigilosamente contenidas, nadie sabía cómo reaccionar.
La expresión de Fan Jielan se endureció.
Bajó su voz a un susurro —¿Es tu cumpleaños o el mío?
—¿Qué?
Por supuesto que es el tuyo —respondió Yang Qianlu interrumpido—.
Entonces, ¿qué estás haciendo?
—¿Perdón?
—Yang Qianlu estaba desconcertado por la mujer frente a él—.
¿Qué le había pasado a su tranquila esposa?
Nunca había respondido así.
—¿Y qué hace ella aquí?
Nunca la invité —Fan Jielan mantuvo su voz baja—.
No quería avergonzar a nadie.
Yang Qianlu se acercó a su esposa, agarró su muñeca de manera amenazante, y con una voz igual de baja, dijo:
—Yo la invité.
Los Su han trabajado junto a mi familia por siglos.
Incluso mientras hablamos, el Anciano Su está en contubernio con el Patriarca.
Es cortés y respetuoso tenerla aquí.
Nadie más escuchó su intercambio de conversación.
Solo vieron moverse las bocas.
Los ojos de Fan Jielan sin duda se dirigieron hacia el rostro ilegible de Zhao Lifei.
La sonrisa de Zhao Lifei se ensanchó de manera amistosa cuando captó los ojos consternados de Fan Jielan.
Era su manera de decirle a la Señora que todo estaba bien.
No le importaba la presencia de Su Meixiu.
No es como si la mujer se atrevería a causar estragos con Yang Feng presente.
Fan Jielan se sintió perpleja cuando una oleada de confianza llenó su alma derrotada.
Tal vez surgía del hecho de que ninguna de las dos era la primera elección de la familia.
Recuperó la determinación de responderle a su esposo:
—Ya que estás tan enamorado de las reglas no dichas, los regalos de Su Meixiu serán abiertos al mismo tiempo que abra los de todos los demás.
Ella no merece ningún trato especial —colocó una mano sobre la suya y se la quitó.
—Siempre pareces olvidar que no me posees.
Incluso después de todos estos años de matrimonio, todavía me mandas hacer esto y aquello —Fan Jielan arrebató la caja negra de las manos de su esposo.
Se volteó hacia Zhao Lifei y agarró de nuevo las manos de la joven mujer:
— Gracias por este hermoso regalo.
Combina perfectamente con mi vestido.
¿Me harías el honor de colocármelo en el cabello?
Los hombros de Zhao Lifei se elevaron como sus ojos:
—Por supuesto —se puso de puntillas y deslizó el prendedor en los lados del elegante peinado recogido.
Las cuerdas de perlas y varias joyas colgando del lado de la cabeza añadieron el toque final a la apariencia de Fan Jielan.
—Dulce niña, creo que tenemos mucho de qué hablar —Fan Jielan dijo, acariciando la parte superior de las manos de Zhao Lifei—.
Sus ojos se posaron en el anillo por el breve momento antes de que le lanzara una sonrisa y se marchara con su marido refunfuñante.
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