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Capítulo 1335: La Entrada Capítulo 1335: La Entrada Editor: Nyoi-Bo Studio 1335 Después de pasar más de 12 millones de años viajando en el Buque Real, el avatar de Ji Ning y Demonio Azul finalmente llegaron a los perímetros exteriores de las Tierras de Sithe.
—¿Así que estas son las Tierras de Sithe?
—dijo Ning mirando la esfera titánica que brillaba en medio de la oscuridad infinita.
¡Todavía estaban bastante lejos y ya se veía del tamaño de unos veinte Realversos!
Era la enorme base que los Sithe habían construido en secreto después de infiltrarse en el Caosverso local.
El proceso había sido muy rápido porque el Sithe había construido las partes principales fuera del Caosverso, luego las llevó ahí y las unió.
Era como un clavo que el Sithe había clavado en medio del Caosverso, un clavo contra el cual los cultivadores estaban completamente indefensos.
Whoosh.
El buque voló más y más cerca de las Tierras de Sithe hasta que entraron en la esfera.
Todo quedó iluminado por un segundo y cuando sus ojos se acostumbraron pudieron ver que estaban en un mundo deliciosamente extraño.
¡Las Tierras de Sithe eran como un ecosistema autónomo, pues el mundo dentro era completamente diferente del resto del Caosverso!
Se podían ver incluso algunas estrellas en el cielo, aunque el mecanismo se veía viejo y roto hasta el punto donde se podía ver la maquinaria Sithe que había debajo.
Runas misteriosas seguían fluyendo sobre la superficie de esas estrellas esqueléticas mientras zumbaban con fuerza.
¡Se notaba que habían sido increíblemente poderosas antes!
Los cultivadores no tenían forma de trasladarlas a otra parte porque eran demasiado grandes.
Los Autarcas podrían hacerlo, pero no se dignarían a recolectar “basura” como esa.
—Cuando atravesamos las capas exteriores noté que los cultivadores que han venido antes ya se han llevado todas las armas Sithe que podían mover —reflexionó Ning—.
Los únicos lugares en el perímetro exterior que todavía están llenos de armas Sithe son las regiones prohibidas que fueron selladas.
—Maestro, nos dirigimos a una de esas regiones selladas, ¿no es así?
—dijo Hegemón Demonio Azul con una mezcla de nerviosismo, emoción y anticipación.
Ning asintió.
Durante la Guerra del Amanecer, el tiempo era esencial por lo que los Autarcas habían hecho lo que resultaba más conveniente: sellaron las regiones más duras y peligrosas del perímetro exterior para aislar a sus enemigos.
¡Así ya no representarían ninguna otra amenaza!
Habían sellado muchas regiones durante la invasión final y las regiones centrales de las Tierras de Sithe terminaron siendo ser tan peligrosas que los Autarcas también las habían sellado, ¡después de matar a todos los Sithe que se habían atrevido a salir para luchar!
Tenía que haber muchos expertos poderosos que todavía estuvieran vivos en el corazón de las Tierras de Sithe, incluidos varios Exaltados.
Podían ganar una batalla en sus propios términos y en su territorio, pero los Autarcas no iban a ser tan tontos como para entrar a luchar contra ellos.
Su única opción era luchar afuera, pero sin la ventaja geográfica el resultado final sería una derrota segura a la que le seguiría el encarcelamiento.
—Hay unas cuantas barreras en los perímetros exteriores que se desbloquearon durante los eones posteriores a la Guerra del Amanecer —dijo Ning—.
Los Autarcas no se oponen a que los Hegemones desbloqueen las barreras para tratar de probarse a sí mismos al entrar.
Saben que si mueren, sus fragmentos y energías de almarreal volverían a la Quintaesencia, por lo que no tendría un gran impacto en el Caosverso en su conjunto.
Pero, por supuesto, si el 80% de todos los Hegemones en el Caosverso perecieran, eso sí tendría un impacto, ya que el Caosverso estaría muy débil como para defenderse de cualquier invasor.
¡Simplemente no tendría suficiente energía!
Sí, los Autarcas habían jugado un papel importante en su defensa contra los Sithe, pero los Hegemones que se habían levantado en armas también habían aportado lo suyo.
Al final, simplemente no había suficientes Autarcas.
…
Pasó otro mes.
Ning finalmente había llegado a la región donde Prodigio de Píldoras se había quedado atrapada.
Se quedó en el aire mirando a un planeta que estaba rodeado por una ondulante niebla negra.
El avatar de Demonio Azul estaba detrás de Ning.
—Esta es una de las regiones selladas.
Los Autarcas no la atacaron, por lo que está en perfecto estado —dijo Ning suavemente—.
Incluso desde aquí puedo percibir la amenaza que representa.
Me imagino que los Autarcas pudieron sentir lo mismo, por eso lo sellaron en lugar de atacar.
Oh, Maestra, ¿cómo pudiste ser tan impetuosa como para desafiar un lugar como este?
—Las poderosas armas Sithe solo se pueden encontrar en lugares que fueron completamente sellados —dijo Hegemón Demonio Azul—.
Si eres lo suficientemente cuidadoso, podrías evitar algunos de los peligros.
—Lo arriesgan todo al confiar en la suerte —dijo Ning y negó con la cabeza.
Algunos cultivadores tendrían éxito, era cierto, pero muchos morirían.
—Vamos adentro.
Whoosh.
Ning llevó a Demonio Azul hacia el planeta que tenía esa ondulante niebla negra.
La niebla era tan corrosiva que los Emperadores Eternos más débiles se pudrirían rápidamente.
Sin embargo, el dominio del Dao de la Espada de Ning pudo mantenerla a raya fácilmente.
Los dos continuaron volando a través del mar de niebla negra.
Volaron durante más de diez mil millones de kilómetros antes de llegar a la superficie del planeta: era un lugar desolado lleno de corrientes de energía helada.
En cuanto Ning y Demonio Azul aterrizaron en el suelo, se giraron para mirar el mundo que los rodeaba.
—Maestro, ¿a dónde deberíamos ir?
—preguntó Demonio Azul—.
Puedo sentir una poderosa sensación de peligro que viene de ese lugar, como si cualquier movimiento resultara en la aniquilación.
—Los Autarcas sellaron este lugar porque no estaban dispuestos a gastar sus energías aquí y porque sabían que era sumamente peligroso —dijo Ning y negó con la cabeza.
Mientras hablaba, continuó escudriñando cuidadosamente el mundo con sus sentidos kármicos.
Tan pronto como descendió sobre ese mundo usó sus líneas de karma para sentir y ubicar tanto al Señor de la Aniquilación como a Prodigio de Píldoras.
La conexión kármica entre Ning y Prodigio era evidente, mientras que la decisión del Señor de la Aniquilación de rogarle a Ning que lo rescatara también había establecido lazos kármicos entre ellos.
Después de rastrear cuidadosamente sus lazos kármicos, Ning pudo fijar su ubicación y se volvió para mirar hacia su izquierda.
—Ambos están por allá —dijo.
Un viento helado aullaba con tal intensidad que ni siquiera él podía ver demasiado.
Avanzó de inmediato mientras Demonio Azul lo siguió desde atrás.
¡Whooooosh!
Una figura humanoide fantasmal se manifestó de repente en una grieta en el suelo.
Miró hacia Ning y su cuerpo emanó poderosas ondas.
—¡Forasteros!
¡Más forasteros!
¡Hermanas, han llegado más forasteros!
No habló en absoluto, simplemente usó esas ondas extrañas para comunicarse con sus camaradas subterráneos.
Pronto, aún más corrientes de energía comenzaron a surgir del subsuelo y se convirtieron en figuras humanoides fantasmales dentro de la grieta.
—¡Han venido dos forasteros, hermanas!
—¡Vamos a comerlos!
—¡Rápido, vamos por ellos!
Habían aparecido docenas de criaturas humanoides que se transformaron en corrientes de energía y luego se fusionaron en una única y sorprendente corriente que voló como el viento en dirección a Ning.
La superficie de ese mundo estaba cubierta con tantas ráfagas de viento que no eran particularmente notables.
Ning y Hegemón Demonio Azul continuaron avanzando sobre la superficie del lugar.
Ning era extremadamente cuidadoso con cada movimiento que hacía.
Él también podía percibir que el peligro los acechaba y sabía que rescatar a Prodigio de Píldoras no sería una tarea fácil.
Tenía que tener mucho cuidado con esto.
—¿Eh?
—dijo Ning y se volvió para mirar hacia la derecha.
Su mirada seguía una corriente lejana de energía que parecía ser idéntica a las otras corrientes del lugar, pero Ning podía sentir que esa en particular estaba llena de malevolencia, avaricia y asesinato.
—¿Qué pasa, Maestro?
—dijo Hegemón Demonio Azul.
Él todavía no sentía nada.
—¡Congelar!
—exclamó Ning.
Su dominio del Dao de la Espada se expandió de repente hasta cubrir el área donde estaba la corriente mortal de energía.
El poder de su dominio era capaz de desatar un efecto supresor, lo que provocó que la corriente de energía temblara y luego se transformara en una serie de figuras humanoides.
Las criaturas ni siquiera pudieron mantener su imagen fantasmal, por lo que se vieron obligadas a revelar sus verdaderas apariencias: eran criaturas bastante bajas con piel negra grisácea y rasgos hermosos, pero tenían unas uñas tan afiladas como cuchillos.
Al verse atrapadas por el dominio del Dao de la Espada, las criaturas de color grisáceo soltaron gritos agonizantes y lucharon ferozmente para liberarse.
Sus garras se movían en el aire mientras intentaban desgarrar el poder que las rodeaba.
—¿No son esos son los legendarios Demonios Viles, las criaturas más comunes dentro de Tierras de Sithe?
—dijo Demonio Azul bastante emocionado.
—Sí.
No son muy poderosas, son las criaturas más débiles que hay aquí.
Sin embargo, cuando atacan en grupo son un problema —dijo Ning mirando las docenas de demonios.
Luego desató el poder de su dominio del Dao de la Espada con solo un pensamiento.
Los demonios soltaron gritos penetrantes y en un segundo sus cuerpos se destrozaron y desaparecieron.
Eran criaturas bastante peculiares: solo podían sobrevivir dentro de las Tierras de Sithe e incluso si lograbas capturar uno, se disiparán instantáneamente una vez que los sacaras de esa área!
Los cultivadores habían notado algo especial sobre estas criaturas: en términos generales, cuantas más había en un lugar, más peligroso era ese lugar.
Ning se había encontrado con docenas de ellas tan pronto como había descendido sobre este planeta sellado, lo cual significaba que había una concentración anormalmente alta de ellos aquí.
—Espero que la situación no sea tan mala como parece —dijo Ning algo nervioso.
Los cinco Autarcas le habían dado a Ning mapas y notas extremadamente detalladas sobre las Tierras de Sithe, por lo que no pudo evitar sentirse cada vez más preocupado por Prodigio de Píldoras.
—Tenemos que movernos rápido —dijo Ning y llevó a Demonio Azul hacia el otro extremo de sus líneas de karma a altas velocidades.
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