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1034: 1034 Hasta que ambos estemos canosos (Parte 30) 1034: 1034 Hasta que ambos estemos canosos (Parte 30) Editor: Nyoi-Bo Studio Todo estaba en silencio después del anochecer.
El programa había dado lo mejor de sí, pero con el pequeño presupuesto y el hecho de que estaban en una aldea en las montañas, el lugar en el que se quedaban a pasar la noche era bastante raído.
An Xiaxia se sacudió y giró en la cama hasta que Sheng Yize la tomó en sus brazos.
—¿Vas a dormir?
—No puedo…
—suspiró—.
Echo de menos internet y la televisión…
Quiero pedir comida para llevar…
—Tú y tu adicción al internet —comentó Sheng Yize.
Luego le pellizcó la cintura ligeramente—.
¿Qué tal…
si hacemos algo más?
Eso puso a An Xiaxia en alerta.
Envolviendo su manta con fuerza alrededor de sí misma, tartamudeó.
—No, no.
Eso no será necesario…
—Entonces, ve a dormir.
Regresaremos mañana.
—¿Qué?
—An Xiaxia estaba desconcertada—.
¿Solo van a filmar por un día?
La esquina de la boca de Sheng Yize se torció.
—No tienen otra opción.
No tienen dinero.
Nunca había conocido a un equipo tan pobre.
Sin embargo, los programas de variedades de hoy en día eran muy competitivos.
Sin celebridades populares como invitados, poco patrocinio y aun menos publicidad, el programa probablemente se cancelaría en poco tiempo.
An Xiaxia sonaba decepcionada.
—Pensé que…
estaríamos aquí por al menos un par de días.
—¿Te gusta este lugar?
Tsk, tsk.
Xiaxia, ¿qué tal si te inscribo en uno de esos programas de caridad para que puedas experimentar la verdadera vida en el campo?
—Sheng Yize dijo en broma.
—No.
No, gracias…
—se retorció en sus brazos—.
Me gusta aquí porque estás conmigo.
Su dulce, suave y gentil voz era como una pluma cayendo sobre su pecho.
Sheng Yize tragó saliva.
—¿Estás coqueteando conmigo?
Si no fuera por el pésimo ambiente, la habría tomado allí mismo.
—Mm…
¡estoy diciendo la verdad!
—se acomodó con él—.
¿No te gusta?
Entonces no lo diré otra vez…
Sheng Yize estaba de muy buen humor.
—No, continúa.
Por supuesto que le encantaba escuchar esas palabras de su amada esposa.
Al ver que estaba contento, An Xiaxia parpadeó y luego dijo con cautela: —Necesito hablar contigo sobre algo…
—¿Sí?
—dijo con voz perezosa y satisfecha.
—Un actor de doblaje que me gusta mucho vendrá a la Comicon en Ciudad Yu este fin de semana —parpadeó—.
Quiero ir a conocerlo…
Sheng Yize entrecerró los ojos y preguntó: —¿Un actor de voz?
Es decir, ¿un chico?
—Sí… —No.
—¡No es tan guapo como tú!
—Aun así.
An Xiaxia estaba molesta.
¡Debería haber dicho que era una mujer!
¡Qué hombre tan mezquino!
Antes de darse cuenta, lo había dicho en voz alta, lo que Sheng Yize escuchó muy claramente.
—¿Yo?
¿Mezquino?
—resopló.
An Xiaxia frunció los labios.
—Bien, no iré —siempre podía escaparse, de todos modos.
Sheng Yize vio sus intenciones reales de inmediato, pero no dijo nada.
Solo la abrazó y se durmió.
– El día siguiente.
El programa los llevó de regreso a Ciudad Yu.
Sheng Yize y An Xiaxia volvieron a la casa antigua de la familia Sheng.
Cola, Pepsi y la pequeña Esperanza rodeaban a Qi Yanxi, que había venido a visitarlos, y le garabateaban en la cara con lápices de colores.
A pesar de todas sus fuertes quejas, Qi Yanxi no se movía, sino que dejaba que los niños se salieran con la suya.
Sonrió arrogantemente cuando llegaron Sheng Yize y An Xiaxia.
—Cielos, pensé que nunca volverían.
Sheng Yize frunció un poco el ceño al verlo.
—¿Qué haces aquí?
¿No deberías estar en el hospital?
An Xiaxia estaba confundida.
—¿Hospital?
¿Qué le pasa a Qi Flor?
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