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50: Capítulo 50 – ¡No quiero volver a verte!
50: Capítulo 50 – ¡No quiero volver a verte!
Editor: Nyoi-Bo Studio Sheng Yize obligó a An Xiaxia a irse.
Ella luchó, le pegó y lo mordió, pero él se negó a dejarla ir con una expresión amargada.
Después de que la arrastró fuera del concierto, An Xiaxia enfureció.
—Sheng Yize, ¡estás loco!
¿Por qué hiciste eso?
Ya marcaron las entradas, ¡ahora no podremos volver a entrar!
—An Xiaxia se sintió tan herida que casi lloró.
La expresión de Sheng Yize era gélida.
—¿Por qué te gusta tanto?
Puede que tenga novia.
No merece que lo idealices así.
¡Rong Che nunca verá lo que haces por él!
—¿¡Por qué no le dices eso a tus fans!?
Déjame sola.
Me gusta ser su fanática y es mi problema.
No le hago daño a nadie.
¡No tienes derecho a criticarme!
An Xiaxia se quitó de encima de desesperadamente la mano con la que la agarró, volteó y miró al público en el concierto con una sensación de profunda frustración y desamparo.
Este demonio había arruinado por completo la oportunidad que se esforzó por conseguir de ver a su ídolo de cerca.
¡Irritante!
¡Qué irritante!
Sheng Yize la tomó con fuerza por los hombros y la giró bruscamente.
—¿Estás segura de que no dañas a nadie?
—dijo mirándola con frialdad.
—¡Sí!
—A estas alturas An Xiaxia estaba demasiado enojada como para importarle el contrato y respondió sin pensarlo dos veces—.
¡Tú eres el que me hace daño a mí!
¡Aléjate!
¡No quiero volver a verte!
—gritó parándose de puntitas.
Después de escuchar sus palabras rabiosas, parecía ser que Sheng Yize se enojó aún más que ella.
Agarró sus hombros con más y más fuerza, lo que la hizo hacer una mueca de dolor.
—Déjame ir…
Auch…
—ella intentó abrir sus dedos a la fuerza.
Al ver su expresión contrariada, Sheng Yize la dejó ir lentamente.
Respiró profundo.
—¡Yo tampoco quiero volver a verte!
¡Adiós!
¡Qué chica tan ingrata!
Había pasado muchos años buscándola.
Resulta que, no solo no lo recordaba, sino que también siempre lo hacía enojar.
Las mujeres son las criaturas más problemáticas del mundo.
Se alejó con la cabeza en alto, dejando a An Xiaxia para que se enfadara sola.
An Xiaxia echó otro vistazo al concierto desde la corta distancia y, decepcionada, planeó tomar un taxi de regreso a casa.
Pero cuando revisó sus bolsillos entró en pánico de inmediato.
Volvió a buscar y confirmó algo.
¡Maldición!
¡Olvidó traer su bolso!
An Xiaxia pateó una piedrita en el suelo con una mirada triste.
Desde que conoció a Sheng Yize, ¡todo le salía mal!
Ponc.
La piedrita chocó con la canilla de un hombre no muy lejos.
—¡Ey!
¿Quién me pateó?
¿Quieres morir?
—rugió ferozmente el hombre, lo que hizo palidecer a An Xiaxia.
Se fijó y vio a varios hombres juntos.
Uno de ellos tenía una botella de cerveza y parecía bastante ebrio.
An Xiaxia se lamentó en su mente, pues sabía que estaba en problemas.
Se disculpó de inmediato.
—Lo siento.
No lo hice a propósito…
—Ey, niñita, ¿sabes que aquí es un crimen hacerle daño a alguien?…
—El hombre tropezó en su dirección con la botella de cerveza.
Cuando vio los delicados rasgos de An Xiaxia, un reflejo malvado pasó por sus ojos—.
Ven aquí…
y ayúdame a revisar…
ve si mi herida es grave…
Pretendía atrapar a An Xiaxia, lo que la asustó e hizo llorar descontroladamente.
Los otros dos hombres sonrieron maliciosamente y no demostraron ninguna intención de detenerlo.
La amplia mano del hombre iba a toquetear a An Xiaxia.
Lo esquivó nerviosamente.
Había gente pasando, pero todos la ignoraron y siguieron su camino.
En ese momento, An Xiaxia aprendió cómo se sentía la desesperanza.
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