Tamaño de Fuente
Tipo de Fuente
Color de Fondo
139: El único momento en que se sentía en paz 139: El único momento en que se sentía en paz —¿Así que viniste aquí porque me extrañabas?
Aries chasqueó la lengua y desvió la mirada de Abel.
Su cabeza estaba descansando en su regazo, holgazaneando en su lugar habitual en el jardín del Palacio de las Rosas.
—No te apartes de mí, cariño.
Realmente pensé que estabas muerto —ella miró hacia abajo, mostrando el feo ceño fruncido en su rostro mientras él levantaba la mano para pellizcar la punta de su oreja—.
¿Realmente me extrañaste?
—No supe de ti por días —salió una débil protesta, suspirando por las oscuras ojeras bajo sus ojos—.
Te ves cansado.
—Eso es porque estuve volando como una mariposa durante días, cariño.
—Sir Conan también dijo que te fuiste volando.
—¿Eso es porque lo híce?
Su ceño se acentuó, pensando que Abel la estaba burlando.
Pero no podía enojarse y solo pudo suspirar resignada.
Ella acunó su mejilla naturalmente contorneada y apretó su guapo rostro levemente.
Era injusto lo bien que seguía luciendo.
—¿Por qué no tomas un descanso primero?
—sugirió dulcemente—.
Nunca te he visto tan exhausto.
Debes cuidar de tu salud, Abel.
—Soy la persona más saludable que conocerás en tu vida, cariño.
—Duerme.
—Ella cerró sus ojos con su palma, manteniéndola allí.
No tenía sentido decirle lo que debía hacer.
Aries supuso que necesitaba usar la fuerza si quería que la escuchara.
—Cariño, ¿por qué tiembla tu palma?
—preguntó él, enlazando su mano sobre su abdomen.
—Yo…
no lo sé —murmuró ella, mirando sus labios con su palma mientras aún cubría sus ojos—.
Quizás es una reacción posterior.
—¿Por?
—Miedo —Aries frunció los labios y tomó una respiración profunda, levantando la vista hacia la cálida vista del jardín—.
¿Cómo voy a ir al Imperio Maganti si me estoy volviendo loca por solo unos días lejos de ti?
Sus ojos se suavizaron en amargura, en conflicto con sus propios sentimientos.
Ella quería su final, pero al mismo tiempo, era difícil separarse de él.
Pensaba que estaba siendo infantil, pero luego recordaba que, en el fondo de su corazón, temía perder a Abel.
Aries ya había perdido a demasiadas personas.
Perder a otra sería su último límite.
—Continúa —sus cejas se elevaron cuando él respondió perezosamente—.
Deja que hable tu corazón.
Quiero escucharlo.
—¿No te resulta molesto?
—¿Por qué…
lo sería?
—el lado de sus labios se curvó hacia arriba, imaginándose su expresión—.
Me gusta.
Le gustaba cómo ansiaba su presencia, tanto como él ansiaba la de ella.
Le daba mariposas en el estómago y le hacía sentir que era necesario, deseado y valorado.
Nadie lo buscaba solo porque querían estar con él.
Siempre había una razón por la que una persona lo buscaba.
Pero ella lo buscaba únicamente porque quería pasar tiempo y estaba preocupada cuando no sabía de él.
Le gustaba tanto y sin embargo…
solo esas tres palabras, «Me gusta» fueron las que salieron de su boca.
Tres palabras con cientos…
miles de significados.
—No sé qué decir más.
Ya me quejé demasiado —ella puso mala cara, pensando que había estado quejándose como una niña caprichosa por un tiempo ahora.
Estudió sus labios cerrados y reflexionó sobre qué compartir—.
Oh, ¿quieres que te cuente una historia?
—¿Sobre un chico encantador y una papa caliente humeante?
—Olvídalo —chasqueó la lengua, luchando consigo misma para no golpearle la frente—.
He comenzado mi entrenamiento bajo Lord Darkmore.
—Mhm…?
—¿Sabías que casi me mata?
Realmente creo que quiere partirme en dos.
Si mi hermano no hubiera intervenido, ¡realmente estaría muerta!
—sus palabras fluían naturalmente mientras le contaba la historia de los días que no estuvieron juntos.
Más como un resumen para que no se perdiera ni un día.
—Espera…
¿esa es la razón por la que pensabas que estaba muerto?
—sus ojos se dilataron lentamente mientras su mandíbula caía.
—Jaja.
No —él rió, cruzando los brazos con los ojos aún cerrados.
—¿De verdad?
—ella entrecerró los ojos sospechosamente pero no se detuvo ya que sus ojos se iluminaron—.
Hoy más temprano, Su Gracia secuestró a Sir Conan y lo llevó sobre su hombro como un saco!
Al principio estaba enojada con Sir Conan porque me estaba evitando, pero después de verlo en ese estado, ya no tuve corazón…
Como siempre, Aries pronto se sumergió en contarle lo sucedido mientras él escuchaba en silencio.
No importaba si se trataba de sus aprendizajes del entrenamiento con Isaías o sus lecciones sobre veneno.
Ella compartía incluso las cosas más mínimas y se quejaba de cómo le dolían los músculos y cómo esperó a Morro la otra noche.
Grandes o pequeñas, Abel escuchaba e imaginaba todo como si estuviera allí.
Con esto, no perdió ni un día sin ella.
Una sutíl y relajada sonrisa apareció en su rostro, escuchando su voz hasta que lentamente se desvaneció.
En medio de su charla sin parar, Aries de repente se detuvo y miró hacia abajo.
Sus ojos se suavizaron al instante, viendo su rostro claro y pacífico profundamente dormido.
Abel parecía cansado antes, pero ahora estaba sonriendo sutílmente.
«Esta es la primera vez que luce sinceramente amable», pensó porque usualmente parecía una bestia que no debería ser molestada incluso cuando dormía.
No es que hubiera muchas oportunidades de que Aries lo hubiera visto dormir antes.
Ya que estaba dormido, Aries acarició su cabello suavemente, tarareando una melodía encantadora.
Sus suaves tarareos se deslizaban junto con la brisa como si el viento bailara con ella.
«Es increíble cómo podemos estar tan contentos con algo tan simple», pensó, pensando que realmente estaba influenciada por Abel.
«Hmm…
definitivamente su influencia ya que él…
irónicamente, está bastante contento con cosas simples como esta».
—Abel —lo llamó y esperó que él respondiera, pero él no lo hizo.
Entonces Aries apretó los labios y sonrió, recogiendo su cabello detrás de su oreja.
—Te extrañé.
Poco sabía ella, Abel, que estaba durmiendo con un ojo abierto, escuchó las palabras que él le había estado pidiendo decir.
Así que cuando ella confesó, fue directo a su corazón contaminado, purificando otra pequeña porción de él.
Fuente: Webnovel.com, actualizado en Leernovelas.com