La Princesa Olvidada - Capítulo 24
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Capítulo 24: Paseos a caballo (4) Capítulo 24: Paseos a caballo (4) León me miró con tristeza en sus ojos.
—No te preocupes por mí. Siempre he sabido que no era bienvenida aquí y lo acepté. —Dije tristemente.
—Dime Alicia, ¿qué cosas quisieras hacer si te dieran la oportunidad de viajar? —Me preguntó León.
Miré a León confundida por su pregunta. Él esperaba pacientemente mi respuesta.
—Si alguna vez tuviera la oportunidad de viajar, quisiera ver el mar primero. Quiero ver el vasto agua que se extiende hasta donde alcanza la vista. —Dije—. Luego quiero ver los valles y las montañas. Tal vez también ver las cumbres nevadas del Monte Theses. También quiero visitar granjas y ver diferentes tipos de animales.
—Hmm, esa es una larga lista. —León asintió.
—Eso ni siquiera es la mitad. —Dije con una sonrisa—. Lo miro. —También quiero conocer diferentes tipos de personas. Quiero aprender mucho…
No pude terminar mi frase cuando sentí unos labios presionados en los míos. León me robó un beso rápido. Lo miro con sorpresa y me toqué los labios.
—Te ves tan crédula cuando estás feliz que no pude resistirme a robarte un beso. —León sonrió con su brillante sonrisa.
Me sonrojé avergonzada.
—¿Eh? Umm…yo…uh. —No sé qué decir, así que tartamudeé tratando de formar una oración—. Vamos a apurar el paso, ¿de acuerdo? —Dije torpemente.
Le di una patada a Margaret y ella saltó hacia adelante.
—¡Espera, Alicia! —Escuché a León gritar detrás de mí, pero yo ya estaba corriendo al frente.
Luego sentí que algo no estaba bien. Margaret estaba actuando extraño, zarandeándose en su lugar.
—¿Margaret qué pasa? —Empecé a ponerme nerviosa. Sostuve las riendas con fuerza para tener equilibrio, pero no podía calmar a Margaret.
Estaba asustada. No sabía qué hacer.
—¡Alicia! —León estaba montando a Medianoche y me alcanzó.
—¡León! No sé qué le pasa a Margaret. —Le grité asustada—. ¿Qué hago?
Me estaba equilibrando encima de la agitada Margaret. Temía caerme.
—Alicia solo agárrate bien. Equilíbrate para no caerte. —León me instruyó.
—León, ayúdame. —Mis ojos derramaban lágrimas. Tenía mucho miedo.
León se detuvo a metros de distancia y descendió de su caballo.
—Margaret shh niña. —León intentó calmarla.
—¡L-León! —Ahora me aferraba al cuello de Margaret por mi vida. Ella se revolcaba por todas partes como loca.
—Aférrate Alicia, te salvaré sin falta. —Gritó León.
Sus palabras me dieron valor. Sabía que, pase lo que pase, estaría allí para salvarme.
‘¡Relincho!’ Dijo Margaret en voz alta. Estaba parada sobre sus patas traseras mientras sus patas delanteras se agitaban en el aire.
—¡Ahhhh, León! —Grité. Perdí mi agarre en el cuello de Margaret y sentí que caía.
—¡Alicia! —Escuché gritar a León.
Ví el cielo azul sobre mi cabeza y sentí que caía.
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