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53: Capítulo 53 – Está bien, yo le enseñaré 53: Capítulo 53 – Está bien, yo le enseñaré Editor: Nyoi-Bo Studio ¡Este demonio!
Los ojos de An Xiaxia estaban llenos de lágrimas cuando bajó de encima de él desesperadamente y se encogió en una esquina, donde dibujó círculos en la ventana con su dedo.
«¡Te maldigo!
¡Te maldigo para que nunca seas más popular que mi querido Rong Che!» Sheng Yize estaba de muy buen humor y cerró los ojos, fingiendo estar dormido.
Las esquinas de sus labios estaban curvadas hacia arriba.
– Poco tiempo después, el auto llegó al hogar de la familia An.
Sheng Yize se puso el disfraz, la gorra y la máscara, y acompañó a An Xiaxia arriba.
En la sala de estar del segundo piso, el Papá An, An Yibei y He Jiayu estaban viendo un juego juntos, mientras que Chi Yuanfeng estaba de rodillas en el suelo alimentando al delgado gatito.
El endiabladamente lindo y guapo joven junto al débil y lastimoso gatito eran dignos de ver.
Era una escena tan llena de amor y calidez que otros pensarían que era un ángel que había bajado del cielo.
No obstante, An Xiaxia de gritó repentinamente y se escondió detrás de Sheng Yize.
—¡Ahhh!
¡G-g-gato!
¡Dios!
¿¡Por qué hay un gato!?
—¿Por qué te escondes?
—Sheng Yize estaba confundido, pero An Xiaxia seguía escondiéndose atrás de él como un pollo aterrado que no quería salir.
Chi Yuanfeng vio que habían regresado y llevó el gatito con entusiasmo.
—Hermano, Xiaxia, hoy me encontré un gato callejero y decidí quedármelo.
Miren, ¿acaso no es adorable?
Sheng Yize echó un vistazo al gato que solo se podía describir como feo, pero de todas formas asintió con indiferencia.
Chi Yuanfeng frunció los labios y luego le mostró el gatito briosamente a An Xiaxia.
—Xiaxia, ¿qué crees que debería ponerle?
An Xiaxia no paraba de gritar y huyó rápidamente hacia el sofá para agarrar un cojín que la protegiera.
—¡No te acerques!
¡Papá, hermano, ayúdenme!
Sus reacciones eran muy exageradas y Chi Yuanfeng se rascó la cabeza de forma inocente.
—Qué pasa…
Ya lo bañé y vacuné.
No temas…
—Miau, miau —el gatito emitió obedientes sonidos, como confirmando lo que acababa de decir.
Lucía indefenso y bonito.
Sin embargo, An Xiaxia se asustó hasta el punto de llorar y retrocedió unos pasos más.
Cuanto más lejos, mejor.
—Ey, An Xiaxia, estamos viendo TV y estorbas.
¿Acaso no se acercan tus exámenes mensuales?
Ve a estudiar —dijo An Yibei despiadadamente.
An Xiaxia se aferró con firmeza al cojín y corrió pegada a la pared hacia su habitación.
Una mirada solitaria cruzó el rostro de Chi Yuanfeng.
Pensó que tal vez no le gustaba a An Xiaxia.
El Papá An percibió lo que estaba pensando y explicó con una sonrisa amable: —Le tiene bastante miedo a los gatos desde que era pequeña.
—Nació el año de la rata.
Desde que era pequeña, siempre les ha temido a los gatos —admitió con desdén An Yibei.
Chi Yuanfeng comprendió la situación y abrazó al gato, jugando con él.
De pronto, recordó algo y volteó hacia el Hermano Yize.
—Hermano, ¿por qué regresaron antes de que terminara el concierto?
Sheng Yize guardó silencio por un rato antes de responder con tranquilidad.
—Ah, regresamos a estudiar.
Ante esas palabras, todos voltearon a verlo.
La cabeza de Chi Yuanfeng comenzó a sudar frío.
—Hermano, ¿desde cuándo te gusta tanto estudiar?
El rostro de He Jiayu estaba lleno de incredulidad.
An Yibei frunció el ceño antes de responder.
—Escuché que tus calificaciones no son malas.
¿Qué tal si le enseñas un poco a nuestra Xiaxia?
Con lo tonta que es, puede que no apruebe.
Antes de que Sheng Yize pudiera responder, An Xiaxia rugió desde su habitación.
—¿Podrías al menos bajar la voz cuando hablas mal de alguien?
¡Puedo escuchar todo lo que dices!
—¿Y qué si me escuchas?
¿Acaso es mentira lo que dije?
—replicó sin dudar An Yibei.
An Xiaxia se desesperó y guardó silencio.
Sheng Yize sonrió y, mientras miraba hacia la habitación de An Xiaxia, sus labios se movieron un poco.
—Está bien, yo le enseñaré.
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