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73: Capítulo 73 – No me gusta hablar con idiotas 73: Capítulo 73 – No me gusta hablar con idiotas Editor: Nyoi-Bo Studio Qi Yanxi era el único cliente abajo, pero An Xiaxia no pudo evitar empujar a Sheng Yize.
—¡Vuelve arriba!
No tenía de que preocuparse, para Qi Yanxi, esa acción confirmó cuán especial era su relación.
Había averiguado la dirección de An Xiaxia gracias a la profesora de su clase y pensó que le podría dar un pequeño susto al aparecerse ahí.
No obstante, ¡nunca esperó una sorpresa tan agradable!
Con razón no podía localizar a Sheng Yize.
Resulta que no se estaba quedando ni en una villa de lujo, ni en un hotel, sino que en una discreta cafetería.
Es más, estaba viviendo con…
una compañera.
Sheng Yize estrechó los ojos y sacudió la mano de An Xiaxia.
Bajó las escaleras y preguntó con indiferencia: —¿Qué quieres de mí?
Qi Yanxi se limpió la boca con elegancia y reunió su fuerza como un animal salvaje listo para atacar.
Soltó una risita.
—Lamento decepcionarte, pero no vine a verte a ti.
Vine por An Xiaxia.
La voz del Papá An resonó justo a tiempo.
—Xiaxia, dijo que es tu compañero de clase y que te prestó un libro.
Ve a buscarlo.
An Xiaxia se mordió el labio y palideció.
Incluso había averiguado dónde vivía…
¿Se quería vengar porque lo humilló el día de los exámenes?
An Xiaxia tembló y se quedó aturdida de inmediato.
No tenía idea cómo proceder.
—An Xiaxia, ¿qué estás haciendo?
Ve a buscar el libro —dijo suavemente Sheng Yize.
Su voz profunda y agradable calmó la mente de An Xiaxia y subió las escaleras corriendo de inmediato sin mirar atrás.
Qi Yanxi frunció los labios.
—Eres tan aguafiestas.
Vine por ella.
¿Por qué tienes que entrometerte?
—Ella no es tu juguete.
Qi Yanxi, más te vale comportarte.
Terminé contigo hace dos años y todavía puedo hacerlo —dijo con desprecio Sheng Yize.
Sus ojos se pusieron rojos al instante.
Apretó los puños e iba a darle un puñetazo en la cara a Sheng Yize, pero contuvo el impulso y bajó las manos al final.
—Te veré en el entrenamiento militar, Sheng Yize.
Espero que no me decepciones.
Se puso de pie y salió y la expresión de Sheng Yize se volvió fría de inmediato.
Cuando levantó la vista hacia las escaleras, la esquina de su boca se crispó involuntariamente.
An Xiaxia tenía un libro en los brazos y miraba hacia abajo con una expresión tonta en la cara.
Con una mano en el bolsillo, subió las escaleras lentamente y la arrastró hacia arriba.
—¿Se fue el diablo?
¿Regresará?
—preguntó susurrando An Xiaxia.
—Adivina —dijo con indiferencia.
An Xiaxia lucía perturbada.
—Dios mío.
¿Debería llamar a la policía?…
¿Se va a vengar de mí?
¿Me va a pegar o contratará a una pandilla para que haga añicos nuestra tienda…?
An Xiaxia se entregó a su salvaje imaginación y su historia se estaba poniendo cada vez más extraña.
Sheng Yize había escuchado suficiente, así que la dejó en el segundo piso y siguió subiendo.
—Ey, Sheng Yize, ¿por qué no me hablas?
—preguntó An Xiaxia de puntitas.
Sheng Yize se detuvo ante esto, giró y caminó de regreso a ella lentamente.
Por alguna razón, An Xiaxia se sintió distinta y tragó reiteradas veces, hasta que Sheng Yize la arrinconó.
Él puso una palma sobre la pared y encerró a An Xiaxia en ese pequeño espacio entre su cuerpo y la pared.
Ese encantador y apuesto rostro estaba a centímetros y el pequeño lunar bajo su ojo izquierdo lucía tan provocador.
La voz de Sheng Yize era despreocupada e inexpresiva.
—Porque no me gusta hablar con idiotas.
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