La Princesa Olvidada - Capítulo 28
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Capítulo 28: Las cosas malas regresan Capítulo 28: Las cosas malas regresan Estaba haciendo mis estudios de la tarde con Leon cuando William vino a visitarme.
—Buenas tardes, Alicia. —saludó William—. Buenas tardes, señor Leon.
—Buenas tardes, joven señor William. —saludó Leon.
—Buenas tardes, Will. —sonreí—. ¿Cómo has estado?
—He estado ocupado estos últimos días. —dijo William—. Siento no haber podido ir a verte cuando estabas enferma.
Miré a William y realmente se veía cansado. Tenía ojeras debajo de sus ojos.
—Oh, no te preocupes. Ya estoy bien. —dije.
—Me alegra escuchar eso. —sonrió William.
—Pero te ves tan cansado. ¿Ha ocurrido algo para que estés tan ocupado? —pregunté.
William todavía era un joven señor. No debería estar tan ocupado trabajando para su ducado. Todavía es responsabilidad de su padre.
William suspiró profundamente. —¿Recuerdas a Santiago, verdad?
Asentí. —Sí. El pretendiente de Elizabeth, ¿verdad?, el que conocimos la última vez.
Recuerdo al joven señor engreído que me abofeteó. Me estremecí con ese pensamiento.
Leon me miró de reojo. Es posible que haya notado mi estremecimiento, así que le sonreí para asegurarle que estaba bien. Él asintió para decirme que entendía.
—A su padre lo atraparon usando los fondos públicos de su ducado para beneficio personal. —dijo William.
Me sorprendió la noticia. —¿Quieres decir que era corrupto?
—Sí. La evidencia llegó a la oficina del rey hace unos días. Y después de eso, les confiscaron su ducado. —explicó William.
—Vaya. —dije—. Eso es muy desafortunado.
—Sí, lo es. El Duque Carlson todavía está bajo investigación. Su familia ha sido desalojada de su mansión. Ahora Santiago y sus hermanos están viviendo en la casa de los abuelos maternos. —explicó William.
—Entonces, ¿quién está a cargo de su ducado? ¿Cómo están las personas? —pregunté.
—Sin un duque gobernando es mucho peor que un duque corrupto —dijo Leon.
—Tienes razón, señor Leon —acordó William—. Dado que nuestro ducado y el ducado de Carlson son prácticamente vecinos, el rey nos ha confiado gobernar su ducado por el momento.
—Las cosas malas les llegan a las personas que hacen ese tipo de cosas —dijo débilmente Leon.
Tuvimos un momento de silencio. Hay un dicho que dice que las cosas buenas vuelven a las personas que hacen el bien y las cosas malas a las que hacen el mal. Es una regla de la vida.
—¿Entonces por eso estás tan ocupado? —pregunté rompiendo el silencio—. Al menos me tranquiliza saber que eres tú el que cuida a las personas del ducado —sonreí.
William me miraba con ojos afectuosos.
—Gracias, Alicia. Me hiciste feliz —dijo William.
—¿Feliz? ¿Y por qué es eso? —pregunté confundida.
—Estoy feliz de que me consideres un buen gobernante —sonrió William.
—Pero siento que eres un buen gobernante —dije.
—Ejem —tosió Leon—. Lo miramos abruptamente.
—Supongo que es hora del té de la tarde, princesa Alicia —dijo Leon.
—Oh, lo siento. ¿Interrumpí tus estudios de la tarde? —preguntó William.
León miró a William como si estuviera diciendo ‘¿Acabas de darte cuenta?’.
—Princesa Alicia —dijo Tricia al entrar a la sala de estudio—. Tu té de la tarde te espera en el jardín.
—Gracias, Alicia. Por favor, prepara otra taza para William. Creo que se unirá a nosotros —dije.
—¿Pensé que el joven señor estaba ocupado gobernando el ducado? —dijo Leon sarcásticamente—. Sería malo si lo retenemos de sus deberes.
—No te preocupes. De verdad, tenía la tarde libre para visitar a Alicia —dijo William con una sonrisa suave.
«¿Por qué siento tensión aquí?» pensé para mí misma.
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