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44: Capítulo 44 – Te daré lo que quieras (Parte 2) 44: Capítulo 44 – Te daré lo que quieras (Parte 2) Editor: Nyoi-Bo Studio An Xiaxia pestañeó y quería intentar prender la computadora cuando An Yibei no estuviese viendo.
Sin embargo, él era más astuto que un zorro y ella nunca lograría conseguirlo tan fácilmente.
Dio vuelta su mano y agarró la de An Xiaxia antes de repetir su oferta.
—Pide algo.
Parece que de verdad era su novia…
An Xiaxia se rio por dentro, pero emanó seriedad.
—¡Promesa de meñiques!
An Yibei sonrió con superioridad.
—Después de una promesa de meñiques, ¡el que echa un vistazo es el perro!
An Xiaxia se quedó sin palabras.
¿Era necesario que fuera tan mezquino?
Frustrada, hizo la promesa de meñiques con su hermano.
Entonces, An Xiaxia le sonrió inocentemente.
—Hermano, se acerca el invierno y no tengo qué ponerme.
Si no tengo ropa, moriré congelada.
No serías tan cruel, ¿cierto?
—le preguntó.
—No morirás sin ropa, sino que sin ropa nueva, ¿cierto?
—La esquina de la boca de An Yibei se crispó cuando detalló con facilidad el propósito de An Xiaxia.
Ella tiró de su manga y le sonrió con dulzura.
—¡Hicimos una promesa de meñiques!
—enfatizó.
An Yibei puso los ojos en blanco, sacó una tarjeta de su billetera y dijo: —La clave es el cumpleaños de papá.
Compra lo que quieras.
An Xiaxia la tomó con alegría y dijo: —Gracias, jefe.
—Luego, salió dando saltitos y dejó a An Yibei solo en la habitación.
Después de un largo rato, él dejó salir su aliento y lucía triste.
– El día siguiente.
Secundaria Qixia.
Pasó todo un día sin que pasara nada fuera de lo común.
Lo único extraño fue que el asiento de Jian Xin’er permaneció vacío.
Durante el recreo, An Xiaxia escuchó a Sheng Yize atender una llamada.
Nunca lo había visto poner una expresión tan fría.
—Cuando haces algo malo, ¿acaso no es normal que debas disculparte?
—respondió con frialdad y colgó.
An Xiaxia lo miró con curiosidad.
—¿Quién era?
Sheng Yize la fulminó con la mirada.
—¿No crees que sientes mucha curiosidad por muchas cosas?
An Xiaxia se frotó la nariz de forma incómoda mientras respondía afligidamente: —Ah.
—Ve a buscarme una botella de agua —Sheng Yize dio la orden en un tono pausado, como un gran señor.
An Xiaxia infló las mejillas y luego se fue trotando para conseguirle la botella, como la obediente pequeña asistente que era.
Chi Yuanfeng, que se sentaba en la fila atrás de ellos, no pudo evitar burlarse.
—Ey…
¿acaso no hay dos botellas de agua en el escritorio del Hermano Yize de parte de sus fans?
¿Para qué hizo que Xiaxia se molestara?
He Jiayu soltó una risita.
—Todavía es muy joven.
—¿De qué estás hablando?
—preguntó Chi Yuanfeng.
Al poco tiempo, An Xiaxia regresó con el agua.
Entonces, Sheng Yize le dio otra orden, que consistía en darle un masaje en los hombros y piernas.
An Xiaxia lucía totalmente reacia.
Además, las miradas penetrantes que todas las chicas del salón le lanzaban la hacían sentir como si le estuvieran perforando agujeros, dejándola como un colador.
Incluso había algunas que comenzaron a agitarse, discutiendo en secreto si debieran darle una lección a An Xiaxia.
No obstante, estos pensamientos fueron extinguidos despiadadamente antes de que tuvieran la oportunidad de germinar.
Desde ese momento, nadie en la Secundaria Qixia se atrevió a molestar a An Xiaxia sin tener en cuenta las consecuencias.
Después de que sonara la última campanada del día, se prendió la transmisión del campus con el sonido de alguien diciendo “probando, probando” en el micrófono.
Después de eso, se escuchó la voz reticente de una chica que hablaba a regañadientes y, pronto, sus palabras se escucharon en toda la Secundaria Qixia.
—Hola a todos, soy Jian Xin’er de la Clase C del 1° año.
¡Estoy aquí para disculparme de forma oficial con mi compañera An Xiaxia!
Lo siento, no debería haberte acosado.
Lo siento, no debería haberte tendido una trampa e intentar que te expulsaran.
Lo siento, todo fue mi culpa.
¡Te ruego que me perdones!
Un escándalo estalló en toda la escuela.
Dios, ¿Jian Xin’er, que siempre era tan arrogante y autoritaria y a quien no le importaba el mundo, se estaba disculpando de una forma tan vergonzosa?
An Xiaxia se aferró a su mochila mientras estaba sentada, aturdida.
Su rostro estaba lleno de incredulidad.
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